El lunes por la mañana, Peter se fue temprano y acudió a
la redacción en Washington Street, y Alai se excusó para levantarse de la mesa
dejando a Nina y a Lali a solas.
Lali añadió un poco más de azúcar a su café y lo removió
sin apartar los ojos de aquella mujer. Nina estaba encantadora con su camisón
de color rosa pálido. Con una cinta de terciopelo sujetaba completamente los
perfectos rizos de su cabello. Nina también la miró con una leve sonrisa.
Por primera vez, podrían hablar sin que nadie las
escuchase.
—Lali: Bueno, al parecer nos han abandonado —dijo tras
dejar la cucharilla en la mesa y darle un sorbo a su café.
—Nina: Me alegro de que estemos solas. Me gustaría volver
a darte las gracias por la amabilidad que has demostrado con Alai y conmigo. Lo
cierto es que no nos gustaría causar problema alguno en tu hogar.
Lali sonrió ante aquella delicada insinuación.
—Lali: Por favor, no te preocupes. No habéis causado
ningún problema.
—Nina: Eso no es cierto —dijo con una meliflua sonrisa—.
La compañía inesperada siempre es un problema. Pero muy pronto me iré a
Inglaterra, y volverás a disponer de tu casa y de tu marido solo para ti.
Lali sintió cómo se le tensaba la espalda ante la
insinuación de que Nina había menospreciado su posición como esposa de Peter.
—Lali: Eres bienvenida en mi casa. Y no me molesta en
absoluto que mi marido pase todo el tiempo que quiera con sus hermanas. —enfatizó
esa última palabra. Le dejó unos segundos para digerirla y continuó como si
nada—: Debe de ser muy excitante la perspectiva de trasladarse a Inglaterra.
—Nina: Ojalá lo fuese para mí. Pero alguien del Sur
siempre echa de menos su tierra. De hecho, sabiendo que Peter la echa tanto de
menos como yo, no entiendo qué está haciendo aquí arriba. —Sus claros ojos
captaron todos los matices de la expresión de alerta que se dibujó en el rostro
de Lali—. Tendrías que haberlo visto cuando pisó las tierras de la
plantación... Miró a su alrededor, respiró hondo, y dijo lo maravilloso que era
volver a sentir el sol en su cara. Pobrecillo, nunca lo había visto tan
alicaído. Tan cabizbajo... Pero un par de semanas en Virginia, y volvió a ser
el mismo. Me recordó lo que siempre decía mi madre: los sureños no pueden vivir
más que en el Sur. No sé en qué estaría pensando Peter cuando se vino al Norte.
La gente de aquí no entiende a hombres como él. No es que tú no sepas cómo
complacerle... porque está loco por ti. Si alguien puede hacerlo feliz aquí en
el Norte, esa eres tú.
—Lali: Pues no le está yendo nada mal. —Luchó con todas
sus fuerzas para no parecer que estaba a la defensiva—. Ha encontrado su propio
lugar. Lo que ha logrado con el Examiner es extraordinario.
—Nina: Oh... el periódico. Bueno, por lo visto está
cumpliendo el sueño de su padre. Pero algún día espero que se decida a cumplir
sus propios sueños.
—Lali: Parece bastante feliz con lo que está haciendo.
—Nina: Oh... —bajó la vista, contrita—. No quería dar a
entender que no lo fuese. Por supuesto que es feliz. Por supuesto.
Había una nota en su voz que irritó a Lali sin motivo
aparente, como si Nina le estuviese hablando a una niña que requiriese un tacto
especial. Parte de su enfado debió de resultar evidente, porque Nina le dedicó
una amable sonrisa teñida de una innegable satisfacción.
Los pensamientos de Lali corrían a toda velocidad en
busca de las palabras adecuadas, palabras que, de algún modo, le demostrasen a Nina
que era ella, Lali, la que estaba casada con él.
Soy su esposa. No puedes cambiar eso, por mucho que lo
desees. Y si alguna vez lo hubieses conocido tan bien como yo lo conozco, no lo
habrías dejado para casarte con Clay. Sus pensamientos retomaron su curso normal.
—Lali: Es normal que te preocupes por la felicidad de
Peter —dijo—. Eres su cuñada...
—Nina: Y le conozco desde hace muchos años.
—Lali: Pero no sabes cómo piensa ahora. Su vida es tal
como él quiere que sea. Está persiguiendo su propio sueño, no el de nadie.
Nuevos sueños. Los viejos murieron hace tiempo.
Nina dejó de sonreír.
—Nina: Algunas cosas nunca cambian.
Ahora la línea ya había quedado trazada. Lali nunca
habría imaginado que una de las más feroces batallas de su vida tendría lugar
sobre la mesa del desayuno, con tranquilas palabras cuidadosamente escogidas.
—Lali: Muchas cosas han cambiado en la vida de Peter.
—Nina: Siempre pertenecerá al Sur —insistió sin
estridencias.
—Lali: Pero no por completo. Ha tenido éxito aquí
precisamente por su capacidad de cambiar. Ahora también hay algo de Nueva
Inglaterra en él. —A pesar de la seriedad de la conversación, Lali casi se echó
a reír al escuchar sus palabras. A Peter le habría dado un patatús si hubiese
sido testigo de aquella conversación.
—Nina: Si te hace feliz creerlo... —Ahora Nina temblaba
visiblemente—. Tal vez tengas razón. Pero tú no sabes qué es lo que quiere
Peter. Ahora está entre dos mundos, pero yo sé cuál de ellos escogería llegado
el caso, y algún día regresará.
—Lali: Y yo estaré a su lado. —la miró sin pestañear—. Le
seguiré vaya donde vaya.
—Nina: Tú no encajarías en el lugar al que él pertenece.
Ni aunque pasases allí un millón de años. —En ese momento, Nina perdió el
control y apenas contuvo la voz, haciéndola sonar muy aguda, como una niña—.
¿Cómo conseguiste que se casara contigo? No te pareces en nada a las mujeres a
las que él estaba acostumbrado. Jamás se interesó por mujeres como tú...
—Lali: Hasta que decidió casarse.
Nina se quedó sin habla. Miró a Lali durante un buen rato
sin mostrar expresión alguna, como si hubiese cerrado una puerta en su
interior.
—Nina: Te pido disculpas, Mariana. No quería decir lo que
he dicho... Me he sentido muy... contrariada desde que Clay murió. No soy yo
misma. —Lali asintió, se echó el pelo para atrás y se puso de pie. Nina no
tardó en hacer lo propio—. Olvidemos esta conversación. Espero que no la
comentes con nadie.
—Lali: No, a menos que me vea obligada a hacerlo.
Nina se mordió el labio; parecía indefensa y perdida.
—Nina: Perdóname por lo que he dicho. Cualquier tonta
vería que eres una buena esposa para Peter.
—Lali: No hay nada que perdonar —dijo sabiendo que no
tenía otra cosa que hacer con su enfado más que mostrarse cortés con el
malestar de Nina. ¡Oh, pero si pudiese haber dicho lo que pensaba!—. Has pasado
una mala época. Puedo imaginar lo que debe de ser perder a tu marido. —Se
detuvo deliberadamente antes de añadir—: De hecho, pensarlo me lleva a apreciar
aún más lo que tengo.
—Nina: Me alegra oír que aprecias a Peter. Es un hombre
muy especial. Siempre lo he creído.
—Lali: Según dice Alai, también estabas casada con un
hombre muy especial.
—Nina: Sí. Clay también lo era. —Apareció en el rostro de
Nina un leve deje de emoción—. Durante un tiempo, podía decirse que Clay y
Peter se apoyaban mutuamente. Pero la guerra les cambió a los dos. Clay fue en
una dirección y Peter en la opuesta. Ambos nos sorprendieron.
Sintió el frío brillo de la mirada plateada de Nina,
asintió y salió de la habitación. Todavía se habría sentido más alterada si se
hubiese fijado en la sonrisa que curvaba los labios de Nina antes de que
desapareciese de su vista.
Continuará...
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+15 +CAPS
Se le cayo la careta a nina haha mas
ResponderEliminarMas mAsxmas mas mas mAs
ResponderEliminarMas nove
ResponderEliminarmaaaaaaas
ResponderEliminarES UNA YEGUA!!
ResponderEliminarMAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarooooooooooooooooootro
ResponderEliminarmasssssssssssssssss noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminares una arpia esa nina no la soporto
ResponderEliminarmassssssssssssssss me encanta cuantos capitulos tiene?
ResponderEliminarMAS MAS MAS
ResponderEliminaraaaiii la golpearia por zorra ¬¬
ResponderEliminarMAAS NOVE.. por faaa
ResponderEliminarmaaaas
ResponderEliminarmassssssssssssssssss noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarQuieronmas
ResponderEliminarque estupida es nina
ResponderEliminarmassssssss
ResponderEliminarOOOOTROOOOOO... no me podes dejar asi
ResponderEliminarmaaaaaaaaaaaasssss
ResponderEliminar:| channnnnnnnnnnnnnnnnnnn, ya quiero saber como sigueeeeeeeeeee
ResponderEliminarNina hdp!! la odio! @flordemariia
ResponderEliminarY llegó la guerra.
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