BIENVENID@S - YA PODÉS DESCARGAR EL NUEVO BONUS "El Camino Del Sol" - Twitter @Fics_Laliter - Correo: Ficslaliter123@gmail.com

domingo, 11 de marzo de 2012

Capítulo 5



Sábado, 11:53 P.M.

—En una oscura carretera del desierto / Un tranquilo encuentro en mi…
Al entrar en el bar del hotel, Peter se horrorizó al oír a los chicos de Bangalore destrozar «Hotel California». Por lo visto los otros clientes estaban demasiado bebidos como para que les importara. O eso, o simplemente no tenían la energía suficiente para exigirles a aquellos borrachos que le dejaran el sitio a alguien que supiera tocar el piano. Se preguntó dónde estaría el pianista del hotel. Escondiéndose, seguro. O sin poder salir de su casa.

No se podía creer que todavía nevara. Había pasado en su vida por algunas malas ventiscas, tanto en su casa de Canadá como más recientemente en Nueva York, pero la tormenta de ese fin de semana era casi una catástrofe. Otro día atrapado en el hotel y podría volverse loco. Vale, de acuerdo, tenía a Lali para ayudarle a pasar el tiempo, pero ahora que se habían abierto un poco el uno al otro, no estaba muy seguro de si pasar más tiempo con ella era una buena idea. Ya había perdido un partido pensando en ella. ¿Qué pasaría si llegaba a descubrir que le gustaba de verdad e iniciaran alguna clase de relación? Ya se lo podía imaginar: llamadas telefónicas, expectativas, visitas… o sea, lo que más odiaba: pérdida de concentración.

No, lo que debía hacer es entretenerse como lo hacían el resto de compañeros de equipo, viendo la televisión hasta hartarse. Escudriñó el bar buscando a Halcón y a Rasta, que un poco antes habían ido a hacerle una visita a su habitación para invitarle a tomar una copa. Los vio al otro lado de la sala, sentados en una mesa pequeña parloteando con avidez con dos chicas que parecían estar pendientes de cada una de sus palabras. Vico divisó a Peter y le hizo gestos con las manos. Peter, con el corazón en los pies, también le hizo gestos. Ahora que lo habían visto, no había manera de irse disimuladamente, que era lo que quería hacer. No se podía imaginar nada más incómodo que ver a sus compañeros tratando de anotarse un tanto. Conociendo a Maxi intentarían conseguir una tercera mujer para él y entonces estaría atrapado con alguna tonta que se reiría a carcajadas de todos sus chistes mientras por debajo de la mesa le pasaría la mano por el muslo. Maldito idiota, se maldijo Peter. Tendría que haberse quedado en la habitación viendo Dulce Amor con sus compañeros.

Se abrió camino hacia la barra —exactamente trece pasos y medio desde la puerta hasta donde se detuvo— y esperó a que Jasper, el barman, le atendiera. Todos los jugadores del equipo querían a Jasper. Era un viejo brusco que lo sabía todo sobre Chicago. Si alguien quería saber algo sobre la Ciudad Ventosa, Jasper era su hombre.
Al ver a Peter, Jasper sonrió ampliamente.
-Japer: Vaya, vaya, vaya, pero si es mi capitán favorito. He oído decir que te dieron una patada en el trasero.
-Peter: No me lo restriegues, viejo.
-Jasper: Siempre habrá un próximo año… si tienen suerte —le recordó— ¿Qué te apetece tomar? —Señaló hacia la mesa donde estaban sentados Halcón y Rasta— Tus compañeros están bebiendo sangría. ¿Quieres lo mismo?
-Peter: No, me apetece una vodka con tónica. Gracias, Jasper.
-Jasper: Enseguida, machote.

Apenas Jasper se había alejado un paso cuando Peter sintió un golpecito en el hombro. Se dio ánimos, estaba seguro que se giraría y se encontraría a Erizo sonriéndole y balbuceando algo sobre «haber encontrado a alguna gatita». Pero lo que se encontró fue al futuro marido que aquella misma mañana él había pronosticado que se largaría.
-Peter: ¡Ey! —saludó inseguro.
—Gatón Dalmau —declaró el novio, tendiéndole a Peter una mano húmeda y pegajosa— Vos sos, hmm, el tipo que estaba en recepción esta mañana, ¿verdad?
-Peter: El mismo —respondió, deseando que Jasper se diera prisa con la bebida. Estaba seguro de que Gastón quería pelearse con él por haberle dicho a su prometida que dejara de avasallar a Lali.
Gas se tambaleó ligeramente.
-Gas: Yo solo, hmm, quería pedirte disculpas por el comportamiento de mi prometida, ya sabes, cuando te preguntó que quién diablos eras. Estaba un poco alterada.
-Peter: Sí, ya me había dado cuenta —Jasper le dio la bebida y éste le pagó. No estaba seguro de lo que tenía que hacer: tratar de rehuir al tipo o continuar hablando con él hasta que se le ocurriera una manera discreta para no ir junto a Vico y Maxi.
-Gas: ¿Estás casado?
-Peter: No
-Gas: ¿Soltero?
-Peter: Es lo habitual si no estás casado. —Gastón parecía un poco borracho y Peter intentó dar un paso atrás, pero lo tenía difícil: el bar estaba abarrotado. No quería estar cerca de Gas si éste de repente empezaba a vomitar.
-Gas: ¿A qué te dedicas?
-Peter: Soy jugador de rugby. Juego con Las Águilas de Nueva York.
-Gas: Wow —parecía impresionado, una reacción que siempre sorprendía a Peter. Tendía a dar por supuesto que tenía una profesión normal, olvidándose que para la mayoría de la gente, ganarse la vida como atleta profesional era algo exótico— Debes tener a muchas chicas tras tuyo…
-Peter: Un poco.
En realidad Peter atraía su buena parte de las fans, pero sólo de vez en cuando aprovechaba los placeres que ellas le ofrecían. Algunas eran bobas y ninguna se podía comparar a Lali cuando se trataba de buen sexo. La verdad era que ya hacía tiempo que no había encontrado a alguien que le interesara… aparte de Lali, y era mejor no continuar con aquello. Al pensarlo se deprimió.
-Gas: Deja que te pida un consejo —siguió con voz de borracho— ya que tú tenes mucha experiencia con las mujeres… Mi prometida, Rocío ¿recuerdas? —Peter asintió— Nosotros, hmm, hemos reservado la suite nupcial para mañana por la noche, que es nuestra noche de bodas. Pero, hmm, ya que puede que la boda no se celebre, creo que deberíamos usarla ahora. ¿No estás de acuerdo?
-Peter: Totalmente —dijo. Desvió los ojos hacia Vico y Maxi. Vico tenía un brazo alrededor de una de las mujeres y Maxi murmuraba en el oído de otra. Peter no podía ir allí ahora, aunque quisiera; no quería estropearles el plan a sus amigos.
-Gas: Bien, entonces, ¿cómo la convenzo? —preguntó— Ella no cambiará de opinión. Ya conoces a las mujeres. ¿Cómo puedo persuadirla?
¿Acaso no era irónico que el tipo le pidiera consejo cuando la única «relación» de la que podría alardear era una cita anual de una sola noche? Estupendo, ahora estaba haciendo de señor Romance, qué bien. Pero el tipo le pareció tan desesperado que Peter se obligo a pensar en algo.
-Peter: Cautívala.
-Gas: Lo he intentado y no he conseguido nada. Lo único que hace es mirar el parte del canal meteorológico y llorar, o llamar a la familia y a los amigos que están atrapados en el aeropuerto y ponerse histérica. Yo sigo diciéndole que el sexo la relajará, pero ella dice nooooo, tenemos que esperar a que estemos casados —Gas hizo una mueca.
-Peter: Dile que son compañeros del alma, que ya estás casado con ella a los ojos de Dios
Gas se lo pensó.
-Gas: No está mal. Pero no la convencerá —La irritación apareció en su expresión— Vamos, hombre, necesito que me des tu consejo como experto.
-Peter: Deja que te haga una pregunta.
Gas le dio un sorbo a la cerveza.
-Gas: Dispara.
-Peter: ¿Amas a, er…?
-Gas: Roció.
-Peter: ¿La amas?
-Gas: Con todo mi corazón —declaró con los ojos húmedos.
Aquella sincera declaración hizo que Peter, de repente, sintiera envidia. ¿Cómo podía ser que este hombre sentimentaloide, hubiera encontrado a alguien con quien compartir su vida y él no? No es que quisiera a una mujer como Rocío, pero de todas formas, esos dos tenían algo ¿no? El amor, el Canal del Tiempo, los familiares atrapados, un sueño de futuro compartido. Que era más de lo que tenía Peter. Pero, ¿de quién era la culpa? Era él el que siempre ponía barreras a una relación emocional, sobre todo con Lali. ¿Qué maldito consejo podía ofrecer él?
Gastón dio golpecitos a su reloj de pulsera.
-Gas: Tenemos poco tiempo, amigo mío —dijo— Si tienes algún sabio consejo, habla ahora o calla para…
-Peter: ¿Quieres mi consejo? —Gas asintió impaciente— Espera. Deja que sea cómo ella quiere. Sólo queda esta noche, ¿verdad?
Gas puso mala cara.
-Gas: Sí, pero…
-Peter: Está claro que ella quiere que sea especial. Y el que sea especial está bien, ¿verdad? A las mujeres les gusta que sea especial —Y especial era lo que tenían Lali y él. Muy especial. O al menos lo era antes de que ellos descorrieran el velo del misterio. Le palmeó a Gas en el hombro— Debo irme, tengo a unos amigos que me esperan. Buena suerte.

Domingo, 12:13 A.M.

-Maxi: ¿Qué diablos pasaba? —le pregunto a Peter cuando se sentó en la mesa. Las chicas que sus compañeros se habían ido, para gran sorpresa de Peter.
-Peter: Se casa mañana… o eso se suponía antes de que llegara la tormenta, y quiere usar la suite nupcial ahora.
Vico lo miró completamente confundido.
-Vico: ¿Y para qué diablos hablaba contigo?
-Peter: No estoy seguro. Nos hemos conocido esta mañana en el vestíbulo. Supongo que lo único que buscaba era un oído comprensivo —Estiró las piernas por debajo de la mesa— ¿Qué les ha pasado a sus maravillosos ligues?
-Vico: Han dicho que estaban cansadas y tenían que dormir porque mañana era un gran día. Algo acerca de encontrar el edificio de apartamentos de Oprah.
 -Peter: Así que no se han quedado encantadas por el hecho de que podes quitarte los dientes de delante, ¿eh? Puede que si les hubieras enseñado las abolladuras que tenés en la cabeza…
-Maxi: Oye —resopló Erizo— al menos lo estamos intentando, que es más de lo que puede decirse de ti.
-Vico: Eso, ¿dónde está tú chica misteriosa? —preguntó, sirviéndose otro baso de sangría.
-Maxi: Es probable que esté dobladita en la maleta hasta la próxima vez que él la hinche —se rió con satisfacción.

Peter no pensaba contestar, pero su chica misteriosa acababa de entrar en el bar con una mujer morocha y flaquita de mirada tensa. Al principio no estuvo seguro de que fuera Lali. Estaba tan acostumbrado a verla con el uniforme que aquella imagen en vaqueros descoloridos que moldeaban su figura y un jersey ceñido lo despistó. Estaba buenísima. Y el darse cuenta le sorprendió. Hasta ahora, había estado seguro que era la imagen de Lali, una sofisticada chica de ciudad, lo que le excitaba. En estos momentos lo comprendió: a él le excitaba Lali, de cualquier manera. Ojalá nunca se hubieran hecho confidencias.
-Vico: ¡Hey! ¿No es la recepcionista? —dijo, señalando a Lali con la cabeza. Peter permaneció tranquilo mientras Maxi y él recorrían a Lali con la mirada.
-Peter: Creo que sí.
-Maxi: Madre mía, ¿vieron ese trasero? —se maravilló, prácticamente babeando— ¿Quién se habría imaginado que debajo de aquel traje de recepcionista se escondía este bombón?
-Vico: Yo no —estuvo de acuerdo— Y su amiga no está nada mal.
-Maxi: No me importaría pegarle un buen mordisco.
-Peter: ¡Eh! —espetó con brusquedad— Ten un poco más de respeto, ¿eh?
Vico y Maxi lo miraron al mismo tiempo.
-Vico: ¿Qué diablos pasa contigo?
-Peter: Nada —rebatió, pero por dentro estaba que echaba humo. ¿Cómo se atrevían sus compañeros de equipo a hablar así de Lali? Ella era… casi había pensado «suya», pero se detuvo a tiempo. Era «suya» sólo una vez al año, y además sólo era sexo. Pero aún así, le molestó que Maxi hablara de ella como si solo fuese un objeto. Estuvo a punto de decirlo cuando comprendió de golpe su propia hipocresía y soltó una carcajada.
Maxi lo miró alarmado.
-Maxi: ¿Estás teniendo uno de esos momentos de portero chiflado o qué?
-Peter: Tal vez —continuó observando a Lali lo más disimuladamente posible. La amiga ya no estaba. Lali todavía revoloteaba en la puerta del bar, era como si no pudiera decidir si entraba o no.
-Maxi: Podríamos invitarla a la mesa ¿no? —sugirió.
-Vico: Si y que traiga a su amiga con ella. Mostrémosles el buen rato que pueden pasar —añadió dándole un codazo a Peter en las costillas y brindando con Maxi mientras reían.

Peter se levantó con brusquedad. Si lo iban a hacer él no quería verlo. No iba a poder soportar la tensión de tenerla sentada allí y fingir que no había nada entre ellos. Incluso la idea de dejarla con sus amigos hizo que se le retorcieran las tripas. Ninguno de ellos respetaba mucho a las mujeres. No como él que dormía con ella una vez al año, sin ninguna clase de compromiso. Jesús, estaba hecho un lío.
-Peter: Tengo dolor de cabeza. Ya los veré más tarde, payasos —anunció, acabándose la bebida. Empezó a abrirse paso entre el gentío. A mitad del bar, vio a Lali. El deseo lo inundó, innegable y fuerte. Ladeó la cabeza inquisitivamente. Lali hizo un leve gesto de asentimiento y levantó la mano para indicar «cinco minutos». Peter parpadeó para mostrar que estaba de acuerdo y siguió su camino.

Cinco minutos más tarde, estaba en su habitación, esperándola.

Continuará…


------------------------------------
Les dejo el primer capitulo de la maratón!...
+10 firmas y les subo el siguiente! ^-^
espero que les guste.

20 comentarios:

  1. Me da mucha intriga quiero más capitulos, Un beso!!:)

    ResponderEliminar
  2. Sí me encanyó,Petr moría de celos por lo q decían sus amigos,esto ya no es lo q era antes un encuentro sin compromiso,se esta poniendo cada día mejor!

    ResponderEliminar
  3. ayy que lindo,de nuevo maraton! jajaja
    Mas noveeeeeeee
    Besos
    @porLali_ITALIA

    ResponderEliminar
  4. Rama ebrio, Peter celoso, Maxi desubicado... me encantá!

    ResponderEliminar
  5. Peter esta re celoso jajajaja
    Otro otro !!!
    Leti2311

    ResponderEliminar
  6. Holaaaa!! despues de unos días!! tengo tiempo para firmarte jiji ♥.. Me encanto los primeros caps de la nueva novela!!.. esta re geniaaal! me qede re enganchada leyendo esta nove!!.. subi maaaas..!! :D espero con ansias el prox cap

    te re extrañé :( , te adoro amichii :D

    DanÜ

    ResponderEliminar
  7. Me encanto =)
    quiero mas!
    esta genial la nove!
    un beso
    Juli♥

    ResponderEliminar
  8. 5 minutos.k babas Vico y Maxi.

    ResponderEliminar
  9. hayy me muerooo me encantaron los celos de peter ♥
    massss

    ResponderEliminar