Capítulo CINCUENTA y DOS

Peter supuso que debería tomarlo como una mala señal el que se sintiera cómodo durante esos quince días en torno a su futura familia política. Considerando que en una ocasión había los evitado por sus peculiaridades, ahora buscaba su compañía, el pasaba casi todas las noches en Ramsay House. 

Cuando los Espósito peleaban, se echaba a reír, y realmente no se parecían a los demás, eran tan diferentes de cualquier otra familia que Peter haya conocido. Estaban interesados en todo, nuevas ideas, invenciones y descubrimientos. 

Peter tenía la sensación de que el feliz y a menudo caótico hogar le estaba haciendo muy bien, mientras que el clamor de Londres no lo hacía. De alguna manera los Espósito, con todas sus aristas, suavizaban los lugares rotos de su alma. Le gustaba todo de ellos, especialmente Nico, que actuaba como el líder de la familia. Nico era una presencia calmante, tranquila y tolerante, en ocasiones pastoreaba a lo largo de los Espósito cuando sea necesario. 

Gastón no era tan accesible. Aunque él era encantador e irreverente, su humor afilado le recordaba a Peter su incómodo pasado, cuando él había bromeado a menudo a costa de otras personas. Por ejemplo, lo que había dicho una vez sobre Lali que pertenencia a los establos. Lo cual todavía no recordaba haber dicho, salvo que, lamentablemente, sonaba exactamente como algo que él podría haber dicho. Él no había comprendido plenamente el poder de las palabras entonces. 

Los dos últimos años le habían enseñado de manera diferente. 

En el caso de Gastón, sin embargo, aseguró Lali a Peter que, a pesar de su lengua afilada, Gastón era un hermano cuidadoso y leal. 

–Lali: Te va a caer muy bien. - dijo. - Pero no es una sorpresa que te sientas más a gusto con Nico, los dos son zorros. 

-Peter: ¿Zorros? - había repetido, divertido. 

-Lali: Sí. Siempre puedo decir qué tipo de animal seria una persona. Los zorros son cazadores, pero no se basan en la fuerza bruta. Son sutiles e inteligentes. Amantes de burlar a los demás. Y aunque a veces van muy lejos, siempre les gusta volver a un cómodo y seguro hogar. 

-Peter: Supongo que Gastón es un león. - dijo secamente. 

-Lali: Oh, sí. Dramático, demostrativo, y odia ser ignorado. Y a veces puede atacarte. Pero bajo las garras afiladas y gruñidos, sigue siendo un gato. 

-Peter: ¿Qué animal eres? 

-Lali: Un hurón. No podemos dejar de coleccionar cosas. Cuando estamos despiertos, estamos muy ocupados, pero también nos gusta estar quietos durante largos períodos - le sonrió. - Y los hurones son muy cariñosos. 

Peter había imaginado que su hogar sería llevado con el orden y la precisión por una esposa adecuada que se encargaría de supervisar todos los detalles. En su lugar, parecía que iba a ser una mujer que caminaba por ahí en pantalones mientras que los animales vagaban, contoneándose, se deslizaban, o iban saltando a través de cada habitación. 

Estaba fascinado por la competencia de Lali, ya que las mujeres por lo general no eran competentes para todas las cosas. Ella sabía cómo usar un martillo o un plano de herramienta. Cabalgaba mejor que cualquier mujer que había visto en su vida, y posiblemente mejor que cualquier hombre. Ella tenía una mente original, una inteligencia tejida de intuición. 

Pero cuanto Peter aprendía sobre Lali, más percibía la vena de inseguridad que estaba muy arraigada en ella. Un sentido de la alteridad que a menudo la inclinaba hacia la soledad. Pensó que tal vez tenia algo que ver con la prematura muerte de sus padres, especialmente de su madre, Lali, se había sentido abandonada. Y tal vez fue en parte que los Espósito hubieran sido empujados a una posición social a la que no estaban preparados. 

Estar en la clase alta no se limita a ejecutar un conjunto de reglas, que era una forma de pensar, de llevar a uno mismo y de interactuar con el mundo, tenía que ser inculcado desde su nacimiento. Lali no adquiriría la sofisticación de las mujeres jóvenes que se habían planteado en la aristocracia. 

Esa fue una de las cosas que más amaba en ella. 

El día después de que le había propuesto matrimonio a Lali, Peter había ido de mala gana a hablar con Belén. Estaba dispuesto a pedir disculpas, a sabiendas de que no había sido justo en su trato con ella. 

Sin embargo, todo rastro de remordimiento que pudiera haber sentido por haber engañado a Belén se desvaneció tan pronto como vio que ella no sentía remordimiento por haberle engañado. 

No había sido una escena agradable, por decir lo menos. Un rubor de color ciruela de rabia había barrido a través de su cara, y ella lo había tomado por asalto y gritaba como si estuviera desquiciada. 

-Belén: ¡No puedes cambiarme por esa y su familia anormal! Serás el hazmerreír. La mitad de ellos son gitanos, y la otra mitad son locos, tienen pocas conexiones y carecen de modales, son campesinos sucios y te arrepentirás por esto al final de tus días. Lali es una chica ruda, incivilizada que probablemente dará a luz a una camada 

Como hizo una pausa para tomar aliento, Peter le respondió en voz baja, 

-Peter: Desafortunadamente, no todo el mundo puede ser tan refinado como tú. 

La indirecta había pasado desapercibida por completo, por supuesto, y Belén había seguido gritando como una verdulera. 

Una imagen había aparecido en la cabeza de Peter... no de las habituales de la guerra, una pacífica... el rostro de Lali, serena y atenta cuando había tendido un pájaro herido el día anterior. Se había envuelto el ala rota de un gorrión pequeño contra su cuerpo, y luego mostró a Mateo cómo alimentar a las aves. Peter había observado el procedimiento, había sido golpeado por la mezcla de delicadeza y fuerza en las manos de Lali. 

Trayendo su atención de vuelta a la mujer despotricando delante de él, Peter sintió lastima por el hombre que finalmente se convertiría en el esposo de Belén. 

La madre de Belén había entrado en la sala, alarmada por el alboroto, y ella había tratado de calmarla. Peter se había despedido poco después, arrepentido por cada minuto que había perdido en compañía de Belén. 

Continuará...

+QUINCE...