Inglaterra, 1816
Juan Pedro Lanzani, observaba a sus invitados desde un recoveco
sombrío.
Las parejas daban vueltas sobre la pista de baile: un
arco iris de mujeres que lucían joyas y atuendos caros acompañadas por
caballeros impecablemente vestidos. Más de doscientos miembros de la alta
sociedad se habían reunido en aquella casa, y a Peter le habría bastado con
extender el brazo para tocar a una docena de personas.
Pero nunca se había sentido tan solo. Salió de la sombra,
cogió una copa de brandy de la bandeja de plata de un criado que pasaba por
allí y se la llevó a los labios.
—Ah, por fin lo encuentro, Bradford. He estado buscándolo
por todas partes— Lord Digby se encontraba ante él —Acabo de visitar la galería,
Bradford —dijo Digby— El nuevo retrato de Pablo con su uniforme militar es
magnífico. Me parece un homenaje muy adecuado —El redondo rostro adoptó una
expresión ceñuda mientras sacudía la cabeza— Qué espantosa tragedia, morir en
su última misión.
Peter se obligó a hacer un cortés gesto de asentimiento.
-Peter: Estoy de acuerdo.
-Lord Digby: Aun así, es un honor morir como un héroe de
guerra.
Peter notó una presión creciente en el pecho. Héroe de
guerra. Ojalá fuese cierto. Sin embargo, la carta que guardaba bajo llave en el
cajón de su escritorio había confirmado sus sospechas de que no lo era.
De pronto le vino a la mente una fugaz imagen de Pablo,
esa última imagen desgarradora que ya nada podría borrar. Un sentimiento de
culpa y arrepentimiento se apoderó de él, y sus dedos apretaron con fuerza la
copa de brandy. Aire. Necesitaba desesperadamente respirar aire fresco para
aclarar sus pensamientos. Tras ofrecer una disculpa, se encaminó hacia las
puertas vidrieras.
Eugenia, su hermana, sonrió al verlo, y él le devolvió
una sonrisa forzada. Aunque las reuniones sociales lo aterrorizaban, le
complacía ver a Euge tan contenta. Hacía demasiado tiempo que esa chispa de
alegría despreocupada no le iluminaba el hermoso rostro, y si para hacerla
feliz él tenía que desempeñar el papel de anfitrión en ese maldito baile, eso
era precisamente lo que haría. A pesar de todo, hubiera deseado que Agustín
estuviese allí y no viajando por el continente. Su jovial hermano menor se
desenvolvía mucho mejor que él en ese papel.
Haciendo caso omiso de las miradas de curiosidad que se
habían posado en él, Peter salió del salón en dirección a los jardines. No
obstante, incluso mientras enfilaba un sendero muy bien cuidado, sabía en el
fondo que esa paz estaba fuera de su alcance.
¿Adivinaría alguien la verdad? No, se respondió con
decisión. Todos —Eugenia, Agustín, su madre, el condenado país entero— creían
que Pablo había muerto como un héroe, y Peter estaba dispuesto a pagar
cualquier precio por mantener viva esa ilusión, por proteger a su familia y la
memoria de su hermano del desastre. Con un suspiro, se sentó y estiró las
piernas, dispuesto a disfrutar de ese remanso de paz. Se llevó la mano al
bolsillo para sacar su cigarrera dorada, pero se detuvo al oír un ruido
procedente de los setos.
Los arbustos se separaron y Peter vio a una joven que
intentaba abrirse paso entre ellos. Resollando y murmurando para sí, trataba en
vano de liberarse de las ramas que se le habían enredado en el cabello y
enganchado en el vestido. Peter apretó los dientes y reprimió un juramento.
Sabía que de nada serviría rezar para que ella se marchase. Últimamente sus
plegarias no habían sido escuchadas muy a menudo.
La joven no cesaba de revolverse y barbotar en los
arbustos. Debía de ser una mocosa que se había escabullido del baile para
encontrarse clandestinamente con su amante. O tal vez se tratara de otra insensata
en busca de un título y empeñada en llevarlo al altar. Incluso era posible que
lo hubiese seguido hasta el jardín. Presa de la frustración, se levantó para
marcharse.
—¡Maldición! —exclamó la joven, desesperada. Tiró del
vestido con impaciencia para desengancharlo del matorral, pero no lo logró.
Entonces aferró la falda con las dos manos y estiró con todas sus fuerzas. Se
oyó el inconfundible sonido de la tela al rasgarse. Liberada repentinamente del
aprisionamiento de los arbustos, salió disparada hacia delante y cayó de bruces
sobre la hierba húmeda —Estos malditos vestidos de baile... —masculló,
sacudiendo la cabeza como para aclararse la vista— Acabaré matándome por su
culpa.
Peter apretó los puños. Su primer impulso fue el de
escapar antes de que ella reparase en su presencia, pero vaciló al verla en el
suelo, inmóvil. Tal vez estuviese herida. Por mucho que lo sedujese la idea de
dejarla ahí tirada, no podía hacerlo. Esperaba que, si Euge se hiciese daño,
alguien la ayudara... Aunque, por supuesto, su hermana jamás se pondría en una
situación tan ridícula. Tras maldecir su falta de determinación para marcharse,
preguntó:
-Peter: ¿Se encuentra bien?
La joven alzó la cabeza. Fijó la mirada en los formales
pantalones negros de él durante varios segundos antes de volver a descansar la
cabeza sobre la hierba.
—Oh, Dios, ¿por qué ha tenido alguien que verme así?
-Peter: ¿Se encuentra bien? —repitió él, esforzándose por
contener la impaciencia.
—Sí, por supuesto. Siempre he gozado de una salud
envidiable. Gracias por preguntar.
-Peter: ¿Puedo ayudarla en algo?
—No, gracias. Mi orgullo me exige que salga por mi propio
pie de esta situación.
Pero no se movió, y se hizo un silencio tenso.
-Peter: ¿No piensa levantarse?
-Lali: No, creo que no. Pero de nuevo le agradezco que me
lo pregunte.
Peter apretó los dientes hasta que le dolieron las
mandíbulas, preguntándose cuánto champán habría tomado la mocosa.
-Peter: ¿Está achispada?
Ella alzó la cabeza unos centímetros.
—No lo sé. Pero supongo que es posible. ¿Qué quiere decir
«achispada»?
Su peculiar acento le llamó la atención a pesar de su
enfado.
Peter: ¿Americana?
—¡Oh, por el amor de Dios! Juro que si alguien vuelve a
preguntarme eso... —Se interrumpió y clavó la vista, irritada, en las rodillas
de él— Es evidente que soy americana. Todo el mundo sabe que una inglesa jamás
se dejaría sorprender tendida en la hierba en una postura tan indecorosa.
-Peter: De hecho, no es su postura sobre la hierba sino
su acento lo que la ha delatado —mirándole la coronilla con una mezcla de
sorpresa y fastidio. La mocosa era de lo más impertinente— Para aquellos que
están familiarizados con la jerga inglesa, «achispado» es alguien que se ha
excedido levemente en su consumo de bebidas alcohólicas.
—¿Excedido? —repitió ella, subiendo la voz. Realizando
una serie de movimientos poco femeninos pero eficaces, logró ponerse en pie.
Con los brazos en jarras, adelantó la barbilla en un gesto inconfundible de
agresividad— No me he excedido, ni levemente ni de ninguna otra manera, señor.
Sólo he tropezado.
La réplica de Peter se extinguió en sus labios en cuanto
se fijó en el aspecto de la joven. Era extraordinariamente atractiva. Y estaba
hecha un asco. Su peinado, que originalmente debió de haber sido un moño, se
había escorado de forma precaria hacia la izquierda. Tenía hojas y ramitas
adheridas a los brillantes mechones de color castaño y varios rizos le
sobresalían de la cabellera en ángulos extraños. El conjunto parecía un nido
torcido. Tenía el mentón manchado de tierra, y una brizna de hierba le colgaba
del labio inferior..., un labio carnoso, según notó él.
Peter bajó la mirada lentamente y observó que su vestido
de tonos pastel estaba hecho un lamentable amasijo de pliegues decorado con
manchas de hierba y pegotes de tierra. El arrugado volante del dobladillo le
colgaba por la parte de atrás de la falda, sin duda como resultado del
desgarrón que se había oído hacía unos momentos. Y, por lo visto, le faltaba un
zapato.
Peter no sabía si su aspecto lo escandalizaba o le hacía
gracia. ¿Quién demonios era esa mujer desmelenada y cómo había conseguido
entrar en su casa? Euge y su madre habían confeccionado la lista de invitados
para la fiesta, de modo que con toda seguridad la conocían. ¿Por qué él no?
Por otro lado, el hecho de que la muchacha lo tratase de
«señor» parecía indicar que ella tampoco lo conocía a él, cosa que le
sorprendía, pues tenía la impresión de que toda mujer viviente de Inglaterra
iba tras él, decidida a conquistarlo.
Pero aparentemente esta mujer no. Lo contemplaba con una
expresión que le decía claramente: «Quiero que se vaya usted de aquí», cosa que
lo irritaba y al mismo tiempo avivaba su curiosidad.
-Peter: ¿Le importaría explicarme qué hacía usted
acechando entre los arbustos, señorita...?
—Espósito. Lali Espósito —Ejecutó una torpe reverencia
que hizo que varios terrones se le desprendieran del vestido— No estaba
acechando. Estaba andando cuando oí maullar un gato. El pobrecillo estaba
atrapado en los arbustos. He logrado liberarlo, pero no sin acabar atrapada
entre las mismas ramas.
-Peter: ¿Dónde está su dama de compañía?
-Lali: Bueno... —titubeó ella, avergonzada— la verdad es
que me he escabullido mientras ella bailaba.
-Peter: ¿No estará acechando entre los arbustos?
La pregunta pareció desconcertarla hasta tal punto que
Peter supo que o estaba sola o era una de las mejores actrices con las que
había topado. En realidad, sospechaba que la interpretación no era lo suyo;
tenía unos ojos demasiado expresivos.
-Lali: ¿Cree usted que todo el mundo acecha entre los
arbustos? Mi tía es una dama y no se dedica a espiar por ahí —Observó a Peter
achicando los ojos— Debo estar horrible. Usted me mira con una cara muy
extraña. Como si hubiese probado algo muy ácido.
-Peter: No, no, tiene usted... buen aspecto.
Ella rompió a reír.
-Lali: Señor, es usted increíblemente caballeroso o
extremadamente miope. O tal vez un poco de ambas cosas. Aunque agradezco el
esfuerzo que hace por no herir mis sentimientos, le aseguro que no es
necesario. Después de pasar tres meses a bordo de un barco zarandeado por el
viento con rumbo a Inglaterra, me he acostumbrado a estar horrible —Se inclinó
hacia él, como disponiéndose a confiarle un importante secreto, y su aroma
invadió los sentidos de Peter. Olía a lilas, una fragancia que él conocía bien,
pues las flores moradas abundaban en los jardines— Una inglesa que viajaba con
nosotros era muy dada a hablar de los «advenedizos de las colonias». Gracias a
Dios que no está aquí para presenciar esta escena —Levantó un pie, examinó las
manchas de hierba en el zapatito que le quedaba y exhaló un suspiro— Soy todo
un espectáculo. Me...
Un maullido la interrumpió. Al bajar la vista, Peter vio
que un gatito gris salía de detrás del seto y se abalanzaba sobre el volante que
la señorita Espósito arrastraba detrás de sí.
-Lali: ¡Ah, estás aquí! —Ella se agachó para recoger
aquella bola peluda y le rascó detrás de las orejas— ¿No has visto mi zapato en
uno de tus viajes, diablillo? —le murmuró al gato— Debe de haberse quedado
enganchado en alguno de esos arbustos —Se volvió hacia Peter— ¿Le importaría
mucho echar un vistazo?
Peter le clavó la mirada, intentando disimular su
asombro. Si alguien le hubiese dicho que su búsqueda de soledad se convertiría
en una misión de rescate del calzado de una chiflada, no lo habría creído. Una
chiflada que le pedía que encontrase su zapato como si fuese un humilde lacayo.
Hubiera debido indignarse y, tan pronto como se le pasaran esas ganas
inexplicables de reír, sin duda se indignaría. Se acuclilló y se puso a
examinar el seto del que había salido la señorita Espósito. Avistó el zapato
perdido y lo sacó de los arbustos. Acto seguido se levantó y se lo entregó.
-Peter: Aquí lo tiene.
-Lali: Gracias, señor.
Se levantó la falda unas pulgadas y deslizó el pie dentro
del zapatito. Tenía unos tobillos hermosos y esbeltos, y unos pies pequeños y
delicados, su estatura no debía pasar del metro sesenta y cinco. No estaba de
moda que las mujeres fueran tan bajas, pero aun así su estatura era muy adecuada.
Peter fijó la vista en su rostro. Su cabeza encajaría a la perfección en el
hombro de él, y si se inclinaba un poco podría acceder con facilidad a esa boca
increíblemente carnosa... Una oleada de calor le recorrió el cuerpo. Maldita
sea, ¿es que había perdido el juicio? Un vistazo a ese tobillo había bastado
para ponerlo fuera de sí.
Se obligó a apartar la mirada de sus labios y la posó
sobre el satisfecho gatito que ella acunaba en sus brazos. El animal abrió la
boca en un espectacular bostezo.
-Peter: Parece que Diantre está listo para la siesta
-Lali: ¿Diantre?
-Peter: Sí. Una de las gatas parió hace diez semanas.
Cuando Mortlin, el mozo de cuadra, encontró la camada en el establo, exclamó:
«¡Diantre, fíjate en todos esos gatitos!» —A su pesar, una sonrisa se dibujó en
sus labios— En realidad, deberíamos sentirnos afortunados. La vez anterior, la
gata parió en la cama de Mortlin, y los nombres con que bautizó a las
bestezuelas fueron mucho más... interesantes.
-Lali: Vaya, por lo visto la gata está siempre muy
ocupada.
-Peter: Así es, en efecto.
-Lali: Parece saber mucho sobre Diantre y su mamá. ¿Vive cerca
de aquí?
Peter la miró fijamente, perplejo. Debía de ser la única
mujer en todo el condenado reino que no lo conocía.
-Peter: Pues sí, vivo muy cerca.
-Lali: Me alegro por usted. Es un lugar precioso —Instaló
a Diantre más cómodamente en sus brazos— Bueno, ha sido un placer charlar con
usted, pero debo irme. ¿Podría indicarme dónde quedan las caballerizas?
-Peter: ¿Las caballerizas?
-Lali: Sí —Sus ojos centellearon— Para aquellos que no
están familiarizados con la jerga americana, significa «lugar donde se guardan
los caballos». Si Diantre vive allí, su madre debe de estar buscándolo.
-Peter: ¿Me permite acompañarla? —preguntó él, divertido.
El rostro de la señorita Espósito reflejó cierta
sorpresa.
-Lali: Es muy amable de su parte, señor —titubeó— pero no
es necesario. Seguro que desea quedarse aquí para disfrutar de la soledad.
Sí, sin duda eso era lo que deseaba, ¿o no? De repente,
la idea de quedarse a solas con sus pensamientos no le parecía demasiado
atractiva.
Continuará…
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no pude subir antes porque tenía muchos problemas!
primero que estoy cuidando a dos diablillos llamados Mati y Gael que no me respetan y no me escuchan! no sé que hacer: jugaron con la comida, se suben a los muebles, destruyen todo lo que tocan! ME MORDIERON!! lo único que puede hacer es agarrar la compu y esconderme en mi placard! Si les posteo desde el placard! jaja
Espero que les guste el primer capitulo ^-^
me encantooooo , mas
ResponderEliminarme encanto el primer capítulo! :D
ResponderEliminarlali es re loca! jajaja
El primer cap es re loco! jaja
ResponderEliminarMuy bueno lo del placard! jajaja
Mas Novee!!
@sarapinyana
Me encanto!
ResponderEliminarjajajaja que primos! ajaja
Me gustó si bien hay q esperar para ver cómo va la historia.Me mataron las desventuras tuyas de hoy!Gracias por subir!!!!!!!!
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMAS NOVE!!!!!
ResponderEliminarque buen inicio de novela me encanto sube más por fa
ResponderEliminarme gusto muchooo....seguilaaa :)))
ResponderEliminarbesos
@CasiAngeles_Mkd
AIIAA! ME ENCANTOOO!!!!
ResponderEliminarMIL GRACIAS POR EL NUEVO BANNER CON OTRO TAMAÑO!! PERO DEBO PEDIRTE OTRO FAVOR! PORQUE YO VEO COMO ESTA TU BLOG, MUY BONITO Y TODO, Y EL MIO ES UN DESASTRE, CON EL FONDO, EL BANNER QUE NO SE PORQUE NO SE ME AJUSTA.... UN AUTENTICO DESASTRE!!! ME PUEDES DAR UNAS CLASES PRACTICAS??? SI TIENES TWITTER AVISAME AL MIOS @fanovelitas_arg Y EXPLICAME COMO PUEDO HACER... YA INTENTE DE TODO Y NADA! :-(
ESPERO EL PROXIMO CAPITULO!!
TE DOY UN CONSEJO CON LOS NENES?? PONLOS FRENTE A LA COMPU JEJE! PONLE VIDEOS DE DORA LA EXPLORADORA O DE ALGUNOS DIBUS QUE LE GUSTEN! Y CONSEGUIRAS QUE ESTEN EN SILENCIO Y PENDIENTES DE LO QUE HACEN!!
UN BESOO
Y OTRA VEZ GRACIAS!!
FATY***
Ai amei la nove mas plis e buena sorte con tus primos rsrs...
ResponderEliminarme encanto el primer cap YA quiero l segundo!!!
ResponderEliminarajaja esos diablillos te volveran loca jaaja!
Me gusto un monton ,me imagino las situaciones,y no puedo parar d reir.Y si,niños d 8 y 4 años,son una mezcla explosiva d energia.Esperando un nuevo cap.
ResponderEliminarMuy buena es diferente y eso es bueno u el comienzo ni se siga muy buenoeres una genia. Chiki_87
ResponderEliminarjajajjajaj q loca mariana.jajajaja
ResponderEliminarjajaj ame encanta que te mordieron :P te dijq ue mi mama a veces lo hace :P y jajaj desde tu placard, que grande placard tienes en el mio no entra nimi ropa :P
ResponderEliminary lali que risa y peter todo sorprendido :P
Me encanta... esta lali es media especial y peter es peter jaja más nove!!
ResponderEliminarViste esta peli Elizabethtown con orlando bloom pasan un video q logra controlar a un nene insoportable, fíjate por ahí te sirve je! Besos
@vale_cadenas
me encanta la nove!
ResponderEliminarMe encanto el primer capitulo!! Sube màs!!!!
ResponderEliminarhayy me encantooo ♥ masss
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