Con un vaso de plástico de café en la mano, Peter se bajó
del coche a la mañana siguiente, e inspiró los aromas que salían de la tahona a
esas horas tan tempranas. Era obvio que, aunque las luces de la tienda no
estaban todavía encendidas, ni el cartel de abierto colgado en la puerta, Nicolás
Espósito llevaba ya rato trabajando en su horno.
Peter se detuvo en la acera desierta y miró hacia arriba,
hacia el apartamento de Gimena Espósito, del que, según le había explicado
Rocío, estaba cuidando Lali. Se veía una suave luz en la ventana del
dormitorio. Se preguntó si ya se habría ido a trabajar, o si aún estaría allí
arriba. Tenía la sensación de que aún estaba allí. No sabría explicarlo, pero
era la misma sensación que había experimentado el día anterior, estando de pie
en esa misma acera, hablando con el tipo de la empresa que les había alquilado
los muebles y el material de oficina. Las persianas venecianas habían estado
entrecerradas, y no podía decir que la hubiera visto, pero sí había intuido que
estaba allí por una especie de cosquilleo en la nuca. «Es lo más raro que me ha
pasado en la vida», pensó, riéndose de sí mismo.
Abrió la puerta del local y entró, encendió las luces y
miró en derredor. La gente de Miller había llevado diez escritorios,
archivadores, sillas... esa mañana les instalarían las líneas telefónicas, y a
primera hora de la tarde llevarían los ordenadores. En la parte trasera había
decidido que irían dos despachos, uno para Melody, y otro para él.
Con lo brazos en jarras, se quedó escuchando el silencio
en medio del salón, que pronto se llenaría de voluntarios y familiares. Se oyó
un crujido en el piso de arriba, y Peter subió la cabeza hacia el techo. De
modo que, como había intuido, sí estaba en el apartamento, pensó con una
sonrisa. Se apoyó en un escritorio, y dio un sorbo a su café. ¿Acabaría de
levantarse en ese momento?, se preguntó. Su mente conjuró una imagen de sábanas
revueltas, despeinados cabellos entre dorados y castaños, y ojos soñolientos.
La sola idea lo excitó. ¿Sería de las que dormían con un pijama de algodón, o
de las que preferían un camisón de seda? O quizá durmiera desnuda, se dijo
esbozando una sonrisa lobuna, sintiendo que se acrecentaba su excitación.
Tal vez después de todo debiera dar gracias porque la
noche anterior hubiese rehusado su oferta de ir a comer algo con él. Aquella
chica era una auténtica distracción, y eso era algo que no podía permitirse en
esos momentos. Claro que, pensó escuchando sus pisadas, ¿qué había de malo en
soñar? Tomó otro sorbo de café. Nada, nada en absoluto.
Una figura en movimiento fuera, en la calle, captó la
atención de Peter, que giró el rostro hacia el ventanal. Por delante del local
pasaba en ese momento un joven rubio que reconoció al dependiente de la tahona,
y momentos después Peter oyó por la rejilla de la ventilación en el techo el
ruido del timbre de una puerta. No había ido a la tahona, sino al apartamento
de la tía de Lali. ¿No era un poco temprano para ir de visita?, se preguntó Peter
frunciendo el entrecejo.
Oyó pasos, el ruido de una puerta abriéndose y cerrándose,
voces, pasos otra vez... Peter trató de recordar la disposición del
apartamento. ¿Se dirigían al salón, o al dormitorio? Apartándose del escritorio
en el que estaba apoyado, se acercó al respiradero y aguzó el oído. Aunque era
imposible entender todo lo que decían, sí logró captar fragmentos de la
conversación.
—No puedo seguir así... —decía la voz del dependiente.
Lali: Gastón, por favor, ten paciencia; estoy segura de
que podremos...
Gas: . . .sido paciente y nada ha cambiado...
Se oyeron pisadas en una y otra dirección. El dependiente
debía estar caminando arriba y abajo exasperado.
-Lali: ...una solución. Te lo prometo.
¿Una solución a qué? Peter sintió deseos de gritarles que
hablaran más alto.
-Gas: Voy a decírselo —masculló el dependiente, lleno de
frustración— Estamos enamorados; tendrán que aceptarlo.
Peter se quedó de piedra. ¡¿Lali y el dependiente...
enamorados?! El respiradero estaba demasiado alto, y por un momento consideró
la posibilidad de acercar una silla y subirse encima, pero le pareció algo
extremo, y además, ¿cómo podría explicarlo si entrara alguien y lo encontrara
allí encaramado, con la oreja pegada a la rejilla?
Gas: . . .irme a trabajar ahora —estaba diciendo en ese
momento—… no voy a rendirme.
Volvieron a oírse pasos, una puerta, y después volvió a
hacerse el silencio. Confundido, Peter se quedó mirando un buen rato el
respiradero. Allí había algo que no le cuadraba. «Tonterías. Ya lo has oído,
Lali no está libre, así que olvídate de ella», le dijo una voz en su mente. Y
aun así... Diablos, ¿por qué le costaba tanto hacerse a la idea de que Lali
pudiera estar enamorada del dependiente de la tahona? ¿Por lo que creía que
había visto el día anterior en sus ojos?, ¿por lo que había sentido al tomar su
mano en la suya?
Con el ceño fruncido apuró el café, estrujó el vaso de
plástico y lo tiró a una papelera. Quizá sencillamente no quería creerlo porque
se había hecho ilusiones respecto a ella. Claro que, si verdaderamente estaba
enamorada de aquel tipo, ¿por qué no le había dicho directamente que estaba
saliendo con alguien cuando la invitó a salir a cenar algo con él la noche
anterior?
En fin, debería alegrarse de que no estuviese libre,
porque sólo hacía un día que se conocían, y ya había perdido demasiado tiempo
pensando en ella. Tenía cien mil cosas por hacer si quería que el centro de
operaciones de campaña estuviese listo para el día siguiente.
--
Durante toda la mañana, la campanilla de la puerta de la
tahona no había dejado de sonar. En ese momento, y no eran ni las once, había
una cola de seis clientes, y casi todas las mesas estaban ocupadas. Además, se
les habían acabado los donuts, las bayonesas prácticamente también, y sólo
quedaban unas barras de su famoso pan de cereales. Sin embargo, el motivo de
semejante afluencia de público aquella mañana, no eran los productos de la
tahona, pensó Lali mientras llenaba de crema azul una manga pastelera, sino el
cotilleo.
—Debes estar feliz, Emilia —le estaba diciendo una
clienta del barrio a su madre— imagínate, ¡tener en el bloque de al lado el
centro de Operaciones de la campaña de Lanzani! —le dijo a una amiga y vecina
que tenía al lado.
—Ayer leí en el periódico que ha prometido que por lo que
a él respecta será una campaña limpia y libre de escándalos —intervino otra
clienta mientras le tendía a Emilia un par de billetes— ¡Ah, queda tan poca
gente honrada en el mundo!
-Emi: Yo de política no entiendo ni me interesa
—respondió con indiferencia— pero serán buenos inquilinos.
—Si claro! —dijo una de las clientas enarcando una ceja—
y supongo que tampoco te interesará que ese local vaya a reunir a los hijos y
sobrinos de Lanzani, junto a otros de los solteros más cotizados de la ciudad.
Emilia se encogió de hombros, sus labios se curvaron
lentamente en una sonrisa, y se inclinó sobre el mostrador.
-Emi: Como peces en un barril —les dijo moviendo las
cejas.
Y las tres mujeres se echaron a reír.
Lali apretó demasiado la manga pastelera, llenando de
crema azul la tarta rectangular que acababa de escarchar. Maldiciendo entre
dientes, alcanzó una espátula, y retiró la crema.
—Ayer vi a Rochi en la calle hablando con Peter Lanzani—le
dijo la primera clienta a su madre con una mirada maliciosa.
Lali echó un vistazo por el rabillo del ojo hacia Gastón,
que estaba sirviendo un café con leche. Cada vez que se había mencionado el
nombre de Peter aquella mañana, y no habían sido pocas, lo había visto contraer
la mandíbula. Quería decirle que Peter no era una amenaza para él, pero estaba
segura de que no la creería.
En fin, tenía la esperanza de que poco a poco la novedad fuera
pasando, y todos los chismosos del barrio encontrarían otro tema de
conversación. Claro que, considerando que el objeto del chismorreo, eran nada
menos que los Lanzani, parecía dudoso que eso fuera a ocurrir pronto.
Mientras su madre y las dos clientas seguían parloteando,
Lali se obligó a concentrarse de nuevo en el «¡Feliz cumpleaños, Randy!» que
tenía que escribir en la tarta con la manga.
—Todos esos hombres tan apuestos... ¡Ah, si yo tuviera
diez años menos...! —suspiró la clienta.
—Si tuvieras diez años menos seguirías siendo demasiado
mayor para esas cosas —se rió su amiga.
—No seas insolente —farfulló la otra fingiéndose ofendida—
Además, no estaba pensando en los jóvenes, sino en Juan Lanzani —dijo con una
mirada soñadora— Un guapo viudo en sus cincuenta... Estoy segura de que debe
sentirse muy solo.
—No te engañes, los hombres ricos, guapos y poderosos
nunca están solos. Aburridos quizá, pero no solos.
Lali, que estaba escribiendo la eñe de cumpleaños en ese
momento, se quedó inmóvil. ¿Sería esa la razón por la que Peter la había
invitado a cenar con él la noche anterior?, ¿porque estaba aburrido? La verdad
era que decir que ella era distinta de las mujeres con las que solía salir
sería decir poco. Las chicas de clase alta y las arribistas atractivas estaban
más en su línea, mujeres con nombres como Caroline, o Blair, o... ¿cómo se
llamaba aquella con la que salía en una foto de una revista del corazón que había
leído la semana anterior? Ah, sí, recordó esbozando una sonrisa maliciosa:
Mitzi.
Como había dicho la clienta, los hombres guapos, ricos y
poderosos nunca estaban solos. Probablemente Peter salía con docenas de
mujeres. Lali se reprendió mentalmente por estar perdiendo el tiempo pensando
en él. Con quién saliera o dejara de salir no le importaba en absoluto.
Después de que se marchara del apartamento de su tía la
noche anterior lo había visto atravesar la calle y comprar una pizza en
D’mores. Y más tarde, cuando ella ya se había acostado, lo oyó moviendo muebles
y trastos en el piso de abajo. Hizo todo lo posible por concentrarse en la
novela de misterio que estaba leyendo, pero no podía dejar de preguntarse qué
habría pasado si hubiera aceptado su invitación a cenar.
-Lali: ¿Qué iba a pasar? —farfulló— Sólo quería una
hamburguesa...
-Emi: Has dicho algo, Lali? —inquirió su madre,
volviéndose hacia ella.
-Lali: No —se apresuró a contestar ella— no he dicho
nada.
Cuando su madre giró de nuevo la cabeza hacia las clientas,
Lali sacudió la cabeza. ¿Cómo podía ser tan ilusa? Seguro que Peter Lanzani ya
ni se acordaba de su nombre, pero allí estaba ella, pensando en él. Acabó de
escribir la ese con la manga, y se irguió para ver el resultado. ¡Feliz
Cumpleños, Randy! «¿Cumpleños?». Estupendo. Frunciendo el ceño, volvió a tomar
la espátula para arreglar el error, y añadió más escarchado a la superficie de
la tarta para que no se notara la corrección. Se concentró para que quedara
bien, y ya tenía todas las letras escritas e iba a poner el punto sobre la
exclamación del final, cuando se oyó la campanilla de la puerta y se le ocurrió
levantar la cabeza.
Era Peter quien acababa de llegar. Sus miradas se
encontraron, y aunque sólo fue un instante, a ella le pareció que fueran
minutos, horas. Y, aunque se hubiera declarado un incendio en ese momento y la
rodearan las llamas, se habría quedado allí plantada, incapaz de moverse. Peter
esbozó una media sonrisa, haciendo que el corazón le diera un vuelco.. y que
apretara la mano en torno a la manga pastelera, espurreando crema azul por toda
la superficie de la tarta. Sintió deseos de llorar. Todas las cabezas se habían
vuelto hacia el recién llegado, y todas las conversaciones se habían
interrumpido, y cuando comenzó a avanzar hacia el mostrador, fue como si
alguien hubiese tendido una alfombra roja a sus pies y hubiese hecho a todo el
mundo apartarse.
Y cuando sonrió y dio los buenos días, a las mujeres que
había en la tienda sólo les faltó desmayarse. Claro que, con ese aire de
suprema confianza en sí mismo, su porte, su presencia, y su atractivo, no había
fémina que pudiese resistírsele.
Excepto ella, por supuesto.
Continuará...
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Siento postear tan tarde pero el internet esta loquito y no pude mas temprano!!
bueno hoy hay MINI maratón!!
+15 firmas y + nove
Vivu jaja encerio?? bueno no se preocupen que a mi no me detienen ni los días festivos!! y más que escritora yo sería subidora!! jaja ;) Jacky lo que pasa es que a mi no me gusta que una nove tarde mucho! y trato de subirles lo más seguido que puedo ^-^ que bueno que te gustaron las anteriores noves espero que suceda lo mismo con esta!! abril que oso!! jaja sos una genia!! Ana Carol don't worry!! comenta cuando puedas!! :D katy ♥ holaaa!! bienvenida! gracias por leer las noves! espero esta te guste esta nove como las otras! :)
a noooooooooooooooooooooo
ResponderEliminaresta con gaston :/
Quiero mas !!!!!!
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarme encantaaa!! mass noveee
ResponderEliminarmasss
ResponderEliminarsdfhbdjnk amo esta novela
ResponderEliminarjajajaj estoy segura que gaston esta con rochi
ResponderEliminary peter piensa cualquieraaa
ResponderEliminarya quiero alliterr
ResponderEliminarpobre lali, no ha podido decorar bien
ResponderEliminarespero que peter no note lo mucho que la afecta
ResponderEliminarVamOssss
ResponderEliminarasajfjlads; yo misma siento verguenza al pensar que peter va a notarlo, al igual que me paso ayer cuando lali lo espiaba a el
ResponderEliminarMini maratón!
ResponderEliminarMassd
ResponderEliminarNoveeee
ResponderEliminarmaas
ResponderEliminarMass nove !!
ResponderEliminarFresy07
mas nove porfa
ResponderEliminarOtro otro!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarleti
Me encanta el efecto q tiene cada uno en el otro,y cómo se niegan a ello,JAJA
ResponderEliminarPobre d Gas,celoso d k todos digan k Rocio hablo con Peter.Peter,escuchando,jjaja,la conversacion entrecortada ,le dio a entender otra cosa y parece k le molesto.Lali en las nubes con la tarta.
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