Capítulo DOCE

Parecía que el mundo entero se detuvo.

Lali intentó comparar el hombre de pie delante de ella con el rastrillo caballero que había sido una vez. Pero parecía imposible que pudiera ser la misma persona. Ya no era un dios descendente de Olimpo. . . ahora era un guerrero endurecido por una amarga experiencia.

Su tez era una mezcla profunda de oro y cobre, como si hubiera sido poco a poco empapado por el sol. Las hebras de trigo oscuro de su cabello habían sido cortadas en capas cortas. Su rostro era impasible, pero volátil, algo estaba contenido en el silencio.

Quería correr hacia él, quería tocarlo. El esfuerzo al estar de pie, inmóvil causo que sus músculos temblaran en señal de protesta.

Se oyó hablar en una voz que no era muy estable. 

—Lali: Bienvenido a casa, capitán Lanzani.

El permaneció en silencio, mirándola aparentemente sin reconocerla. Querido Dios, esos ojos... fríos y ardientes, su mirada quemaba a través de su conciencia.

—Lali: Soy Lali Espósito. — acertó a decir. — Mi familia…

—Peter: Me acuerdo de ti.

El terciopelo áspero de su voz era un placer para sus oídos. Fascinada, desconcertada, Lali miró su rostro vigilante.

Para Peter Lanzani, ella era una extraña. Pero los recuerdos de las cartas que se habían escrito entre ellos perduraban en Lali, aunque él no fuera consciente de ello.

Su mano se movía suavemente sobre el pelaje de Albert. 

—Lali: Usted no se presentó en Londres— dijo.— Hubo una gran alboroto en su nombre.

—Peter: No estaba preparado para ello.

Tanto se ha expresado en ese puñado de recambio de palabras. Por supuesto que no estaba preparado. El contraste sería demasiado estridente, la brutalidad sangrienta de la guerra seguida por una fanfarria de trompetas y desfiles y pétalos de flores.

—Lali: No puedo imaginar que un hombre sensato lo estuviera. — dijo.— Es un gran alboroto. Su foto está en todos los escaparates. Y están después de nombrar las cosas.

—Peter: Las cosas. — repitió con cautela.

—Lali: Hay un sombrero Lanzani.

Bajo las cejas. 

—Peter: No, no hay.

—Lali: Oh, sí que lo hay. Redondeado en la parte superior. Estrecho de ala ancha. Se venden en tonos de gris o negro. Se fabrican en el taller de una modista en Stony Cross.

Frunciendo el ceño, Peter murmuró algo entre dientes.

Lali jugo suavemente con los oídos de Albert. 

—Lali: Yo. . . he oído hablar de Albert, por Belén. ¡Qué adorable que lo haya traído de regreso con usted.

—Peter: Fue un error. — dijo rotundamente. — Él se ha comportado como un loco desde que desembarcó en Dover. Hasta el momento ha tratado de morder a dos personas, incluido uno de mis criados. Él no deja de ladrar. Tuve que encerrarlo en una caseta del jardín anoche, y se escapó.

—Lali: Es terrible. Él piensa que si actúa de esa manera, nadie va a hacerle daño.— Ansiosamente el perro se levantó sobre sus patas traseras y poso sus patas delanteras en ella golpeado la rodilla suavemente contra su pecho.

—Peter: Aquí — dijo, en un tono de amenaza tan tranquila que provocó un escalofrío en la espina de Lali. El perro se escabulló hacia él con la cola entre las patas. Peter saco una correa de cuero en espiral del bolsillo de su chaqueta y la coloco alrededor del cuello del perro. Echó un vistazo a Lali, su mirada viajo desde las dos manchas de barro en las faldas a las suaves curvas de sus pechos. 

—Peter:  Mis disculpas. — dijo con brusquedad. 

—Lali: No hay daño. Me da lo mismo. Pero no debería ser enseñado a saltar sobre la gente.

—Peter: Solo ha estado con los soldados. No sabe nada sobre cortesía.

—Lali: Puede aprender. Estoy segura de que va a ser un perro muy bien educado una vez que se acostumbre a su nuevo entorno.— Lali, hizo una pausa antes de ofrecer — Yo podía trabajar con él la próxima vez que visite a Cande. Soy muy buena con los perros.

Peter le lanzó una mirada melancólica. 

—Peter: Se me había olvidado que es amiga de mi cuñada.

—Lali: Sí. — Dudó.— Yo debería haber dicho antes que siento mucho la pérdida de su….

Levanto su mano indicando que se detuviera, luego, sus dedos se cerraron formando un puño apretado.

Lali entendió. El dolor por la muerte de su hermano era todavía demasiado agudo. Era un territorio que aún ella no podía atravesar. 

—Lali: No ha podido hacer el duelo, ¿Verdad? — Preguntó con suavidad. — Supongo que su muerte no era del todo real para usted, hasta que regresó a Stony Cross.

Peter le lanzo una mirada de advertencia.

Lali había visto esa mirada en los animales capturados, la animosidad hacia las personas que se acercaban. Ella había aprendido a respetar esa mirada. Volvió su atención hacia el perro, alisando su piel varias veces.

—Peter: ¿Cómo esta Belén? — Le oyó preguntar. Le dolió escuchar la nota de nostalgia en su voz cautelosa.

—Lali: Bastante bien, creo. Ella está en Londres para la temporada. — vaciló antes de añadir con cuidado — Seguimos siendo amigas, pero tal vez no tanto como una vez fuimos.

—Peter: ¿Por qué?

Su mirada estaba alerta. Era evidente que cualquier mención de Belén obtenía su atención.

Gracias a ti, pensó Lali, y logró una leve sonrisa, irónica. 

—Lali: Parece que tenemos intereses diferentes. — Yo estoy interesada en ti, y ella está interesada en tu herencia.

—Peter: Seguro. Si están casi cortadas por la misma tijera.

Al escuchar la nota irónica en su voz, Lali ladeó la cabeza y lo miró con curiosidad. 

—Lali: No entiendo que quiso decir

El dudó. 

—Peter: Sólo quise decir que Belén es convencional. Mientras que usted. . . no. — Su tono fue sazonado con el más mínimo atisbo de condescendencia. . . pero no había forma de equivocarse.

De pronto todos los sentimientos de compasión y ternura desaparecieron en Lali al darse cuenta de que Peter Lanzani no había cambiado en un sentido: ella todavía no le gustaba.

—Lali: No me gustaría ser una persona convencional. — dijo. — Son por lo general aburridas y superficiales

Parecía que él se lo tomó como un desaire contra Belén.

—Peter: En comparación con las personas que traen plagas de jardín a las comidas campestres. Nadie podría acusarla de ser sorda, señorita Espósito.

Lali sintió que la sangre subía a su rostro. Él la había insultado.

—Lali: Es posible que me insulten. — dijo, medio sorprendida de que todavía pudiera hablar.— Pero no dejare a mis mascotas solas.

Girando sobre sus pies, se alejó de él en largas zancadas. Albert gimió y comenzó a seguirla, lo que obligó a Peter llamarlo de vuelta.

Lali no miro hacia atrás. Ya era bastante malo amar a un hombre que no la amaba. Pero era peor exponencialmente amar a un hombre que no le gustara su inquieta forma de ser.

Ridículo, deseaba poder escribir a su Peter sobre el extraño al que acababa de conocer.

Era tan despectivo, ella escribiría, me despidió como alguien que no merecía un mínimo de respeto. Estaba claro que piensa que soy salvaje y un poco loca. Y lo peor de todo es que él está probablemente en lo cierto.

Se cruzó por su mente que se trataba solo de por qué prefería la compañía de animales a personas. Los animales no eran engañosos. No le daban una impresión contraria de lo que eran. Y uno nunca tenía la esperanza de que un animal pudiera cambiar su naturaleza.

Continuará...

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Hola chicas! 

les dejo el cap de hoy... rapidíto 

porq como siempre yo dejando cosas para último minuto

cero tiempo para maratón LO SIENTO!! 

Arantxa: EXACTO!! es esa ;)

Daniela Cardozo: Ya lei tu coment! QUE LINDO! que envidiaaaaaaaaaaa!!! PERO DE LA BUENA EH! jajjaja es la foto q tenés de perfil verdad?? ME ENCANTÓ! :D

Amor a Lali: Suerte que no soy ella!... horrible lo que hace esa chica por dios!! :P jejeje 

MAÑANA HACEMOS MARATÓN! 

prepararé muchos caps asi las compenso! 

(compenso? esta bien dicho?? compenso... mmmm?? no es REcompensar? existe compensar? eeeh?)  

BESOSSS!!

me fui a leer un diccionario :S