Capítulo 19

-Gime: Lali, por amor de Dios, si no respiras vas a desmayarte... —murmuró, pasando un brazo por el de su sobrina.

-Lali: Voy a desmayarme —murmuró Lali. Se agarró al brazo de su tía con la otra mano, y la hizo girarse con ella en un intento por llevarla de nuevo hacia la puerta por la que habían entrado— Por favor, tía Gime, no puedo hacer esto. Sé que les dije que sí podría, que había superado lo de Peter, pero mentí.

-Gime: Ya lo sé, cariño —le dijo, dándole unas palmaditas en el brazo, y haciéndola girarse de nuevo— Todos los sabemos. También te mentimos cuando te dijimos que te creíamos.

-Lali: Entonces sabrás que no puedo hacer esto —respondió, sintiendo que la invadía el pánico cuando su tía la hizo avanzar con ella por entre la gente— Si le veo me derrumbaré.

-Gime: No seas tonta, las mujeres de nuestra familia no se derrumban ante un hombre... al menos en público —replicó su tía guiñándole un ojo— Y ahora sonríe, cariño. No me he pasado dos horas arreglándote para nada. Estás demasiado deslumbrante como para no lucirte —y se condujeron a la barra. Ya que sabía que antes o después tendría que enfrentarse a Peter, al menos una copa le daría fuerzas.

Cuando estaban esperando frente a la barra, una mano se posó en su hombro, haciéndola volverse, y se encontró cara a cara con Peter. Se notó palidecer, y el corazón empezó a latirle de tal manera, que podía sentirlo resonar en sus oídos.

-Peter: ¿Puedo invitarles a una copa? —le preguntó quedamente.

-Lali: De... de acuerdo —balbució sin aliento por el tacto cálido de su mano.

-Gime: No te dejes impresionar, Lali —le dijo su tía poniéndose a su lado y apartando la mano de Peter de su brazo— las bebidas son gratis. Hola, Peter. Sonríe a la cámara.

Peter forzó una sonrisa al darse cuenta de que un fotógrafo estaba junto a ellos enfocándolos con el objetivo de su cámara. Justo antes de que disparara, Gime se colocó oportunamente junto a Peter, tapando a su sobrina.

Cuando el periodista se hubo marchado, Peter se volvió hacia Lali con intención de tomar su mano, pero su tía fue más rápida de nuevo, agarrándose de su brazo y diciéndole:

-Gime: ¿Por qué no nos haces un pequeño tour por la casa? Esta mansión es impresionante.

Peter la miró, y después a Lali.

-Peter: Claro.

Intentando controlar su nerviosismo, Lali los siguió a través del salón, y a través de un largo corredor que conducía a unas escaleras que subían al piso superior, mientras Peter las ilustraba sobre la decoración de las distintas salas que pasaban. Ella no estaba escuchando una palabra, pero su corazón rebosaba felicidad sólo de poder estar con él, escuchar su voz. De pronto, cuando estaban en la biblioteca y él estaba señalándole la impresionante lámpara de araña de cristal de Murano que colgaba del techo, se oyó un suave chasquido, y cuando ambos se volvieron, se encontraron con que Gime los había dejado a solas.

Sus ojos se encontraron, y la intensa mirada de Peter le cortó la respiración.

-Peter: Te he echado de menos —murmuró él.

Lali apartó la vista.

-Lali: Por favor, no digas eso, te lo ruego. No debemos...

Peter avanzó hacia ella, pero Lali dio un paso atrás.

-Lali: Peter, espera...

Pero él no se detuvo.

-Peter: Esto no puede acabar así, no podemos permitir que nuestra relación termine de esta manera.

Ella retrocedió de nuevo, pero su espalda tropezó con una librería y, acorralada, contuvo el aliento.

-Peter: Lali, te amo —le dijo, poniendo los brazos a ambos lados de sus hombros.

Había pronunciado su nombre con tanta dulzura, con tal ansiedad en la voz, que Lali sintió deseos de llorar. Le faltaba el aliento.

-Lali: ¿Has dicho... has dicho que... me amas?

-Peter: Sí, Lali, te amo y no puedo vivir sin ti.

Cuando Peter le tocó la mejilla, Lali cerró los ojos temblorosa. ¿Cómo podían dos palabras hacerle sentir que había alcanzado el cielo, y al mismo tiempo que había descendido a los infiernos?

-Lali: Yo también te amo —murmuró, sintiéndose incapaz de mentirle.

-Peter: Bien, porque cuando dos personas se casan, ayuda que se amen el uno al otro —dijo, inclinándose hacia ella, y haciendo que su aliento cosquilleara sobre sus labios.

¿Casarse? Lali abrió los ojos sobresaltada. ¿Peter quería casarse con ella? Su corazón pareció hincharse como un globo.

-Lali: Estás seguro?

-Peter: No lo estaría si no fueras tú —murmuró, tomándola de la barbilla y haciendo que subiese el rostro hacia él— No puedo vivir sin ti, Lali —añadió suavemente —Haré que las cosas cambien. Nos iremos a Europa —le dijo Peter—. Allí la prensa nos dejaría tranquilos. Nos iríamos a vivir a una villa en la costa de España. Es un sitio precioso, Lali, te encantaría. Vente conmigo, cásate conmigo —murmuró.

Era como si le estuviese ofreciendo la luna, y cuando se inclinó y la besó.

Al oír un carraspeo a su izquierda, Peter se apartó de ella y los dos se volvieron. Su padre, Juan, estaba delante de la puerta abierta con los padres de Lali.

-Peter: Papá... —murmuró apretando la mandíbula— Señor Espósito, señora Espósito, siento ser grosero, pero éste no es un buen momento.

Los padres de Lali y Juan Lanzani se miraron, y Emilia fue a cerrar la puerta.

-Juan: Me temo que esto nos concierne a todos, hijo —dijo— Sencillamente no podemos permitir que esto suceda.

-Peter: Por amor de Dios, papá —resopló, moviendo la cabeza— Amo a Lali, quiero casarme con ella. Voy a casarme con ella se oponga quien se oponga, maldita sea.

-Emi: Qué romántico... —musitó, acercándose a Lali con lágrimas en los ojos, tomando el rostro de la joven entre sus manos— Es tan seguro de sí mismo y tan recto… tendrán unos hijos maravillosos.

Peter miró a su padre contrariado.

-Juan: De verdad creíste que nos interpondríamos a su felicidad? —le dijo su padre en un tono afectuoso.

A Lali la cabeza le daba vueltas, al fin todas sus dudas se habían disipado. Fue junto a Peter, que le pasó un brazo por la cintura.

-Emi: Les deseo toda la felicidad que nosotros hemos compartido todos estos años —le dijo. Se volvió hacia su hija— Mi niña —murmuró besándola y abrazándola con fuerza.

Pasó un buen rato antes de que la soltara, y ya, sin poder contener más las lágrimas, se apresuró a salir de la habitación.

Juan se volvió hacia Nicolás.

-Juan: Tengo una botella de champán puesta a enfriar. ¿Querría unirse a mí?

-Nicolás: ¿Cómo podría rehusar un ofrecimiento así? —respondió haciendo un gesto al otro hombre para que fuera delante.

Y así, de nuevo, Lali y Peter volvieron a quedarse solos. Él se volvió hacia ella, compartiendo en una sonrisa la felicidad que lo invadía, y la besó tiernamente en los labios.

-Peter: ¿Qué decís Lali? ¿Te querés casar conmigo? —le preguntó tomando su mano y besándole los nudillos— Nuestros padres ya lo dan por hecho, así que me temo que sólo tienes dos respuestas posibles: sí, o sí.

Lali se rió.

-Lali: En ese caso creo que no deberíamos decepcionarlos, ¿verdad? —murmuró— Se han tomado muchas molestias.

-Peter: Es verdad —contestó él, besándola otra vez— Te amo, Lali.

-Lali: Yo también te amo, Peter, no sé cómo podría haber vivido el resto de mi vida sin ti.

-Peter: No te lo habría permitido —respondió él— Te habría raptado.

Lali se echó a reír de nuevo.

-Lali: Euge nunca me lo perdonará.

-Peter: ¿El qué?, ¿que te cases conmigo?

-Lali: No, dejarla sola con nuestros padres. Ahora que Rochi se ha casado y yo voy a ser la señora de Peter Lanzani, mi madre no tendrá a quién darle la lata excepto a ella.

Peter se rió y la atrajo hacia sí.

-Peter: Quiero que tengas tu restaurante —le dijo— En cuanto se acabe la campaña te ayudaré en todo lo que pueda.

-Lali: Para eso todavía falta un año —respondió rodeándole el cuello con los brazos— Claro que cuando me enteré de que mi padre te había alquilado el local, me pareció que un año sería como toda una vida, y en cambio estas semanas han pasado volando.

-Peter: Toda una vida es lo que vamos a tener juntos —le dijo— Bebés, un hogar, nietos, bisnietos... Dios, cómo te quiero, Lali Espósito.

-Lali: Y yo a ti, Peter Lanzani.

Peter se inclinó para besarla de nuevo, transmitiéndole en ese beso todo el amor que sentía por ella.

-Lali: ¿Qué te parece si lo anunciamos ahora? —le dijo cuando finalmente levantó la cabeza— aprovechando que está aquí la prensa. Me siento felíz, y les encantará que les demos esa exclusiva.

-Peter: ¿Ahora? —repitió— ¿A la prensa? ¿No te molesta?

Lali asintió divertido.

-Lali: Será mejor que me vaya acostumbrando —le dijo con una sonrisa— Voy a ser una Lanzani.

-Peter: A eso —le respondió con otra sonrisa, besándola— creo que no habrá problemas...

~FIN~