Vale, no se lo digas a nadie. No lo cuentes.
Que nadie sepa que anoche tuviste una cita con Peter Lanzani.
No es que haya planeado proclamarlo, pero por la mañana tengo la impresión de
que se me va a escapar por equivocación. O a lo mejor alguien lo adivina.
Seguro que se me nota en la cara, en la ropa, en la forma en que camino. Estoy
convencida de que todo lo que hago dice a gritos: «Eh, ¿sabes lo que hice
anoche?»
-Caroline: Hola, ¿qué tal? —pregunta mientras me sirvo un
café.
-Lali: Bien, gracias. Ayer pasé una velada muy tranquila
con mi compañera de piso. Vimos tres películas de vídeo: Pretty Woman, Notting
Hill y Cuatro bodas y un funeral.
-Caroline: Ah, estupendo —dice extrañada.
Joder, estoy perdiendo los papeles. Todo el mundo sabe
que así se atrapa a los criminales. Dan demasiados detalles, hasta que meten la
pata.
Muy bien, se acabó el chismorreo. Me limitaré a contestar
con una sola palabra.
-Euge: Hola—me saluda cuando me siento frente a mi mesa.
-Lali: Hola —respondo, controlándome para no añadir nada
más. Ni siquiera qué tipo de pizza pedimos Cande y yo, aunque me haya preparado
toda una historia sobre que el establecimiento entendió que queríamos pimiento
verde en vez de pepperoni, ja, ja, qué fallo.
Se supone que hoy tengo que archivar unos documentos,
pero en vez de eso saco un papel y empiezo a confeccionar una lista de los
posibles sitios a los que llevar a Peter esta noche.
1. Pub. No. Demasiado aburrido.
2. Cine. No. Mucho rato sentados sin hablar.
3. Patinaje sobre hielo. No sé por qué lo he apuntado, no
tengo ni idea de patinar. Pero salía en Splash.
4. No puede ser, me he quedado sin ideas. Atónita,
contemplo la hoja mientras presto atención a medias a la ociosa conversación
que se está manteniendo cerca de mí.
—... trabajando en un proyecto secreto, ¿o es sólo un
rumor?
—... empresa en una nueva dirección, al parecer, pero
nadie sabe a ciencia cierta qué...
—¿Quién es el tal Nicolás? Es decir, ¿qué cargo ocupa?
—Está con Peter, ¿no? —contesta Amy; trabaja en Finanzas,
pero le gusta Nick y siempre encuentra alguna excusa para venir a nuestra
oficina— Es su amante.
-Lali: ¿Qué? —exclamo incorporándome y rompiendo la punta
del lápiz. Por suerte, todo el mundo está demasiado ocupado cotilleando para
advertirlo.
¿Es gay?
Por eso no me dio un beso de despedida. Sólo quiere que
seamos amigos. Me presentará a Nicolás y tendré que fingir que no pasa nada,
que lo sabía.
-Caroline: ¿Es homosexual? —pregunta estupefacta.
-Amy: Me imagino. Todos los hombres más atractivos lo son
—contesta encogiéndose de hombros.
-Caroline: No tanto —replica arrugando la nariz— No va
muy arreglado.
-Lali: A mí no me lo parece —intervengo con un tono
despreocupado y algo indiferente.
-Euge: No lo es —asegura con firmeza uniéndose a la
charla— Hace tiempo leí en Newsweek que estaba saliendo con la presidenta de
Origin Software y que antes había estado con una modelo.
Me quedo más tranquila.
Lo sabía. No podía ser gay.
La verdad, ¿no tienen nada mejor que hacer que dedicarse
a absurdas y estúpidas especulaciones sobre alguien a quien ni siquiera
conocen?
-Amy: ¿Sale con alguien ahora?
-Euge: Quién sabe.
-Caroline: Es muy sexy, ¿no creen? —dice con una sonrisa
maliciosa— A mí no me importaría salir con él.
-Nick: Sí, claro. A ti lo que no te importaría es
disfrutar de su jet privado —interviene.
-Euge: Por lo visto no ha estado con nadie desde que
murió Agustín Sierra —nos informa secamente— Así que no creo que tengas muchas
oportunidades.
-Nick: Mala suerte, Caroline —la compadece riéndose.
Me siento muy incómoda. Quizá debería abandonar la sala
hasta que acaben de cotorrear, pero, claro, a lo mejor resulta sospechoso.
Por un momento me imagino lo que pasaría si les dijera:
«Anoche estuve cenando con Peter Lanzani.» Me mirarían mudos de asombro, tal
vez alguien lanzara un gritito ahogado y... ¿A quién pretendo engañar? No me
creerían. Dirían que estoy delirando.
-Caroline: Hola, Pablo.
La voz de Caroline me saca de mis pensamientos. ¿Qué? Mi
cabeza da una sacudida involuntaria. Ahí está, sin previo aviso, acercándose a
mi mesa con rostro fúnebre. ¿Qué hace aquí? ¿Se habrá enterado de lo mío con Peter?
El corazón empieza a latirme con fuerza y, muy nerviosa, me echo el pelo hacia
atrás. He visto a Pablo un par de veces por el edificio, pero desde que
rompimos es la primera vez que estamos cara a cara.
-Pablo: Hola —saluda.
-Lali: Hola —contesto algo violenta, y nos quedamos
callados.
De repente me fijo en que mi inacabada lista de sitios
para una cita está encima de la mesa. Oh oh!!. La cojo con el máximo disimulo,
la arrugo y la tiro a la basura.
Los cotilleos sobre Nicolás y Peter han cesado y sé que
todo el personal de la oficina está escuchando, aunque finja ocuparse de otras
cosas. Es como si estuviéramos en un culebrón de la empresa o algo así. Sé qué
personaje represento. Soy la despiadada bruja que ha plantado sin razón alguna
a su encantador y decente novio.
¡Dios mío! El problema es que me siento culpable. Cada
vez que lo veo o pienso en él, noto una opresión en el pecho. ¿Es necesario que
tenga esa expresión de dignidad lastimada? Una especie de: «Me has herido
mortalmente, pero soy tan buena persona que te perdono.» De repente, siento que
la culpabilidad se desvanece y que la reemplaza el enfado.
-Pablo: Sólo he venido para decirte que estamos apuntados
en uno de los turnos de la caseta de Pimm's el Día de la Familia. Cuando di
nuestros nombres no sabía que... —Enmudece y parece más atormentado todavía— No
me importa hacerlo solo. Si prefieres...
No seré yo quien diga que no soporta estar a su lado
media hora.
-Lali: No, no hay problema.
-Pablo: Muy bien.
-Lali: Estupendo.
Se produce otro incómodo silencio.
-Lali: Por cierto, he encontrado tu camiseta azul —digo
encogiéndome de hombros— Ya te la traeré.
-Pablo: Gracias, creo que yo también tengo alguna cosa
tuya.
-Nick: ¡Eh! —exclama, aproximándose con ojos perversos y
brillantes y gesto de: «Vamos a meter cizaña»— Anoche te vi con alguien.
El corazón me da un vuelco. Joder, joder, jod... No me
está mirando a mí, sino a Pablo. ¿Con quién narices estaba?
-Pablo: No era más que una amiga —contesta muy tenso.
-Nick: ¿Seguro? A mí me pareció que estaban muy
acaramelados.
-Pablo: ¡Cierra el pico, Nick! —exclama, afligido— Es
demasiado pronto para pensar en... pasar a otra cosa. ¿Verdad, Lali?
-Lali: Esto..., sí. Sin duda —digo tras tragar saliva
varias veces. ¡Santo cielo!
Pero no voy a preocuparme por Pablo. Tengo una cita muy
importante que organizar y, gracias a Dios, al acabar la jornada he encontrado
el sitio perfecto. De hecho, me sorprende que no se me haya ocurrido antes.
Sólo hay un pequeño inconveniente, pero lo solucionaré enseguida.
Sólo me cuesta una media hora convencer a Cande de que
cuando le dijeron que la llave no podía dejarse bajo ninguna circunstancia a
nadie que no fuera miembro, no hablaban en serio. Finalmente busca en su bolso
y me la entrega, aunque algo preocupada.
-Cande: No la pierdas.
-Lali: Tranquila. Gracias, Can. —Le doy un abrazo— Yo
haré lo mismo por ti cuando pertenezca a algún club exclusivo.
-Cande: Te acuerdas de la contraseña, ¿verdad?
-Lali: Sí, Alexander.
-Belén: : ¿Adónde vas? —pregunta metiéndose en mi
habitación, arreglada para salir. Me mira con ojo crítico— Bonito top, ¿de
dónde es?
-Lali: De Oxfam, es decir, de Whistles.
Esta noche no pienso ni intentar cogerle algo. Llevaré mi
ropa y si a Peter no le gusta, que se aguante.
-Belén: Quería preguntarles si ayer entraron en mi cuarto
—dice entrecerrando los ojos.
-Cande: No —contesta con candor— ¿Te dio esa impresión?
Belén estuvo fuera hasta las tres y cuando volvió todo
estaba en su sitio. Fuimos de lo más cuidadosas.
-Belén: No —admite muy a su pesar— No había nada
revuelto, pero me pareció que alguien había estado allí.
-Cande: ¿Dejaste la ventana abierta? He leído en un
artículo que alguna gente envía monos a las casas para robar —continúa.
-Belén: ¿Monos?
-Cande: Por lo visto, los ladrones los amaestran.
Ella nos mira perpleja y yo me mantengo seria a duras
penas.
-Lali: Bueno —intervengo rápidamente para cambiar de tema—
He de decirte que estabas equivocada con Peter. Esta noche también he quedado
con él. Al final no fue una cita desastrosa. No es necesario que le cuente el
pequeño incidente de la bronca, que salí enfadada del restaurante y que él fue
a buscarme a la parada del autobús.
-Belén: De eso nada. Espera y verás. Presiento una gran
catástrofe.
Cuando Belén se gira para marcharse, le hago una mueca y
empiezo a ponerme el rímel.
-Lali: ¿Qué hora es? —le pregunto a Cande con el
entrecejo fruncido porque me estoy llenando las pestañas de grumos.
-Cande: Las ocho menos diez. ¿Cómo vais a ir?
-Lali: En taxi.
Suena el timbre y miramos en dirección a la puerta.
-Cande; Es pronto. Qué raro —comenta ella.
-Lali: No puede ser Peter.
Vamos corriendo al cuarto de estar y Cande se acerca a la
ventana.
-Cande: ¡Madre mía! ¡Es Pablo! —exclama al asomarse.
-Lali: ¿Qué? —chillo horrorizada— ¿Qué hace aquí?
-Cande: Lleva una caja con cosas. ¿Lo dejo entrar?
-Lali: No, simularemos que no estamos.
-Cande: Demasiado tarde, me ha visto.
El timbre vuelve a sonar y nos miramos con gesto de
impotencia.
-Lali: Vale, ya voy yo —digo finalmente. Mierda, mierda,
mierda.
Bajo las escaleras corriendo y abro jadeando. Pablo tiene
la misma expresión de mártir que en la oficina.
-Pablo: Hola. Toma, son las cosas que he encontrado. A lo
mejor las necesitas.
-Lali: Gracias —digo cogiendo la caja, que contiene un
frasco de champú L'Oréal y un jersey que no había visto en mi vida— Yo todavía
no he ordenado las tuyas, te las llevo al trabajo, ¿vale?
Dejo el paquete en un escalón y me doy la vuelta antes de
que crea que lo estoy invitando a entrar.
-Lali: Gracias otra vez. Has sido muy amable al pasar por
aquí.
-Pablo: De nada. Lali, he pensado que podríamos
aprovechar la ocasión para hablar... tomando una copa o incluso cenando.
-Lali: Me encantaría, pero, para ser sincera, no es el
mejor momento.
-Pablo: ¿Vas a salir? —pregunta alterado.
-Lali: Esto, sí, con Cande. —Consulto el reloj de reojo.
Son las ocho menos seis— Bueno, nos vemos pronto, en la oficina.
-Pablo: ¿Por qué estás tan nerviosa? —pregunta
observándome.
-Lali: No lo estoy—contesto, y me apoyo con
despreocupación en el quicio de la puerta.
-Pablo: ¿Pasa algo? —Se le entrecierran los ojos, llenos
de sospecha, y mira detrás de mí, hacia el vestíbulo.
-Lali: Pablo, no ocurre nada —digo poniéndole una mano
tranquilizadora en el brazo—. Estás imaginando cosas.
Entonces aparece Cande.
-Cande: Lali, tienes una llamada urgente —dice con poca
naturalidad— Sera mejor que subas enseguida. Ah, hola, Pablo.
Por desgracia es la peor mentirosa del mundo.
-Pablo: Están intentando deshaceros de mí—asegura él
mirándonos por turnos.
-Cande: Claro que no —replica, que se ha puesto roja como
un tomate.
-Pablo: Un momento —dice tras fijarse en mi conjunto—
¿Tenés una cita?
Mi mente trabaja a toda prisa. Si lo niego, acabaremos
discutiendo; pero si lo admito, a lo mejor se va despechado.
-Lali: Sí.
Hay un profundo silencio.
-Pablo: No puedo creerlo —murmura sacudiendo la cabeza;
para mi consternación, se sienta en el murete del jardín, aturdido. Miro el
reloj. Sólo faltan tres minutos. Rayos.
-Lali: Pablo...
-Pablo: Me dijiste que no había otro hombre. Lo juraste.
-Lali: Y era cierto. Pero ahora... Y llegará pronto. Es
mejor que no te metas en esto. —Lo cojo por el brazo y trato de levantarlo,
pero pesa unos ochenta kilos— Por favor, no lo hagas más doloroso.
-Pablo: Supongo que tienes razón. Me iré —anuncia
poniéndose de pie.
Va hacia la verja encorvado por la derrota, y me invade
una sensación de culpabilidad mezclada con un apremiante deseo de que se
apresure. Entonces, para mi horror, se gira.
-Pablo: ¿Quién es?
-Lali: No lo conoces —digo cruzando los dedos con
disimulo—. Mira, quedaremos un día a comer o algo así y hablaremos con calma,
te lo prometo.
-Pablo: Vale —acepta, más herido que nunca—. Muy bien, he
captado el mensaje.
Incapaz de respirar, lo observo mientras cierra la puerta
y empieza a caminar lentamente por la acera. Sigue, sigue, no te pares. Cuando
por fin dobla la esquina, el coche plateado de Peter aparece por el otro
extremo de la calle.
-Cande: ¡Dios mío! —exclama al verlo.
-Lali: No puedo más —resoplo dejándome caer en el muro de
piedra. Estoy temblando, creo que necesito un trago y sólo llevo rímel en una
pestaña.
El coche aparca frente a nosotras y sale el mismo chófer
uniformado de siempre. Abre la puerta trasera y baja Peter.
-Peter: Hola —saluda él, sorprendido al verme fuera—
¿Llego tarde?
-Lali: No, simplemente estaba aquí sentada. Ya sabes,
contemplando el paisaje —comento señalando la calle, y entonces veo a un hombre
de enorme barriga que está cambiando la rueda de su caravana— De todas formas,
todavía no estoy lista. ¿Quieres subir un momento? —propongo levantándome con
rapidez.
-Peter: Sí, claro. Me parece estupendo.
-Lali: Y dile al chófer que se vaya. Se supone que no lo
necesitas.
-Peter: Y se supone que tú no deberías estar en la calle
y verme llegar con él —replica sonriendo, se dirige al chofer y le dice— Eso es
todo por hoy. A partir de ahora estoy en manos de esta señorita.
-Lali: Ésta es Cande, mi compañera de piso. Cande, éste
es Peter.
-Cande: Hola —saluda ella con una tímida sonrisa.
Al subir las escaleras me doy cuenta de lo estrechas que
son, de que la pintura color crema de las paredes se está desconchando y de que
la alfombra huele a col. Seguro que Peter vive en una mansión inmensa con
escalinata de mármol.
¿Y qué? No todos podemos tener una.
Apuesto a que es horrible, fría, y a que la gente hace
mucho ruido al subir y bajar. No me extrañaría nada que fuese resbaladiza y que
se rayara con facilidad.
-Cande: Lali, si querés acabar de arreglarte, le serviré
una copa a Peter mientras tanto —se ofrece con una sonrisa que significa: «Es
un caño»
-Lali: Gracias —contesto con expresión de: «¿Verdad?»
Voy corriendo a mi cuarto y me dedico a pintarme la otra
pestaña.
Un momento después llaman a la puerta.
-Lali: Hola —digo esperando encontrarme con Cande, pero
es Peter, que me alarga una copa de jerez dulce— Gracias, un trago no me vendrá
mal.
-Peter: No debería entrar —se excusa él educadamente.
-Lali: No pasa nada. Siéntate.
Le indico la cama, pero está llena de ropa, y en el
taburete de mi tocador hay una pila de revistas. Mierda, tendría que haber
limpiado un poco todo esto.
-Peter: Me quedaré de pie —dice sonriendo, y toma un
sorbo de lo que parece whisky mientras mira a su alrededor fascinado—. Así que
ésta es tu habitación, tu mundo.
-Lali: Sí —contesto sonrojándome mientras abro el lápiz
de labios— Está un poco revuelta.
-Peter: Es muy bonita, muy íntima.
Noto que se fija en los zapatos amontonados en un rincón,
en el móvil de peces suspendido de la lámpara, en el espejo lleno de collares y
en mi nueva falda colgada en la puerta del ropero.
-Peter: Ayuda contra el cáncer —dice sorprendido leyendo
la etiqueta—. ¿Qué significa?
-Lali: Es de una tienda de segunda mano —contesto en
actitud desafiante.
-Peter: ¡Ah! —exclama con mucho tacto. Pasea la vista por
mi cama, cubierta con una colcha de Barbie— Bonita colcha.
-Lali: Es una muestra de ironía —me defiendo enseguida.
Qué vergüenza, debería haberla cambiado.
Él contempla incrédulo el cajón abierto de mi tocador,
repleto de artículos de cosmética.
-Peter: ¿Cuántos pintalabios tienes?
-Lali: Unos cuantos —respondo cerrándolo apresuradamente.
Puede que no haya sido muy buena idea dejar que entre. Ha
cogido mis vitaminas Perfectil y las está examinando. ¿Qué les verá? Y ahora ha
descubierto el cinturón de ganchillo de Rochi.
-Peter: ¿Qué es esto? ¿Una serpiente?
-Lali: Es un cinturón —le aclaro frunciendo la cara mientras
me pongo un pendiente— Es horrible, no soporto las cosas de ganchillo. ¿Dónde
estará el otro pendiente?
Ah, ya lo veo. ¿Qué hace ahora Peter?
Está observando la tabla de ejercicios que puse en la
pared en enero, después de haberme pasado todas las Navidades comiendo
chocolatinas.
-Peter: Lunes —lee en voz alta— Siete de la mañana:
carrera alrededor de la manzana y cuarenta abdominales. Mediodía: clase de
yoga. Tarde: método Pilates y sesenta abdominales... Impresionante. ¿Haces todo
esto?
-Lali: Bueno, no consigo seguir... Es decir, era un plan
muy ambicioso. Ya sabes, esto... Vámonos —concluyo rociándome con perfume.
Tengo que sacarlo de aquí antes de que vea un támpax y me
pregunte qué es. ¿Por qué está tan interesado en todo?
Continuará...
------------------------
En la noche les dejo más! :D
Pobre lali esa situacion con pablo no debe ser nada comoda ni agradable ... Por otro lado la curiosidad de peter me da tanta risa jaja el pobre quiere saber todo y eso a lali la irrita un poco jajaja
ResponderEliminarmas nove
ResponderEliminarPobre pablo... :/ pero muy graciosos lali y peter! Jaja
ResponderEliminarjajaj no sabes lo que me encanta esta nove y todas las que hay publicado te quiero espero massssssssss
ResponderEliminarME ENCANTA TU NOVE, ENCIMA AYER NO PUEDE LEER Y LOS LEI TODOS JUNTOS EN MENOS DE 30 MINUTOS AHORA NECESITO MAS TU NOVE ES UNA ADICCIÓN
ResponderEliminarPeter vio su colcha de Barbie jajajj
ResponderEliminarJajajajajaja me mata la curiosidad de Peter!
ResponderEliminarYa pablo se lo esta haciendo mas dificil y dudo de que el este tan solo como dice....
Me encantó! Qué curioso es Peteer jajaja y Pablo me da pena, si supiera que es Peter el que sale con Lali...
ResponderEliminarMe gusta el coso de "Sorry, I only date boys named Peter Lanzani" jajaja qué geniaaa!
mas nove :)
@jeissymori
jajaj me encnataaaa
ResponderEliminardefinitivamente esta nove vale mi tiempo de estudio XD jaja
masss noveeee
Me encanta amo esta nove.... sos geniales los personajes...
ResponderEliminarEspero q subas mas, mas tarde....
Besos q estes bien...!!!! :)
pobre de lali primero que vea a pablo en trabajo y lo de la cita y ahoras que el vaya y casi la descubra no, pobre y ahora peter checa sus cosas :/
ResponderEliminarjajajajaj em encanto el cap! Lo maximo!
ResponderEliminarBesos
@vagomi
Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove
ResponderEliminarNove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove
ResponderEliminarNove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove Nove
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ResponderEliminarK curioso Peter ,no pierde detalle d la habitacion.
ResponderEliminarJAJAJAJAJA yo te juro qe me muero de verguenza :$ buenisimo el cap!!!! ya quiero ver como resulta esta cita ♥
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