Domingo, 6:45
A. M.
Lali se obligó a no mirar por última vez a Peter mientras
dormía, antes de salir sigilosamente de la habitación y bajar al vestíbulo para
empezar a trabajar. Horrorizada comprobó que todavía nevaba. El aeropuerto y la
estación de tren continuaban cerrados y todavía se aconsejaba a la gente que no
salieran a las carreteras que eran prácticamente intransitables. No tuvo
ninguna duda de que Chicago sería declarado zona catastrófica al acabar el día.
Al ver a Pablo tras el mostrador se sobresaltó. Creía que
ninguno de los dos tenía que hacer el turno nocturno. ¿Había habido algún
cambio? ¿Había estado tan absorta en Peter que no se había enterado de las
últimas instrucciones de Mariano? ¿Acaso Mariano la había estado buscando y no
la había podido encontrar?
-Lali: Hey —saludó a Pablo, simulando una expresión
tranquila. Si la había fastidiado, Pablo se lo diría con toda claridad— Me
sorprende verte aquí.
-Pablo: No podía dormir, así que pensé venir aquí. No
tengo nada mejor que hacer —Movió la cabeza apesadumbrado— La triste verdad es
que no puedo dormir si no tengo abrazada a mi mujer. La he echado mucho de
menos estos dos días, con ronquidos y todo.
Lali asintió comprensiva aunque se le formó un nudo en la
garganta. Normalmente le gustaba oír a Pablo hablando de su vida. Esa mañana hizo
que se pusiera melancólica. Echó un vistazo por la ventana. Todavía estaba
oscuro, pero el cielo del amanecer permanecía iluminado por la nieve.
-Lali: No sé si podré aguantar otro día.
-Pablo: Vos y todos los demás —salió de detrás del
mostrador para que Lali y él pudieran intercambiar los sitios— A propósito,
¿dónde has estado escondida?
Lali empezó a toquetear el montón de papeles del
mostrador.
-Lali: ¿Qué quieres decir?
-Pablo: Quiero decir que a todos nos han asignado
habitaciones y Julie me ha dicho que la compartía contigo, pero no te ha visto
ni una sola vez. —Arqueó las cejas— ¿Hay algo que le quieras contar a Pablo?
-Lali: No —sintió un intenso calor en las mejillas. Así
que el tiempo pasado conociendo a Peter se había cobrado su precio: ¡No se
había enterado de que les hubieran asignado habitaciones! Apuntó mentalmente el
decirle a Julie que se ocupara de sus propios asuntos, luego volvió la atención
a Pablo sabiendo que el rubor la había traicionado— Es una larga historia. Algo
que dura desde hace tiempo.
-Pablo: ¿Es uno de esos chicos de rugby, verdad?
Lali se quedó sin aliento.
-Lali: ¿Cómo lo has sabido?
-Pablo: Has dicho que dura desde hace tiempo. Esos chicos
vienen cada año provocando problemas ¿Por qué has tenido que liarte con uno de
ellos? Esos chicos tienen la cabeza llena de piedras y ni siquiera conservan
los dientes. Si quieres un deportista, el puedo emparejarte con uno de los Bull
así de rápido —Y chasqueó los dedos.
-Lali: No me he liado con uno de ellos, ¿vale? —se
defendió con los ojos llenos de lágrimas— Y no me atraen los deportistas.
Tenemos sexo una vez al año, ¿vale?
-Pablo: Bueno, eso es una cosa que tú y yo compartimos
—bromeó mientras se desabrochaba la americana y la señalaba con un dedo
advirtiéndola— Pero ten cuidado, ¿de acuerdo? Si Nugent averigua que estás
teniendo un lío, te vas a encontrar fuera con el abominable hombre de las
nieves —Ahogó un bostezo— Voy a intentar dormir un poco. Te veo a las tres.
Domingo, 10:00
A.M.
-Maxi: ¿Cómo va tu dolor de cabeza?
Peter ignoró la sonrisa satisfecha de la cara de Maxi
cuando se sentó en una de las sillas de la habitación de su compañero de
equipo. Les habían dicho que tendrían que quedarse en Chicago otro día. Lo que
había empezado pareciendo una aventura —ooh!!, bloqueados por la nieve, podría
ser divertido— ahora era un problema. Los jugadores casados no podían estar con
sus familias y todo el mundo estaba de mal humor. Había un límite en las
partidas de póquer que se podían jugar o en la televisión que se podía ver
antes de volverse loco. Y no ayudaba nada el que no hubieran podido entrenarse
en los últimos días.
-Peter: Me siento mejor.
-Maxi: Eso creía —agregó enigmáticamente.
-Peter: ¿Qué pasa con vos?
-Maxi: ¿Crees que soy tonto? —dijo con un bufido— Te vas
del bar con dolor de cabeza y cinco minutos más tarde la recepcionista se larga
y eso que acababa de llegar. Es ella con la que te has estado acostando,
hermano.
-Peter: Estás loco —se mofó, pero en el fondo estaba
sorprendido: nunca se habría imaginado hasta ahora que Maxi fuera tan
observador— Y a todo esto donde está Vico?
-Maxi: Seguramente en la cocina. Desde que te fuiste ayer
no ha dejado de perseguir a la amiga de tu chica
-Peter: No es mi chica…
-Maxi: Yo creo que es bastante obvio.
-Peter: Sí, bueno, eso pasa cuando se tiene demasiado
tiempo que perder y se ve el mundo a través de vasos llenos de sangría
—contestó Peter.
-Maxi: Venga, reconócelo. No se lo contare a nadie.
-Peter: No hay nada entre la recepcionista y yo —mantuvo inflexible.
La tentación de hablar era muy fuerte. Todo había acabado entre Lali y él. ¿Qué
importancia tendría? Pero todavía había una parte de él que quería mantenerlo
en privado, no sólo por él, sino por Lali. Era algo que habían compartido, algo
en lo que ella tenía derecho a opinar. No tenía derecho a hablar sin su
permiso. Así que no hablaría.
Aquella mañana se había despertado como lo hacía siempre…
solo. Sin embargo, esta vez había sido diferente. Solo. Final. Cuando estaba en
la ducha, un pensamiento traidor lo dejó aturdido: llegar a conocerse había
hecho que el sexo entre los dos fuera todavía mejor. Siempre había asumido que era
el elemento de misterio el que hacía que lo que había entre ellos fuera tan
excitante. Pero no era por eso. Eran ellos dos juntos, Peter y Lali. ¿Qué se
suponía que tenía que hacer él con ese descubrimiento?
Maxi lo observaba con los ojos entrecerrados mientras con
tres rápidos mordiscos devoraba una barra de Toblerone del minibar.
-Maxi: Entonces si vos no te la has ligado, no te
importara que me la ligue yo, ¿verdad? —preguntó.
-Peter: ¿Qué te hace pensar que ella querría estar con un
perdedor como vos?
-Maxi: ¿Qué te hace pensar que no querría? —le desafió.
Peter se encogió de hombros.
-Peter: Ve a por ella entonces —Fingió indiferencia, pero
no quería pensar en ello ahora mismo— Cincuenta dólares a que te rechaza.
Maxi se levantó de un salto de la cama y fue hacia la
puerta.
-Maxi: Ya lo veremos.
Domingo, 10:30
A.M.
-Lali: Todavía está prohibido el tránsito de pasajeros.
Los aeropuertos están cerrados. Estamos bajo estado de emergencia —Si Lali
tenía que repetir ese discurso una vez más, iba a empezar a cargarse a los
clientes a la espalda y a llevarlos ella misma a sus destinos. La mirada de
esperanza moría cada vez que alguien se acercaba al mostrador para pedirle
información. Todos tenían los nervios crispados. Estaban a punto de estallar.
En el vestíbulo había estallado una pelea por un periódico de hacía dos días.
Cuando las luces parpadearon por los fuertes vientos, los jadeos le recordaron
a Lali en cierto modo a las miradas de la gente en una película de terror.
Aunque esto era real.
—Tiene que hacer algo o me tiraré delante de un camión.
Lali observó admirada a Rocío Igarzabal que se mecía de
pie, hacia delante y hacia atrás, delante del mostrador. La futura esposa
parecía haberse vuelto loca. A su lado, como siempre, estaba el futuro novio.
Parecía pálido y con una monumental resaca.
-Lali: Señorita, hacemos todo lo que podemos por los
clientes teniendo en cuenta las circunstancias y los últimos partes
meteorológicos.
Rocío cayó de rodillas sollozando.
-Rochi: No lo entiende. ¡Se supone que hoy me voy a
casar!
Lali salió del mostrador y se agachó a su lado.
-Lali: Siento mucho lo que está usted pasando —le dijo
poniendo un brazo sobre el hombro de Rochi para consolarla. Miró hacia fuera.
Parecía que había un poco menos de nieve, pero eso no quería decir que los
trenes, los aviones y los coches empezaran a circular.
-Rochi: ¿Sabe cuánto dinero vamos a perder? —gimió— ¡Mi
abuela Esther viene desde Boca! ¡Tiene ochenta y dos años y está durmiendo sobre
una maldita camilla en el aeropuerto, alimentándose de enormes galletas de
chocolate Au Bon Pain!
Esperando que la ayudara, Lali alzó los ojos para mirar
al prometido de Rochi. Él le hizo señas para que ella se apartara un poco y
pudieran hablar.
-Lali: ¿Sí? —murmuró.
-Gas: Siento mucho todo esto —se disculpó con mofletuda
cara sonrojada por la mortificación— Sé que ya tiene usted bastantes problemas
con los que lidiar sin que venga Rochi a darle más lata.
-Lali: No se preocupe. Estamos acostumbrados a tratar con
problemas.
El novio pareció algo aliviado.
-Gas: Dele las gracias a su novio de mi parte cuando
pueda, ¿de acuerdo?
Lali se quedó estupefacta.
-Lali: ¿Perdone?
-Gas: El deportista. Es su novio ¿no?
-Lali: No —¿Cómo podía saber ese tipo algo sobre Peter y
ella?
El novio se encogió de hombros.
-Gas: Oh. Pensaba que lo era por la manera en que la
defendió ayer.
-Lali: Él es sólo un cliente habitual del hotel —dijo con
mucha educación, encontrando, inesperadamente, muy duro decir aquellas
palabras— Nada más.
-Gas: Pues si lo ve, dele las gracias por el consejo que
me dio anoche en el bar.
-Lali: ¿Qué consejo le dio? —no pudo resistirse a preguntar,
aunque era algo completamente inapropiado. De todas formas, la rabieta de Rochi
también era inapropiada. Así que Lali se figuró que el señor Prometido tenía
alguna especie de deuda con ella.
-Gas: Un consejo romántico —contestó el novio— No
resultó, pero le agradezco el tiempo que se tomó para hablar conmigo. Parece un
gran tipo.
-Lali: Estoy segura de que a él le gustaría oírselo decir
a usted mismo, pero si lo veo se lo diré —prometió, disimulando su sorpresa.
¿Peter daba consejos románticos? No podía ni imaginárselo. Tal vez no quisiera
imaginárselo. Eso significaría admitir que Peter había estado enamorado en
algún momento; en alguna parte a lo largo de su carrera había podido compaginar
el rugby con una vida personal. El pensamiento le molestó y el hecho de que le
molestara le molestó aún más. ¿A qué venía el preocuparse por lo que él hacía o
a quién veía los otros trescientos sesenta y cuatro días del año? Además, todo
había acabado entre ellos.
Volvió a prestar atención a Rochi, que había levantando
los brazos hacia el cielo, suplicando:
-Rochi: ¡¿POR QUÉ YO, DIOS?! ¡¿POR QUÉ?!
Era una actuación digna de un Oscar, una que amenazaba
con acabar con el buen temple de Lali. Al menos entretenía a algunos de los
otros clientes del hotel que se la quedaban mirando divertidos a la vez que
horrorizados.
Rochi, por fin, dejó de gimotear mirando suplicante a
Lali con los ojos enrojecidos.
-Rochi: ¿Está usted segura de que no puede hacer
absolutamente nada? Tengo que casarme hoy, o me moriré. Tengo que casarme.
-Lali: Estamos haciendo todo lo que podemos —repitió,
sabiendo que sus palabras no la tranquilizaban. No podía esperar a que su turno
hubiera terminado.
Domingo, 10:40
A.M.
—¡Eh, bella señorita! ¿Cómo le va?
Lali reconoció enseguida al hombre de cuerpo enorme y
salvaje pelo castaño. Era uno de los compañeros de equipo de Peter. Al principio
pensó que se dirigía a Rochi. Pero luego comprendió que le hablaba a ella. Le
sonrió con cordialidad.
-Lali: ¿Puedo ayudarle, señor?
La sonrisa del hombre se hizo más íntima.
—Espero que sí —Apoyando el codo izquierdo sobre el
mostrador, se puso la mano bajo la barbilla— Mi nombre es Maxi.
-Lali: Encantada de conocerle, Maxi.
-Maxi: Ya sé tu nombre —dijo él de forma insinuante.
Lali parpadeó. Lo primero que pensó fue: Peter y su
enorme bocaza. Le costó unos segundos darse cuenta de que él tenía los ojos
clavados en la placa identificativa.
-Lali: ¿Le puedo ayudar? —repitió.
-Maxi: ¿A qué hora sales del trabajo? —murmuró.
-Lali: A las tres —contestó con sospecha— ¿Por qué?
-Maxi: ¿Te gustaría venir a mi habitación y tomar una
copa? —La voz de Maxi era zalamera hasta la exageración intentando parecer
sofisticado. Lali no supo si echarse a reír como una tonta o esconderse debajo
del mostrador hasta que se marchara.
-Lali: No, gracias.
-Maxi: Vamos —la aduló— ¿Qué mejor manera de pasar el
rato mientras estamos todos bloqueados por la nieve? Podríamos beber algo y
llegar a conocernos mejor el uno al otro —La miró de forma seductora— Te
prometo que no lo lamentarás.
Lali no estaba segura de a quién quería pegar más fuerte:
si a él o a Peter. No había ninguna confusión en lo que estaba insinuando.
Peter le debía haber dicho a sus compañeros que estaba dispuesta a tener un
revolcón, que era una mujer fácil. ¡Ese hijo de…!
-Lali: Como puede ver —contestó señalando al grupo de
apenadas devotas de Oprah que se dirigían hacia el mostrador— estoy muy
ocupada. ¿Hay algo más en lo que pueda ayudarle?
-Maxi: En estos momentos no —dijo— Pero si cambias de
idea, estoy en el sexto piso. Habitación 662. —Y se marchó guiñándole un ojo.
Lali observó cómo se iba. Peter Lanzani era hombre
muerto.
Continuará...
-----------------------------------
+20 y el siguiente ^-^
maaasss aii me enncanttaaa
ResponderEliminarmaxi arruino todo!
ResponderEliminarpobre rochi! :(
maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminaraaaaaaaaa quiero mas
ResponderEliminarmuy buena
MAS NOVEEEEEEEEEEE
ResponderEliminarQUIERO A UN PETER MUERTO DE CELOS
MASS
mas mas mas mas mas mas
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeee
Pobre Peter,él no hizo nada, al contrario!Pagan justos por pecadores acá,no vale,JAJA.Mentira un poco de pimienta le da más sabor a la cosa!Buenísimo!Y me imagino la desesperación de Rochi,imaginense q se van a casar y pasa eso,es un desastre o una mala señal(yo soy una loca q creo en las señales,JAJA)Espero el prox(ahora salgo un rato pero a la vuelta leo y firmo,gracias por la maratón!)
ResponderEliminarAy me encanta esta nove, mas noveee
ResponderEliminarDale firmen!!! jaja
Mar.
mas novee!
ResponderEliminarJa ja ja ... ahora lo quiero ver a peter aunque pobre no tuvo nada q ver.... pero se le va a venir fea je! espero más!
ResponderEliminarMas noveeee.Luz
ResponderEliminarme encantò el capitulo!Mas noveee
ResponderEliminar@porLali_ITALIA
mas noveeeeeeeeee
ResponderEliminarme encantò,ahora mas noveeeee
ResponderEliminarJajaja que risa Rochi!!! Pero tiene razòn, tiene demasiada mala suerte!!
ResponderEliminarMàs nove!!!!!!!!
ResponderEliminarmaaas!!!
ResponderEliminarHOLA HOLA! queria avisarte que tengo una nove laliter y me gustaria que la leas y me digas que te parecio. UN BESO GRANDE
ResponderEliminarpd: amo amo amo tu nove..
jajaja pobre Peter y el todo inocente!
ResponderEliminarMe encanto el cap!
BESOS
@VAGOMI
más nove por fa, esta super buena
ResponderEliminarPeter es hombre muerto!
ResponderEliminarque le hará lali?
ma noveee
ResponderEliminaraQUII LEYENDO RECIEN :)
ResponderEliminarags maxi ¬¬ y ese peter q se pone apostar -.-
mas noveeeeeeee
ResponderEliminarMas Novee!!! <3
ResponderEliminar@sarapinyana
mas nove jajaja peter lanzani era un hombre muerto¡¡¡
ResponderEliminarVico detras d Cande,buenisimo.Pobre Peter se va a arrepentir d k Maxi lo haya descubierto,y esa apuesta k hizo ,no me gusta nada.
ResponderEliminarjajaj, pobre peter y el q no dijo nada :(
ResponderEliminarm,assss