No puedo creerlo, pensó Lali mientras el acre y seco vino
descendía por su garganta.
Me despertaré en cualquier momento y volveré a ser Lali
Espósito de nuevo, y Benjamín seguirá siendo mío, y Peter Lanzani jamás habrá
llegado a Concord... La casa de Emerson seguirá en pie... Y yo estaré en la
pequeña cama de mi casa y escucharé los ronquidos de mi padre provenientes de
su habitación... Sintió que la gente la observaba, y sus miradas de curiosidad
le provocaron frío, por lo que le resultaba difícil volver a centrar la mente.
No volvería a ser Lali Espósito nunca más. Ahora era Lali
Lanzani.
Al llevarse la copa a los labios, sus ojos se cruzaron
con los ojos de Mery. Apreció en su interior los primeros atisbos de madurez
cuando se oyó pensar: No es culpa tuya, Mery. No puedo culparte de nada. Le
tembló ligeramente la mano y rodeó la base de la copa con los dedos para
alzarla y sonreírle a Mery. Los ojos de Mery se cubrieron repentinamente de
lágrimas de alegría y le correspondió con otra sonrisa.
Lali sintió una punzada en la nuca. Su mirada se dirigió
a la puerta principal del salón. Peter estaba allí, había llegado unos minutos
antes para recoger a Lali y llevarla a casa. Alguien le había dado una copa de
vino, que él sostenía entre sus largos dedos. Su boca dibujaba en aquel
instante una irónica sonrisa de medio lado.
Y entonces alzó la copa hacia ella.
Lali no sabía qué pensar. Miró confundida a su marido, y
pronunció su nombre en silencio. Peter bajó la vista por la esbelta línea de su
cuello hasta llegar a las generosas y pálidas curvas de su busto, lo observó un
rato y volvió a mirarle a la cara. Su mirada fue tan insinuante y profunda que
se le subieron los colores como si la hubiese tocado en lo más íntimo en
público, y siguió mirándola a pesar de darle un trago a su delicada copa de
vino. El corazón le latía con ímpetu al tiempo que un estremecimiento recorría
su piel.
—Qué curioso —dijo Betta entre dientes, y Lali apartó la
mirada de Peter y recogió sus guantes y su pequeño bolso de mano azul.
—Lali: ¿Qué te parece curioso? —preguntó sin darle énfasis.
—Tu marido. Por su aspecto, nunca habría dicho que era un
hombre de los que se casan. Y también me resulta curioso que te mire de ese
modo.
—Lali: Pues sí que es del tipo de los que se casan —dijo—.
Llevo un anillo que da prueba de ello. ¿Y por qué no tendría que mirarme así?
Es mi marido.
—Los maridos no miran de ese modo a sus mujeres.
—Lali: Pues el mío sí —replicó a la defensiva,
dedicándole una cautelosa mirada a su esposo.
—Ya te he dicho... muy curioso.
Lali se despidió de su grupo de amigas y se dirigió a la
puerta. Peter recogió la capa negra de Lali y se la colocó a su mujer sobre los
hombros. Ella lo agarró del brazo mientras él la llevaba camino del carruaje.
—Peter: Así que se acabó —dijo cuando se pusieron en
marcha. El agradable ritmo del trote del caballo fue punteando su conversación.
—Lali: Sí. Hoy ha sido todo un éxito.
—Peter: No me refería a la velada musical.
Lali se tensó antes de responder.
—Lali: Entonces supongo que te refieres a Benjamín y Mery.
—Peter: Vi lo que hiciste por Mery. Me conmovió que hicieses
ese gesto...
—Lali: Lo único que hice fue unirme al brindis...
—Peter: Un brindis por el compromiso matrimonial de tu
antiguo prometido y tu antigua mejor amiga. Dime, ¿tuviste que apretar los
dientes con mucha fuerza? —Al ver que Lali no tenía intención de responder, rió
suavemente—. Perdóname. No quería restarle mérito a tu noble gesto. Pero siento
curiosidad... ¿Te ha sorprendido su relación?
—Lali: Yo... yo jamás les habría imaginado juntos —dijo
anonadada—. Los tres estuvimos juntos en muchas ocasiones, pero Benjamín no
parecía darse cuenta de su presencia.
—Peter: Seguro que no. No mientras tú estabas allí.
Acostumbras centrar la atención de los hombres.
—Lali: Pues qué pronto se han... descubierto el uno al
otro. Tan solo tres meses después de nuestra boda.
—Peter: Alégrate, cariño. Mery es una mujer con
demasiadas luces, pero es una criatura bastante dulce; justo lo que él
necesita.
—Lali: Supongo que crees que él estará mejor con ella de
lo que lo habría estado conmigo.
—Peter: Supongo que tú no lo crees.
—Lali: Podría haber sido una buena esposa para él.
—Peter: Si tú lo dices.
Ella observó su armónico y bien delineado perfil.
—Lali: Y él habría sido un buen marido para mí. Como
mínimo, no me habría dejado tanto tiempo sola para poder ir con otras... —Se
detuvo a tiempo, se llevó la mano al cuello para frenar aquella acusación.
—Peter: ¿Otras qué? —inquirió mirándola con los ojos
entrecerrados—. Ten valor, cariño. Acaba lo que ibas a decir.
—Lali: Otras mujeres —espetó respirando con mayor rapidez
a medida que veía la posibilidad de decirle exactamente lo que pensaba—. Estás
fuera todo el tiempo, y a veces no regresas hasta bien entrada la noche y...
eso es lo que pienso.
—Peter: Qué demonios... ¿Crees que voy a Boston a pasar
el rato con otra mujer en lugar de a trabajar? —preguntó con rudeza.
—Lali: ¿No es así? —contrarrestó ella en voz baja, al
tiempo que veía crecer en su interior una pequeña llama de esperanza.
Durante un segundo, Peter pareció sorprenderse, quizá
incluso se sintió un poco herido.
Permaneció en silencio mientras ella se desazonaba
esperando una respuesta. No había supuesto que lo que fuese a decirle le
importase tanto, por lo que tuvo la impresión de que se echaría a gritar si no
decía nada.
—Peter: ¿Te importaría si hubiese estado dándome un poco
de placer por cuenta propia?
—Lali: Así que es cierto —dijo ella notando cómo la ira
se apoderaba de su cuerpo—. Has estado con otras mujeres...
—Peter: Ni lo he admitido ni lo he negado. Te he preguntado
si te importaría.
—Lali: ¿Por qué debería importarme? Por supuesto que no
me importaría —dijo ella con brusquedad, deseando poder hacerle daño al
apreciar que en su cara había aparecido una sonrisa—. ¿Por qué has cambiado
tanto? —espetó—. Antes eras mucho más amable... y cariñoso...
—Peter: No me permites ser cariñoso contigo.
—Lali: No sé qué es lo que quieres —dijo temblando de
frustración—. No sé por qué ahora eres diferente... No sé por qué... Creí que
de recién casados podríamos haber... pero ahora...
—Peter: ¿Podríamos haber qué? —la interrumpió; su humor
era ahora diferente. Segundos antes parecía dispuesto a burlarse, pero ahora la
miraba con total seriedad.
Ella no pudo responder. Se le habían encallado las
palabras en la garganta y se limitó a mirarlo en silencio. Peter sacudió la
cabeza y volvió a centrarse en la conducción mientras la tensión entre ellos
alcanzaba una cota máxima.
—Lali: Tenía la esperanza de que encontrásemos un modo de
estar juntos. —se escuchó decir a sí misma —. No esperaba que quisieses estar
con otras mujeres. No quiero que lo hagas. No me gusta en absoluto. —Inclinó la
cabeza hacia delante acongojada por la vergüenza, incapaz de creer lo que
acababa de admitir. Ahora él sabría que estaba celosa.
Capítulo 34
Lali vio cómo Peter apretaba las riendas con más fuerza y
cómo el carruaje se detenía a un lado de la carretera.
—Lali: Peter, ¿qué estás haciendo?
La agarró con fuerza: pasó una de sus manos por su
esbelta nuca, en tanto que con la otra la atraía hacia su cuerpo. La besó obligándola
a separar los labios, con una violencia que la hizo estremecerse debido a la
sorpresa.
Al notar que Lali no se oponía, Peter rebajó la presión
de sus labios y la besó muy despacio. Ella no podía respirar, no podía
apartarse del persuasivo roce de su lengua. Peter deslizó la mano desde la nuca
hasta el mentón, acariciando su cara al tiempo que la devoraba con besos
implacables. Ella se agarró a las solapas del abrigo de Peter, rindiéndose a
sus exigencias. El carácter salvaje de aquel momento la invadió por completo
hasta rebosarla. A él le temblaban los brazos cuando apartó la boca.
—Peter: ¿Te ha parecido el beso de un hombre que acaba de
recibir los servicios de una meretriz? —preguntó con voz ronca, acariciándole
los labios con su aliento. Lali parpadeó varias veces, con los brazos aún
alrededor de su cuello—. No he estado con una mujer desde hace meses —prosiguió
con el mismo tono susurrante—, no desde antes de casarnos. No he querido estar
con nadie, y no querré hacerlo hasta que me sacie de ti, si es que llego a
hacerlo. Cada noche me he prometido a mí mismo que iba a hacerte pagar caro las
horas en las que he deseado estar contigo y tú me has hecho pasar hambre. Pero
bien sabe Dios que no voy a volver a pasar hambre. —Volvió a inclinar su cabeza
y la besó como si desease absorber el suave gemido que ella dejó escapar.
De repente, Lali se dio cuenta de que no podía separar
los diferentes sonidos, aromas y texturas suya unos de otros, ya no sabía si el
ligero sabor a vino provenía de la boca de Peter o de la, y tampoco le
importaba si aquel veloz latido era el de su corazón o el de su marido. El
tiempo parecía haberse detenido. Las palabras y los pensamientos desaparecieron
a la velocidad de la luz, y lo único que quedó fue el placer de sentir sus
labios y la dura fuerza de su cuerpo.
—Peter: No ha habido otras mujeres —dijo contra su boca
haciéndola temblar—. No podría haber estado con ninguna. Estoy demasiado
obsesionado con mi propia mujer. Hay una cosa que solo tú puedes darme... y,
por todos los santos del cielo, la obtendré sin que me importe el tiempo que
tenga que esperar, ni lo duro que resulte lidiar contigo. No, no estoy hablando
únicamente de mis derechos como marido, aunque eso no estaría mal para empezar.
—Peter: Te he dado el tiempo que me pediste. Pero no
tengo demasiada paciencia, La, y tú me has llevado al límite. Lo hemos
intentado a tu manera y he esperado a que te acercases a mí... Ahora la
distancia entre nosotros es mayor de lo que debería haber permitido que fuese.
¡Pero ella había estado esperando a que fuese él el que
se acercase! Lali lo miró sin decir palabra.
—Peter: A partir de ahora lo haremos a mi manera
—prosiguió sujetándole la cara con las manos—. En caso de que tengas alguna
duda... a partir de esta noche vamos a ser marido y mujer en todos los
sentidos. Hay cosas que tenemos que aclarar... pero pueden esperar hasta
mañana.
Incapaz de evitarlo, volvió a besarla, y el sensible
fuego de su beso la penetró de arriba abajo. Se sintió mareada, como si se le
hubiese subido todo el vino a la cabeza. Peter la miró y con las puntas de los
dedos acarició el destello de la luna sobre su piel. Con un movimiento
inesperado, le dio un besito en la punta de la nariz y dejó que apoyase la
espalda en el asiento, donde se hizo un ovillo y lo miró asombrada.
Cuando llegaron a la pequeña rotonda frente a su casa,
Peter salió del carruaje y la ayudó a descender aferrándola con firmeza por la
cintura.
En la oscuridad, los ojos de su marido eran de un tono
verde oscuro, y sus perfectos rasgos estaban matizados por las sombras. La
atrajo hacia sí, obligándola a ponerse de puntillas para llegar a su altura. A
pesar de sus diferencias de tamaño, encajaban bastante bien.
Lali cerró los ojos al sentir la calidez de sus labios,
una y otra vez, mientras la cubría de pequeños besos que provocaban en su
interior una marea de deseo. La sensación era incluso más fuerte que minutos
antes, y la inundaba de ternura. Se apoyó en él cuando se detuvo, y Peter
apartó un mechón de pelo de su sien al tiempo que la miraba fijamente.
—Peter: Ve y métete en la cama mientras guardo el caballo
—murmuró—. No tardaré.
Lali asintió de forma automática. Se dio la vuelta en
cuanto la soltó y entró en la casa sin echar la vista atrás.
Capítulo 35
Lali sentía que el corazón estaba a punto de salírsele
del pecho.
Subió la escalera con el ceño fruncido al apreciar las
diferentes emociones que crecían en su interior. Una parte era ansiedad e
inseguridad; otra parte era alivio al saber
que ya no habría nada que temer o por lo que seguir preguntándose. Otra
parte más la formaban las expectativas.
Finalmente, finalmente iba a suceder, y sabía que estaría
bien.
La ligera manta y las sábanas parecieron resistirse a sus
esfuerzos por bajarlas, pero acabó lográndolo con un fuerte tirón. Después bajó
el fuego de la lámpara casi por completo, para dejar la habitación apenas
iluminada. Peter no tardaría en llegar, y ella deseaba que en esa ocasión todo
fuese diferente a la desastrosa noche de bodas.
Todas sus ropas acabaron formando una especie de enorme
pastel, que ella apartó de la vista en cuanto se quitó el resto de las prendas.
Los alfileres salieron volando. Oh, ¿dónde estaba su cepillo? Alzó un pie y
luego el otro para sacarse las ligas y las medias.
Corrió hacia el espejo con el corsé y las calzas y se
peinó con las manos hasta que los mechones color café cayeron sobre sus
hombros.
—Lali: Maldita sea, maldita sea—masculló mientras las
manecillas del reloj parecían correr a toda prisa.
Peter estaría allí en un minuto. Todavía tenía que
quitarse el corsé y eso le llevaría un buen rato. Por lo general, tiraba de las
cintas tan fuerte como podía y las ataba con un lazo. Pero esa mañana había ido
con prisas y las había atado con nudos. Intentó liberar el nudo con las uñas,
pero no parecía responder a sus esfuerzos.
Lali colocó las manos en las ballenas y respiró hondo.
Después tiró de las cintas con renovada energía antes de rendirse e ir en busca
de unas tijeras. Removió todos los cajones frenéticamente produciendo un sonoro
estrépito. Encontró de todo menos las tijeras.
—Peter: ¿Buscas algo en particular?
Lali se dio la vuelta, turbada y muy nerviosa, con los
ojos brillantes debido a la ansiedad y la exasperación. Peter se encontraba
frente a ella cubierto con una bata azul, tranquilo y sereno, apenas
sorprendido por el aspecto arrebolado de Lali.
—Lali: No bromees —dijo tensa.
—Peter: No tengo intención de hacerlo.
Se dio la vuelta y reemprendió su impaciente búsqueda por
los cajones, dando un brinco al notar el roce de sus manos sobre los hombros.
—Peter: ¿De qué se trata? —preguntó.
Lali abandonó su búsqueda de las tijeras y suspiró; sabía
que estaba mucho más inquieta de lo que un par de cintas de corsé podían
contener.
—Lali: Yo... Oh, sabía que algo iba a ir mal... Es el
corsé, esta horrible... cosa... No puedo deshacer el nudo, y buscaba algo con
que cortar las cintas...
—Peter: ¿Eso es todo? Date la vuelta. Bueno, es cierto
que sabes cómo hacer un nudo fuerte, pero no es para cortarse las venas. —Se
dispuso a encargarse de las cintas.
—Lali: Es imposible. Tienes que ayudarme a encontrar las
tijeras —dijo mordiéndose el labio inferior.
Peter sonrió.
—Peter: Dame un minuto. Tenemos una larga noche por
delante. —Inclinó la cabeza para concentrarse en el nudo. El aroma de jabón se
mezclaba con el de su piel conformando una sutil y atractiva esencia que se
colaba por la nariz de Lali. Sintió una leve tensión en el estómago al ser
consciente de su cercanía—. ¿Por qué llevas un corsé tan antiguo? Creía que
además de comprarte vestidos también te comprarías ropa interior...
—Lali: La que ya tenía me va bien...
—Peter: No estoy de acuerdo. El blanco no te queda bien.
Y, además, me gustaría verte con algo de seda o satén de otro color. Veo que
tendré que tomar cartas en el asunto.
—Lali: ¿Ropa interior de satén y de color? No te
atreverás a comprarme ese tipo de... ropa, ¿verdad?
—Peter: Docenas... Incluidas calzas negras con ribetes y
lacitos rosa. —Le sonrió, y a pesar de sus burlas, ella no pudo evitar sonreír
también. Justo en ese preciso instante, el nudo se deshizo y Peter desató las
cintas de las ballenas de metal del corsé. Lali cerró los ojos y respiró hondo,
aliviada. Cuando su caja torácica quedó liberada y pudo llenar los pulmones de
aire, sintió un ligero vahído—. ¿Te sientes mejor? —murmuró él. Ella asintió,
mirándole a los ojos al tiempo que le sacaba el corsé. Sus pechos desnudos
rozaron con la tela azul de su bata. Qué extrañamente excitante fue que él la
desnudase tan despacio, tratándola como un objeto precioso que se habría roto en
caso de manejarlo con rudeza.
Peter la alzó en brazos y la llevó a la cama sin apenas
esfuerzo. Cuando le rodeó el cuello con los brazos apreciando la tensión de
cuerpo musculoso, empezó a disfrutar de la sensación que, en una ocasión, la
había asustado. Ahora le resultaba agradable sentirse desarmada y vulnerable, y
le excitaba verse en brazos de un hombre que podía hacerle perder el control
con tanta facilidad.
La dejó sobre el lecho y se quitó la bata. Su piel
bronceada absorbía la luz cuando se inclinó sobre ella mirándola de la cabeza a
los pies. Sus hambrientos ojos verdes se encontraron con los de Lali, que
brillaban con un oscuro fuego.
—Peter: Eres preciosa, Lali —susurró.
Ya se lo había dicho con anterioridad, pero en ese momento
de descubrimiento le pareció escuchar aquellas palabras por primera vez.
Titubeó y entrecerró los ojos cuando él la besó, pasando la mano por detrás de
su cabeza para acomodar su posición.
Todo el nerviosismo y la vergüenza que Lali había
supuesto que sentiría se había transformado en el fuego abrasador de la pasión.
Oh, nunca habría soñado, ni pensado, ni imaginado lo mucho que le agradaría
sentir el cuerpo desnudo de su marido contra el suyo.
Peter bajó la cabeza y colocó la boca en el fragante valle
que separaba sus pechos. Sus pensamientos se enmarañaron. Lali gimió cuando
Peter posó la boca encima del pezón. Su lengua humedeció aquel erizado pico;
después lo aprisionó entre los dientes y lo mordió con mucho cuidado. Lali se
retorció de placer al experimentar una suave pulsión entre sus muslos. No opuso
resistencia cuando él le abrió las piernas con las manos. El deseo era tan
intenso que la hacía temblar. Le acarició los muslos y descendió un poco más su
cuerpo sobre el colchón. Colocó los labios en la cara interior del muslo y
empezó a ascender por él. Cuando alcanzó la carne ardiente entre sus piernas y
su lengua lamió aquella oculta y diminuta terminal nerviosa, Lali alzó las
rodillas y curvó los dedos de los pies contra la cama. Peter abarcó sus nalgas
con las manos y las atrajo hacia sí para poder explorar debidamente con los
labios.
Ella ahogó un gemido en la garganta, apretó los dientes y
volvió la cara hacia un lado, consciente de cada sutil y vibrante roce de la
boca de su marido, consciente únicamente de lo que le estaba haciendo. De
repente, introdujo la lengua en su interior, y ella se arqueó
involuntariamente, notando cómo se expandían sus sentidos hasta alcanzar una
explosión de placer.
Jadeando sonoramente, flotaba en un cálido océano de
debilidad, y tenía los ojos en blanco debido a la pasión que entrañaba notar a
Peter encima de ella.
—Peter: Relájate —dijo en voz baja junto a su oreja—. No
voy a ser rudo. Deja que te haga el amor...
Sintió la intrusión entre sus muslos y, de algún modo,
abrió las piernas para facilitar su entrada. Entonces jadeó al notar su
poderosa penetración. Le dolió sentirlo en su interior. Respondiendo a las
amables palabras que le susurraba, ella abrió aún más las piernas y él se
adentró más profundamente, grande y caliente en su interior. Se estremeció ante
aquella nueva sensación y la incomodidad, pero Peter utilizó sus manos para
tranquilizar su cuerpo, y su voz era suave y extrañamente sentida.
Empujando de forma rítmica, la atrajo hacia sí y le
enseñó cómo seguir el ritmo. Al alzar la vista y fijarla en los bronceados
rasgos del hombre con el que se había casado, supo que no podría compartir
semejante cercanía con nadie más, y supo que tras esa noche nada volvería a ser
igual.
Pasaron las horas mientras ellos se enroscaban y
entrelazaban sus cuerpos, a veces con urgencia y a veces con extrema lentitud.
Lali igualó el deseo de su marido, respondiendo a su pasión en igual medida y
sin detenerse a pensar en el mañana o el ayer. Ni siquiera se dio cuenta cuando
se apagó la lámpara. Lo único que tuvo claro fue que a medida que avanzaba la
noche ella se convertía en parte de la oscuridad, en parte de un sueño que
había dejado atrás toda inocencia, envuelta en un sensual hechizo que se
rompería en cuanto llegase la mañana.
Con cada roce, Peter la convertía más y más en parte de sí
mismo, y horas después de la medianoche, ella empezó a temer que hubiese tomado
de ella algo más que su inocencia.
Continuará...
___________________________________________________________
:D
Me encanto!!! Más!!!!
ResponderEliminarCada vez me gusta maas! mas nove por faaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarmas nove me encantaaaa
ResponderEliminarMUCHISISISISISISISISIISSISIISMAS
ResponderEliminarGRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarDANI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! :D ME RE ENCANTARON LOS CAPS!!!! ♥
ResponderEliminarAwwwwwwwwwwww son mas tiernos cuando quieren... ♥ ojo tienen sus momentos pero espero que todo cambie para mejor! :) @LuciaVega14
ResponderEliminarAME esta nove esta BUENISIMA y es re ADICTIVA !!!!! ♥
ResponderEliminarM
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E S T U P E N D O!! mee encantaron los caap's quee Bonito ahoraa ya nadaa los separara :DD!!
ResponderEliminar@mf_lazaro
Me encanta!!!! Dalee solo sube.. Unos cuantos mas jajaj :)
ResponderEliminarpor fin! estos dos costán para entenderse...
ResponderEliminarmás nove
masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarPeter prometia y no defraudó,JAJA q buena q esta la historia!
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarme encanto
massssssssssssssssssssssssss
que buenos capitulos!
ResponderEliminarya es hora de que lali se vaya enamorando de peter! jaja
MAAAAAAAS
@_MAROLY_
ME ENCANTAA! MAS!
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!! me encantoooooooo
ResponderEliminarera hora q lali sediera un poco
besos
Aaaa qe buenos caps, era hora qe Lali madurara un poco mas!!
ResponderEliminarEspero mas, beso :)
Arii
Wooow me encanto esta genial obvio q se llevo algo mas q su inocencia se llevo su amor haha tiernos quiero mas
ResponderEliminarwuaaaaaaao , esta muy buena la nove !! :)
ResponderEliminaramo a el tierno de Peter!
mas nove mas nove!!
mas :)
Se enamoro ???
ResponderEliminarQue tierno peter =),,, pensé que lali iba a estar asustada otra vez!!!
ResponderEliminarEspero el próximo!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Mas nove =)
massss ♥♥♥
ResponderEliminarMAS! MAS! MAS!<3
ResponderEliminarDaniiii me puse al dia jaja ame los capQ peter un tierno y el hechizo no tiene q romperse es cuention de q lali madure, y tomo su AMOR♥??
ResponderEliminarmeee encantoooooooo wjbahhgvhgtvhf SONTAN LIINDOOS!mas noveelaaa
ResponderEliminaraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah! no me digas que por fin olvidará al mono? Ojalá!! MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! @flordemariia
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMe encanto los capítulos, Dani una pregunta como se llamaba la nove que ibas a subir antes que esta?, saludos un beso
ResponderEliminarlali estaba deseando estar con su marido.
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