Peter aún no se había acostumbrado a la rudeza del clima,
y siempre estaba tentado de maldecir al tiempo atmosférico cada vez que salía
de casa. El frío del invierno en el norte se le colaba en el tuétano de los
huesos, y el viento lograba filtrarse por las diferentes capas de ropa.
Dado que Lali había vivido en Massachusetts toda su vida,
estaba acostumbrada a los rigores del invierno y no le prestaba especial
atención. Para Peter casi resultaba intolerable, insistió en que todas las
habitaciones de la casa estuviesen caldeadas y en mantener todas las estufas a
pleno rendimiento, lo cual a Lali no le hacía demasiada gracia. Sin embargo,
como deseaba que estuviese contento y de buen humor, se forzó a aprender a
gastar carbón y leña sin pestañear.
Durante una semana especialmente dura en lo relativo al
clima, las franjas de nieve que cubrían las calles de Boston se fundieron
parcialmente, dando como resultado varios centímetros de hielo cuando las
temperaturas volvieron a caer en picado. Recorrer la ciudad era difícil y
desagradable en el mejor de los casos, y en algunas zonas de la ciudad
simplemente imposible. Peter llegó a casa desde la redacción del periódico
completamente helado, con el pelo oscurecido por la humedad de la aguanieve y
la lluvia.
—Lali: ¿Por qué no llevas sombrero? —preguntó frunciendo
el ceño mientras lo ayudaba a quitarse el abrigo.
—Peter: Lo olvidé —dijo afligido castañeteando los
dientes—. Un grave error.
—Lali: Muy grave —coincidió al tiempo que le quitaba la
bufanda y lo miraba con preocupación—. ¿Por qué estás tan mojado?
—Peter: Washington Street... Había demasiado hielo para
ir en coche... Tuve que caminar desde la esquina... Un verdadero infierno.
—Lali: Tienes la cara y las manos heladas —exclamó,
intentando calentarlas mediante fricción, pero sus fútiles esfuerzos únicamente
lograron que sonriese.
—Peter: No solo las manos y la cara…
Lali estaba demasiado preocupada para reír. Lo llevó
escalera arriba sin perder tiempo y le insistió para que se quitase la ropa y
se envolviese en una bata caliente de inmediato. Peter se quedó frente a la
chimenea durante un buen rato, tumbado y tiritando como un gato.
Cenaron en el dormitorio, sobre una pequeña mesa frente a
la chimenea, mientras las doradas llamas obligaban a las sombras a retirarse al
fondo de la habitación.
Lali entretuvo a Peter contándole las cosas que había
hecho a lo largo del día. Mientras le daba tragos a su coñac, Peter parecía más
pensativo de lo que en él era habitual. Sus largos dedos se curvaban alrededor
de la copa; con el pulgar acariciaba suavemente el borde. En momentos como ese,
sus movimientos desprendían una lánguida gracia y Lali podía quedarse horas
observándolo.
—Lali: Y entonces el diputado Gowen dijo... Peter, ¿me
estás escuchando?
—Peter: Te escucho —le aseguró sin énfasis, apoyando la
espalda en el respaldo y poniendo los pies desnudos en la silla de su mujer. No
sin dificultad, dejó de contemplar el rostro de ella a la luz de las velas y se
concentró en la conversación—. ¿Qué dijo el diputado Gowen?
—Lali: Habló de proteger la industria naval del país y de
fortalecer de nuevo la armada.
—Peter: Bien. La han tenido muy descuidada desde que
acabó la guerra.
—Lali: Y dijo que habíamos tenido ventaja en la
construcción naval durante los años cincuenta, cuando los barcos se construían
con madera, pero ahora que se fabricaban con hierro, los británicos nos habían
adelantado. El diputado Gowen cree que deberíamos aumentar las ayudas a los
navieros americanos así como los impuestos que cobramos a todas las cosas que
importamos gracias a nuestros barcos.
—Peter: Sigue —dijo en voz baja, apoyando el mentón en la
mano y mirándola a los ojos.
—Lali: Si te interesa todo lo que dijo... tomé algunas
notas durante su conferencia y podrías leerlas. —Se encogió de hombros como si
no fuese con ella la cosa—. O puedo contártelo. No me importa.
—Peter: Notas —repitió empujado por su curiosidad. Se
preguntó de qué estaría hablando, y se esforzó por no sonreír—. Sí, me gustaría
echarles un vistazo.
Evidentemente, esa era la respuesta que Lali quería oír,
por lo que se puso en pie nerviosa y se acercó a la mesa del cambiador.
—Lali: Las tengo ahí. —Abrió el cajón superior y sacó un
estrecho mazo de papel—. Son solo unos garabatos.
En cuanto le pasó las notas, Lali se sintió asaltada por
un montón de dudas. Quería ojearlas antes de que él pudiese leerlas. No sabía
qué le había llevado a escribir mientras escuchaba la conferencia. Durante la
mañana le había parecido una buena idea, pero de repente se arrepentía de
habérselo dicho a su marido.
Pero como Peter siempre estaba hablando de sus
reporteros, acerca de sus aciertos y de los errores que cometían, ella quería
saber si era capaz de escribir un artículo. Lali se preguntó pesarosa si sus
esfuerzos le pondrían a Peter en un compromiso. Solo el miedo a parecer incluso
más estúpida de lo que ya se sentía evitó que dijese algo más. Cruzó las manos
a su espalda, demasiado inquieta para sentarse.
A mitad de la primera página, Peter la miró.
—Peter: Yo no creo que esto sean solo unos garabatos, La.
Se encogió de hombros y apartó la vista para que pudiese
seguir leyendo. Cuando Peter acabó, dejó el artículo sobre la mesa con mucho
cuidado. Su rostro mostraba una extraña expresión, algo que Lali no logró
descifrar.
—Peter: Es perfecto. No podría proponer ni una sola
mejora. ¿Cuánto tiempo has tardado en escribir esto?
—Lali: Oh, una hora o dos. —Se había pasado toda la
mañana, pero él no tenía por qué saberlo.
—Peter: La escritura, la longitud, el estilo... todo está
como tiene que estar... —Le agasajó con una incrédula sonrisa—. ¿Sabes lo mucho
que Pablo y yo tenemos que presionar a nuestros reporteros para que hagan algo
como esto?
Tuvo que esforzarse mucho para borrar de su cara la
estúpida sonrisa que la invadió debido al placer que le produjeron sus halagos.
—Lali: Solo quería intentarlo.
—Peter: Me gustaría pasárselo a Pablo.
—Lali: ¿Quieres decir para que lo publique en el
Examiner?
—Peter: Sí, a eso me refiero.
—Lali: No creo que sea lo bastante bueno —dijo a modo de
evasiva.
—Peter: No es momento para ser modesta —dijo secamente—.
Es lo bastante bueno.
—Lali: ¿En serio lo crees? —Le sonrió radiante—. Si
quieres, llévaselo a Pablo, pero no le digas quién lo ha escrito. Fírmalo con
mis iniciales, así si no le gusta, nadie tendrá por qué saberlo.
—Peter: No le diré quién lo ha escrito —le aseguró—. Pero
probablemente sospeche algo.
—Lali: ¿Estás intentando darme coba o realmente te ha
gustado el artículo?
—Peter: No pretendo darte coba. —Peter le echó un vistazo
al artículo y pasó los dedos por la primera página, todavía sorprendido por la
clara precisión de su escritura. Una curiosa sensación de orgullo invadió su
pecho al recapacitar en lo que había hecho su esposa—. De hecho, me avergüenza
admitir que me has sorprendido.
—Lali: ¿Te avergüenza?
—Peter: No debería sorprenderme algo como esto. Siendo tú
la que lo ha escrito, no. —Se puso en pie y se acercó a ella, le tomó el mentón
y le alzó la cara. ¿Era consciente Lali de lo poco que se parecía a la chica
con la que se había casado? Un año atrás, ella poseía algo, un destello
especial que le había atraído contra su propia voluntad. Ahora, ese innombrable
destello de magia se había transformado en algo mucho más potente. Que Dios se
apiadase de él cuando ella aprendiese a utilizarlo—. Eres maravillosa. —Sonrió lentamente—.
¿Harías algo por mí, La?
—Lali: ¿Qué?
—Peter: Nunca dejes que piense en ti simplemente como
mi... compañera de juegos.
—Lali: ¿Existe la posibilidad de que lo hagas?
Miró de soslayo hacia la cama.
—Peter: Me temo que al apreciar ciertos talentos tuyos
haya pasado por alto otros.
—Lali: ¿Y yo puedo pensar en ti como mi compañero de
juegos?
Su rostro se iluminó con una sonrisa.
—Peter: Siempre. —Deslizó la bata de Lali dejando al aire
sus hombros y rozó la parte superior de sus pechos con los pulgares, escuchando
el levísimo gemido que ella dejó escapar a modo de respuesta—. ¿Estás cansada
de hablar? —susurró mientras le mordisqueaba el lóbulo de la oreja—. Entonces,
vamos a la cama, La. Esta noche tengo un juego nuevo para ti.
Ella lo siguió sin pensarlo, hechizada por la promesa de
su malévola sonrisa.
Continuará...
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+15 +NOVE
mas noveeeeeeee
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssssmassssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarMaaaaaaaaaassss!!!!! (((:
ResponderEliminarmas nove!
ResponderEliminarque buena se pusoo!
ResponderEliminarme encanto massssssssssss espero el proximo cap
ResponderEliminarme copa mucho...!!!
ResponderEliminarAyyy cuando el dijo "eres marvillosa" crei que voy a morir. Los dos son tan tiernos juntos que quiers llorr ja. Mi pregunta es cuendo se van a enfrentar a los sentimientos que tienen, y que va a pasar con eso despues. Mas nove!(:
ResponderEliminarhasta cuando haras maraton??
ResponderEliminarme encanta como escribess-!!
ResponderEliminarBuenisimooo! Amoo a peter es un tierno tortal! pro ya quiero saber cuales son sus secretos ;D me encanta la nove!
ResponderEliminar@mf_lazaro
Awwwwwwww estamos tod@s orgullos@s de Lali :D ♥ ME ENCANTO ME ENCANTOOOOOO GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!! MASSSSSS POR FAS!!! ELLOS Y SUS JUEGOS SIEMPRE QUERIENDO INNOVAR(? JAJAJAJA
ResponderEliminarM
ResponderEliminarA
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ya te hago 20 firmas si queres(? jajajajaja
ResponderEliminarMe encanta, ya veo que lali termina ayudando en el periodico! más!!
ResponderEliminarmassssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarN
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me encanto mas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarLali va a terminar participando activamente en el periódico.
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