Peter despertó poco a poco, y se percató de que unas
manos le acariciaban el pecho. Abrió un ojo soñoliento y se vio recompensado
con la visión de un seno perfectamente redondeado coronado por un pezón rosado
y turgente. Decidió que aquello requería una investigación más a fondo, de modo
que abrió el otro ojo y se deleitó con la imagen y el tacto de su esposa
desnuda que, sentada a horcajadas sobre su cintura, le deslizaba las manos por
el torso.
Su magnífica cabellera la rodeaba como una nube de color
castaño, cayéndole en cascada sobre los hombros hasta tocarle los generosos
pechos y acariciarle las caderas. Las rizadas puntas descendían por su espalda
hasta descansar sobre las piernas de Peter. El hecho de estar excitado no lo
sorprendió en absoluto, considerando que había pasado los últimos tres días en
un estado de excitación constante.
Pero hoy todo cambiaría. Había enviado un mensaje a Bow
Street y le habían informado de que al menos hasta la víspera nadie había
recibido noticias de James Kinney.
Y ya bien entrada la noche había recibido otra carta de
chantaje que le exigía que reuniese la desorbitada suma de cinco mil libras y
esperara nuevas instrucciones. Al interrogar al muchacho que le había dado la
misiva, había averiguado que el gabacho frecuentaba varios establecimientos del
barrio de la ribera. La descripción que el chico había hecho del hombre no le
había dejado lugar a dudas de que se trataba de Benjamín. Peter planeaba
visitar esos lugares esa tarde con la esperanza de encontrarse cara a cara con
aquel bastardo.
Así pues, pese a que ese breve interludio con su mujer le
había resultado de lo más placentero, había llegado la hora de centrar su
atención en otros asuntos.
-Lali: Buenos días, excelencia —lo saludó ella. Se inclinó
y lo besó en los labios— ¿O debería decir «buenas tardes»?
Sus dedos se deslizaron por su pecho y le hicieron
cosquillas en el ombligo. Él contraía los músculos con espasmos de placer allí
donde ella lo tocaba. Sí, era una pena que ese interludio tuviese que terminar.
Ella le rodeó la erección con los dedos y lo acarició
suavemente.
-Lali: ¿Vas a volver a dormirte?
Por toda respuesta, él la aferró por la cintura, la levantó
y la sentó encima.
-Peter: Estoy totalmente despierto y tienes toda mi atención
—le aseguró.
Peter alzó el brazo, enredó los dedos en su cabello y
atrajo hacia sí su cabeza para besarla. Le introdujo la lengua en la boca
mientras le ponía la otra mano entre los muslos. Cuando sus dedos la
acariciaron, ella emitió un gemido profundo. Su clímax llegó rápidamente,
consumiéndola por completo. Con la cara contra el hombro de Peter, gritó su
nombre una y otra vez mientras se contraía espasmódicamente en torno a él y se
derretía entre sus brazos. En cuanto su mujer se relajó, él rodó con ella sobre
la cama hasta que la tuvo debajo. Se acomodó entre sus muslos separados y se
movió muy despacio dentro de ella, saliendo casi por completo sólo para
sumergirse hasta el fondo.
Apoyándose sobre las manos, admiró su bello rostro
mientras la acariciaba por dentro, lenta y rítmicamente, hasta que ella empezó
a retorcerse debajo de él. Las reacciones de Lali no eran en absoluto
contenidas. Esa mujer no tenía nada de tímida ni retraída en la cama. La visión
de Lali poseída por la pasión, con su larga cabellera desparramada alrededor,
era una de las más eróticas que Peter había tenido delante de los ojos. Un
quejido le salió de lo más hondo cuando ella lo rodeó con sus largas piernas y
aferró sus tensos bíceps con los dedos.
-Lali: Peter —gimió ella, arqueándose debajo de él.
Cuando alcanzó el orgasmo, apretó con fuerza a Peter, que
la penetró una última vez.
Estrechándola en sus brazos, rodó con ella hasta que
quedaron de costado, y hundió la cara en su fragante cabello.
-Peter: Ha sido un despertar muy bonito —murmuró cuando
recuperó el habla.
Le acarició la región baja de la espalda y las redondas
nalgas con un movimiento suave y circular.
-Lali: Para mí ha sido muy bonito también —dijo ella con
un guiño que lo hizo sonreír.
En efecto, los tres últimos días habían sido los más
felices que Peter había vivido. Habían salido de la casa sólo una vez, para dar
un paseo en carruaje por Hyde Park, y después para curiosear por las tiendas de
Bond Street. Peter se había prendado de unos pendientes de diamantes y perlas
en una joyería de moda y se los había comprado a su esposa a pesar de sus
protestas. Después Lali descubrió una librería pequeña en una callejuela
adoquinada y lo había arrastrado al interior.
-Peter: Creía que habías dicho que no te gustaba ir de
compras —había bromeado él mientras ella examinaba los volúmenes de las
estanterías.
-Lali: No me interesa ir a comprar cosas, pero esto son
libros.
Él no estaba muy seguro de haber entendido la distinción,
pero le encantó poder complacerla. Le compró más de una docena de libros y se
percató, divertido, de que ella se mostraba mucho más entusiasmada con ellos
que con los pendientes de precio exorbitante que acababa de regalarle.
Aparte de esta salida, hecha el día anterior, habían
pasado casi todo el tiempo en la alcoba de Peter, desnudos, tocándose, aprendiendo,
disfrutando el uno del otro, compartiendo sus cuerpos. Incluso les servían la
mayor parte de las comidas allí, y sólo salían de la habitación para cenar en
el comedor formal. Pero en cuanto terminaban huían de nuevo a su mundo íntimo,
donde él le enseñaba a su esposa el significado de la pasión, descubriendo de
paso que, aunque había tenido muchas amantes, nunca había experimentado la
honda ternura que Lali le hacía sentir.
En su segunda noche, juntos habían hecho una escapada de
medianoche al estudio privado de Peter. Él le había asegurado que tenía una
sorpresa para ella y le había pedido que cerrase los ojos y se dejase conducir
de la mano al estudio. El fuego de la chimenea bañaba la habitación en un
brillo cálido y tenue. Ella paseó la mirada por todo el estudio y avistó el
bosquejo que le había regalado, colgado en un lugar destacado de la pared
situada frente al escritorio.
Él se acercó a ella por detrás y le rodeó la cintura con
los brazos.
-Peter: Cada vez que alzo la vista hacia ese retrato,
pienso en ti —le dijo en voz baja.
Después había dedicado una hora a enseñarle los pasos del
vals y descubrió que ese baile era mucho más sensual de lo que nunca había
imaginado. Quizás Lali no fuese la pareja de baile más diestra que había
tenido, pero nunca lo había pasado tan bien. Acabaron haciendo el amor muy
despacio y sin prisas sobre la gruesa alfombra al calor del fuego, y Peter supo
que nunca volvería a entrar en su estudio sin ver en su mente a Lali acostada
sobre el tapiz, con los ojos brillantes de deseo y los brazos extendidos hacia
él.
Ahora, ella le rozó el cuello con los labios. Dios, esa
mujer lo hacía feliz, cosa que lo inquietaba, lo desconcertaba y lo ponía
eufórico al mismo tiempo. Aunque en los últimos días ambos habían pasado muchos
momentos románticos juntos, riendo y charlando, ella no le había revelado los
motivos secretos que la habían impulsado a marcharse de América. Él había
tocado el tema una vez, pero ella había desviado inmediatamente la
conversación. Para su sorpresa, la renuencia de Lali a contarle cosas de su
pasado le molestó, pues él deseaba que ella le hablara de eso.
-Peter: ¿Qué te gustaría hacer hoy? —le preguntó,
acariciándole con delicadeza su tersa piel.
-Lali: Mmmm... Lo estoy haciendo ahora mismo.
-Peter: ¿Ah sí? ¿Y qué es?
-Lali: Abrazarte. Sentirte cerca de mí. Sentirte dentro
de mí —Echó la cabeza hacia atrás y lo miró con ojos sombríos y cargados de
emoción. Le posó con ternura la mano en la cara— Tocarte. Amarte.
¿Estaba diciendo que lo quería? ¿O se refería sólo a
hacer el amor con él? Peter no lo sabía, y aunque nunca antes había solicitado
el amor de una mujer, de pronto deseaba oír palabras amorosas de boca de Lali.
No podía negar que ese matrimonio de conveniencia estaba
dando un vuelco inesperado. Además, la sensación de vulnerabilidad y confusión
que lo embargaba era algo que no le gustaba demasiado.
Ella le pasó la punta de los dedos por las cejas.
-Lali: ¿Y a ti? ¿Qué te gustaría hacer hoy?
-Peter: Me gustaría quedarme aquí contigo y hacer el amor
durante toda la tarde, pero hay unos asuntos que reclaman mi atención.
-Lali: ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
Él sonrió al percibir el ansia en su voz.
-Peter: Me temo que no. Tengo que hacer varias
diligencias y ocuparme de un enorme montón de correspondencia aburrida.
-Lali: ¿Podría acompañarte mientras haces tus
diligencias?
-Peter: Me temo que debo encargarme de ellas solo —No le
hacía gracia llevarla consigo al barrio de la ribera— Me distraerías demasiado.
Estaría concentrado en ti, no en el trabajo.
Ella se quedó quieta y le puso las manos a los lados de
la cara.
-Lali: Me ocultas algo. Vas a algún sitio adonde no
quieres que yo vaya —Soltó un suspiro— Deja que te ayude, Peter.
Maldición, ¿es que esa mujer podía leerle el alma? Era,
cuando menos, una pregunta perturbadora. ¿Podía ella ver el afecto creciente
que le estaba tomando?
¿Afecto? Casi hizo un gesto de disgusto ante la insulsez
de esa palabra, que no describía ni remotamente lo que sentía por ella. La idea
de que ella pudiera ver o percibir cosas que él aún no estaba preparado para
compartir lo desconcertaba, aunque Lali no había vuelto a mencionar sus
visiones ni a afirmar que le hubiese leído el pensamiento.
Deslizó el dedo por el tabique nasal de ella. En cuanto a
llevarla consigo a los sitios a los que tenía que ir, eso quedaba
terminantemente descartado. No estaba dispuesto a exponerla al peligro o a...
-Lali: No quieres exponerme al peligro. Lo entiendo. Pero
estaré contigo. Estaré perfectamente a salvo.
-Peter: No puedo llevarte a esos lugares, Lali. Son
sórdidos, en el mejor de los casos. No son la clase de sitios que frecuentan
las damas.
-Lali: ¿Qué te traes entre manos exactamente?
Contempló la posibilidad de no decírselo, pero descubrió
que no tenía las menores ganas de mentirle.
-Peter: ¿Recuerdas que en las ruinas te dije que había
contratado a un alguacil de Bow Street para que investigase a un francés que vi
con Pablo antes de su muerte?
-Lali: Sí. Habías quedado en encontrarte con ese alguacil
esa noche.
-Peter: Exacto. Bueno, pues he recibido informes de que
el francés que busco, al que conozco por el nombre de Benjamín, ha sido visto
hace poco en una taberna y antro de juego situado cerca del barrio ribereño.
Iré a ver si lo encuentro.
-Lali: ¿Por qué?
«Porque ese bastardo amenaza con destruir todo lo que me
importa —pensó— Podría acarrear la ruina a mi familia... de la que ahora formas
parte.» Pese a su renuencia a mentir, sabía que tendría que hacerlo.
-Peter: Tengo motivos para creer que le robó varias cosas
a Pablo, y quiero recuperarlas.
-Lali: ¿Por qué no dejas que tu investigador lo
encuentre?
-Peter: Deseo seguir su rastro mientras aún esté
caliente.
Ella clavó la mirada en sus ojos, que estaban muy serios.
-Lali: Quiero acompañarte.
-Peter: De eso ni hablar.
-Lali: ¿No entiendes que podría ayudarte? ¿Por qué no
intentas al menos creer en esa posibilidad? Podría percibir algo que te
facilitase esa búsqueda. Si toco algo que él haya tocado o a alguna persona con
quien haya hablado, tal vez podría adivinar su paradero.
-Peter: Diablos, ya sé que quieres ayudarme, y aunque no
puedo negar que posees una intuición muy aguda, no eres maga. Sencillamente no
hay manera de que puedas ayudarme en esto. Además, por nada del mundo voy a
llevarte a los barrios bajos de Londres. Agradezco tu interés, pero...
-Lali: Pero no permitirás que vaya contigo.
-Peter: No. El barrio de la ribera es peligroso. Si
sufrieras algún daño nunca me lo perdonaría.
-Lali: Y sin embargo pones tu propia vida en peligro.
-Peter: El riesgo es mucho menor para un hombre.
Una expresión de frustración asomó a los ojos de Lali.
-Lali: ¿Qué debo hacer para probarte que puedo ayudarte?
¿Probar que sus supuestas visiones podrían conducirlo
hasta Benjamín, un hombre a quien el mejor alguacil de Bow Street no había sido
capaz de localizar? Deseaba con toda su alma poder creer eso, pero había dejado
de creer en cuentos de hadas hacía mucho tiempo.
-Peter: No hay nada que puedas hacer —respondió en voz
baja, y se sintió mal al ver el dolor que denotaba la mirada de ella, pero no
tenía alternativa.
Lali no iba a ayudarlo. De eso estaba seguro.
--
Lali bajó las escaleras con un ejemplar de Sentido y
sensibilidad en la mano, uno de los numerosos libros que Peter le había
comprado la víspera. No tenía ganas de leer, pero anhelaba distraerse para
librarse del nudo que se le había formado en el estómago de tanto preocuparse
por él.
En medio del vestíbulo recubierto de mármol, miró con
indecisión a derecha e izquierda. Tal vez intentaría encontrar la cocina para
hurtar un vaso de sidra.
-Jasper: ¿Puedo ayudarla, excelencia? —preguntó una voz
profunda.
-Lali: ¡Ah! —Se llevó la mano al pecho— ¡Jasper! Me
asustaste.
-Jasper: Le ruego que me perdone, excelencia.
Hizo una reverencia y luego se irguió con la espalda tan
recta que ella se preguntó si alguien le habría metido una tabla por la parte
de atrás de los pantalones.
-Lali: No se preocupe, Jasper —dijo con una sonrisa que
no fue correspondida— ¿Podría indicarme por dónde queda la cocina?
Jasper se quedó mirándola con el rostro desprovisto de
toda expresión.
- Jasper: ¿La cocina, excelencia?
El desaliento se apoderó de ella al oír el tono
intimidatorio del mayordomo. Ella se puso recta también y le sonrió de nuevo.
-Lali: Sí. Quisiera un poco de sidra.
-Jasper: No hay necesidad de que entre jamás en la
cocina, excelencia. Me encargaré enseguida de que un criado le traiga algo de
sidra.
Giró sobre sus talones y echó a andar, presumiblemente
para llamar a un criado. Ella reparó de inmediato en su cojera.
Estaba segura de que no lo había visto cojear cuando
Peter se lo presentó. Durante un momento lo observó alejarse con su andar
irregular.
-Lali: Jasper.
El mayordomo se detuvo y se volvió hacia ella.
-Jasper: ¿Sí, excelencia?
-Lali: No quiero que me tome por grosera, pero no he
podido evitar fijarme en su cojera.
Por un segundo él se quedó estupefacto. Después recuperó
su máscara inexpresiva.
-Jasper: No es nada, excelencia.
-Lali: Tonterías. Obviamente sí es algo. ¿Ha sufrido un
accidente de algún tipo?
-Jasper: No, excelencia. Se trata sólo de mi calzado. El
cuero está demasiado rígido y no he conseguido domarlo todavía.
-Lali: Entiendo —Bajó la vista hacia sus lustrosos
zapatos negros y asintió con la cabeza, comprensiva— ¿Se le han levantado
ampollas?
-Jasper: Sí, excelencia. Varias —Alzó la barbilla— Pero
no impedirán que cumpla con mis obligaciones.
-Lali: Cielo santo, esa posibilidad ni siquiera me ha
pasado por la cabeza. Salta a la vista que es usted la eficiencia
personificada. Sólo me preocupa que esté sufriendo —Le sonrió a aquel hombre de
semblante adusto— ¿Le ha examinado alguien esas ampollas? ¿Un médico, quizá?
-Jasper: Desde luego que no, excelencia —replicó
enfurruñado, y echó los hombros hacia atrás de tal manera que Lali se maravilló
de que no se cayera de espaldas.
-Lali: Ya veo. ¿Dónde está la biblioteca, Jasper?
-Jasper: Es la tercera puerta a la izquierda por este
pasillo, excelencia —señaló el mayordomo.
-Lali: Muy bien. Quiero verle ahí dentro de cinco
minutos, por favor.
Se dio la vuelta para encaminarse a las escaleras.
-Jasper: ¿En la biblioteca, excelencia?
-Lali: Sí. Dentro de cinco minutos.
Dicho esto, subió a toda prisa.
--
-Peter: ¿Sabes qué ha sido de la duquesa? —preguntó al
ayudante del mayordomo cuando salió al vestíbulo dando grandes zancadas. Había
regresado del barrio ribereño y llevaba un cuarto de hora buscando a Lali, sin
éxito.
—Está en la biblioteca, excelencia.
Peter recorrió con la mirada el recibidor, que estaba
vacío salvo por ellos dos.
-Peter: ¿Dónde está Carters?
—Creo que en la biblioteca con la duquesa, excelencia.
Poco después Peter irrumpió en la biblioteca y se detuvo
en seco. Su esposa estaba arrodillada frente al mayordomo, que se encontraba
sentado en su sillón favorito. Estaba descalzo, y tenía las perneras enrolladas
y las pantorrillas delgadas y velludas al descubierto.
Peter, estupefacto, observó con incredulidad desde la
puerta cómo Lali se ponía hábilmente el pie descalzo de Jasper sobre el regazo
y le friccionaba el talón y la planta con una especie de crema. Justo cuando
Peter creía que había llegado al límite de su asombro, ocurrió algo que lo dejó
boquiabierto.
Vio a Jasper sonreír. ¡Sonreír!
No había en toda Inglaterra un mayordomo más retraído,
adusto y glacialmente correcto que Jasper. Durante todos los años en que Jasper
había servido a su familia, Peter nunca había visto al hombre esbozar una media
sonrisa. Jamás le habían temblado siquiera los labios. Hasta ahora.
Pero lo que sucedió a continuación dejó a Peter aún más
pasmado. Una carcajada brotó de la garganta de Jasper. El hombre se estaba
riendo, ¡por el amor de Dios! Peter sacudió la cabeza para despejársela. De no
ser porque no había bebido, habría jurado que la escena que tenía ante sí era
producto de un exceso de brandy. Pero estaba totalmente sobrio, de modo que
debía de ser real. ¿O no? Intentando poner sus confusas ideas en orden,
atravesó la habitación.
-Peter: ¿Qué está pasando aquí? —preguntó, acercándose a
su mujer, que no dejaba de sorprenderlo, y a su mayordomo, a quien al parecer
no conocía en absoluto.
Lali le dirigió una mirada inquisitiva, con los ojos
llenos de preocupación. Jasper parecía terriblemente apurado. Peter saludó con
un beso en la cabeza a Lali y la miró con una expresión tranquilizadora que
alivió la tensión de su rostro.
-Jasper: ¡Excelencia! —exclamó el mayordomo, sonrojado.
Intentó ponerse en pie, pero Lali se lo impidió con un gesto.
-Lali: Quédese sentado, Jasper —le ordenó con firmeza— Ya
casi he terminado.
Jasper tosió y se hundió de nuevo en el sillón. Ella le
puso el pie en el suelo y le levantó el otro para aplicarle con delicadeza una
ligera capa de bálsamo que sacaba de un cuenco de madera. Tenía la bolsa de
medicinas en el suelo, abierta, a su lado.
-Peter: ¿Qué demonios le estás haciendo a Jasper, Lali?
—preguntó, con los ojos clavados en el extraordinario espectáculo que ofrecía
su esposa al curar con ternura los pies de su temible mayordomo.
-Lali: El pobre Jasper tiene unas ampollas espantosas que
le han producido sus zapatos nuevos —explicó ella— Le sangraban y era muy probable
que se le infectaran, así que le he limpiado las heridas y preparado un ungüento
para aliviar su incomodidad —Acabó de colocar la venda y le desenrolló a Jasper
las perneras del pantalón— ¡Listo! Ya está. Ya puede volver a ponerse los
calcetines y zapatos, Jasper.
El mayordomo obedeció con presteza.
-Lali: ¿Cómo siente los pies?
Jasper se puso de pie, botó varias veces sobre los
talones y dio unos pasos de ensayo. El asombro se dibujó en su enjuta cara.
-Jasper: Caramba, no me duelen nada, excelencia.
Caminó adelante y atrás varias veces delante de ella.
-Lali: Estupendo —le alargó el cuenco a Jasper— Llévese
esto a su habitación y tápelo con un pañuelo mojado para mantenerlo húmedo.
Aplíquese la crema antes de irse a dormir y luego otra vez por la mañana. Sus
ampollas desaparecerán enseguida.
Jasper tomó el cuenco de manos de Lali y miró de reojo a
Peter, vacilante.
-Jasper: Gracias, excelencia. Habéis sido en extremo
amable.
-Lali: Ha sido un placer, Jasper. Si necesita ayuda para
ponerse la venda, no dude en pedírmela. Y mañana tendré preparado ese
cataplasma para su madre.
Lali le dedicó una sonrisa angelical y Jasper le sonrió
como un colegial enamoradizo.
-Peter: Eso será todo, Jasper —lo despidió Diego,
señalando la puerta con un movimiento de la cabeza.
Al oír la voz de su patrón, Jasper recordó de pronto cuál
era su sitio. Se irguió, se alisó la levita de un tirón y borró toda expresión
de su semblante. Giró elegantemente sobre sus talones y salió de la habitación
con la cojera apenas perceptible.
En cuanto la puerta se hubo cerrado tras él, Lali se
levantó de un salto.
-Lali: ¿Has descubierto algo? —preguntó.
-Peter: No. He podido confirmar que Benjamín ha estado en
esa zona, en efecto, pero no lo he encontrado.
-Lali: Lo siento —Lo observó detenidamente— ¿Estás bien?
-Peter: Sí. Frustrado, pero bien. —Sintió la necesidad de
tocarla, deslizó las manos en torno a su cintura y la atrajo hacia sí. Era de
lo más agradable tenerla entre los brazos, de modo que desterró de su mente los
recuerdos de toda la inmundicia que había visto esa tarde— Estoy asombrado.
Nunca había visto a Jasper sonreír, y tú has logrado que se riera —Le plantó un
beso rápido en la nariz— Increíble.
-Lali: No es ni de lejos tan temible como lo imaginaba
—comentó ella, posándole las manos sobre las solapas— De hecho, es un hombre
bastante afable.
-Peter: ¿Jasper afable? Dios santo, lo que me faltaba por
oír. —Volvió los ojos al cielo y ella se rió— Debo decir que verte arrodillada
ante mi mayordomo, curándole los pies, me ha sorprendido.
-Lali: ¿Y eso por qué?
-Peter: No es algo que suelan hacer las duquesas, Lali.
No deberías tratar a los sirvientes con tanta familiaridad. Y, desde luego, no
deberías ponerte sus pies descalzos sobre el regazo.
Sonrió para quitar algo de hierro a su reprimenda, pero
ella se ofendió de inmediato.
-Lali: Jasper estaba sufriendo, Peter. No puedes esperar
que deje que alguien lo pase mal sólo porque soy una duquesa y resulta
inapropiado que le ayude —Alzó la barbilla, desafiante, con los ojos echando
chispas— Me temo que estoy profundamente convencida de esto.
Peter sintió una mezcla de respeto e irritación. No
estaba acostumbrado a la derrota, pero era evidente que desde el momento en que
se conocieron, a Lali no le había importado un pimiento su rango elevado ni su
posición social. El hecho de que se encarase a él con los ojos centelleantes,
sin pestañear ni amedrentarse ante su posible ira, lo llenó de orgullo y
respeto hacia ella. Su esposa sabía curar a la gente y estaba decidida a
hacerlo, con o sin su aprobación.
¿Y quién diablos se creía él que era para tachar de
indecoroso el comportamiento de ella? Dios sabía que él había vulnerado las
conveniencias sociales en muchas ocasiones, últimamente al convertir a una
americana en su duquesa. Maldita sea, tenía ganas de abrazarla, aunque por
supuesto no era preciso que ella lo supiese. Por el contrario, adoptó una
expresión seria, que era lo adecuado.
-Peter: Bueno, supongo que si ayudar a los que sufren es
tan importante para ti...
-Lali: Te aseguro que lo es.
-Peter: ¿Y te gustaría contar con mi aprobación y mi
bendición?
-Lali: Sí, mucho.
-Peter: ¿Y si me niego a dártelas?
Ella no vaciló ni por un instante.
-Lali: Entonces me veré obligada a ayudar a la gente sin
tu aprobación ni tu bendición.
-Peter: Entiendo —Le parecía tan generosa que quería
aplaudirla por su valor y su temple a pesar de su actitud desafiante.
-Lali: Por favor, compréndeme, Peter —dijo ella,
poniéndole la mano en el rostro con suavidad— No tengo el menor deseo de
desafiarte o hacerte enfadar, pero no soporto ver sufrir a la gente. Tú
tampoco, ¿sabes? Eres demasiado bondadoso y noble para permitir que otros
sufran.
Peter la estrechó con más fuerza, tremendamente
complacido de que su esposa lo considerase bondadoso y noble.
-Lali: Me alegro tanto de que estés en casa —le susurró
ella al oído. Su aliento cálido le hizo cosquillas y una oleada de escalofríos
deliciosos le recorrió la espalda— Estaba tan preocupada...
El «efecto Lali» lo inundó como si alguien hubiese
abierto las compuertas. Ella se preocupaba por él. Y si esa mujer tan
extraordinaria se preocupaba por él, quizá no fuese tan malo después de todo.
La emoción le hizo un nudo en la garganta. Se inclinó
hacia atrás, tomó el rostro de ella entre sus manos y le acarició las tersas
mejillas con los pulgares.
-Peter: Estoy bien, Lali —Una sonrisa traviesa le curvó
los labios— Quizá no sea tan fuerte como tú, pero estoy bien. Y te doy mi
aprobación y mi bendición para que cures a quien te plazca. Con una sola
condición.
-Lali: ¿A saber?
Peter bajó la cara hasta que su boca se encontró justo
encima de la de ella.
-Peter: Quiero ser el principal objeto de tus atenciones.
Ella le echó los brazos al cuello.
-Lali: Por supuesto, excelencia —Se arrimó más a él,
apretándose contra su evidente erección— Oh, cielos —musitó— Al parecer
necesitas esas atenciones ahora mismo. Creo que deberíamos empezar. En el acto.
-Peter: Excelente sugerencia —convino él con voz ronca
mientras fundía sus labios con los de ella.
Lali pronunció su nombre en un suspiro, y el sentimiento
de culpa lo estrujó como una soga anudada.
Sabía que ella no se pondría muy contenta cuando le
dijese que se veía obligado a regresar al barrio de la ribera esa noche.
Continuará…
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Les dejo cap!!! espero que les guste!!
quieren seguir con la maratón????
+ de 25 firmitass!!
+ de 25 firmitass!!
aiaa!! esa lalii aii!! jeje!! espero el siguiente!! pero ya me voy a dormir!!
ResponderEliminarbesos
faty****
siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarSí!!! maratón, maratón... quiero sabe q pasa en esta novela me encanta!
ResponderEliminar@vale_cadenas
LALI TAN BUENA AYUDANDO A JASPER
ResponderEliminarJALA QUE NO LE PASE NADA A PETER
ResponderEliminarMAS LALITER
ResponderEliminarSON UN AMOR
ResponderEliminarMAS
ResponderEliminarNOVE
ResponderEliminarMe encanto! estuvo buenisimo!
ResponderEliminarme encanta q Lali sea tan considerada con todos y q haga reir a jasper =D
espectacular la historia! me encanta todo lo q pasa
espero el siguiente!
si llegas a subir mas mañana lo leo xq ya me voy a dormir!
un beso
q empieces bien la semana
Juli♥
Me encanta tu nove!!! De verdad
ResponderEliminarNo pierdo un capitulo!!
Por favor más!!
Besos desde Brasil
Me encanto el capitulo!
ResponderEliminarSigue con el maratón!!!
Tan linda Lali, siempre en pos que los demás esten mejor!
ResponderEliminarMe preocupa que Peter vuelva a ese barrio! Y mas de noche!
ResponderEliminarAi amei el capitulo no se se vos leiste pero mi nombre es suellen soy del Brasil amo noves laliter besos....
ResponderEliminarMe fascina como Lali siempre sorprende a Peter con su forma de ser
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarsigue con el maraton
ResponderEliminarmuy buen capitulo espero q subas mas
ResponderEliminarQuiero otro cap!!!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMMMMAAAASSSS NNNNOOOOVVVVEEEE
ResponderEliminarOTRO CAP??? SII??
ResponderEliminarSIi continuala me encanto el cap mas laliter!!
ResponderEliminarhay me encnata lali es toda unica :P y peter nos e puede resistir a ella :P
ResponderEliminarYa se gano a Jasper.¿Cuando sera k Peter reconozca ante Lali k la ama?¿K es importante para el?.
ResponderEliminarLali es un encanto y hace con Peter lo k quiere,él muere por escuchar palabras de amor de ella pero sería bueno q se sincerara también,él la AMA!Me da mala espina este tema de Benjamín!
ResponderEliminarme encanta la nove, yo solo digo eso pero es verdad
ResponderEliminarVolvi..... estuve esperando toda la tarde para ver cuando subias pero lamentablemente me tuve que ir a una reunion y a llevar a mi hija a un cumple .... asi que cuando volvi me encontre con todos esos hermosos capitulos.
ResponderEliminarQue decirte? me encanta que las cosas se esten desarrolando tan bien entre ellos dos pero tengo instalada la duda de que Benjamin no se trae nada bueno entre manos .... que se yo, me preocupa con que lo esta chantajeando y pienso que cuando se entere de que Peter se caso con alguien que no es de buena descendencia como el, hara algo para poner en riesgo ese matrimonio ..... ojo, es algo que estoy esperando: ver como superan una crisis ya que no todo siempre es color de rosa pero habra que ver como sigue.
Te pregunto algo: horario habitual de subida tuyo? para estar todavia mas pendiente viste
Besos y gracias por pasarme el nombre de la otra, ya la encontre y me la baje !!!!!!!!!!
Mas Liindos (:
ResponderEliminarhaayyy me encantaaa mas lindos y mas tienross ♥
ResponderEliminarmass noveee