Ahora ya no tengo ni ascenso ni novio, se me han hinchado
los ojos de tanto llorar y todo el mundo piensa que estoy loca.
-Belén: Estás loca —repite cada diez minutos. Es sábado
por la mañana y estamos inmersas en nuestra rutina de batas, café y resaca. O,
en mi caso, ruptura— ¿No te das cuenta de que ya lo tenías? Estoy segura de que
habrías llevado un anillo en el dedo antes de seis meses —añade mientras se
pinta las uñas de los pies de color rosa.
-Lali: Pensaba que habías dicho que si me iba a vivir con
él perdería todas mis posibilidades —replico malhumorada.
-Belén: En el caso de Pablo habría sido distinto. Estás
loca —dice moviendo la cabeza.
-Lali: ¿Vos también lo crees? —le pregunto a Cande, que
está en la mecedora abrazándose las rodillas y comiendo una tostada— Sé sincera.
-Cande: No —contesta sin mucha firmeza— Claro que no.
-Lali: Sí que lo crees.
-Cande: No. Lo que pasa es que hacían buena pareja.
-Lali: Sí, dábamos esa imagen, pero la verdad es que
nunca me he sentido yo misma. Era como si siempre estuviera representando un
papel. No me parecía real.
-Belén: ¿Eso es todo? —nos interrumpe, mirándome como si
estuviera diciendo tonterías— ¿Ésa es tu razón para cortar con él?
-Cande: Para mí es muy buena —me justifica en una muestra
de lealtad.
Belén nos contempla desconcertada.
-Belén: Pues no lo es. Si se hubieran empeñado en actuar
como la pareja perfecta durante el tiempo suficiente, habrían acabado siéndolo.
-Lali; Pero entonces no habríamos sido felices.
-Belén: Pero serían la pareja perfecta —continúa como si
le estuviera explicando algo a un niño pequeño— Y felices, claro —añade levantándose.
Lleva algodón entre los dedos de los pies y se dirige hacia la puerta como un
pato— De todas formas, en una relación todos fingen.
-Cande: No. O, al menos, no deberían.
-Belén: Por supuesto que sí. Eso de ser sincero el uno
con el otro está sobrevalorado —dice con un gesto malicioso— Mi padre lleva
treinta años casado con mi madre y todavía cree que es rubia natural.
Sale de la habitación y mis ojos se cruzan con los de Cande.
-Lali: ¿Tiene razón? —le pregunto.
-Cande: No —contesta poco convencida— Claro que no. Las
relaciones deben basarse en la confianza... y la franqueza... —Se calla y me
mira preocupada— Nunca me habías dicho que te sintieras así con Pablo.
-Lali: No se lo había contado a nadie.
Inmediatamente me doy cuenta de que eso no es del todo
cierto, pero no voy a confesarle a mi mejor amiga que le he dicho más cosas a
un desconocido que a ella.
-Cande: Me gustaría que confiaras más en mí. Vamos a
hacer un nuevo propósito. A partir de ahora nos lo contaremos todo. No debería
haber secretos entre nosotras. Después de todo, somos amigas.
-Lali: Hecho —acepto con una repentina explosión de
emotividad. Me inclino hacia ella impulsivamente y le doy un abrazo.
Sí. No deberíamos ocultarnos nada. Por Dios, hace más de
veinte años que nos conocemos.
-Cande: Así pues, si vamos a decírnoslo todo... —Da un
mordisco a la tostada y me mira de reojo— ¿Tiene algo que ver ese hombre, el
del avión, con que hayas dejado a Pablo?
Siento un aguijonazo en mi interior, y trato de
disimularlo bebiendo un trago de café.
-Lali: No —respondo sin levantar la vista— En absoluto.
Durante un rato las dos nos concentramos en Kylie
Minogue, a la que están entrevistando en la tele.
-Lali: ¡Ah, ahora que me acuerdo! Si vamos a
interrogarnos la una a la otra, ¿qué hacías con Jean-Paul en tu habitación? Y
no me digas que revisar un caso, porque tanto ruido...
-Cande: Esto... —contesta con expresión de sentirse
acorralada— Bueno, estábamos... —Toma un sorbo de café y evita mirarme— Ejem...
estábamos echando un polvo.
-Lali: ¿Qué?
-Cande: Por eso no quise decírtelo. Me daba vergüenza.
-Lali: ¿Vos y Jean-Paul?
-Cande: Sí, de forma apasionada, indecente, como
animales.
No me cuadra.
-Lali: No te creo.
Los puntitos rosados de sus mejillas aumentan la
tonalidad.
-Cande: Pues es verdad.
-Lali: ¿Qué hacían en realidad?
-Cande: Sexo ¿está bien? —replica nerviosa— Es mi nuevo
novio. ¡Déjame en paz!
Se levanta aturullada, esparciendo migajas por todas
partes, tropieza con la alfombra y sale.
¿Por qué me miente? ¿Qué estaría haciendo? ¿Qué puede avergonzarla
más que tener sexo? Estoy tan intrigada que casi me siento de mejor humor. Para
ser sincera, no es el fin de semana más feliz de mi vida. Pero empeora cuando
llega el correo y recibo una postal de mis padres desde el Meridien, en la que
me cuentan lo bien que se lo están pasando. Y la cosa todavía se agria más
cuando leo el horóscopo del Mail, que dice que acabo de cometer un gran error.
El lunes por la mañana estoy mejor. No me he equivocado.
Hoy inicio una nueva vida. Me voy a olvidar del amor y las relaciones para
concentrarme en mi carrera profesional. Quizá incluso busque un nuevo trabajo.
Cuando salgo del metro, la idea empieza a gustarme cada
vez más. Solicitaré un puesto de ejecutiva de marketing en Coca-Cola o algo
parecido. Y me lo darán. Paul comprenderá su terrible error por no ascenderme y
me pedirá que me quede, pero le diré: «Demasiado tarde, tuviste tu
oportunidad.» Él me rogará: «¿Puedo hacer algo para cambies de opinión?» Y
entonces... Al llegar a las escaleras, Paul se arrastra por el suelo en mi
imaginación mientras me siento con toda tranquilidad en su mesa (llevo un traje
nuevo y zapatos de Prada) y le digo: «¿Sabes? Sólo tendrías que haberme tratado
con un poco de respeto.»
Mierda. Vuelvo a la realidad y me paro en seco con la
mano en el pomo de la puerta de cristal. En el vestíbulo hay una cabeza café. Pablo.
Me invade el pánico. No puedo entrar.
Cuando se mueve, resulta que no es él, sino Andrea, de
Contabilidad. Joder, estoy fatal. Debo controlarme, porque tarde o temprano me
tropezaré con él y tendré que afrontar la situación. «Al menos aquí no lo sabe
nadie», me consuelo mientras subo al primer piso. Eso habría empeorado
muchísimo las cosas. Tener gente a mi alrededor diciéndome a todas horas...
—Lali, siento mucho que Pablo y vos hayan roto.
-Lali: ¿Qué?
Vuelvo la cabeza como impulsada por un resorte y veo que
se me acerca una chica que se llama Nancy.
-Nancy: Ha sido como un bombazo, así, de repente. De todas
las parejas, jamás habría pensado que ustedes se separarían. Pero, bueno, eso
demuestra que nunca se puede...
La miro aturdida.
-Lali: ¿Cómo te has enterado?
-Nancy: Como todo el mundo. ¿Recuerdas que el viernes por
la noche había una fiesta? Pues Pablo se emborrachó y se lo contó a todos los
presentes. De hecho, pronunció una especie de discurso.
-Lali: ¿Que hizo qué?
-Nancy: Fue muy conmovedor, la verdad. Dijo que Panther
Corporation era como una familia y que sabía que lo ayudaríamos en este trance.
Y a ti también, claro —añade— Aunque como la idea de romper fue tuya, la parte
perjudicada es él. Muchas de las chicas me han dicho que debes de tener flojo
un tornillo.
No puedo creérmelo. Pablo ha soltado lo de nuestra
ruptura después de haber prometido que guardaría el secreto. Además, todos
están de su parte.
-Lali: Bueno, será mejor que siga...
-Nancy: Es una pena. Hacían buena pareja.
-Lali: Sí —respondo forzando una sonrisa— Hasta luego.
Me dirijo hacia la nueva máquina de café y me quedo allí
con la mirada perdida en el vacío, intentando entender lo que ha pasado, cuando
una trémula voz interrumpe mis pensamientos.
—¿Lali?
Levanto los ojos y veo a Rochi, que me mira como si yo
tuviera tres cabezas.
-Lali: Ah, hola —la saludo con fingida animación.
-Rochi: ¿Es verdad? —susurra— Porque no me lo creeré
hasta que lo oiga de tus labios.
-Lali: Sí, Pablo y yo ya no estamos juntos—contesto muy a
mi pesar.
-Rochi: ¡Dios mío! —Su respiración comienza a acelerarse—
¡Santo cielo! No voy a poder soportarlo.
Mierda. Se está hiperventilando. Cojo una bolsa de las
que se usan para guardar el azúcar y se la pongo en la boca.
-Lali: ¡Cálmate! Inspira... espira...
-Rochi: He tenido ataques de pánico todo el fin de semana
—consigue decir entre jadeos— Anoche me desperté empapada en sudor frío y pensé
que si era verdad, el mundo ya no tenía sentido.
Wow.
-Lali: Nos hemos separado, eso es todo. La gente lo hace
a todas horas.
-Rochi: Pero vos y Pablo eran distintos. Si ustedes no lo
consiguen, ¿para qué vamos a intentarlo los demás?
-Lali: No éramos la pareja ideal —le explico esforzándome
en mantenerla calma— sino una más. Y no funcionó. Son cosas que pasan.
-Rochi: Pero...
-Lali: Además, si quieres que te sea sincera, preferiría
no hablar del tema.
-Rochi: Ah —exclama mirándome a través del plástico— Por
supuesto. Perdona, Lali. Ha sido toda una sorpresa.
-Lali: Venga, todavía no me has contado qué tal fue tu
cita con Phillip. Alégrame con tus buenas noticias.
Su respiración ha vuelto a la normalidad y se quita la
bolsa.
-Rochi: Fue muy bien. Vamos a seguir viéndonos.
-Lali: ¿Lo ves? —digo para animarla.
-Rochi: Es encantador y amable. Tenemos el mismo sentido
del humor y nos gustan las mismas cosas. —En su cara se dibuja una tímida
sonrisa— Es adorable.
-Lali: Suena estupendo. Seguro que Phillip y vos serán
mejor pareja que Pablo y yo. ¿Querés un café?
-Rochi: No, gracias. Me voy. Tengo una reunión con Peter Lanzani
para hablar del personal. Hasta luego.
-Lali: Esta bien —me despido distraídamente.
Cinco segundos más tarde, mi cerebro reacciona.
-Lali: ¡Un momento! —Corro por el pasillo y la sujeto por
el hombro— ¿Has dicho Peter Lanzani?
-Rochi: Sí.
-Lali: Pero si no está. Se fue el viernes.
-Rochi: No, cambió de planes.
La miro sin poder creérmelo.
-Lali: ¿Se ha quedado?
-Rochi: Sí.
-Lali: Entonces, ¿está aquí?
-Rochi: Pues claro —contesta riéndose.
De repente se me aflojan las piernas.
-Lali: ¿Por qué...? —Me aclaro la voz, que se ha vuelto
un poco ronca— ¿Por qué ha cambiado de opinión?
-Rochi: Quién sabe. Es el jefe. Puede hacer lo que le
plazca, ¿no? Eso sí, es un tipo muy comprensivo. —Busca en el bolso un paquete
de chicles y me ofrece uno— Fue muy amable con Pablo después del discursito.
Me sobresalto de nuevo.
-Lali: ¿Oyó lo que contó sobre nuestra ruptura?
-Rochi: Sí, estaba a su lado. Después dijo algo muy
bonito, algo sobre que se imaginaba cómo se sentía. ¿No te parece encantador?
Necesito sentarme, pensar. Necesito...
-Rochi: ¿Estás bien? Lo lamento, qué falta de tacto.
-Lali: No pasa nada. Estoy bien. Luego nos vemos.
Mientras voy al departamento de Marketing, mi cabeza es
un torbellino.
No es así como esperaba que sucedieran las cosas. Peter Lanzani
debería estar en Estados Unidos, sin saber que después de nuestra conversación
me fui directa a casa y rompí con Pablo. Me siento un poco humillada. No
pensará que lo he hecho por lo que dijo en el ascensor, ¿verdad? Seguro que
cree que es por él. Y no es así.
Al menos, no del todo.
Quizá por eso... No, suponer que su razón para quedarse
tenga algo que ver conmigo es ridículo. No sé por qué estoy tan alterada.
Cuando llego a mi mesa, Eugenia levanta la vista del
Marketing Week.
-Euge: Siento mucho lo que les ha ocurrido...
-Lali: Muchas gracias, pero, si no te importa, preferiría
no hablar del asunto.
-Euge: Vale, como quieras. Sólo intentaba ser amable. Por
cierto —añade mirando un papel que hay sobre su escritorio— tenes un mensaje de
Peter Lanzani.
-Lali: ¡¿Qué?! —exclamo. Royos, no pretendía sonar
nerviosa— Es decir, ¿de qué se trata? —pregunto con más calma.
-Euge: ¿Podés llevarle el expediente Leopold a su
despacho? Ha dicho que ya sabías lo que era, pero que si no lo localizabas, no
pasaba nada.
El corazón me golpea con fuerza en el pecho.
El expediente Leopold.
«Era una excusa para escaparnos.»
Es una contraseña. Quiere verme.
¡Dios mío!
No me he sentido tan aturdida, eufórica y petrificada en
toda mi vida. Me dejo caer en la silla y miro un momento la pantalla apagada.
Con manos temblorosas saco una carpeta vacía, espero a que Eugenia se dé la
vuelta y escribo la palabra «LEOPOLD» en uno de los costados, intentando
deformar mi letra. Y ahora, ¿qué hago? Bueno, tendré que llevárselo a la
oficina. A menos que... Joder. Soy una tonta perdida. ¿Existirá de verdad el
expediente Leopold? Rápidamente voy a la base de datos de la empresa, pero no
encuentro nada. Vale, no me había equivocado.
Estoy a punto de levantarme cuando me entra una paranoia.
¿Y si alguien me para y me pregunta qué es esta carpeta? ¿Y si se me cae y todo
el mundo se da cuenta de que está vacía?
Sin perder tiempo, abro un nuevo documento, elijo un
membrete elegante y escribo una carta del señor Ernest P. Leopold a Panther
Corporation. La envío a la impresora, corro hacia allí y la cojo antes de que
pueda verla alguien. Aunque nadie muestra ningún interés.
-Lali: Muy bien —digo con despreocupación mientras la
meto en la carpeta— Creo que subiré el expediente.
Eugenia ni siquiera levanta la cabeza.
De camino, tengo un nudo en el estómago y me siento
huraña y cohibida, como si todo el mundo supiera lo que estoy haciendo. Hay un
ascensor libre, pero voy hacia las escaleras. En primer lugar, para no tener
que hablar con nadie, y en segundo, porque el corazón me late con tanta fuerza
que necesito consumir un poco de energía.
¿Para qué querrá verme? Porque si es para decirme que
tenía razón sobre lo de Pablo, puede irse al... De repente revivo la terrible
atmósfera que se creó en el ascensor, y se me revuelve el estómago. ¿Y si la
situación es violenta? ¿Y si está enfadado conmigo? «No tengo por qué ir», me
recuerdo. Él mismo lo ha dicho. Podría llamar a su secretaria, explicarle que
no he encontrado el expediente y acabar con todo esto.
Dudo un momento en las escaleras de mármol y aprieto con
fuerza la carpeta. Después continúo. Cuando me acerco a su oficina, descubro
que la puerta no la custodia una chica, sino Nicolás. Vaya. Sé que es su mejor
amigo, pero no puedo remediarlo. Este tipo me parece terrorífico.
-Lali: Hola. Esto... el señor Lanzani me ha pedido el
expediente Leopold.
Me mira, y durante un instante tengo la impresión de que
entre nosotros hay una especie de comunicación silenciosa. Lo sabe, ¿verdad?
Seguramente él también utiliza esa contraseña. Levanta el teléfono y, al cabo
de un momento, dice:
-Nico: Lali Espósito está aquí con el expediente Leopold.
—Cuelga y, sin sonreír, me invita a pasar.
Entro inquieta e indecisa. La habitación es enorme y las
paredes están forradas con paneles de madera. Peter está sentado detrás de un
gran escritorio. Cuando levanta la vista, veo unos ojos cálidos y cordiales, y
me relajo un poco.
-Peter: Hola.
-Lali: Hola—contesto, y nos quedamos en silencio— Aquí
tiene lo que buscaba —digo acercándole la carpeta.
-Peter: ¡El expediente Leopold! ¡Estupendo! —exclama
riéndose. Lo abre y, sorprendido, mira la hoja de papel— ¿Y esto qué es?
-Lali: Es una carta del señor Leopold, de Leopold and
Company.
-Peter: ¿La has escrito vos? —pregunta genuinamente
asombrado, y me siento un poco tonta.
-Lali: La he hecho sólo por si se me caía la carpeta y la
veía alguien. Por disimular un poco. No tiene importancia.
Intento quitársela, pero la aparta.
-Peter: De la oficina de Ernest P. Leopold —lee en voz
alta con satisfacción— Veo que quiere seis mil cajas de Panther Cola. Todo un
cliente.
-Lali: Es para una fiesta en su empresa. Suelen comprar
Pepsi, pero hace poco uno de sus empleados probó nuestro refresco y, como es
tan bueno...
-Peter: ... tenía que cambiar de marca. Me permito añadir
que estoy encantado con todos los productos de su compañía y que he empezado a
ponerme el chándal Panther. Le aseguro que es la ropa de deporte más cómoda que
he llevado nunca. —Mira la carta y después levanta los ojos, sonriendo. Para mi
asombro, le brillan ligeramente— A Agus le habría encantado.
-Lali: ¿Agustín Sierra?—pregunto titubeante.
-Peter: Sí. Él inventó toda la historia del expediente
Leopold. Era el tipo de cosas que hacía a todas horas. ¿Puedo quedarme con
ella?
-Lali: Por supuesto —contesto un tanto extrañada.
La dobla y se la guarda en un bolsillo; durante unos
segundos permanecemos callados.
-Peter: Así que… —dice con una expresión inescrutable—
has roto con Pablo.
Siento un escalofrío. No sé qué responder.
-Lali: Así que… —contesto en actitud desafiante— ha
decidido quedarse.
-Peter: Esto... sí. —Extiende los dedos y se los examina
un momento— He pensado estudiar mejor algunas de las filiales europeas. ¿Y tú?
Quiere que le diga que he dejado mi relación por él,
¿verdad? Bueno, pues no voy a hacerlo. Ni loca.
-Lali: Lo mismo.
Muy a su pesar, se le dibuja una sonrisa.
-Peter: Ya veo. ¿Y estás bien?
-Lali: Lo cierto es que sí. Estoy disfrutando de la
libertad de no tener compromisos. Ya sabe, la liberación, la flexibilidad... —explico
gesticulando.
-Peter: Me parece estupendo. Bueno, a lo mejor no es un
buen momento para...
-Lali: ¿Para qué? —le pregunto un poco demasiado rápido.
-Peter: Supongo que aún estarás dolida, pero me
preguntaba... —Hace una pausa durante lo que se me antoja una eternidad y
siento que el corazón me late con violencia— ¿Te apetecería cenar conmigo?
¡Me ha pedido que salga con él!
Casi no puedo mover la boca.
-Lali: Sí —digo por fin— Será estupendo.
-Peter: Fantástico. Lo que pasa es que en la actualidad
mi vida es un poco complicada, y con la situación que hay en la oficina... ¿Qué
tal si lo mantenemos en secreto?
-Lali: Estoy de acuerdo. Debemos ser discretos.
-Peter: Así pues, ¿te va bien mañana por la noche?
-Lali: Perfectamente.
-Peter: Si me envías tu dirección por correo electrónico,
pasaré a recogerte. ¿A eso de las ocho?
-Lali: Perfecto.
Cuando salgo, Nicolás levanta la vista y enarca las
cejas, pero no le digo nada. Me dirijo hacia el departamento de Marketing e
intento mantener la calma y que mi cara no refleje nada. Pero el entusiasmo
bulle en mi interior y esbozo una enorme sonrisa.
¡Santo cielo! ¡Voy a cenar con Peter Lanzani! No me lo
puedo creer.
Bueno, ¿a quién pretendo engañar? Sabía que iba a
suceder. En cuanto me he enterado de que no se había marchado a Estados Unidos,
lo he sabido.
Continuará...
+15 firmas! :D
ME encantaaaaaa
ResponderEliminarQue bueno que pablo cnto todo y asi peter se quedooo :D
ResponderEliminarya quiero ver el prox y saber que pasaraaa
ResponderEliminarsubiii otrrro
ResponderEliminarMaaaaas! me muero por saber que pasa :3 tengo tanta curiosidad, un besito aunque sea.
ResponderEliminarmassssssssssss noveeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarmasssssss noveeeeeeeeeee
ResponderEliminarmas porfa esta super
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeee!
ResponderEliminaruna pregunta cuantos capitulos va a tener esta nove aprox.??
Tarde pero seguro,me sumo!y me gusta por dónde va!
ResponderEliminarmaaaas
ResponderEliminarotrooo
ResponderEliminarhahaha,quelindopeter
ResponderEliminar15!
ResponderEliminarmas :D
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSS PORFISSSSSSSSSSSSSSSS DALEEEEEEEEEEE NO SEAS MALA
ResponderEliminarnooo por diossssssssssssssssssssss!!!!
ResponderEliminareste cap fue genial....
QUIEROOOOOOOOOOOOOOOOO MASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS NOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!.....:)
Sube mas!!!
ResponderEliminarjajaj ♥
ResponderEliminarmasssssss
Vaya con Lali ,sin querer parece k sus espectativas son otras .
ResponderEliminarAHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!!!!!! ME ENCANTOOOO!!!!!!!!!!!! BUENISIMO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! ♥ AME EL CAPP!!!!!!! :) ♥ RE TIERNOS ESOS DOS :D ♥
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