Capítulo 11

Peter estaba sentado en la barra, con una jarra de cerveza en la mano, pero no estaba borracho. Todavía, al menos. No eran más que la dos de la madrugada. La noche todavía era joven. No sería el primer hombre que se quedara en un bar hasta que cerraran, pensando en una mujer, y seguramente tampoco sería el último. Estaba visto que para ellos las mujeres nunca dejarían de ser una fuente de frustración, además de unas criaturas incomprensibles. Sin embargo, en ese momento Peter no creía que pudiera haber ninguna mujer sobre la faz de la tierra más difícil de entender y más frustrante que Lali Espósito.

—¿Te importa si me uno a ti?

Peter se volvió, encontrándose cara a cara con Gastón, Por la expresión del cantante podía decirse que tenía el ánimo por los suelos. Su grupo y él habían terminado la actuación hacía unos minutos, tras dos repeticiones a petición del público. El local estaba empezando a quedarse vacío, e incluso Vico se había ido después de que terminara la música. Sin embargo, en la barra todavía quedaban unos cuantos clientes solitarios.

-Peter: Claro, deja que te invite —respondió, señalándole la banqueta a su lado.

Gastón se encaramó a ella.

-Gas: Gracias.

-Peter: ¿Cerveza? —inquirió, haciendo una señal al camarero tras la barra.

-Gas: No, necesito algo más fuerte; un whisky con hielo.

-Peter: Un whisky con hielo para mi amigo y otra cerveza para mí —le dijo al camarero cuando se acercó.

Después de que el camarero les hubiera servido y se hubiera retirado, Peter se volvió hacia Gastón.

-Peter: Gran actuación —le dijo

-Gas: Gracias —farfullo— Había un productor entre el público, y quiere que vayamos a Los Ángeles la semana que viene para grabar una demo —añadió sin entusiasmo.

De hecho, por su tono de voz, cualquiera habría dicho que en vez de ser una buena noticia, le hubieran comunicado la peor noticia de su vida.

-Peter: Felicidades —murmuro frunciendo el entrecejo contrariado— No puedo decir que me sorprenda. Se merecían una oportunidad.

Gastón se encogió de hombros y tomó un trago de whisky.

-Gas: Le pedí a Rochi que viniera conmigo.

Peter lo miró expectante. ¿Acaso Rocío le habría dicho que no podía acompañarlo porque su padre no se lo permitiría y por eso parecía él tan deprimido?

-Gas: Me ha dejado.

Peter frunció el ceño aún más. ¿Lo había… dejado?

-Gas: Me dijo que se alegraba por mí —farfulló, pasándose una mano por el cabello— pero que no quería que siguiéramos con nuestra relación. Me preguntó si podíamos quedar como amigos... ¡amigos! —casi escupió la palabra, mientras movía la cabeza— No sé por qué ha hecho esto. Yo quería que hablásemos, pero empezó a llorar... Dios, no puedo soportar verla llorar... y se marchó. No sé ni cómo he podido volver a subir al escenario. He cantado las últimas canciones como un autómata —murmuró frotándose el rostro cansado— ¿Por qué me hace esto? Ahora que las cosas empezaban a irme bien...

Peter sacudió la cabeza. ¡Como si él tuviera respuestas en lo que se refería a las mujeres! Sin embargo, de pronto se dio cuenta de que aquello podía explicar por qué Lali se había ido sin despedirse siquiera. Cuando habían empezado a pasar los minutos y vio que no volvía del servicio, había dado por sentado que finalmente Lali debía haber decidido que su respuesta sobre ir a su casa con él era «no», y se había ido sin decirle nada. También se le había ocurrido que tal vez fuera una especie de revancha porque él la hubiera dejado en el jardín la noche anterior, pero le había chocado, porque no le parecía que ése fuera el estilo de Lali. Además, ahora que lo pensaba, Rochi no había vuelto cuando el grupo había empezado a tocar de nuevo, y Euge también parecía haber desaparecido. Sí, aquel debía haber sido el motivo por el que las hermanas Espósito se habían esfumado como humo en el viento.

-Gas: Ayer, cuando saliste al jardín, creía que ibas buscando pelea —le confesó a Peter.

-Peter: ¿Buscando pelea? —inquirió confundido.

-Gas: Pues... la verdad es que he estado celoso de ti desde que apareciste en nuestras vidas. Todo el mundo hablaba de que estaba surgiendo algo entre Rochi y vos, y que harían tan buena pareja... Yo sabía que ella sería incapaz de engañarme con otro, pero la idea de que tú intentaras algo con ella me ponía enfermo. Y Emilia no hace más que hablar de cuánto le gustaría tener a un Lanzani por yerno —masculló Gastón, en tornando los ojos airado— ¿Cómo crees que puede sentirse un hombre al oír eso?

«No muy bien, imagino», pensó Peter. A menos que ese hombre fuese un Lanzani y estuviese interesado en una de las hijas de Emilia Espósito. No era que él quisiese casarse, claro, añadió para sus adentros. Diablos, no. Quizá en un futuro, cuando hubiese sentado la cabeza, pero no en uno ni dos años desde luego. Y Lali le gustaba, le gustaba muchísimo, pero no estaba seguro de estar preparado para preparar biberones y cambiar pañales.

Cuando Gastón le pidió al camarero que les sirviera otra ronda, Peter se dijo que aquella iba a ser una larga noche. ¡Qué demonios! pensó dejando escapar un suspiro. No tenía ningún lugar mejor donde ir, y al menos se emborracharía acompañado.

--

-Rochi: No volveré a enamorarme jamás, aunque viva cien años —murmuró— Mi vida se ha acabado.

Tenía la nariz roja y los ojos, hinchados de tanto llorar, estaban fijos en la taza de tila que Lali le acababa de poner delante, sobre la mesa de la cocina del apartamento de su tía Gime.

-Lali: No digas eso —le dijo a su hermana— Se nos ocurrirá algún modo de arreglarlo, ya lo verás.

Rochi movió la cabeza.

-Rochi: En cuanto me dijo que se iba a Los Ángeles supe que teníamos que romper. Va a ser una estrella, Lali, una gran estrella, y yo sólo sería un estorbo en su camino.

Lali suspiró. Habían estado hablando del asunto desde que salieran de Steam, pero Rocío no se dejaba animar.

-Lali: Él te quiere, Ro, y vos lo sabes.

-Rochi: ¿Viste cómo lo estaban mirando todas esas mujeres esta noche? —dijo su hermana sin escucharla, tomando otro pañuelo de papel de la caja casi vacía sobre la mesa— ¿Por qué iba a quedarse conmigo, por qué iba a enfrentarse a todas las trabas que nuestros padres pondrían a nuestra relación cuando puede tener a la mujer que quiera?

-Lali: Porque él te quiere a vos, Ro —insistió, que no comprendía cómo su hermana podía haberse vuelto tan emocional e irrazonable— Te adora, y sé que no renunciará a ti tan fácilmente. Mañana por la mañana lo llamaremos para que puedan...

-Rochi: Y vos… —la interrumpió, sollozando— a vos también te he estropeado la noche. Tendrías que haber vuelto al club con Euge.

-Lali: Escucha, Ro, por una parte, sólo fui allí porque tú querías que fuera —le dijo en un tono firme— y por otra, ¿crees que sería capaz de dejarte sola viéndote tan mal? Euge también estaría aquí ahora si no le hubiera prometido al dueño que le ayudaría a hacer caja.

-Rochi: Pero si no hubiera sido por... por mí —gimoteó— ahora estarías con Peter.

A Lali le dio un vuelco el corazón.

-Lali: ¿Qué decís?

-Rochi: Por amor de Dios, La, no estoy ciega —le espetó sorbiendo por la nariz y poniendo los ojos en blanco— He visto cómo te mira.

Lali tragó saliva y, esperando que no le temblara la voz, inquirió mirando a su hermana de reojo:

-Lali: ¿Cómo me mira?

-Rochi: Como si quisiera cubrirte de crema y limpiártela toda con la lengua.

-Lali: ¡Rocío! —exclamó, poniéndose roja como una amapola— No digas esas cosas.

Una sonrisa, la primera desde que salieran del club, se dibujó en los labios de Rochi.

-Rochi: ¿Por qué no habría de decirlas? Es la verdad. ¿O no?

Lali se removió incómoda en su asiento.

-Lali: Estoy segura de que mira así a todas las mujeres.

-Rochi: Pues a mí nunca me ha mirado así, ni a Euge tampoco —dijo poniendo los pies en el borde del asiento de la silla y abrazándose las rodillas— Y todos los hombres miran así a Euge. Bueno, ¿y qué?, ¿te lo pidió o no?

-Lali: ¿Pedirme qué?

-Rochi: ¿Qué va a ser?, pues que pasaras la noche con él.

-Lali: ¡Rocío!

-Rochi: ¿Qué? —farfulló su hermana apoyando la barbilla entre las rodillas— Hablar de tu vida sentimental hace que yo no piense en la mía. Y tú queres que me sienta mejor, ¿no?

-Lali: Está bien, está bien... —claudicó, echando la cabeza hacia atrás— De acuerdo, sí, me lo pidió—dijo de carrerilla, sonrojándose de nuevo.

-Rochi: ¡Ah, lo sabía, lo sabía! —chilló como una adolescente, abrazándose las piernas con más fuerza— ¿Y vos que le contestaste?

-Lali: La verdad es que no llegué a hacerlo. Le dije que me diera un minuto, con la excusa de ir al servicio.

-Rochi: Y entonces yo te arrastré fuera del local —murmuró con un suspiro— Cuánto lo siento Lali. ¡Pensar que por mi culpa estás aquí, escuchando mis problemas cuando podías estar pasando una noche gloriosa, haciendo el amor con Peter Lanzani!

-Lali: Sexo —farfulló, encogiéndose de hombros— No habría sido más que eso. Me salvaste de cometer el mayor error de mi vida.

-Rochi: Eso no podes saberlo —replicó, poniendo su mano sobre la de su hermana— Los vi bailando juntos, y yo creo que había algo más, Lali, no sólo sexo.

¡Si tan sólo eso fuera cierto! pensó Lali. Pero no podía engañarse, no podía siquiera considerar esa posibilidad, porque si lo hacía, ella sería la siguiente en acabar con el corazón roto y los ojos rojos e hinchados de llorar.

-Lali: Fue lo mejor, Ro —dijo moviendo la cabeza y sonriendo tristemente— Lo mío con Peter no llegaría a ninguna...

Unos ruidos fuera, en la escalera, las sobresaltaron a las dos.

—¡ROCÍO! —llamó una voz de hombre golpeando la puerta— Sé que estás ahí. Por favor, abre esta maldita puerta.

-Rochi: ¡Es Gastón! —exclamó abriendo los ojos como platos y llevándose una mano a la boca— Oh, Dios mío, Lali, no le digas que estoy aquí, por favor...

Los golpes en la puerta continuaron, y a pesar de los ruegos de su hermana, Lali se levantó y se dirigió a la puerta.

-Lali: Antes o después tendrás que hablar con él —le dijo— y quizá lo mejor sea que lo hagas ahora mismo.

-Rochi: No, Lali, no puedo... —le suplicó, siguiéndola y agarrándola por el brazo— No estoy lista. Tal vez mañana...

-Lali: Ya es mañana —contestó, abriendo la puerta.

Esperaba ver a Gastón enfermo de amor, de rodillas sobre la alfombrilla de la entrada, pero lo que se encontró ante sí fue a Peter, sosteniendo a un más que ebrio Gastón, y el corazón le dio un vuelco.

-Peter: Lo siento —murmuró con una media sonrisa— Gastón no hacía más que insistir en que tenía que venir aquí y...

Rochi no le dejó terminar, ya que se abalanzó sobre Gastón, rodeándolo con sus brazos.

-Rochi: Gastón, cariño, ¿qué has hecho?

-Gas: Rochi, yo... te quiero —balbució, abrazándola también— No quiero ir a Los Ángeles, no quiero ir a ningún sitio sin ti. Ven aquí y bésame.

-Rochi: Sos un tonto —murmuró entre lágrimas, pero igualmente lo besó— Vamos, te llevaré a casa.

Mientras Rochi iba a ponerse los zapatos y el abrigo, Peter sostuvo a Gastón para que no se desplomara sobre el suelo. Cuando volvió junto a ellos, Gastón empezó a cantarle suavemente, y Rochi empezó a llorar otra vez y lo besó de nuevo. Lali apartó la vista, queriendo concederles un poco de intimidad, y sus ojos se encontraron con los de Peter, que le sonrió.

-Peter: Te ayudaré a llevarlo hasta el coche —le ofreció a Rochi cuando finalmente despegaron sus labios.

Rocío sacudió la cabeza.

-Rochi: No es necesario, me las apañaré —replicó, tomando a Gastón por la cintura y haciendo que le pasara un brazo por los hombros— No te preocupes por nosotros, Lali, estaremos bien —le dijo a su hermana.

-Gas: Exacto, estaremos bien —farfulló Gastón, besándola en el cuello— Estaremos bien, cariño. Todo va a salir bien...

Rochi lo condujo fuera, al rellano de la escalera, y cerró la puerta tras ellos, dejando a Lali a solas con Peter.

Continuará…

---------------------------------

Seguramente quieren saber que pasa ahora no?? :D

bueno + 25 firmitas y les subo otro!!

paraleerlaliter Mery gracias por leer la nove! y si necesitas otra cosa no dudes en pedírmelo!! ^-^