La luz del sol despertó a Lali, que alargó una mano para
tocar el otro lado de la cama… Peter no estaba a su lado, pero al oír las aspas
del helicóptero se levantó para mirar por el balcón.
Su prometido estaba despidiéndose de Paula en el
helipuerto y cuando, por fin, el helicóptero despegó, Lali dejó escapar un
suspiro de alivio. Se alegraba de que la ayudante hubiera desaparecido.
Contenta, entró en el cuarto de baño para darse una ducha y, cuando salió,
Peter estaba esperándola.
-Lali: Buenos días.
-Peter: Buenos días. ¿Has dormido bien?
-Lali: Sí, estupendamente.
-Peter: Bueno, te dejo para que te vistas. Emilia vendrá
para ayudarte a bajar la escalera.
Y, sin decir otra palabra, salió de la habitación,
dejando a Lali boquiabierta. Se portaba como si estuviera deseando alejarse de
ella y, después de la noche anterior, aquello era lo último que esperaba. ¿Y
enviar a Emi a buscarla? ¿Por qué no la
acompañaba él si tan preocupado estaba?
Suspirando, Lali entró en el vestidor. Ya tenía
suficientes preocupaciones como para añadir un hombre malhumorado a la
ecuación. Fuera cual fuera la razón para el enfado de Peter, no podía tener
nada que ver con ella.
La calidez y la ternura de la noche anterior parecían
haberse evaporado de repente, pensó mientras salía del dormitorio, una vez
vestida. No iba a quedarse esperando que fueran a buscarla como si fuese una
niña pequeña.
Estaba en medio de la escalera cuando vio a Peter abajo,
mirándola con expresión sombría. Ella le devolvió un gesto desafiante y, sin
decir nada, su prometido la tomó del brazo para llevarla al comedor. Desayunaron
en completo silencio. Lali abrió la boca ranas veces para preguntar qué le
pasaba, pero su grave expresión la mantuvo en silencio hasta que, por fin, dejó
de fingir que estaba comiendo y apartó el plato.
-Peter: Tenes que comer
-Lali: No es fácil comer cuando hay una nube negra sobre
mi cabeza.
Él estaba a punto de replicar cuando oyeron de nuevo las
aspas del helicóptero.
-Peter: Debe ser el joyero. Volveré enseguida.
¿El joyero? Lali arrugó el ceño. ¿Para qué necesitaba un
joyero? Luego se preguntó dónde estarían Emilia y el doctor Torre. Si estuvieran
allí, no tendría que soportar el pesado silencio de Peter. Suspirando, se
levantó para salir al jardín. Hacía un día precioso y aún no había visto la
isla a la luz del día. En cuanto abrió la puerta fue recibida por una deliciosa
brisa y, encantada, salió a dar un paseo. Pero cuanto más se alejaba de la
casa, más arenoso se volvía el camino y se detuvo un momento para quitarse las
sandalias. Al final del camino había una pequeña pendiente de tierra que
llevaba hasta la playa y, cuando sus dedos se enterraron en la arena, Lali
suspiró, agradecida.
Las olas parecían llamarla, de modo que se aventuró hasta
la orilla. El mar era tan azul que la dejaba sin aliento. Aquello era el
paraíso. Y era de Peter. Miró hacia la casa, apartando los mechones de pelo que el viento enviaba sobre su cara, pero al
ver que nadie la había seguido siguió caminando por la playa. Se sentía en paz,
pero sobre todo a salvo.
Ese pensamiento la sorprendió. Naturalmente que se sentía
a salvo. Peter tenía un equipo de seguridad que se encargaba de eso. Y, sin
embargo, hasta que llegaron a la isla se había sentido asustada; aterrorizada
incluso.
-Lali: Estás perdiendo la cabeza —murmuró para sí misma—
O a lo mejor ahora estás recuperando la cordura.
-Peter: Veo que queres mantener ocupado al equipo de
seguridad.
Lali se dio la vuelta al oír la voz de Peter.
-Lali: Estoy dando un paseo. La playa es preciosa.
-Peter: Si prometo traerte después, ¿volverás a la casa
conmigo? El joyero nos está esperando y tiene que volver pronto a Italia.
-Lali: ¿Qué hace aquí un joyero? ¿Lo normal no es ir a
una joyería?
Peter la miró de esa manera arrogante, como diciendo que
la gente acudía a él, no al revés. Pero se limitó a extender la mano hacia
ella, sin decir nada.
-Lali: No sos nada divertido —murmuró.
-Peter: ¿Ah, no? Veo que tendré que cambiar la opinión
que tenes de mí.
Poco después llegaban al estudio, donde un hombre los
esperaba con un maletín forrado de terciopelo negro… lleno de diamantes. Lali,
atónita, se volvió para mirar a Peter.
-Peter: Ha venido para que elijas un anillo.
-Lali: No entiendo…
-Peter: Tu anillo de compromiso, bella. No habíamos
elegido uno cuando… tuviste el accidente.
-Lali: Ah, ya.
Peter le hizo un gesto para que mirase el contenido del
maletín, pero Lali no sabía cuál elegir. Todos eran enormes. Y carísimos. No
quería ni saber cuánto costaban.
-Peter: ¿No te gusta éste?
Para su sorpresa, Peter había elegido precisamente el que
más le gustaba a ella. Era un solitario con un zafiro rodeado de diamantes, un poco
más pequeño que los demás, pero le quedaba perfecto. Y, de repente, no quería
quitárselo.
-Peter: Te gusta —dijo él.
-Lali: Sí, me encanta. Pero si prefieres otro, no me
importa.
-Peter: Nos quedamos con éste —le dijo al joyero.
Mientras lo acompañaba de vuelta al helicóptero, Lali fue
a la cocina a comer algo. Pero, antes de que pudiese abrir la nevera, oyó la
voz de su prometido:
Le he pedido al helicóptero que vuelva dentro de una
hora. Si te encuentras bien, podríamos ir a visitar la isla de Capri.
-Lali: Ah, me encantaría —dijo ella, echándole los brazos
al cuello.
-Peter: ¿Me perdonas por no ser nada divertido?
-Lali: Sí, te perdono. Pero tengo que ir a cambiarme.
-Peter: Por la tarde hace fresco, así que deberías
ponerte un jersey.
-Lali: Muy bien.
-Peter: Espera un momento —dijo tirando de su brazo—
Supongo que merezco una recompensa.
-Lali: Sí, supongo que podría darte una pequeña.
Cuando él se apoderó de su boca, Lali se derritió. Y un
gemido escapó de su garganta cuando el beso se volvió más apasionado.
-Peter: Será mejor que subamos a cambiarnos o no iremos a
ningún sitio… más que a la cama.
Ella sonrió mientras lo tomaba del brazo para subir la
escalera.
Poco más de una hora después llegaron a Capri. Un coche
con chófer estaba esperándolos, lo cual no era ninguna sorpresa.
-Lali: ¿Es que no sabes conducir?
-Peter: Sí, sé conducir —rió.
-Lali: Yo no te he visto hacerlo nunca. Bueno, quiero
decir…
-Peter: No suelo hacerlo porque siempre estoy muy
ocupado. Pero tengo coche aquí y en Nueva York.
Pasaron gran parte de la mañana paseando. Peter le
explicó la historia, pero ella estaba más concentrada en el precioso día de
otoño y en que estaban juntos. Sin ayudantes personales, sin médicos, sin
enfermeras, sin contratos que firmar. En una palabra, el día perfecto.
Continuará…
me encanta un dulce peter.. más nove!
ResponderEliminartiernoooss!!1 me encanta!! espero el proximooo!! besos
ResponderEliminarfaty****
Me encanto el capitulo
ResponderEliminarNo puedo creer que Peter le comprara un anillo, lo digo por todo lo que paso antes del secuestro de Lali!
Que bueno que Paula ya se fue!
Me encanta que esten juntos pasando un lindo día!
Besos
@vagomi
Insisto algo no me cierra!Igual mientras tanto disfruto lo bueno q Peter es con lali!
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarBueno y el mal humor de peter? Creo que el debe estar batallando con su ser interior!... El no tenía una relacion seria con lali ni pretendia tenerla antes del secuestro, ahora hay anillo de compromiso, esta con ella y al otro día esta de mal humor!!
ResponderEliminarAlgo no cierra! Bueno excelente NOVE!
crei que todo lo que queria lali cuando iba a decirle que estaba embarazada era lo que estan viviendo ahora!
ResponderEliminarPeter está muy confundido! por una parte quiere a Lali, la ama de verdad y va a ser la madre de su hijo. Pero por otra él cree que Lali lo engañó y traiciono!... y sus hermanos y Paula no lo ayudan en nada! :(
ResponderEliminarAMO LA NOVE!!!
ResponderEliminarquiero el siguiente capitulo ya!
Besos
este hombre es muy rara, tiene cambios de humor, yo que él me lo miraría
ResponderEliminarme encantaa tu noveee :)))) quierooo mas noveee :D:D:D
ResponderEliminarbesos
@CasiAngeles_Mkd
mass novee ♥
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