Canturreando entre dientes un villancico navideño, Lali
iba cargada con un buen puñado de acebo entre los brazos y lo apoyó un momento
sobre la baranda.
—Lali: Bess —le dijo a la criada que se asomó en lo alto
de la escalera— si pudieses atar esto ahí arriba con una de esas gruesas cintas
rojas... Sí, y después iremos bajando...
—Cuidado no caiga de espaldas —le previno Bess, demasiado
preocupada por el precario equilibrio de Lali en el extremo de la escalera para
prestarle atención a la decoración.
—Lali: No te preocupes —dijo para tranquilizarla—. Oh,
ese lazo es estupendo.
—Bess: No camine hacia atrás.
—Lali: No me voy a caer. Estoy agarrada a la barandilla.
—Bess: Señora Lanzani, ¿por qué no ato yo el acebo y hace
usted los lazos?
—Lali: Bess, no tienes por qué preocuparte.
Su conversación se vio interrumpida por el sonido de la
puerta principal al cerrarse de golpe, y ambas miraron escalera abajo.
Peter se sacudió la nieve del largo abrigo que lucía y
lanzó el sombrero de lana hacia un rincón con un golpe seco de muñeca. Al ver
que tenía público, asintió hacia ellas brevemente con un gesto que apenas podía
pasar por un saludo.
—Lali: Bueno —dijo—, al parecer tu espíritu navideño ha
experimentado un fuerte descenso.
Peter dijo algo entre dientes y subió la escalera,
pasando a su lado sin decir nada más. Se detuvo al acercarse a Bess, que se
apartó de él y lo miró con sus redondos ojos grises.
—Peter: Tráeme una botella de Oíd Forester y un vaso
—espetó—. Ahora mismo.
A la criada le temblaron los labios y bajó a toda prisa
la escalera.
—Lali: Peter, ¿qué sucede? —le preguntó, preocupada por
sus bruscas maneras—. Sea lo que sea, no hay razón para que me ignores y me
asustes... Peter, ¿dónde vas? —Lo siguió hasta el dormitorio, incapaz de
imaginar qué lo había puesto de semejante humor—. ¿Has tenido problemas en el
periódico?
Peter soltó una risotada fría y seca.
—Peter: Puedes estar segura.
—Lali: Has vuelto muy pronto a casa...
—Peter: No quiero hablar, y no quiero responder a tus
preguntas. ¿Dónde demonios se ha metido Bess? Maldita sea, ¿es que no pudiste
contratar a nadie que caminase en condiciones?
—Lali: ¿Has discutido con Pablo? —preguntó con paciencia,
sabiendo que Peter sí quería hablar, o bien no habría montado todo ese numerito
al llegar. Que Peter diese un portazo al entrar siempre significaba que iban a
tener una charla.
—Peter: Pablo —dijo con amargura—. Por todos los
demonios, claro que he discutido con él.
—Lali: No tienes por qué usar ese lenguaje —le reto.
—Peter: Creí que había entendido lo que estoy intentando
hacer. Pero hoy me he dado cuenta de que no es el hombre que yo creí que era.
Tras meses de trabajo en el mismo bando, con el mismo objetivo, habla conmigo
como si fuese un extraño... Abre la puerta, ya está aquí el whisky.
—Lali: ¿Te importaría hablar conmigo antes de ponerte a
beber?
Peter se limitó a mirarla a modo de respuesta. Lali
suspiró y fue hasta la puerta.
—Lali: Gracias, Bess.
—Bess: Señora Lanzani... —susurró la criada mirando a
Peter ir y venir por la habitación como una pantera enjaulada—, ¿está todo
bien? Si lo desea...
—Lali: No pasa nada —dijo dedicándole una tranquilizadora
sonrisa y recogiendo la pequeña bandeja de plata de manos de la muchacha—. ¿Por
qué no terminas de decorar mientras el señor Lanzani y yo hablamos? —En cuanto
Bess asintió, no sin cierta aprensión, Lali cerró la puerta con el pie y dejó
la bandeja sobre la mesa del vestidor—. Solo lleva una semana trabajando para
nosotros, Peter. No está acostumbrada a tu temperamento, y se asusta, así que
será mejor que intentes...
—Peter: Será mejor que se acostumbre, o tendrá que irse a
trabajar a otro lado. —Se sirvió una copa y dejó de hablar el tiempo suficiente
para beber un buen trago.
—Lali: ¿Qué es lo que ha hecho Pablo para ponerte tan
furioso?
—Peter: A Pablo le importa bien poco lo que estamos
intentando conseguir. Para él es un ejercicio mental. Observa algo, descubre
los pros y los contras y elige aquello que tiene más posibilidades de ir bien.
Que sea bueno o malo es solo una ecuación matemática para él. ¡Y yo no puedo
trabajar de ese modo!
—Lali: Estoy segura de que no es así. Estoy segura de que
es un hombre íntegro y de palabra...
—Peter: ¡En absoluto! —acabó con el whisky y se sirvió
otro. Lali no le había visto beber tanto en tan poco tiempo.
—Lali: ¿De qué discutieron?
De repente, dio la impresión de que su rabia menguase, y
negó con la cabeza, dando otro trago. Mantuvo el vaso entre los dedos. Lali
permaneció en silencio, se sentó en el borde de la cama y le observó acabar con
el segundo vaso de licor. Se sentía dolido. Y ella no podría hacer nada por él
hasta que echase abajo alguno de sus muros. «Pídeme que te abrace... Aquí están
mis brazos, preparados para abrazarte. Aquí está mi corazón... pide lo que
quieras.»
Peter se acercó a la ventana, silencioso y aislado.
Respiró hondo y volvió a negar con la cabeza, encogiéndose de hombros.
—Peter: Hoy... —empezó a decir, pero el resto de la frase
no surgió, incapaz de darle voz. Se dirigió hacia la botella de whisky, pero
Lali llegó hasta ella antes que él y le agarró la mano.
—Lali: No bebas más —le dijo mirándolo a los ojos.
Él apreció algo en su mirada que le llevó a soltar la
botella. Poco a poco, apartó su mano y regresó junto a la ventana, pero no sin
antes permitir que Lali apreciase el deje de pesar en su expresión.
Se sintió invadida por la necesidad de reconfortarlo.
—Lali: ¿Qué ha pasado hoy?
—Peter: Malas noticias.
—Lali: ¿Sobre la Reconstrucción? —No podía imaginar otra
cosa que le afectase de tal modo.
—Peter: ¿Qué otra cosa podría ser?
—Lali: Peter, no me hagas jugar a las adivinanzas.
Cuéntamelo.
—Peter: Finalmente, habíamos progresado un poco. Hasta el
día de hoy, el gobierno federal estaba aflojando su control sobre el Sur.
Decidieron empezar por Georgia...
—Lali: Sí —dijo precipitándose para llenar el silencio—.
Estoy al tanto de eso. Georgia y algunos estados más fueron readmitidos en el
Congreso.
—Peter: Por fin. Y yo pensé que el resto del Sur no
tardaría en seguir su misma suerte. Y así la guerra habría acabado
definitivamente... Nada de jugarretas. Nos devolverían nuestras tierras. Nos
devolverían nuestros derechos como ciudadanos... derechos que merecemos. —Peter
suspiró y apoyó la frente en el marco de la ventana —Pero han vuelto a
establecer el control militar. ¿Sabes lo mucho que va a retrasar eso todo el
proceso en el Sur? La, ¡todos esos cambios han sido demasiado duros para que
los pudiesen digerir! Tienen que facilitarles un poco las cosas... Solo... solo
intentan mantener su orgullo.
—Lali: Peter...
—Peter: Me fui porque no podía soportar la idea de ser
testigo —prosiguió ignorando su intento por cambiar el tono de la
conversación—. La frustración... Podía sentirla en todas partes... pero quedaba
algo de esperanza... tal vez todo acabaría bien. Tal vez pudiésemos rehacer
nuestras vidas... Pero no, lo único que puedes hacer es esperar hasta tener la
oportunidad de luchar del modo en que sabes hacerlo. Y no importa si es el modo
adecuado o no, siempre y cuando puedas hacer algo...
—Lali: Lo sé —dijo con calma—. Sé que quieres hablar para
defender a tu gente, y que quieres ayudar a que ambos bandos se conozcan
mutuamente. Pero no puedes esperar que Pablo se convierta en la voz del Sur.
—Peter: No le he pedido eso. Solo quería que moderase su
editorial. Nada radical...
—Lali: ¿Y el se negó a reescribirlo?
—Peter: Oh, sí lo escribió de nuevo. No pudo mostrarse
más de acuerdo con el gobierno federal, y así lo expresó.
—Lali: ¿Intentaste razonar con él?
—Peter: Habría sido menos doloroso lanzarme de cabeza
contra una pared. No quiso ceder.
—Lali: Y tú explotaste.
Peter volvió a acercarse a la botella y se sirvió otro
whisky, mirando de reojo a Lali, como retándola a que protestase. Con gran
acierto, Lali guardó silencio.
—Peter: Le dije que yo mismo escribiría el editorial. Él
dijo que dejaría el periódico si lo hacía.
—Lali: ¡Peter! —se le revolvieron las tripas al pensar en
todos los planes y las esperanzas de su marido esfumándose a toda velocidad.
—Peter: No podía publicar ese editorial tal como estaba,
La —dijo secamente, bebiéndose la tercera copa—. Habría traicionado todo
aquello en lo que creo. Y no podía ignorarlo. Para eso está pensado el
periódico, para asuntos como este. ¡Para eso compré el periódico!
Lali cruzó las manos sobre su regazo y las observó, con
la cabeza y el corazón alborotados. ¿Qué podía hacer? ¿Qué podía decirle?
Continuará...
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+15 y mas :D
Complicada la situación de Peter :/
ResponderEliminarmáaaaassss
ResponderEliminarPobre peter, esta en una encrucijada!! Más Me encanta!!!
ResponderEliminarAwwww pobresito peter me imagino la impotencia de lali me encanta esta muy buena :)
ResponderEliminarqe fastido pobre peter y pablo agg! mas :$
ResponderEliminarmas mas mas mas mas mas por favorrrrrrrrrrrr
ResponderEliminarMasss mas mas mas
ResponderEliminarmas mas mas mas massss
ResponderEliminarpobre peter y pobre lali, la vida nunca es facil...
ResponderEliminarmás nove
por favor!!
ResponderEliminarsolo uno más?!
masssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarmas as masssssssssssssss
ResponderEliminarPor favor, haz la maratón si importar los comentarios, llevo días eaperando saber el final, por favoooor !!
ResponderEliminarUno máaas por favoor!
ResponderEliminarGraciaaaaas !! QUIERO OTRO !!
ResponderEliminarAaai qe problema el de Peter eh
ResponderEliminarEspeero mas, beso :)
Arii - @AriadnaAyelen
Otroooo
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminarQ enojado estaba Peter!
ResponderEliminarPablo se le rebotó .Con razón está tan enojado peter .LAli no sabe como ayudarle,pero seguro se le ocurre algo.Se nota preocupada x el ,y sabe como se debe sentir.
ResponderEliminaru.u que feo!!! pobrecito, aunque no tendria qe haber tratado asi a la pobre criada :( espero que todo se pueda arreglar en alguno de los caps qe me qedan por leer ;) JAJAJAJAJA gacias Danii!! Me encantoooo @LuciaVega14
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