Cuando veo a Peter a través del cristal, el corazón
empieza a latirme con violencia. Él empuja la puerta y entra.
Mientras camina hacia nuestra mesa, siento que me embarga
la emoción. Es el hombre del que creía estar enamorada; el que me utilizó.
Ahora que la impresión inicial se ha difuminado, el dolor y la humillación
amenazan con apoderarse de mí y volverme de gelatina otra vez.
Pero no voy a consentirlo. Me mostraré firme y digna.
-Lali: No le hagan ni caso —les susurro a mis padres.
-Brian: ¿A quién? —pregunta papá dándose la vuelta en la
silla— ¡Ah!
-Peter: Lali, me gustaría hablar contigo —dice con
semblante serio.
-Lali: Pues a mí no.
-Peter: Lamento interrumpirlos —se excusa con mis padres,
y luego se dirige a mí— La, si me concedieras un momento...
-Lali: No voy a ir a ningún sitio, estoy tomando un café
con mi familia —protesto indignada.
-Peter: Por favor —me pide sentándose en la mesa de al
lado— Quiero explicártelo, disculparme.
-Lali: No hay explicación posible. Actúen como si no
estuviera— les digo a mis padres.
En silencio, ellos se miran subrepticiamente y me fijo en
que mi madre está moviendo los labios, pero se detiene en cuanto nota que la he
visto y toma un sorbo de café.
-Lali: Sigamos con nuestra conversación —sugiero a la
desesperada—. Bueno, mamá…
-Rachel: ¿Sí? —contesta expectante.
Tengo la mente en blanco. No puedo pensar en nada,
excepto en que Peter está sentado a un metro de distancia.
-Lali: ¿Qué tal va el golf? —pregunto por fin.
-Rachel: Pues... bien, gracias —contesta ella con los
ojos en Peter.
-Lali: No lo mires —refunfuño—. Papá, ¿qué tal te va a
ti?
-Brian: Bien también —responde con poca naturalidad.
-Peter: ¿Dónde juegan? —pregunta atentamente.
-Lali: ¡Tú no tienes vela en este entierro! —le grito, y
muevo la silla para darle la espalda.
Volvemos a quedarnos en silencio.
-Rachel: ¡Vaya, hombre! ¡Pero qué hora se ha hecho! —exclama
mi madre con voz afectada—. Ya tendríamos que estar en... la exposición de
escultura.
¿Qué ha dicho?
-Brian: Nos alegramos mucho de haberte visto.
-Lali: No pueden irse —suplico asustada.
Pero papá deja un billete de veinte libras encima de la mesa
mientras mamá se levanta y se pone su chaqueta blanca.
-Rachel: Escúchalo —me aconseja ella al darme un beso.
-Brian: Adiós, Lali —se despide mi padre apretándome la
mano con torpeza.
En cuestión de treinta segundos, han desaparecido.
No acabo de creerme que hayan sido capaces de hacerme
esto.
-Peter: Bueno... —comienza cuando se cierra la puerta.
Empecinada, giro la silla para no verlo—. Por favor, Lali. —Aún más obstinada,
vuelvo a moverme hasta que me quedo frente a la pared. Así aprenderá. Lo que pasa
es que ahora no llego al capuchino— Toma.
Peter se ha puesto a mi lado y me ofrece la taza.
-Lali: ¡Déjame en paz! —grito enfadada, y me levanto— No
tenemos nada de que hablar.
Cojo el bolso y salgo de la cafetería hacia la ajetreada
calle. De repente noto una mano en el hombro.
-Peter: Al menos podríamos comentar lo ocurrido.
-Lali: ¿El qué? ¿Cómo me has usado? ¿Tu deslealtad?
-Peter: Vale, sé que te puse en evidencia. Pero... ¿de
verdad es tan grave?
-Lali: ¡Pero bueno! —exclamo ofendida, y tropiezo con una
mujer que arrastra un carrito de la compra—. Entraste en mi vida. Alimentaste
un maravilloso idilio. Y yo me enamo... —Me callo, jadeando un poco— Dijiste
que te había cautivado. Y yo... me preocupé por ti y creí en tu palabra. —La
voz me traiciona y empieza a temblar— Me lo crei todo, Peter. Pero desde el
primer momento tuviste una segunda intención. Te serviste de mí para tu
estudio.
Me mira.
-Peter: No, espera. Te equivocas —asegura cogiéndome del
brazo— No fue así. No me propuse aprovecharme de ti.
¿Cómo tiene la cara de decir algo así?
-Lali: Por supuesto que sí —replico soltándome para
apretar el botón de cruce de un paso de cebra— Ahora no pretendas convencerme
de que no hablabas de mí en la entrevista. Todos los detalles me señalaban.
-Peter: De acuerdo —admite con las manos en la cabeza— No
niego que tu imagen se colara en ... Pero eso no significa que... Te tengo
presente la mayor parte del tiempo. Ésa es la verdad. Te llevo dentro.
La luz empieza a parpadear y nos anima a cruzar. En este
momento yo debería alejarme y él, venir detrás de mí, pero no nos movemos.
Quiero echar a andar, pero mi cuerpo se niega a obedecerme. Desea oír más
cosas.
-Peter: Lali, ¿sabes cómo trabajábamos Agustín y yo
cuando montamos la Panther? —pregunta con ojos ardientes— ¿Cómo tomábamos las
decisiones?
Me encojo de hombros como diciendo: «Cuéntamelo si te apetece.»
-Peter: Por instinto. ¿Compraríamos nosotros algo así?
¿Nos gustaría? Ésa era la forma en que nos lo planteábamos. Todos los días, una
y otra vez. Estas últimas semanas he estado inmerso en la nueva línea para
mujeres y no he dejado de preguntarme: «¿Qué opinaría Lali? ¿Bebería una cosa
así? ¿Compraría esto? » Sí, estás en mi pensamiento. Te has introducido en mi
trabajo. Nunca he distinguido muy bien entre vida y negocio, pero eso no quiere
decir que mi vida no sea real ni que lo que tuvimos... tenemos... no lo sea. —Inspira
profundamente y se mete las manos en los bolsillos— No te mentí. Ni te induje a
nada. Me atrapaste desde que te vi en el avión. Cuando me miraste y dijiste:
«Ni siquiera sé si tengo el punto G», me quedé enganchado. Y no porque pudiera
utilizarlo, sino por vos. Por ser quien sos. Por cómo eliges el mejor
horóscopo, por la nota de Ernest P. Leopold que escribiste, por la tabla de ejercicios
que tienes en la pared. Por todo eso.
Fija sus ojos en los míos y se me forma un nudo en la
garganta. No sé qué pensar y, por un momento, dudo.
Sólo un instante.
-Lali: Todo eso me parece muy bien —respondo con voz
temblorosa— Pero me avergonzaste, me humillaste.
Me doy la vuelta y empiezo a cruzar la calle.
-Peter: No pretendía decir tantas cosas —se excusa
siguiéndome— Créeme. Lo siento tanto como tú. En cuanto acabamos la entrevista,
les pedí que cortaran esa parte y me prometieron que lo harían. No sé, me
animaron a que hablara y supongo me dejé llevar.
-Lali: ¿Ah, sí? Le contaste al mundo entero todas mis
intimidades —le espeto con una nueva oleada de indignación.
-Peter: Lo sé y lo lamento mucho.
-Lali: Hablaste de mi ropa interior, de mi vida sexual...
y de mi colcha de Barbie, sin aclarar siquiera que tiene un sentido irónico.
-Peter: Disculpa.
-Lali: Dijiste cuánto peso y encima te equivocaste.
-Peter: Perdona, de verdad.
-Lali: Eso no basta. Has arruinado mi vida.
-Peter: ¿Qué? ¿Eso es lo que piensas? ¿Tan desastroso te
parece que la gente sepa la verdad?
Vacilo un segundo.
-Lali: Vos no sabes lo que ha supuesto para mí —afirmo
recobrándome— Ahora soy el hazmerreír. En la oficina todos me toman el pelo. Eugenia
ha empezado a burlarse...
-Peter: La despediré —me interrumpe.
Me sorprende tanto que suelto una risita, e intento
disimularla tosiendo.
-Lali: Nick también.
-Peter: Pues lo pondré de patitas en la calle. —Reflexiona
un segundo— ¿Qué tal si echo a todos los que se burlen de ti? Esta vez no puedo
evitar reírme.
-Lali: Entonces te quedarás sin empleados.
-Peter: Me da igual, así aprenderé. Eso me enseñará a no
ser tan irreflexivo.
Nos miramos un momento a la luz del sol. El corazón me
late con fuerza. Estoy confundida.
—¿Quiere comprar un poco de brezo de la suerte? —me
pregunta una mujer vestida con un chándal rosa mientras me pone en la cara un
ramo envuelto con papel de aluminio, pero niego con la cabeza—. ¿Y usted,
señor?
-Peter: Deme toda la cesta. Creo que voy a necesitarla.
Saca la cartera y le da dos billetes de cincuenta libras
sin apartar sus ojos de los míos.
-Peter: Me gustaría hacer las paces contigo. ¿Comemos
juntos? ¿Tomamos una copa? ¿Un batido? —propone con una leve sonrisa, pero yo
no sonrío.
Estoy demasiado confusa. Parte de mí comienza a
relajarse, a creerlo, y quiere perdonarlo, pero mi mente sigue hecha un lío.
Algunas cosas todavía no están claras.
-Lali: No sé —respondo.
-Peter: Todo iba de maravilla y entonces voy yo y lo
estropeo.
-Lali: ¿Iba de maravilla?
-Peter: ¿No lo crees? Yo pensaba que sí.
La cabeza me da vueltas. Necesito decirle algo. Hay cosas
que han de salir a la luz.
-Lali: Cuando nos conocimos, ¿qué habías ido a hacer a
Escocia? La expresión de su cara cambia por completo, como si se cerrase, y
aparta la vista.
-Peter: Me temo que no puedo contártelo.
-Lali: ¿Por qué no?
-Peter: Es algo complicado.
-Lali: Muy bien, ¿adónde te marchaste tan deprisa la
noche que fue a buscarte Nicolás? Cuando me dejaste colgada.
Suspira.
-Peter: Lali.
-Lali: ¿Y qué me decís de las llamadas en el restaurante?
¿Qué eran? —Esta vez ni siquiera se molesta en contestar—. Ya veo –murmuro
echándome el pelo hacia atrás e intentando mantener la calma—. ¿Se te ha
ocurrido pensar que en todo el tiempo que hemos pasado juntos prácticamente no
me has contado nada sobre ti?
-Peter: Supongo que es porque soy una persona reservada.
¿Tanto importa?
-Lali: Pues sí. Yo te he descubierto mis pensamientos,
mis inquietudes, todo. Y tú no has compartido nada conmigo.
-Peter: Eso no es verdad.
Da un paso adelante, sujetando todavía la voluminosa
cesta de brezo, y se le caen algunas ramas.
-Lali: Bueno, pues casi nada. —Cierro los ojos y trato de
ordenar mis ideas—. Las relaciones se basan en la confianza y la igualdad. Si
una persona da, la otra debería hacerlo también. Y tú ni siquiera me dijiste
que ibas a salir en televisión.
-Peter: ¡Por Dios! Era una entrevista para idiotas. Creo
que estás reaccionando de forma exagerada.
Una chica con unas seis bolsas de compra le tira unas
cuantas ramas de brezo y Peter, exasperado, deja la cesta en el maletero de una
moto que pasa junto a él.
-Lali: Te he revelado todos mis secretos y tú no me has
contado ninguno de los tuyos —continúo obstinada.
-Peter: Con el debido respeto, creo que es distinto.
-Lali: ¿Por qué? —pregunto sorprendida.
-Peter: Has de entender que en mi vida hay cosas un poco
delicadas... complejas... muy importantes.
-Lali: ¿Y yo no lo soy? —Mi voz sale como un cohete—.
¿Crees que mis secretos son inferiores a los tuyos? ¿Que a mí me duele menos
que los sueltes en televisión? —Estoy temblando por la ira y la decepción— Supongo
que se debe a que vos sos superior y yo ¿qué soy? —Los ojos se me llenan de
lágrimas— Nada especial. Una chica vulgar y corriente.
Peter se estremece; he dado en el clavo. Cierra los ojos
y, durante un buen rato, creo que no va a contestarme.
-Peter: No quise utilizar esas palabras. En cuanto las
pronuncié, deseé poder retirarlas. Pretendía evocar algo muy diferente. Sabes
muy bien que no...
-Lali: Te lo preguntaré otra vez —insisto con el corazón
desbocado—. ¿Qué estabas haciendo en Escocia? —Silencio. Lo miro a los ojos y
sé que no va a decírmelo. Aunque para mí es importante, prefiere callar— Muy
bien. Está visto que no valgo tanto como tú. Que soy una chica divertida que te
entretiene en los viajes y te da ideas para tu negocio.
-Peter: ¡Lali!
-Lali: Eso no es una relación de verdad. En las
auténticas hay reciprocidad. —Trago el nudo que me oprime la garganta— Así que,
¿por qué no te vas con alguien que esté a tu nivel y a quien puedas confiarle
tus valiosísimos secretos? Es evidente que yo no te sirvo.
Me doy la vuelta rápidamente, antes de que él pueda decir
nada, y echo a andar pisoteando el brezo de la suerte, con dos enormes lágrimas
por las mejillas.
No llego a casa hasta mucho más tarde, todavía afectada
por la discusión. Me duele la cabeza y estoy al borde del llanto. Abro la
puerta y me encuentro a Cande y a Belén enfrascadas en un debate sobre los
derechos de los animales.
-Belén: A los visones les encanta que hagan abrigos con
su piel —asegura cuando entro en el salón. Se calla y me mira— ¿Estás bien?
-Lali: No —Me dejo caer en el sofá y me tapo con la manta
de felpa que le regaló a Cande su madre en Navidad— He tenido una terrible
pelea con Peter.
-Belén: ¿Sí?
-Cande: ¿Lo has visto?
-Lali: Ha venido a... disculparse, supongo.
Mis compañeras de piso intercambian miradas.
-Cande: ¿Y qué ha pasado? ¿Qué te ha dicho? —pregunta abrazándose
las rodillas.
Me quedo en silencio unos segundos e intento recordar sus
palabras exactas; tengo la cabeza hecha un lío.
-Lali: Que nunca pretendió utilizarme; que estoy en su
pensamiento; que despedirá a todos los de la empresa que se burlen de mí —añado
sin poder contener una risita.
-Cande: ¿De verdad? eso suena muy romántico —dice.
-Lali: Ha asegurado que sentía mucho lo ocurrido y que no
había querido contar mis intimidades en televisión; que nuestra relación era...
Da igual. Ha dicho muchas cosas, pero luego... —El corazón me empieza a latir
con fuerza por la indignación— Luego me ha dejado claro que sus secretos son
más importantes que los míos.
Las dos parecen escandalizadas.
-Cande: ¡No! —exclama Cande.
-Belén: ¡Idiota! —suelta Belén— ¿Qué secretos?
-Lali: Le he preguntado por lo de Escocia y por qué se
fue tan deprisa el día de la cita.
-Cande: ¿Y?
-Lali: No ha soltado prenda. Según él, es algo muy
«delicado y complejo».
-Belén: ¿Qué? No lo habías mencionado antes. ¡Es
perfecto! Sólo tienes que enterarte de qué se trata y divulgarlo —me incita Belén.
La miro con el corazón acelerado. Sí. Podré vengarme. Le
haré tanto daño como él a mí.
-Lali: Pero no tengo ni idea de lo que es.
-Belén: Pues averígualo. Eso es fácil. Ahora sabes que
oculta algo.
-Cande: La verdad es que resulta muy misterioso —interviene—
Todas esas llamadas telefónicas y que se fuera a toda prisa cuando quedasteis.
-Belén: ¿Se fue corriendo? —se interesa con avidez—.
¿Adónde? ¿Qué dijo? ¿Oíste algo?
-Lali: Pues no. Jamás escucharía a escondidas las
conversaciones ajenas.
Belén me mira fijamente.
-Belén: No me cuentes historias. Seguro que captaste
algo. Vamos Lali, ¿qué fue?
Regreso a aquella noche con el pensamiento. Estoy sentada
en el banco bebiendo el cóctel de color rosa. Siento la brisa en la cara, Peter
y Nicolás hablan detrás de mí en voz baja...
-Lali: No es mucho. Sólo oí que tenía que transferir
algo. Mencionó un plan B y algo que era urgente.
-Cande: ¿Transferir qué? ¿Fondos? —pregunta Cande con
recelo.
-Lali: Ni idea. Luego comentaron que debía volver a
Glasgow.
Belén parece fuera de sí.
-Belén: No puedo creérmelo. Debe de ser algo jugoso. ¿No
llevabas encima un dictáfono o algo así?
-Lali: Pues claro que no —contesto riéndome— Era una
cita. ¿Tú sueles llevar un...?
Cuando veo su cara, me callo.
-Belén: No siempre —se defiende encogiéndose de hombros—.
Sólo si creo que puede resultarme útil. Pero eso no viene al caso. Tienes
información y eso te da poder. Debes descubrir lo que esconde y revelarlo. Eso
le enseñará al señor Lanzani quién manda. Ésa será tu venganza
Miro su resuelta expresión y, por un momento, siento que
me invade una pura y poderosa euforia. Me las va a pagar. Entonces lo lamentará
y verá que no soy una pobre diabla.
-Lali: ¿Y cómo lo hago? —pregunto pasándome la lengua por
los labios.
-Belén: Intentaremos averiguar cuanto podamos. Además,
conozco a gente que se encargaría de conseguir más datos. —Me guiña un ojo—
Discretamente.
-Cande: ¿Té refieres a detectives privados? ¿Nos tomas el
pelo? —interviene.
-Belén: Y después lo desenmascararemos. Mi madre tiene
contactos en todos los periódicos.
La cabeza me da vueltas. ¿De verdad estoy discutiendo
cómo vengarme de Peter?
-Belén: Un buen sitio para empezar son los cubos de
basura; allí se puede encontrar todo tipo de cosas —añade Belén con tono de
experta.
De repente, la historia pierde todo atisbo de sentido
común.
-Lali: ¿De qué estás hablando? —pregunto horrorizada—. No
voy a rebuscar en la porquería de nadie. Abandono. Es una locura.
-Belén: Ahora no te hagas la remilgada. Si no, ¿cómo vas
a descubrir qué oculta? —replica de manera cortante.
-Lali: Quizá no quiera saberlo. A lo mejor ni me interesa
—le espeto recobrando lo que me queda de orgullo.
Me arrebujo aún más en la manta y me contemplo los dedos
de los pies, desconsolada.
Peter tiene un gran secreto que no puede contarme. Muy
bien, pues que se lo guarde para él. No me rebajaré por conocerlo. No voy a
hurgar en su basura. Me trae al fresco lo que sea y él no me importa nada.
-Lali: Quiero olvidarlo todo y seguir con mi vida.
-Belén: Ni hablar. No seas tonta. Es la hora de la
revancha. Vamos a ir a por él —asegura. Jamás la había visto tan animada. Coge
su bolso y saca una libreta Smythson de color lila y un bolígrafo Tyffany— Muy
bien, ¿qué tenemos? Glasgow, plan B, transferencia...
-Cande: Panther Corporation no tiene oficinas en Escocia,
¿verdad? — Inquiere con aire pensativo.
Vuelvo la cabeza y la miro estupefacta. Está escribiendo
en una hoja de papel con la misma expresión absorta que cuando se dedica a uno
de sus acertijos para cerebritos. Veo «Glasgow», «transferencia y “plan B», y
que ha mezclado todas las letras de Escocia, con las que intenta formar nueva
palabra.
¡Por favor!
-Lali: ¿Qué estás haciendo? —le pregunto.
-Cande: Nada, perder el tiempo —contesta ruborizándose—
Voy a conectarme a Internet para mirar unas cosas, sólo por curiosidad.
-Lali: Basta ya, las dos. Si Peter no quiere contármelo,
no me interesa saberlo.
De repente me siento agotada y herida por todo lo que ha
pasado. Me da igual la misteriosa vida privada de Peter Lanzani. Me niego a
pensar más en él. Voy a prepararme un baño caliente, irme a la cama y olvidarme
incluso de que lo he conocido.
Continuará...
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+20 firmitas ^-^
Me encanto
ResponderEliminarME encantaaaaaaa
ResponderEliminarsubiiiii mas
ResponderEliminarme carga este peter es demasiado idiota hasta ahora
ResponderEliminarHAAAAAAAAY QUIERO MAS NOVELA Y LA VERDAD QUE LALI TIENE DERECHO A ENOJARSE DIGAMOS QUE PETER NO MEDIO MUY BIEN SUS PALABRAS
ResponderEliminarMAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS NOVELAAAAAAAAAAAAAAA
ResponderEliminarOk, peter no para de equivocarse!
ResponderEliminary belen esta completamente loca!
quiero mas :)
mas mas mas mas
ResponderEliminarMe encanto el cap!
ResponderEliminarPeor Peter es muy idiota! Le entiendo lo que dijo pero estoy de acuerdo con Lali, ademas como es que no cree que fuera tan importante qu edijera todas sus intimidades en television? que le pasa? es anormal o que?
Besos
@vagomi
Maasss
ResponderEliminarMe alegra que Lali halla decidido no vengarse!
ResponderEliminar"La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena!"
Pero dudo que Cande y Belen no investiguen!
Quiero saber yaa que es lo que esconde Peteer!!!
ResponderEliminarMass novee!!
@lau_pj
ahy siento que esto no tienes ni pie ni cabeza massssssss nove
ResponderEliminarMe fascina la nove!
ResponderEliminarDanii!!! Como es que se llama la nove real y de quien es? Es que una amiga me pidió el nombre y eso, por que ella no es fan de Ta ni nada y no le gusta leerla así! Me lo pasas porfa!
Gracias!
Te juro me voy a volver loca sube mas porfa
ResponderEliminarotro por favor
ResponderEliminaruno masssssssssssssssssss
ResponderEliminarquiero que peter se arrastre y que laly no escuche ni a belen ni candela
ResponderEliminaresperoooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarMas mas mas mas!!!!!!
ResponderEliminarmaaas
ResponderEliminarhay no pobre de lali aparte los paps que se creen despues de todo lo que han hecho la dejan sola con peter y a mi tambien me salieron lagrimas ocn lo que le dijo a peter es que si es mucha impotencia pobre
ResponderEliminarEspero que lali no haga lo que belen y cande estan dijendo que haga! Pq si las escucha esta muy loca!
ResponderEliminarCandela y Belen están másempecinadas q ella en vengarse.Q ocultará Peter?
ResponderEliminarLe va a ser imposible olvidarse d Peter,jajaja,Cande y Belen ,no se lo van a permitir.
ResponderEliminarAwwww qe tierno Peter! lastima qe lo arruino cuando no le quiso decir el secreto ¬¬ es un pato crioollo ya te lo digo un paso una cagada -.- JAJAJA pero lo amamos igual!!! no qe no se olvide de el por favor!!!!!! buenisima la nove ♥
ResponderEliminarmasss noveeeeeeee
ResponderEliminaryo haria lo mismo q lali lo olvidaria no creo en la venganza!