Desde la ventana del salón del apartamento de su tía, en
el segundo piso del edificio contiguo a la tahona, Lali vio que estaba aparcando
una furgoneta con el logotipo Miller alquiler de muebles y material de oficina.
De ella bajó un hombre calvo y fornido vestido con un mono gris, y con una
carpeta sujetapapeles en la mano, y entró en el local del primer piso.
-Lali: No puede decirse que Peter Lanzani pierda el
tiempo, ¿verdad, Delilah? —le dijo Lali a la gata rayada de su tía, que estaba
frotándose contra sus piernas— No hace ni cinco horas que le di la llave, y ya
va a empezar a montar su cuartel general.
Condenado Peter Lanzani... Bueno, lógicamente no era
culpa de él que no fuera a poder disponer del local para sí, pero siempre era
más fácil dirigir la ira de uno contra los extraños que contra la propia
familia. Lali había llegado incluso a suplicar a su madre que reconsideraran su
decisión de alquilar el local, pero sus esfuerzos habían sido en vano, Y es
que, convencida de que el centro de operaciones de campaña de Juan Lanzani
sería un semillero de solteros ricos y de buena familia, a Emilia sólo le había
faltado salir bailando cuando su esposo le comunicó a quién había alquilado el
local.
Y hablando de solteros ricos y de buena familia... El
pulso de Lali se disparó al ver a Peter salir del edificio con el hombre calvo.
Se había quitado la chaqueta que había llevado horas antes, y por los músculos
que se marcaban bajo el polo, si no supiera quién era, lo habría tomado por uno
de los tipos de la empresa que había ido a llevarle los muebles y el material
de oficina. Peter se puso una mano en la cadera y señaló el edificio mientras
hablaba con el hombre, y Lali no pudo evitar que sus ojos recorrieran su físico
escultural arriba y abajo. Sintió un cosquilleo en el estómago, pero se dijo
que era hambre y no deseo.
-Lali: La mayoría de las madres les dirían a sus hijas
que tuviesen cuidado con hombres como Peter Lanzani —farfulló bajando la vista
a la gata, que se había sentado en un rincón y estaba lavándose— pero mi madre
ya está planeando una boda.
Sabía que no estaba bien espiar a la gente, se dijo
mientras observaba a Peter, que estaba mirando su reloj en ese momento, pero si
él no la veía, ¿qué había de malo en ello? Y, justo en ese momento, Peter alzó
la cabeza. Maldiciendo entre dientes, Lali se apresuró a apartarse de la
ventana, rogando por que no hubiera podido verla a través de la persiana
veneciana entreabierta.
-Lali: Esto me pasa por ser tan curiosa —le dijo a la
gata.
Y, resistiendo el impulso de volver a la ventana, se
dirigió al cuarto de baño. Se quitó la ropa, y se metió en la ducha, dejando
que el agua caliente disipara las tensiones del día que se le habían acumulado
en los hombros y el cuello.
Después de todo sólo sería un año, se dijo. Podía
resistir ese tiempo. «¡Pues claro que resistiré!», se dijo con firmeza
mentalmente. En sólo doce meses Peter Lanzani se marcharía, y el local sería al
fin suyo. Aquel pensamiento la animó inmensamente, y después de envolverse en
un albornoz y secarse el pelo, se puso la ropa más cómoda que tenía, unos
vaqueros gastados que adoraba y una camiseta rosa de algodón. Aquella noche iba
a ir con Rochi a ver una película, y eso la ayudaría a olvidarse de aquel
hombre.
Antes de meterse en la ducha había dejado tirados en el
salón sus botines de cuero marrones, y había uno que no encontraba. ¡Ah, allí
estaba, caído bajo la mesa que había junto al sillón! Cuando se agachó para
alcanzarlo, le pareció oír voces a través de la rejilla de ventilación que
había en la parte baja de la pared, justo al lado del sillón. Eran voces de
hombres; debían ser la gente de la empresa que estaba llevándole a Peter Lanzani
los muebles de oficina. Se puso de rodillas para poder oír mejor. Estaban
diciendo algo sobre cambiar una mesa de ángulo. «¿No has aprendido la lección, Lali?»,
se reprendió, «no está bien espiar». Iba a levantarse, cuando oyó que hablaban
de una «tía rubia buenísima de la tahona», y hacían un comentario de lo más grosero
sobre la «delantera» que tenía. Al instante supo que se referían a Euge, y le
hirvió la sangre de tal modo por que hablaran en un tono tan burdo de su hermana,
que se inclinó hacia delante y les gritó:
-Lali: ¡Hey, ustedes! ¡Los de ahí abajo!
Hubo un silencio.
-Lali: Sí, les habló a ustedes! ¡si se atreven a volver a
hablar así de...!
—Lali, ¿qué haces?
La voz de su hermana Rocío a sus espaldas la sobresaltó,
y levantó la cabeza, dándose un buen golpe con la mesa. Maldijo entre dientes,
frotándose el cuero cabelludo, y gateó de espaldas para salir de allí debajo.
-Lali: Rochi, por amor de Dios —farfulló poniéndose de
pie— Al menos podías haber...
Se quedó de piedra en el sitio. Al lado de su hermana
estaba Peter Lanzani. «Dios, que sea una pesadilla, que sea una pesadilla...»,
rogó mentalmente.
-Lali: Em... estaba... estaba buscando mi zapato —balbució,
enseñándoselo y calzándoselo.
Peter estaba reprimiendo una sonrisilla a duras penas.
-Rochi: El señor Lanzani necesita la llave del cuadro de
conmutadores de la luz —dijo carraspeando.
-Peter: Peter, por favor —la corrigió él, esbozando una
sonrisa.
Rochi se sonrojó y apartó la vista, mientras que Lali
sintió deseos de darle un puntapié para hacer desaparecer esa odiosa sonrisa
encantadora de su cara.
-Lali: Creo que está en la cocina —dijo agarrando a su
hermana por el brazo— Ven, ayúdame a buscarla.
Y antes de que su hermana pudiera decir nada, la arrastró
tras de sí.
Sin embargo, no fue a la cocina donde la llevó, sino al
cuarto de la plancha, que estaba un poco más lejos del salón, y cerró la
puerta.
-Lali: Cómo no me has avisado antes de subir con él? —le
preguntó irritada a su hermana, sin soltarle el brazo.
-Rochi: Lo hice, llamé por teléfono, pero no contestabas —respondió
Rachel mordiéndose el labio inferior. Debía haber sido cuando estaba en la
ducha, pensó Lali— Lo siento mucho, Lali, de verdad. ¿Hice algo malo?
Lali se sintió avergonzada, y le soltó el brazo.
-Lali: Perdona, Ro —murmuró con un suspiro— Es que estoy
un poco disgustada porque me haya quitado el local, eso es todo. Y me pone
enferma que papá y mamá sigan tratándome como a una nena.
-Rochi: Al menos mamá no está buscándote marido todo el
tiempo —replicó, y los ojos se le llenaron de lágrimas— ¿Por qué no puedo
casarme con quien yo quiera?
-Lali: No te pongas así, mujer, ya verás cómo lograremos
arreglarlo. Tienen que entender que ya no somos niñas.
-Rochi: No sé —musitó— yo no soy tan fuerte como tú, ni
tan independiente como Euge; soy incapaz de enfrentarme a nuestros padres, no
sé decir que no.
-Lali: Pues entonces tendrás que aprender —contestó dándole
un abrazo— Y ahora olvídate de eso, esta noche vamos a salir por ahí a
divertirnos y...
Pero Rochi movió la cabeza y dio un paso atrás.
-Rochi: No puedo... no puedo salir esta noche, La.
-Lali: Rochi, si es por lo de...
-Rochi: No quiero hablar de ello —dijo levantando una
mano y volviendo a mover la cabeza— Por favor —le suplicó, sin poder contener
las lágrimas.
-Lali: Oh, vamos, Ro, no llores. Escucha...
-Rochi: Lo siento, de verdad que lo siento... Tengo que
irme...
Rochi se secó las mejillas con el dorso de la mano y
salió del cuarto de la plancha, abandonando el apartamento por la puerta
trasera. Llena de frustración, Lali iba a seguirla, pero en ese momento recordó
que Peter Lanzani estaba esperando la llave. La tomó de un panel de llaves que
había en la pared, e inspirando profundamente para calmar sus nervios, volvió
al salón. Encontró a Peter observando las fotografías que decoraban la pared,
con Delilah paseándose por entre sus piernas. «Gata traidora», pensó Lali
frunciendo los labios.
-Peter: Son unas fotografías magníficas —murmuró cuando
Lali llegó junto a él— Tu tía verdaderamente tiene talento, La que más me gusta
es ésta en la que estás sentada junto al estanque del jardín, leyendo un libro —dijo
señalando una en blanco y negro— ¿Cuántos años tenías?
-Lali: Dieciocho, creo —respondió ella algo azorada. Se
sentía rara mirando unas fotos tan personales con un hombre al que apenas
conocía, sobre todo tratándose de fotos de su tía, que parecían captar el alma
de las personas— A mi tía le encanta hacernos fotos cuando no estamos mirando.
Nos trae locos a todos —añadió. Para distraer su atención de la foto de ella,
le señaló otra— Esta es mi tía.
-Peter: Es una mujer muy hermosa.
Y era cierto. Con su cabello castaño y sus rasgos
magiares, aún a sus cuarenta y ocho años Gimena Espósito tenía a los hombres a
sus pies.
-Peter: No hay duda de que se parecen —dijo pensativo.
Lali tuvo que hacer un esfuerzo para no poner los ojos en
blanco y decirle: «por favor!».
-Lali: No nos parecemos en nada —replicó.
-Peter: Claro que sí —insistió, volviéndose hacia ella y
estudiando su rostro— El mismo pelo, los mismos ojos, la misma boca...
Lali sintió que el pulso se le aceleraba. ¡Dios, como la
irritaba ser tan vulnerable al encanto de aquel hombre! Trabajando en la tahona
había tratado con dos o tres hombres de negocios, que la habían fascinado por
su elegancia y su seguridad en sí mismos, y con alguno había habido un
intercambio de miradas ingenuo y de sonrisas, pero nada más. Incluso se había
estado citando con uno de ellos, a escondidas de sus padres naturalmente, pero
no había sido nada serio, ni ella lo había querido llevar más lejos. Con Peter,
en cambio, algo le decía que, si se dejaba engatusar por su galantería, lo que
sucedería entre ellos no sería precisamente un romance ingenuo e inofensivo.
-Lali: Creo que habías venido por esta llave —le dijo
tendiéndosela.
-Peter: ¿Tenés hambre?
-Lali: ¿Qué?
-Peter: ¿Tenés hambre? —repitió él— Voy a salir por una
hamburguesa.
Desde luego no podía decirse que no fuera directo, se
dijo Lali.
-Lali: Ya hice planes —respondió. Y el que se hubieran
estropeado no era asunto suyo— Pero gracias de todos modos.
Una de las comisuras de los labios de Peter se arqueó
hacia arriba, y tomó la llave.
-Peter: Hasta mañana entonces... La.
La joven se quedó mirando la puerta con el ceño fruncido
después de que Peter saliera del apartamento. ¿Cómo podía saber su diminutivo?
No recordaba que Rochi la hubiese llamado así delante de él... A menos que...
Abrió los ojos espantada y se giró hacia el sillón. ¡Dios, aquella rejilla de
ventilación conectaba con la del cuarto de la plancha! Dejó escapar un gemido
de frustración y cerró los ojos. ¿Habría oído su conversación con Rochi? Si las
había oído debía saber que le había mentido cuando la había invitado a salir a
cenar.
Bueno, ¿y qué si las había oído? Se cruzó de brazos y
apretó los labios. No le iría mal enterarse de que todavía quedaban mujeres en
Buenos Aires a las que no podía llevarse al huerto con esa maldita sonrisa
suya. «Estás siendo ridícula», se dijo a sí misma, «te había invitado a comer
una hamburguesa, nada más. Nadie llamaría a eso una cita, por amor de Dios». Sí,
estaba llevando las cosas al extremo, razón de más para guardar las distancias.
Lo había conocido el día anterior, y ya estaba poniendo su mundo patas arriba.
Continuará...
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Les dejo cap!!! ^-^
Me encanta,cada nove q termina pienso com la prox no me voy a poder enganchar y por suerte eso nunca sucede...son una mejor q otra.Grax por subir,por el fin de semana largo de semana santa hay abstinencia de escritoras,JAJA1 y las lectors estamos como locas,JAJA
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminarMas nove!
Me encanta!! Más nove!!!
ResponderEliminarMasss nove, xfa! ;DD
ResponderEliminarMe alegra que subas caps muy seguido!:D (no que otras nos hacen sufrir y mas con semana santa ;c)
ResponderEliminarcada una de tus novelas me encanta y esta se ve que tmb me va a encantar... <3
-Jacky, Mexico
LALI no perdia oportinidad para observar a PETER.
ResponderEliminarROCHI pobre ojala LALI le ayude a salir adelante.
PETER siempre erncuentrala a LALI en una situacion onesperada para ella y el oslo sonrie.
ME ENCANTO EL CAP
+++++++++++++++++++++++++++++++++
hayy me encantooo mass noveee
ResponderEliminarjajajaja genial el cap, me encanto
ResponderEliminarkiero otroooooooooooo
beso
"gata traidora" ajajaja Lali hasta celos del animal ajajaja!
ResponderEliminarLALITER <3
hay pobre de lali jaja cada cosa que hace se convierte en un oso :P lo unico que te puedo decir es que a mi me pasao lo mismo los primeros dias que mis amigos supieron de uqein me gustaba por que ellos me hablaban y empezaban a decir cosas y eso se convertia en oso :P
ResponderEliminarMaaas noveeelaaaaa
ResponderEliminarAjajajaja me encanto!!Pobre Lali!!!
ResponderEliminarFresy07
ay pobre rochi
ResponderEliminarme encantò todo
mas noveee
Ni la gata se pudo resistir a los encantos de Lanzani! ajajaja
ResponderEliminarmas nove!
AIAIAª!!ESPERO EL PROXIMOO!! ME ESTAA GSTANDO MUCHO ESTA NOVELA! UN BESITOOOOOO
ResponderEliminarFATY****
Desculpame, no comente lis otros caps pq no tenia internet! Pero me encanta la nove! ... Que paso con rochi??? :(
ResponderEliminarMe encantóo el cap! Me mató lo de la "gata traidora" jajaja. Pobre Rochi. Todas tus noves son lo más.
ResponderEliminarEspero el sgte. cap!
@jeissymori
Quiero mas! estoy re ansiosa che!
ResponderEliminarNecesito mas! subi pronto!!!!
ResponderEliminarhace unas semanas encontré este blog y lo ame!
ResponderEliminarya leí 4 de las noves que haz subido y ahora empece a leer esta, cada vez que tengo un momento libre leo un cap de las noves... es que es difícil no obsesionarse con estas cosas..
espero el prox capitulo!
besos!♥
Mas Novee!!
ResponderEliminarTodo el cap ,perfecto,pero me quedo con la ultima frase.Lo habia conocido el dia anterior,y ya estaba poniendo su mundo patas arriba.Y lo k te espera!!!!.
ResponderEliminarMaraton !!!!!
ResponderEliminarLo espero