Lali abrió mucho los ojos, sorprendida.
—Lali: No entiendo por qué estás tan enfadado.
—Peter: No me digas que no eras consciente del modo en
que te miraba.
—Lali: Yo no puedo evitar que me miren —protestó,
intentando sin éxito liberar su brazo.
—Peter: Y tú... también le mirabas a él, completamente
anonadada...
—Lali: ¡Pero qué dices!
—Peter: La imagen era demasiado perfecta. Navidades en
Nueva Inglaterra. Dos antiguos novios compartiendo viejos recuerdos...
—Lali: ¡Estás siendo muy injusto!
—Peter: Habrían formado una hermosa pareja. Combinan muy
bien.
—Lali: No lo creo —dijo de inmediato, colocando una de
sus pequeñas manos sobre el pecho de Peter y poniéndose de puntillas.
—Peter: ¿Qué? —El destello de los celos en su mirada no
había disminuido en absoluto.
—Lali: No. No me gusta ese tipo de hombre. Es... es
demasiado bajo para mí. Nunca antes me había fijado en lo bajito que era. Y su
pelo... Bueno, es demasiado claro. Prefiero un tono más oscuro, mucho más
oscuro. —Peter aflojó el apretón un poco, como si pretendiese animar a Lali
para que prosiguiera—. Es demasiado tranquilo, demasiado previsible... Demasiado
plano. Me moriría de aburrimiento si tuviese que pasar más de cinco minutos con
él. No le gusta discutir ni maldecir, y no bebe ni pierde los estribos. No es
del tipo que apreciaría unas calzas negras de seda.
—Peter: Pertenece a una respetable familia que agrada a
todo el mundo.
—Lali: No me preocupa lo que piensen los demás.
Peter la atrajo hacia sí, su arranque de mal humor casi
había desaparecido. Apretó sus hombros con los dedos, pero no lo bastante para
dejar marcas. Bajó los párpados sobre su mirada verde al mirar hacia su boca.
—Peter: Le querías desde que eras una niña —indicó con
rudeza.
—Lali: Hasta que mis gustos maduraron.
—Peter: Es un caballero.
—Lali: Sí. Y eso es lo peor de todo.
Sin tener en cuenta que la puerta estaba medio abierta y
que podían verlos, él la obligó a ponerse de puntillas y la besó.
Incrementó la presión hasta que separó los labios. Un
oscuro fuego danzó por las venas de Lali, y su dulzura se filtró hasta la
superficie de su piel, enrojeciéndola. La intensidad de su respuesta borró
cualquier pensamiento coherente, cualquier barrera que hubiese construido para
protegerse. Su boca se deslizó con la suavidad del terciopelo por su cuello,
provocándole un escalofrío con el roce de los dientes. Casi le flaquearon las
rodillas cuando sintió que la mano de Peter se aventuraba bajo la tela del
vestido, abarcando uno de sus pechos. Se le erizó el pezón en la palma de la
mano.
—Lali: Peter —susurró—, tú eres todo lo que deseo. No hay
nadie más... nadie más...
—Peter: Hemos venido aquí esta noche por ti. —Su voz era
suave y áspera a un tiempo—. No me importaría no volver a pisar Concord nunca
más.
—Lali: Pero yo crecí aquí. Quiero venir de vez en cuando.
—Al notar la boca de Peter en un punto especialmente sensible de su cuello,
inclinó la cabeza hacia su hombro pues le pesaba demasiado para sostenerla—. No
es un mal pueblo...
—Peter: Tú eras lo mejor de por aquí. Tú fuiste la única
razón por la que permanecí aquí durante tanto tiempo.
Ella sonrió temblorosa.
—Lali: ¿Es eso cierto?
—Peter: Después de lo del río y de los dos días que
pasamos juntos, decidí esperar para ver qué clase de compromiso tenías con Benjamín.
—Lali: Hiciste algo más que eso...
—Peter: No podía dejarte sola.
—Lali: Tu falta de autocontrol no es excusa para que pusieses
fin a mi compromiso matrimonial.
La besó ligeramente en los labios.
—Peter: ¿Te arrepientes?
Apretó el pecho contra su mano, acercándose a él.
—Lali: No me lo habrías preguntado si pensases que es
así.
Peter sonrió sobre su piel, retirando a regañadientes la
mano de debajo del corpiño.
—Peter: Respóndeme igualmente.
Con un repentino estallido de energía, se apartó de él y
se echó a reír al esquivar su nuevo intento de atraparla. Se colocó en una
posición de precaria seguridad tras una pequeña mesa redonda, se aferró al
borde y le dedicó una mirada burlona.
—Lali: Te gusta dar órdenes, ¿verdad?
—Peter: Y a ti te gusta que te las den. —Se movió hacia
un lado de la mesa y estiró el brazo para atraparla, pero ella echó a correr
hacia el otro lado. Aunque podría haberla detenido, dejó que se marchase, y
sonrió al ver cómo se alejaba triunfante hacia el otro lado de la habitación.
—Lali: Solo obedezco tus órdenes cuando quiero —le
informó, regresando al rincón al mismo tiempo que él.
—Peter: Respóndeme a la pregunta que te he hecho antes
—exigió frunciendo el ceño de forma amenazadora—. ¿Alguna vez te has
arrepentido de casarte conmigo en lugar de hacerlo con Benjamín? —Ella apoyó la
espalda en la pared, y le brillaron los ojos al negarse a responder—. Cuanto más
tardes en responder, señora Lanzani, más te arriesgas a que te dé un buen
azote.
Lali sonrió sin reparo alguno.
—Lali: No creo que tuvieses suficiente paciencia para
levantar todos estos volantes y las enaguas...
—Peter: Cariño, siempre que me has retado has tenido que
tragarte tus palabras.
—Lali: ¡Cómo te atreves a decirle algo así a tu esposa!
—exclamó pasando a su lado y dedicándole una sofocada risotada. Él la agarró
por la cintura y la obligó a volverse.
Su privado divertimento se vio interrumpido de forma
abrupta por el sonido de una voz proveniente de la puerta.
—¿Lali? —La señora Hosmer los miró con obvia
desaprobación. Nunca se había tomado a bien semejantes jugueteos en su casa.
Eran un mal ejemplo para sus tres hijos, además de ofender a su propio sentido
de la corrección—. Lali, tu padre acaba de llegar. Te está buscando. Estoy
segura de que se enfadará si no vas de inmediato a felicitarle la Navidad.
—Peter: Estoy segura de que lo hundirías —le murmuró al
oído a Lali, y fue todo lo que necesitó para echarse a reír.
—Lali: Gracias, señora Hosmer —dijo apartándose del
abrazo de su marido y mirándolo de forma reprobatoria—. Ahora mismo vamos.
—Peter: Sin duda —sonriéndole a la señora Hosmer, que lo
miró con suspicacia antes de salir de la habitación. Su expresión se hizo
seria—. Bajo ningún concepto le muestres a tu padre la mala influencia que he
sido para su pequeña hija.
—Lali: No lo creería en absoluto. Siempre te adorará por
haber rescatado a su hija caída en desgracia.
—Peter: ¿Y su hija qué opina de eso?
—Lali: Opina que... —se detuvo y lo miró por encima del
hombro—. Cree que has sido muy negligente al no hacerle saber que están los dos
debajo de un ramo de muérdago.
Peter rió con despreocupación, lo que provocó que su
esposa sintiese un agradable cosquilleo en la boca del estómago. Mientras la
miraba a los ojos, alargó la mano y recogió el ramito de muérdago para
guardárselo en el bolsillo.
—Peter: Para más tarde —dijo y le dedicó una sonrisa.
Continuará...
_________________________________________
+15 +CAPíTULOS
massssssssssssssssssssmasssssssssssssssssss
ResponderEliminarAHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ME ENCANTOOOOOOOO JAJAJAJA ME MORI ESTUVO BUENISIMO!!! AME ESTE CAPP!!!!! MASSSS @LuciaVega14
ResponderEliminarM
ResponderEliminarA
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!
ResponderEliminarS
ResponderEliminarS
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssssssssmasssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarM
ResponderEliminarA
S
S
S
S
S
S
S
S
Me encantan!! Son muy tierno juntos y jugando de esa manera, benjamin no cambia mas!!
ResponderEliminarP
ResponderEliminarO
R
R
R
R
R
R
R
Son tan tiernoss!!! Jugandoo jajajaa
ResponderEliminarF
ResponderEliminarA
S
S
S
S
S
S
S
S
S
muy buena vane
ResponderEliminarC
ResponderEliminarA
P
I
T
U
L
O
5
ResponderEliminar5
masss nove
ResponderEliminarmas por favorsitoo, siii ?? jajaja :D
ResponderEliminarN
ResponderEliminarO
O
O
V
E
E
E
E
E
E
N
ResponderEliminarO
V
E
E
E
E
E
E
E
DANIIIIII NO ME DEJES ASIIII POR FASSSSSSSSSS u.u
ResponderEliminarJaja te joro que ese peter me encanta! Es tan tierno y dulce ja. Otro cap pls(:
ResponderEliminarme encanta mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarme encanta como se llevan lali y peter
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
Cualquier momento les viene bien.
ResponderEliminar