La campana de la parroquia estaba sonando.
Lali salió de la cama para dirigirse a la ventana y,
antes de estar del todo despierta, contempló la escena que se estaba
desarrollando fuera. El cielo estaba cubierto por unas nubes espesas, a pesar
de la amenaza de lluvia, las nubes tenían un leve tono rojizo.
Nubes rojas, pensó Lali, y abrió mucho los ojos al
comprobar cómo la calle se llenaba de gente, en el aire había un ligero aroma
de humo. Corrió hasta su armario y sacó de él el más viejo de sus vestidos con
movimientos torpes y precipitados. Todo el mundo ofrecía su ayuda cuando se
producía un incendio, se enfundó el vestido y lo abotonó a toda prisa.
—Lali: Padre, estoy lista —dijo casi sin aliento, al
tiempo que su padre se disponía a salir por la puerta. Su inquietud se vio
aliviada al observar la calma con la que se comportaba su padre.
Se fueron en el carruaje de la familia Hosmer. Camino del
incendio, Lali se agarró tensa a su asiento, su largo cabello amenazaba con
soltarse de la cinta debido al viento. Dejó escapar un breve suspiro de sorpresa
al aproximarse al incendio. Era la casa de Emerson.
El tejado y la planta superior ya habían sido devorados
por las llamas, que parecían crecer a cada segundo, como si deseasen llegar
hasta las nubes. Una multitud de personas se había congregado alrededor de la
casa, y algunos realizaban breves incursiones en la planta baja para intentar
rescatar muebles o ropa. Los miembros del departamento de bomberos trabajaban para
controlar el fuego.
—Pobre hombre —murmuró la señora Hosmer. Lali miró hacia
donde miraba aquella mujer y vio al señor Emerson frente a su casa en llamas,
con el cabello blanco cayéndole sobre las mejillas, y los hombros caídos
cubiertos por un abrigo viejo— Estaba muy arraigado a su casa. Esto va a ser
muy duro para él.
—Lucas: Tiene muchos amigos —añadió ayudando a su hija a
descender del carruaje—. Los Emerson sabrán salir de esta.
—Lali: Eso espero.
Todos ayudaron. Las mujeres y niños se pasaban puñados de
ropa y piezas de la vajilla. Los hombres estaban ocupados sacando los mejores
muebles, gruñendo por el esfuerzo y sudando debido al increíble calor que
desprendía el fuego; incluso desde la distancia en que se encontraba,
Lali pudo sentirlo en sus mejillas.
—¿Ha visto alguien la caja de documentos de la señora
Emerson? —preguntó a voz en grito Abigail, la hermana de Benjamín— Estaba en la
biblioteca. Dice que tenía unos papeles importantes en ella, contratos y bonos.
Todos rebuscaron entre las cosas que se esparcían por el
suelo, pero nadie encontró la caja. Se produjo un momento de silencio e
indecisión, y Lali, al mirar a unas cuantas personas a la cara, se dio cuenta
de que les atemorizaba entrar en la casa.
—Lali: Yo iré a buscarla —dijo atando con más fuerza la
cinta que sujetaba su pelo.
—Abigail: Pero es muy peligroso...
—Lali: Todavía no. Los hombres y los muchachos siguen
dentro, sacando los muebles. El fuego no ha llegado a la planta baja.
Lali corrió hacia la ventana medio abierta antes de que
nadie pudiese detenerla y se coló dentro.
Había tanto humo allí que apenas podía ver. El pomo de la puerta aún estaba lo bastante
frío. Con mucho cuidado, la abrió y se adentró en el pasillo, donde los hombres
corrían de un lado para el otro intentando rescatar las cosas de valor.
Debido al frenético tráfico del corredor, nadie pareció
percatarse de su presencia, y ella se arrimó a una de las paredes y llegó hasta
la puerta siguiente. Comprobó aliviada que era la biblioteca y se metió en
ella. El humo cegaba sus ojos y parecía haberse instalado dentro de su nariz.
Lali rodeó una enorme mesa y tiró una silla, golpeando con algo que había en el
suelo. Sintió una oleada de triunfo en su pecho al agacharse y tocar un objeto
metálico con forma cúbica. La caja de los documentos.
Agarró la caja, que estaba ya caliente, se la colocó bajo
el brazo y se aventuró en el corredor, donde escuchó ensordecedores gritos de
alarma. Tosía con tal fuerza que a duras penas podía respirar.
Un chico que acarreaba con un pesado sillón la golpeó
accidentalmente, empujándola contra la pared. De repente, una viga de madera en
llamas cayó del techo, y no acertó a tocarla por muy poco. ¡El techo estaba
empezando a caer! El valor de Lali desapareció de su rostro pálido al sentir el
empuje del auténtico miedo. Su pulso se aceleró. ¡Tenía que salir de allí!
Justo entonces alguien la aferró con fuerza por los hombros
provocando que soltase la caja de documentos.
—¿Qué demonios hace aquí? —preguntó con un sonoro gruñido
una voz masculina. Ella alzó la vista y observó el rostro de Peter. Su piel
brillaba a causa del sudor y el hollín, y tenía los ojos entrecerrados para
evitar los efectos del humo. Iba arremangado, dejando a la vista unos brazos
musculosos; llevaba la camisa abierta hasta el vientre. Parecía tan enfadado
que daba la impresión de querer pegarle— ¡Quiero que salga de aquí
inmediatamente! —espetó—. ¿Por qué no la tienen controlada su prometido o su
padre? Si ninguno de ellos le da un buen escarmiento por esto, ¡le juro que lo
haré yo!
—Lali: ¡He entrado por un motivo importante! —le
interrumpió indignada, liberándose de sus manos e inclinándose para recuperar
la caja. Se detuvo cuando le sobrevino un ataque de tos.
Peter maldijo entre dientes y le arrebató el pesado
objeto en cuanto ella se puso en pie. Le rodeó la cintura con un brazo y la
llevó casi en volandas por el corredor. La puerta principal estaba flanqueada
ya por dos largas lenguas de fuego. Lali dejó de luchar cuando él le hizo de
escudo con su propio cuerpo para traspasar la puerta. Sintió el cruel e
ilimitado poder de sus brazos alrededor de su cuerpo. Respiró hondo y se las
ingenió para alzar la cabeza sobre el hombro de Peter. Empezó a apartarlo de sí
en cuanto cruzaron la puerta. Él le permitió poner los pies en tierra una vez
alcanzaron el porche, y después le pasó la caja de metal. Parecía mucho más
pesada que dentro de la casa, y ella la aferró entre sus temblorosos brazos.
—Peter: Primero casi se ahoga, y ahora casi se convierte
en cenizas —dijo dándole la vuelta y empujándola con firmeza en dirección a la
escalera que llevaba a la calle. Aún parecía enojado, pero no tanto como
antes—. Sabe Dios qué será lo siguiente.
—Lali: ¡Me las habría arreglado sin su ayuda!
—Peter: Ni lo sueñe. Y ahora lárguese de aquí.
Ella no le respondió, se limitó a observar sus anchos
hombros justo antes de desaparecer por la puerta otra vez.
Lali bajó la escalera y le sorprendió comprobar que le
flaqueaban las rodillas. Tras depositar la caja de documentos sobre un sofá,
vio cómo los hombres sacaban los últimos muebles de la casa. Ninguno de ellos
volvió a entrar. El fuego había destrozado la planta de arriba y se estaba
extendiendo por la de abajo; había devorado los techos y las paredes hasta convertir
la casa en una trampa mortal.
Unos cuantos metros más allá, vio a Benjamín; él y unos
cuantos más estaban haciendo inventario de lo que habían podido salvar. Se
sintió culpable al percatarse de que ni siquiera había pensado en él hasta ese
momento, no se había preguntado si estaría bien o no. Entrecruzó los dedos de
sus manos y se dijo que se reuniría con él en cuanto las cosas se calmasen un
poco.
—Mi manuscrito —dijo el Sr. Emerson de repente con un
hilo de voz apenas audible—. Mi último manuscrito. No tengo otra copia aparte
de la que había en la casa. ¡Mi manuscrito!
—No se preocupe, señor Emerson —dijo alguien cubierto de
hollín—. Seguro que alguien lo habrá...
—¿Quién? ¿Dónde está? —preguntó con renovada energía
atenazado por los nervios—. Lo tenía en una caja blanca en la biblioteca.
¿Dónde está?
Se produjo una breve confusión en el jardín mientras
todos buscaban el manuscrito, pero nadie logró encontrarlo.
—Mi manuscrito —dijo Emerson con voz temblorosa.
Su cara estaba blanca como el papel mientras se libraba
de la gente que intentaba consolarlo a su alrededor. Casi tropezó con Peter,
que estaba sentado en el suelo con los brazos apoyados en las rodillas en una
postura que evidenciaba su agotamiento. Peter, con los ojos entrecerrados, alzó
la cabeza y miró a aquel hombre. Todo un mundo de diferencias los separaba: el
uno era un hombre mayor y frágil, y atesoraba toda una vida de experiencia; el
otro era fuerte y joven, con toda la vida por delante. El uno era del Norte, el
otro del Sur. Pero existían similitudes entre ambos. Por lo pronto, compartían
un insoslayable respeto por la palabra escrita, y Peter entendía a la
perfección lo que la pérdida del manuscrito suponía para aquel hombre.
Tras mirarse en silencio a los ojos, Peter se puso en
pie, lanzó una explícita palabra malsonante y se encaminó a la casa.
Continuará...
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Haiiiiiiiiiiiiiii!
perdón perdón perdón!!!... :(((((( ultimadamente me estoy ausentando muchooo demasiadoo... PERO YA NO!!!... enserio! ;)
Taisg JAJAJA!!! DECILOOO!!! prometo no censurar ningún comentario!!
Anónimo: También creo que Benja es gay! jaja.... oooo simplemente un idiota importante! y vos decis q la cornea con Mery?? mmmm... ;)
Lina Montoya: Mañana nuestro factor desencadenante! :D
Lucia14: Me encantó tu testamento!!... y bueno el cole es importante!.... lamentablemente... jaja
BESOS y mañana massssss!
:D
Peter es todo un heroe!
ResponderEliminarUna mas por faaaas!
ResponderEliminar@suugustinaa
jajajajaja si decimelo a mi si lo sabre -.- jajajajaja no te preocupes Juli si casi siempre nos haces mini maratones!!! encerio tranqui ♥ MUCHAS GRACIAS POR SUBIR CAP! ME ENCANTO LO AMEEEEEE ♥ ES SU HEROEEEE Y EL MIO ;D JAJAJAJAJ @LuciaVega14
ResponderEliminarme encanta , mas , mas mas mas mas :L
ResponderEliminarM
ResponderEliminarA
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COMO MAÑANA! HOYYYYY EL FACTORR POR FASSSSSSS TE LO RUEGOOO
ResponderEliminarTE LO SUPLICOOOOOOOOOOOOOOOOOO
ResponderEliminarNoooo! que noo le pasenada a peter! D: haay mas tierno sela vive salvando a lali :) es buenisimaa la novee ya la extrañabaa :DD!!
ResponderEliminar@mf_lazaro
Sube más! ay que lindo Peter rescantando a Lali maaaaaaaaaaaaaaaaaaas @flordemariia
ResponderEliminarn
ResponderEliminaro
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uno cortito massss por fasss..... =$ te lo ruegooooo ♥
ResponderEliminarP
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MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS
ResponderEliminarVamos que se puede salvar el manuscrito, total y la casa no se esta desmoronando y se puede respirar tranquilamente!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarMASMASMASMASMASMASMASMAS
ResponderEliminarPeter no le importa si son de sur o norte.
ResponderEliminar@masi_ruth
No importa d donde eres ,ni d donde provienes,como bien dice la palabra escrita para ellos dos es lo mas importante ,y Peter se ve k es un buen hombre d honor ,no le importa arriesgar su propia vida,ni lo k piensen los demás ,el siempre hará lo k crea más correcto,k no siempre tiene k ser lo más conveniente,xk en este caso ,vuelve a poner en riesgo su propia vida ,x un manuscrito.
ResponderEliminarWTH! Peligroso
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