La obra de Cande se representa en un teatro de
Bloomsbury, situado ante un pequeño patio de gravilla que, cuando llego, está
repleto de abogados vestidos con trajes caros y la oreja pegada al móvil.
—... un cliente que no está dispuesto a aceptar las
condiciones del acuerdo...
—... en especial la cláusula cuatro, coma, sin embargo...
Nadie parece tener prisa por entrar en la sala, así que
me dirijo hacia los camerinos para darle a Cande el ramo de flores que le he comprado.
(Había pensado en arrojarlo al escenario al final de la actuación, pero son
rosas y tengo miedo de que le hagan una carrera en las medias.)
Mientras recorro los pasillos, oigo música ambiental y me
cruzo con un montón de gente ataviada con ropa brillante
Entonces descubro a mi amiga, sentada en un taburete en
un taburete en un camerino. Está muy maquillada, los ojos se le ven enormes y
enormes y brillantes, y también lleva plumas azules en la cabeza.
-Lali: ¡Madre mía, Cande! —exclamo en la puerta—. Estás
increíble. Me encanta tu...
-Cande: No puedo hacerlo.
-Lali: ¿Qué?
Cande: No puedo —repite desesperada, y se ciñe la bata de
algodón— No recuerdo nada. Tengo la mente en blanco.
-Lali: Eso le pasa a todo el mundo. Ahí fuera hay un tipo
diciendo lo mismo.
-Cande: Es verdad. Además, mis piernas parecen de
algodón, y me ahogo. —Coge una brocha para colorete, la mira desolada y la deja—
No sé por qué me apunté al grupo.
-Lali: ¿Por diversión?
-Cande: ¿Crees que esto es divertido?
De repente le cambia la cara, y se va a toda velocidad
hacia una puerta que hay en el camerino. Al momento oigo arcadas.
Algo no marcha bien. Y yo que creía que el baile era
bueno para la salud.
Poco después sale, pálida y temblorosa.
-Lali: ¿Estás bien?
-Cande: No puedo hacerlo. —De pronto parece tomar una
decisión repentina—. Muy bien, me voy a casa. Diles que me he puesto mala, que
ha sido una emergencia.
Empieza a recoger su ropa.
-Lali: De eso nada —digo horrorizada, e intento quitarle
lo que lleva en la mano—. Te saldrá bien. Piensa un poco, ¿cuántas veces has
estado en un juzgado soltando un discurso delante de un montón de gente? Y si
te equivocas, un inocente puede ir a la cárcel.
Me mira como si estuviera loca.
-Cande: Sí, pero eso es fácil.
-Lali: Pues si te vas ahora, te arrepentirás toda la
vida. Cuando lo recuerdes, pensarás que ojalá te hubieras atrevido.
Nos quedamos en silencio y noto que, bajo las plumas y
demás, su cerebro está trabajando.
-Cande: Tienes razón —admite, y suelta la ropa—. Vale, lo
haré, pero no quiero que me veas. Ven luego, cuando haya acabado. No, tampoco,
no te acerques. Mantente alejada.
-Lali: Bueno, si de verdad...
-Cande: No, quédate. He cambiado de opinión. Necesito que
estés aquí.
-Lali: De acuerdo.
-Cande: ¡Faltan quince minutos para la representación! —anuncia
un altavoz cercano.
-Lali: Te dejo para que hagas el calentamiento.
-Cande: Lali. —Me agarra del brazo y me mira fijamente.
Aprieta con tantá fuerza que me está haciendo daño—. Si alguna vez vuelvo a
decir que quiero hacer algo como esto, párame los pies. Diga lo que diga.
Prométemelo.
-Lali: Te lo prometo.
¡Joder! Jamás la había visto así. Cuando salgo al patio,
que ahora está lleno de gente todavía más arreglada, estoy hecha un manojo de
nervios. Cande no parecía capaz de mantenerse en pie y mucho menos de bailar.
Ojalá no lo arruine.
Me la imagino en el escenario como un conejo asustado,
sin recordar los pasos, mientras el público la observa. Sólo de pensarlo se me
revuelve el estómago.
Vale, no voy a permitir que eso suceda. Si pasa algo,
distraeré la atención. Fingiré que me ha dado un ataque al corazón. Sí, me
tiraré al suelo y todo el mundo me mirará a mí, pero la representación
seguirá adelante, porque somos británicos, y cuando la gente vuelva a prestarle
atención, Cande habrá recordado lo que tenía que hacer.
Y si me llevan a toda prisa al hospital les diré: «Tenía
un dolor terrible en el pecho.» Nadie podrá demostrar que era mentira.
Incluso aunque puedan, gracias a alguna máquina
especial...
—¡Lali!
-Lali: ¿Qué? —contesto distraída, y luego se me para el
corazón de verdad.
Peter está a un par de metros de mí. Lleva su habitual
uniforme de vaqueros y jersey, con lo que se le ve a la legua entre todos los
elegantes abogados. Cuando clava sus ojos en los míos, siento que me vuelve al
pecho todo el dolor que creía haber olvidado. «No reacciones de ninguna manera —me
digo a mí misma—. Punto final. Nueva vida.»
-Lali: ¿Qué haces aquí? —le pregunto en tono de: « La
verdad es que me da igual .. »
-Peter: He encontrado el folleto de la actuación en tu
mesa. —Me lo enseña sin quitarme la vista de encima—. Me gustaría hablar contigo.
Me invade cierto resquemor. ¿Se cree que sólo con venir
lo dejaré todo para hablar con él? Puede que esté ocupada, o que haya seguido
mi camino. ¿No se le ha ocurrido o qué?
-Lali: Da la casualidad de que estoy con alguien —digo en
tono educado y ligeramente despectivo.
-Peter: ¿En serio?
-Lali: Así es.
Me encojo de hombros y espero a que se vaya, pero no se
mueve.
-Peter: ¿Con quién?
Vale, se suponía que no iba a preguntarme algo así.
Durante un momento no estoy muy segura de qué responder.
-Lali: Con... él —digo señalando a un tipo alto, en mangas
de camisa, que está en un rincón del patio mirando hacia otro lado— Creo que
será mejor que vaya a hacerle compañía.
Con la cabeza bien alta, me giro y empiezo a caminar en
esa dirección. Le preguntaré la hora y cruzaré unas palabras con él hasta que Peter
se marche. (Y a lo mejor suelto un par de carcajadas para que vea lo bien que
lo pasamos.)
Estoy a poca distancia cuando el tipo se vuelve y saca un
móvil.
-Lali: Hola —lo saludo alegremente, pero él ni siquiera
me oye. Me mira sin verme y se dirige hacia la multitud sin dejar de hablar.
Me he quedado sola.
Mierda.
Tras lo que me parecen varias eternidades, me doy la
vuelta con toda la despreocupación de la que soy capaz. Peter sigue en el mismo
sitio.
Lo miro, muerta de vergüenza. Si se ríe de mí... Pero no
lo hace.
-Peter: La… —Se acerca hasta que nos separa un metro. Su
expresión es sincera—. No he podido olvidar lo que me dijiste. Debería haber
compartido más cosas contigo y no excluirte.
Por un lado estoy desconcertada y, por otro, siento que
ha herido mi orgullo. Así que ahora quiere compartir cosas conmigo, ¿verdad?
Pues a lo mejor es demasiado tarde y a mí ya no me apetece
-Lali: No tienes por qué contarme nada. Tus asuntos son
cosa tuya. De todas formas, seguramente no los entendería porque como son tan
complicados y yo, tan tonta...
Le doy la espalda y echo a andar por la grava.
-Peter: Te debo una explicación.
-Lali: No me debes nada. —Zanjo la cuestión levantando el
mentón con altivez— Se acabó, Peter. Y los dos podríamos... ¡Suéltame!
Me ha cogido del brazo para que lo mire.
-Peter: He venido por una razón. Para decirte lo que
estuve haciendo en Escocia.
Me llevo una sorpresa mayúscula, que intento disimular lo
mejor que puedo.
-Lali: No me interesa en absoluto.
Me suelto y comienzo a andar hacia el bosque de abogados
que hablan por sus móviles.
-Peter: Lali, quiero contártelo.
-Lali: Bueno, pues a lo mejor yo no deseo oírlo —replico
desafiante dándome la vuelta. Estamos frente a frente como dos duelistas y el
pecho me sube y me baja con rapidez. Por supuesto que quiero enterarme. Y él
lo sabe muy bien—. Venga —concedo encogiéndome de hombros con reticencia—.
Dímelo.
Sin pronunciar palabra, me conduce a un rincón apartado,
lejos de la multitud. En ese momento, toda mi bravuconería se desvanece. De
hecho, estoy algo inquieta. Incluso asustada.
¿Qué pasará si es un defraudador, como sugirió Cande? ¿Y
si está haciendo algo ilegal y espera que me una a él?
¿Y si se ha sometido a alguna operación embarazosa y me
echo a reír sin querer?
¿Y si es otra mujer y ha venido a decirme que va a
casarse o algo así?
Siento un doloroso escalofrío, que domino como puedo.
Bueno, si es eso, actuaré con naturalidad, como si ya lo supiera. Fingiré que
yo también tengo un amante. Le sonreiré con ironía y le diré: «Nunca he
supuesto que tuviéramos posesión exclusiva el uno del otro»
-Peter: Muy bien. —Se coloca frente a mí. Decido que si
ha cometido un asesinato, lo denunciaré, aunque prometa no hacerlo—. Fui a
Escocia a ver a alguien.
Se me cae el alma a los pies.
-Lali: Una mujer —digo sin poder contenerme.
-Peter: Pues no. —Le cambia la expresión y me mira
fijamente—.¿Eso era lo que pensabas? ¿Que había otra?
-Lali: No sabía qué pensar.
-Peter: No salgo con nadie. Estuve viendo a... —continúa
dubitativo— digamos, la familia.
El corazón me da un vuelco.
¿Familia?
¡Dios mío! Belén tenía razón. Me he liado con la mafia.
Vale, que no cunda el pánico. Puedo huir. Entraré en el
programa de protección de testigos. Mi nuevo nombre podría ser Megan. No, mejor
Chloe. Chloe de Souza.
-Peter: Para ser más preciso, a una niña.
¿Qué? Vuelvo a sentir un escalofrío.
-Peter: Se llama Alice. Tiene cuatro años.
Peter tiene una mujer y una familia secreta. Lo sabía.
-Lali: ¿Es...? —Me humedezco los labios con la lengua—.
¿Es tu hija?
-Peter: No. —Mira al suelo un segundo y luego levanta la
cabeza—. Es hija de Agustín.
-Lali: Pero... —Estoy sorprendida—. Nunca has comentado
nada al respecto.
-Peter: No lo sabe nadie, de eso se trata.
Esto es algo que no esperaba ni por asomo.
Una niña. La hija secreta de Agustín Sierra.
-Lali: Pero ¿cómo es posible que nadie conozca su
existencia? —pregunto. Nos hemos alejado todavía más de la gente y ahora
estamos sentados en un banco que hay debajo de un árbol—. Alguien la habrá
visto.
-Peter: Agustín era una estupenda persona, pero el
compromiso nunca fue uno de sus fuertes. Cuando Marie, la madre de Alice, se
enteró de que estaba embarazada, ellos ya no estaban juntos. Marie es una mujer
orgullosa y resuelta, y estaba decidida a seguir adelante sola. Agustín la
ayudó económicamente, pero no se interesó mucho por la niña. Ni siquiera le
dijo a nadie que era padre.
-Lali: ¿Tú no lo sabías?
-Peter: Hasta su muerte no. Lo quería mucho, pero me
resultó muy difícil perdonarle eso. Así que unos cuantos meses después del
accidente, Marie apareció con la niña. Te puedes imaginar cómo nos sentimos
todos. Impresionados sería decir poco, pero Marie fue tajante, no quería que
nadie se enterara. Deseaba educar a Alice como a una niña normal, no como a la
hija de Agustín Sierra ni como a la heredera de una gran fortuna.
Alucino. Una niña de cuatro años se queda con la parte de
Agustín Sierra de la Panther Corporation. Vaya pasada.
-Lali: Entonces, ¿lo hereda todo?
-Peter: Casi todo. La familia de Agustín ha sido muy
generosa, y por eso Marie ha mantenido a su hija alejada de la atención
pública. Sé que no podremos protegerla toda la vida. Tarde o temprano se sabrá
y entonces la prensa enloquecerá. La niña pasará a formar parte de la lista de
personas ricas, los demás chavales se meterán con ella y su vida no volverá a
ser normal. Hay niños que lo llevarían bien, pero no es el caso de Alice. Tiene
asma y es muy frágil. —Mientras habla, recuerdo lo que publicaron los
periódicos a la muerte de Agustín. Todos sacaron su foto en primera página—.
Soy excesivamente protector con ella, lo sé. Incluso su madre me lo dice,
pero... para mí es muy importante. Es todo lo que me queda de Agustín.
De repente, me conmuevo.
-Lali: ¿Por eso recibías tantas llamadas? ¿Por eso te
marchaste?
-Peter: El otro día tuvieron un accidente de coche. No
fue nada grave, pero después de lo de Agustín estamos muy sensibilizados, y queríamos
asegurarnos de que recibiera el tratamiento adecuado.
-Lali: Claro, es comprensible.
Nos quedamos en silencio un momento, durante el que mi cerebro
intenta unir todas las piezas.
-Lali: Lo que no acabo de entender es por qué querías que
mantuviera en secreto que habías estado en Escocia. Nadie habría sospechado
nada.
Peter pone cara de arrepentimiento.
-Peter: Ése fue un estúpido error por mi parte. Le dije a
unas cuantas personas que me iba a París, como precaución extra. Elegí una
compañía aérea poco conocida. Pensé que nadie se enteraría. Y entonces, entré
en la oficina y... estabas tú.
-Lali: Y te quedaste de piedra.
-Peter: No exactamente. No sabía muy bien cómo
reaccionar.
Noto que me estoy ruborizando y me aclaro la voz.
-Lali: Ejem… Esto… Por eso…
-Peter: Sólo quería evitar que fueras diciendo: «Estuvo
en Escocia, no en París», y que todo el mundo empezara a inventarse historias.
Te sorprendería saber las absurdas teorías a las que llega la gente cuando no
tienen nada mejor que hacer. He oído de todo. Que voy a vender la empresa, que
soy gay, que pertenezco a la mafia...
-Lali: ¿Ah, sí? Qué tontos.
Un par de chicas pasan a nuestro lado y nos callamos un
momento.
-Peter: Lamento mucho no habértelo contado antes —continúa
en voz baja—. Sé que te sentiste dolida, marginada, pero no es algo que se
comparta a la ligera.
-Lali: No, por supuesto. Soy yo quien se ha comportado
como una tonta.
Arrastro el zapato por la gravilla, un poco avergonzada.
Debería haber imaginado que era algo importante. Cuando dijo que era algo
delicado y complejo, estaba diciendo la verdad.
-Peter: Sólo lo saben unos cuantos; gente especial y de
confianza.
Hay algo en su mirada que me pone un gran nudo en la
garganta, y enrojezco.
—¿Van a entrar? La función está a punto de empezar.
La voz de una mujer vestida con vaqueros de color negro,
que se aproxima sonriendo, nos sobresalta, y siento como si me hubieran dado
una bofetada para despertarme de un sueño.
-Lali: Tengo que ir a ver a Cande.
-Peter: Vale, te dejo. En realidad ya te lo he contado
todo. —Se levanta para marcharse, pero se da la vuelta—. Una cosa más. Sé que
estos últimos días no han sido fáciles para ti. Te has comportado con una
discreción modélica y yo, no tanto. Quería disculparme una vez más. Sos
extraordinaria.
-Lali: No pasa nada.
Lo veo alejarse por la gravilla y me quedo completamente
destrozada.
Ha venido hasta aquí para contarme su gran y preciado
secreto. No tenía por qué hacerlo.
¡Dios mío!
-Lali: ¡Espera! —grito, y Peter se gira enseguida—. ¿Te apetece
acompañarme?
Cuando veo que sonríe, no puedo evitar un estremecimiento
de placer.
Mientras caminamos juntos, reúno el valor suficiente para
hablar.
-Lali: Yo también tengo que confesarte algo. Sé que el
otro día dije que habías arruinado mi vida.
-Peter: Lo recuerdo.
-Lali: Puede que estuviera equivocada. —Me aclaro la voz
y lo miro con franqueza—. No lo has hecho.
-Peter: ¿No? ¿Lo intento de nuevo?
Muy a mi pesar, me entran ganas de echarme a reír.
-Lali: ¡No!
-Peter: ¿Es tu última palabra?
En sus ojos brilla otra pregunta más profunda, y siento
un dardo en el pecho, mitad esperanza, mitad temor. Durante un buen rato,
ninguno de los dos dice nada y mi respiración comienza a acelerarse.
De repente, él se fija en mi mano.
-Peter: He acabado con Peter —lee en voz alta. Mierda.
Me pongo como un tomate.
No volveré a escribirme nada en la mano, jamás.
-Lali: Sólo es un garabato. No significa...
El timbre del móvil me interrumpe. Gracias a Dios. Sea
quien sea, encantada. Lo saco y aprieto el botón verde.
-Belén: Lali, me vas a adorar toda la vida —asegura.
-Lali: ¿A qué te refieres?
-Belén: Ya lo he arreglado todo. Soy la mejor. No sé qué
harías sin mí.
-Lali: ¿De qué me estás hablando?
-Belén: De tu venganza contra Peter Lanzani, tonta.
Mientras permanecías de brazos cruzados como un pelele, me he ocupado del
asunto.
Me quedo paralizada.
-Lali: Peter, perdona un momento —le pido con una enorme
sonrisa —.Tengo que atender esta llamada.
Me voy hacia un rincón con paso tembloroso, donde él no
puede oirme
-Lali: ¡Me prometiste que no harías nada! Lo juraste por
tu bolso Miu Miu de piel de potro.
-belén: Mi bolso de piel de potro es de Fendi —se jacta
con voz triunfal.
Está como una cabra.
-Lali: ¿Qué has hecho? Dímelo.
El corazón me late con fuerza por el miedo. Por favor,
que no le haya rayado el coche.
-Belén: Ojo por ojo. Ese hombre te traicionó y vamos a
pagarle con la misma moneda. Estoy con un chico muy majo llamado Mick, que es
periodista y trabaja en el Daily World.
Se me hiela la sangre.
-Lali: ¿El diario sensacionalista? ¿Estás loca?
-Belén: No seas tan estrecha y burguesa —me reprende—.
Son como detectives privados, pero gratis. Mick le ha hecho muchos trabajitos a
mamá y está muy interesado en averiguar el secreto de Peter Lanzani, pero antes
desea hablar contigo.
Creo que me voy a desmayar, esto no puede estar pasando.
-Lali: Escúchame —susurro, como si estuviera intentando
convencer a una lunática de que bajara del tejado—. Ya no quiero saber nada,
¿vale? Quiero olvidarlo todo. Deshazte de ese tipo.
-belén: Ni hablar —responde como una niña malcriada—. No
seas ridícula. No puedes dejar que un hombre te pisotee sin hacer nada. Tiene
que enterarse. Mi madre siempre dice... —Se oye un repentino chirrido de
neumáticos—. ¡Vaya! Acabo de tener un ligero accidente. Te llamo luego.
Dejo de oír su voz. Estoy muda por el horror.
Marco frenéticamente su número, pero salta el
contestador.
-Lali: ¡Belén! Olvida todo... —Me callo a mitad de frase
porque Peter ha aparecido delante de mí.
-Peter: Está a punto de empezar. ¿Va todo bien?
-Lali: Sí, claro —contesto con voz entrecortada, y cuelgo—.
De maravilla.
Continuará...
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Vamos que acabamos hoy con la nove!!
+20 firmitas y más nove!!!
mass
ResponderEliminar:O Dios mio! Belen! LOCA!
ResponderEliminarANDRE diez comentario cada uno y tenemos e proximo te parece???
ResponderEliminarQue no haga nada! O almenos que no se enteren de la niña! Pobre!
ResponderEliminarSube mas
ResponderEliminarMe encanto el cap! Besos
ResponderEliminar@vagomi
mas mas mas mas
ResponderEliminarotro capp
ResponderEliminarojala q blen no haga nadaaa
ResponderEliminarmass
ResponderEliminarBelen esta locaa
ResponderEliminarNo me jodas, que belen se esté calladita y quietecita mejor
ResponderEliminarmasssssssss noveeeeeeeeeeee
ResponderEliminarjajajjajaj habla y te juro q no se como pero la mato
ResponderEliminarmass
ResponderEliminarQue rabia que tengo de lali ahora! Deberia haber dicho a peter lo que hizo belen!
ResponderEliminarnove
ResponderEliminara belen provoca matarla
ResponderEliminarsubii mas
ResponderEliminarmas mas mas mas!!!!
ResponderEliminarhay no creo que belen va a terminar en el psiquiatra :P no creoq ue lali le tiene que decir a peter lo de belen por que sin osera otro secreto y aprte puede que si descubra lo de alice
ResponderEliminarBelen va a arruinar todo!Creo q podriamos matarla y listo,JEJE!
ResponderEliminarAy te juro qe cuando Peter le conto lo de la nena me parecio re tierno ♥.♥ re AMOR!!!!! y cuando se estaba yendo me agarro una cosa de preocupacion qe dijo nooooooooooooooooo por favor qe no se vaya!!!! como una cosa fea en el pecho :( ♥ pero le pidio qe se qede :') ♥ Ahora Lali tiene qe arreglar lo de la loca de Blen, puede ser qe la cosas no puedan estar 100% perfectas!!!!!!!! :D jajajaja ♥ buenisimo el cap!!!
ResponderEliminarTal como se comporta Cande con Lali ,esta lo hace con ella,verdaderas amigas.Peter se sincero.¡k insistente y pesada Belen!,k se compre una vida,parece k no tiene vida propia,k jode la d los demas.
ResponderEliminarhayy diossss belen y la lpm!!
ResponderEliminarmasss noveee