Lali acababa de vestirse para bajar a cenar cuando
alguien llamó a la puerta de su alcoba.
-Lali: Adelante.
Tía Julia entró envuelta en un maremágnum de plumas
oscilantes y en el frufrú de la seda morada de su vestido.
-Julia: Mi querida niña —le dijo con una enorme sonrisa
en medio del rechoncho rostro, y le dio un abrazo repleto de plumas— ¿No te lo
dije?
-Lali: ¿No me dijiste qué?
Su tía se apartó y la contempló con los ojos muy
abiertos.
-Julia: Pues que sólo sería cuestión de tiempo antes de
que un joven agradable se fijara en ti —Abrió el abanico con un movimiento
rápido de la muñeca y lo agitó, haciendo ondear sus plumas— Sabía que te
encontraríamos un marido, ¡pero ni siquiera yo habría predicho que
conseguiríamos un duque! Vamos, cuando Bradford me dijo que quería casarse
contigo, por poco me desmayo. No porque me sorprendiese que quisiera casarse contigo,
por supuesto. Cualquier hombre se sentiría afortunado con una chica hermosa
como tú. Pero ¡un duque! Un duque joven y guapo, además —Se inclinó hacia
delante y le confió— En su mayoría son viejos decrépitos, ¿sabes?
Antes de que Lali pudiera contestarle, su tía añadió:
-Julia: Tus padres estarían tan orgullosos de ti... Como
yo, querida. Muy orgullosos y muy contentos —Sus ojos asumieron una expresión
soñadora y exhaló un suspiro embelesado— Vaya, creo que esto es aún más
romántico que cuando tu madre se fugó con tu padre. Estaban tan enamorados...
—Miró a Lali y frunció el entrecejo— ¿Qué te ocurre, criatura? Pareces
afligida.
Lali parpadeó para quitarse las lágrimas que comenzaban a
escocerle en los ojos.
-Lali: Estaba pensando en papá y mamá... en lo mucho que
se querían. En lo mucho que deseaban que yo tuviese un matrimonio feliz como el
suyo.
-Julia: ¡Y lo tendrás! ¡Fíjate nada más en el hombre con
el que te casas! ¿Cómo puedes dudar un solo instante de que serás inmensamente
feliz? —Su tía la observó un momento, y Lali hizo lo posible por mostrarse
inmensamente feliz, pero evidentemente fracasó, pues su tía dijo— Sí, ya veo
que lo dudas —Cerró el abanico de golpe y condujo a Lali al sofá tapizado de
brocado que se encontraba junto al fuego. Una vez que se sentaron, tía Julia
dijo— Cuéntame qué es lo que te preocupa, Lali.
Lali miró los ojos cafés e inquietos de su tía, que tanto
le recordaban a los de su querida madre. No tenía el menor deseo de aguar el
entusiasmo de tía Julia, pero no podía fingir que su inminente casamiento sería
un matrimonio por conveniencia.
-Lali: Sin duda sabes, tía Julia, que la única razón por
la que el duque quiere casarse conmigo es porque cree que es su deber.
Tía Julia soltó un carraspeo estentóreo.
-Julia: Y sin duda tú sabes que nadie puede obligar a
Bradford a hacer algo que no quiera hacer.
-Lali: Es un hombre honorable y desea preservar mi
reputación...
-Julia: Pamplinas. Si no le agradara la idea de casarse
contigo, sencillamente se negaría a hacerlo y, dada su posición, saldría bien
librado de todas maneras. Está claro que no eres consciente del rango tan elevado
que tiene en la sociedad... rango que te corresponderá también cuando seas su
mujer —Le dio un apretón en la mano— Alégrate, querida. Nunca te faltará nada.
Una gran tristeza se adueñó del corazón de Lali.
-Lali: Excepto quizás el amor de mi marido.
Tía Julia meneó un dedo enguantado en un gesto de
reprensión.
-Julia: Cariño, no dudes ni por un momento de que
Bradford está obsesionado por ti. De lo contrario, ni siquiera cien caballos
salvajes podrían haberle arrancado una proposición de matrimonio. Una vez que
un hombre está obsesionado por una mujer, se convierte en un pez que ha mordido
un anzuelo.
-Lali: ¿Cómo dices?
-Julia: Has pescado el pez más grande de Inglaterra,
querida. Ya se ha encaprichado de ti. Ahora sólo tienes que recoger el sedal
para sacarlo del agua.
Lali reprimió una risita ante la absurdidad de comparar a
Peter con un pez.
-Lali: ¿Y eso cómo lo hago?
-Julia: Siendo la Lali maravillosa y única que sos. Y
captando su interés ya sabes dónde.
Su tía subió y bajó las cejas varias veces. Cielo santo,
esperaba que tía Julia no se embarcase en una disertación sobre la anatomía de
Peter.
-Lali: Hum... Me temo que no sé exactamente a qué te
refieres con «ya sabes dónde».
Tía Julia se inclinó hacia delante, obligando a Lali a
esquivar una pluma de pavo real.
-Julia: Me refiero a la alcoba —respondió en voz baja— Si
mantienes a tu marido contento en la alcoba, su encaprichamiento se
transformará en amor. A mí me funcionó con mi querido Penbroke. Tu tío me fue
fiel hasta el último día de su vida. Un marido que tiene un lecho nupcial bien
caliente no se busca una querida.
Lali sintió que las mejillas se le ponían al rojo vivo,
pero su tía prosiguió:
-Julia: Como tu madre, que en paz descanse, no está ya
entre nosotros, te aleccionaré como creo que ella hubiese querido. Dime,
querida, ¿sabes de dónde vienen los niños?
Lali reprimió el súbito impulso de reír, pues su tía
parecía tan seria y tan decidida a cumplir con su deber...
-Lali: Tía Julia, soy la hija de un médico y me crié
entre animales. Estoy familiarizada con las funciones corporales.
-Julia: Excelente. Entonces ya sabes todo lo que hay que
saber.
-Lali: ¿Ah sí?
-Julia: Sí —Extendió el brazo y le acarició la mejilla—
Sólo tienes que acordarte de todo lo que te he dicho y todo saldrá
estupendamente.
Lali se quedó mirándola, intentando recordar algo de lo
que su tía le había dicho.
-Julia: Y si tienes alguna otra duda —añadió— no vaciles
en consultarme. Estaré encantada de ayudarte —Dicho esto, se puso en pie y se
echó la boa al hombro— Vamos, querida. Es hora de ir abajo. Quiero asegurarme
de tener una buena vista de lady Digby y su caballuna prole cuando Bradford
anuncie su compromiso. Es un poco rastrero de mi parte, lo sé, pero no ocurre cada
día que tu sobrina pesque al «soltero más codiciado de Inglaterra».
--
Lali nunca había visto tal variedad de expresiones
faciales como esa tarde, durante el anuncio de su compromiso que hicieron en el
salón. Euge y tía Julia estaban radiantes. La madre de Peter sonreía majestuosamente
mientras Agustín también sonreía y a la vez guiñaba los ojos. La mayoría de los
demás invitados mostraba una gama de emociones que iban desde la sorpresa al
pasmo, mientras que lady Digby ponía la misma cara que si se hubiese tragado un
insecto. Las hermanas Digby parecían haber comido un limón agrio. Sin embargo,
después de la sorpresa inicial, los invitados se arremolinaron alrededor de
Lali y Peter para darles la enhorabuena.
A continuación se celebró una cena de gala, en la que
todos alzaron la copa para brindar por los novios. Varios comensales que tenían
previsto marcharse a primera hora de la mañana cambiaron sus planes para
quedarse en Bradford Hall y asistir a la precipitada boda.
Lali se percató de que las hermanas Digby ya estaban
dirigiendo su atención a otros caballeros disponibles. Contuvo una sonrisa
cuando vio a Agustín sentado entre dos de ellas, las cuales pugnaban por captar
su interés con fría determinación. Agustín la sorprendió mirándolo desde el
otro lado de la mesa y puso los ojos en blanco. Ella tuvo que toser tapándose
la boca para disimular las carcajadas.
Su alegría fue menguando, no obstante, a medida que la
cena avanzaba. Se dio cuenta, con creciente incomodidad, de que todas las
personas sentadas a la mesa de caoba cubierta de manjares la observaban.
Algunos de los invitados eran menos descarados que otros, pero ella sintió el
peso de dos docenas de miradas clavadas en ella. La evaluaban. Si antes era
objeto de su desprecio, ahora notó que hacían conjeturas sobre ella, que
despertaba su curiosidad. Y aunque percibió con toda claridad el escepticismo
velado tras muchas de las sonrisas, nadie pronunció una sola palabra hiriente
contra ella, como Peter había predicho. De hecho, el caballero que estaba
sentado a su lado, en lugar de hacer caso omiso de ella, estaba pendiente de
todo lo que decía, como si sus labios desgranaran perlas brillantes. Nina y
Paula, ninguna de las cuales se había dignado intercambiar más de una docena de
palabras con ella, se empeñaban ahora en enredarla en una conversación sobre
moda. Por suerte, ellas dos hablaron casi todo el tiempo.
Mientras el caballero que tenía a su vera parloteaba
incesantemente sobre una reciente cacería de zorros, ella echó un vistazo a la
cabecera de la mesa, donde estaba sentado Peter. Él se disponía a beber de su
copa de vino cuando sus miradas se encontraron. Y ninguno de los dos la apartó.
La mano de él quedó detenida a medio camino entre la mesa
y sus labios, y sus ojos permanecieron fijos en los de ella. Una oleada de
calor la recorrió mientras luchaba contra el súbito impulso de abanicarse con
la servilleta de lino. La mirada de Peter, la oscura intensidad que parecía
penetrar hasta su alma, la ponía nerviosa. Y la excitaba de un modo que no
acertaba a describir. Haciendo un gran esfuerzo, logró prestar atención de
nuevo a sus compañeros de mesa, pero siguió notando un hormigueo en la piel a
causa de la mirada de Peter.
Cuando la cena finalizó, las damas se retiraron al salón
para tomar café. Lali no tardó en verse rodeada de media docena de mujeres
parlanchinas.
—Por supuesto, debes hacernos una visita en cuanto te
venga bien, querida —dijo lady Digby, que se había abierto paso a codazos hasta
llegar a ella. Antes de que Lali pudiera abrir la boca para contestar, lady
Digby prosiguió— De hecho, me gustaría dar una cena en tu honor —Se volvió
hacia sus hijas— ¿Verdad que sería estupendo, chicas?
—Estupendo, madre —respondieron a coro las hermanas
Digby.
Con aire resuelto y posesivo, lady Digby tomó a Lali por
el brazo.
—Vamos, querida. Sentémonos y hagamos planes.
Una voz masculina profunda detuvo a lady Digby.
-Peter: Si no le importa, lady Digby —dijo con suavidad—
necesito hablar con mi prometida.
Lady Digby renunció de mala gana a acaparar a Lali.
—Nos disponíamos a hablar de mis planes para la fiesta
que quiero dar en su honor.
-Peter: ¿De verdad? Tal vez deba usted hablar de los
preparativos con mi madre y lady Penbroke. Ellas ayudarán a Lali a organizar
sus compromisos sociales para los próximos meses, hasta que se adapte a sus
nuevas funciones.
—Desde luego. Vamos, chicas.
Lady Digby cruzó la habitación a grandes zancadas, como
un barco a toda vela, y su flota de hijas siguió su estela. Peter le sonrió a
Lali.
-Peter: Me ha parecido que necesitabas que te rescataran.
-Lali: Creo que lo necesitaba, aunque no estoy convencida
de que tu madre o mi tía te lo agradezcan.
Él le quitó importancia al asunto con un gesto.
-Peter: A madre se le dan muy bien estas cosas. Manejará
a lady Digby con una facilidad que me asustaría de no ser porque la admiro
tanto —Le escrutó el rostro con la mirada— Pareces alterada. ¿Ha dicho alguien
algo que te molestara?
-Lali: No, pero me temo que me siento un poco...
abrumada.
Él le ofreció su brazo.
-Peter: Ven conmigo.
A ella ni se le pasó por la cabeza la posibilidad de
negarse. Intentando no mostrarse demasiado ansiosa, lo tomó del brazo y dejó
que él la guiara hacia la puerta de la sala.
-Lali: ¿Adónde vamos?
Él enarcó una ceja.
-Peter: ¿Importa mucho?
-Lali: En absoluto —respondió ella sin dudarlo— Me alegro
de escapar de los ojos de toda esta gente.
Peter notó el estremecimiento de Lali. Había estado
observándola durante toda la cena y había comprobado lo bien que se desenvolvía
frente a su reciente popularidad. Se había mostrado impecablemente cortés con
las personas que antes se reían a sus espaldas, encantadora con quienes la
habían rechazado y sonriente ante todos los que le habían hecho daño.
Estaba orgulloso de ella.
Cuando llegaron a su estudio privado, abrió la puerta. El
fuego crepitaba en la chimenea, proyectando un brillo suave sobre toda la
habitación. Cerró la puerta tras de sí, apoyó la espalda contra ella y miró a
Lali. Estaba en medio del estudio, con las manos entrelazadas delante de sí,
más hermosa que ninguna mujer que él hubiese visto jamás. Lo invadió una gran
ternura, junto con el impulso irrefrenable (no, la necesidad) de besarla. Sin
embargo, antes de que pudiera ceder a ese impulso, ella habló.
-Lali: Puedo preguntarte algo?
-Peter: Por supuesto.
-Lali: Lo que me ha pasado a la hora de la cena... ¿te
pasó a ti también? —preguntó con el entrecejo fruncido.
-Peter: ¿Cómo dices?
-Lali: Cuando heredaste el título y te convertiste en
duque, ¿comenzó la gente a tratarte de manera distinta? Soy la misma que hace
una semana, y sin embargo todos se comportan conmigo de otro modo.
-Peter: No te han tratado mal, espero.
-Lali: Al contrario, todo el mundo parece empeñado en ser
amigo mío. ¿A ti te ocurrió lo mismo?
-Peter: Sí, aunque antes de convertirme en duque fui
marqués, así que ya estaba bastante acostumbrado.
Ella lo observó durante un buen rato y luego sacudió la
cabeza con tristeza.
-Lali: Lo siento mucho. Debe de ser muy duro para ti no
saber si la gente te aprecia a ti o a tu título.
Él respiró hondo. ¿Dejarían alguna vez de sorprenderlo
sus palabras? Cruzó la alfombra de Axminster, que amortiguaba el sonido de sus
pisadas, y se detuvo frente a Lali. Ella lo miró y el corazón le brincó en el
pecho. En sus ojos incomparables brilló una ternura cálida, sincera, honesta e
inconfundible.
Peter tenía que tocarla. En ese mismo instante.
Tomó su rostro entre las manos y le rozó los labios con
los suyos.
-Lali: Peter —jadeó ella.
¿Por qué lo conmovía tanto oír su nombre pronunciado por
esa boca? Sólo pretendía darle un beso breve. La había conducido al estudio por
una razón totalmente distinta. Pero ahora que tenía tan cerca sus formas
curvilíneas y tentadoras, y que la oía suspirar su nombre, olvidó por completo
dicha razón. La atrajo hacia sí y le deslizó la punta de la lengua por el
carnoso labio inferior. A ella no le hizo falta otra invitación para abrir la
boca. Él pronunció su nombre en una mezcla de susurro y jadeo, y la besó más
apasionadamente.
Ladeó la cabeza para abarcar mejor sus labios, y sus
sentidos se inflamaron. El calor de aquel cuerpo, el dulce sabor a fresas de su
boca, el delicado aroma a lilas, todo ello lo envolvía, encendiéndolo de pies a
cabeza con un deseo incontrolable. Cuando finalmente hizo el esfuerzo de
levantar la cabeza, respiraba agitadamente y el corazón le latía al doble de su
velocidad normal. O quizás al triple.
-Lali: Cielo santo —resolló, aferrándose a sus solapas—
Esto se te da bastante bien.
Él se apartó ligeramente y contempló su expresión
maravillada, henchido de satisfacción masculina.
-Peter: Y a ti también. —Increíble, indescriptiblemente
bien.
-Lali: Mi madre me dijo una vez que los besos de papá
hacían que se le derritiesen los huesos. En ese entonces yo no tenía idea de a
qué se refería.
-Peter: ¿Y ahora? —preguntó él, con una sonrisa.
El rubor tiñó sus mejillas de piel de melocotón.
-Lali: Ahora lo entiendo. Perfectamente. Se refería a que
dejas de sentir las rodillas. Debo decir que es una experiencia de lo más
agradable.
-Peter: En efecto, lo es.
Y pronto sería aún más agradable... cuando estuvieran
juntos en la cama, desnudos, haciendo el amor. Decenas de imágenes eróticas se
agolparon en su cabeza, pero él las alejó con firmeza. Si permitía que su mente
se recrease en esos pensamientos, ella no saldría del estudio con la virtud
intacta.
La soltó de mala gana y se dirigió a su escritorio.
-Peter: Quiero darte algo.
Aparecieron los hoyuelos a cada lado de la boca de Lali.
-Lali: Creía que eso era justo lo que acababas de hacer.
-Peter: Me refiero a otra cosa —Abrió con llave el cajón
inferior, extrajo lo que quería y volvió a su lado— Toma. Para ti —dijo,
tendiéndole una pequeña caja cubierta de terciopelo.
Ella enarcó las cejas, sorprendida.
-Lali: ¿Qué es?
-Peter: Ábrelo y verás.
Lali abrió la tapa con bisagras y soltó un grito ahogado.
Allí, sobre una base de terciopelo blanco como la nieve, descansaba un topacio
tallado en forma ovalada y rodeado de diamantes.
-Lali: Es un anillo —jadeó ella, contemplando con los
ojos desorbitados la relumbrante joya— Es extraordinario.
«Como tú.» El pensamiento acudió a la mente de Peter,
sobresaltándolo, pero no pudo negar que era cierto. Ella era extraordinaria, y
no sólo por su belleza física, sino por razones que lo confundían e
inquietaban.
Levantó el anillo de su lecho de terciopelo y lo deslizó
en el dedo anular de la mano izquierda de Lali.
-Peter: Pertenece a una colección que obra en poder de la
familia desde hace cuatro generaciones. Lo he escogido porque el color me
recuerda al de tus ojos.
«Los ojos más bellos que jamás he visto», pensó.
Con la vista fija en el anillo, ella movió la mano
lentamente, admirando los destellos que las llamas del hogar arrancaban a la
piedra preciosa. Acto seguido, alzó esos ojos y los posó en él. Unas lágrimas
le brillaban en las pestañas, y él temió que ella se echase a llorar. En lugar
de ello, Lali se inclinó hacia delante y le dio un beso leve en la mejilla.
-Lali: Gracias, Peter. Es el anillo más hermoso que he
visto nunca. Siempre significará mucho para mí.
A Peter se le encogió el corazón al percibir la emoción
en su voz. Esa calidez que se había acostumbrado a sentir a su lado lo invadió
de nuevo. Era una sensación que no podía describir más que como «el efecto
Lali». Dios. Ella irradiaba una dulzura, una inocencia que a él le parecía
imposible en un ser del sexo femenino que tuviera más de diez años.
Tenía buen corazón. Era generosa y desinteresada.
Él no era así en absoluto. Su fracaso respecto a Pablo lo
demostraba.
Peter la contempló durante largo rato, y la imaginó como
una novia. Su novia. Un pensamiento perturbador lo asaltó, haciéndole poner
ceño. Ella estaba acomodándose a todos sus planes sin una pregunta ni una
queja, y a él no le había pasado por la cabeza que quizás Lali deseara una boda
fastuosa como la que anhelaban las demás mujeres. Se sintió avergonzado de su
propio egoísmo.
-Lali: ¿Te encuentras bien, Peter?
-Peter: Se me acaba de ocurrir que quizás esta boda
informal y precipitada no sea exactamente lo que siempre has soñado.
Una sonrisa dulce se dibujó en los labios de la joven.
-Lali: La boda de mis sueños siempre ha tenido más que
ver con el novio que con el lujo y el boato de la ceremonia. Dos semanas
después de que mis padres se conocieran frente a la tienda de sombreros, se
fugaron y se casaron en un barco. El capitán ofició la ceremonia. Lo importante
no es cómo te casas, sino con quién.
Peter, sin saber muy bien cómo responder, la estrechó
entre sus brazos y hundió el rostro en su fragante cabello, disfrutando su
calor por unos instantes. Luego, tras darle un beso rápido en la frente, se
apartó de ella.
-Peter: Deberíamos volver con los demás.
Mientras caminaban despacio hacia el salón, ella dijo:
-Lali: Supongo que eres consciente de que estoy un poco
nerviosa ante la perspectiva de convertirme en duquesa.
-Peter: Me temo que eso es inevitable, considerando
nuestra intención de casarnos.
-Lali: Las cosas habrían sido mejores, mucho más
sencillas, si fueras sólo un jardinero —suspiró ella— O quizás un comerciante.
Él se detuvo y se quedó mirándola.
-Peter: ¿Cómo dices?
-Lali: Oh, no pretendía ofenderte. Es sólo que nuestras
vidas serían mucho menos... complicadas si no tuvieras un título de tanta
categoría.
-Peter: ¿Preferirías casarte con un comerciante? ¿O con
un jardinero?
-Lali: No. Preferiría casarme contigo. Pero eso
resultaría más simple si fueras un jardinero.
Por primera vez Peter cayó en la cuenta de que a lo mejor
ella sería más feliz si se casara con un comerciante. Aunque Lali se mostraba
respetuosa con su título, su rango no la impresionaba en absoluto. Pero el mero
hecho de imaginarla casada con otro, en brazos de otro hombre, lo hacía
enloquecer de celos.
Con un tono forzado de despreocupación, preguntó:
-Peter: ¿Y si yo fuera un comerciante? ¿Te casarías
conmigo de todas maneras?
Ella le posó la mano en la mejilla y le observó con ojos
muy serios.
-Lali: Sí, Peter. Me casaría contigo de todas maneras.
La confusión se apoderó de él. En cierto modo había
esperado una respuesta burlona por parte de Lali, pero ella lo había
sorprendido, como hacía a menudo. Maldición, ¿cómo se las arreglaba para
desconcertarlo siempre?
-Lali: Aunque tu madre, Euge y tía Julia han prometido
ayudarme, no tengo nada claro qué es lo que hace exactamente una duquesa
—declaró ella
Peter hizo acopio de fuerzas y le sonrió.
-Peter: Es un trabajo muy sencillo. Su única obligación
consiste en mantener contento al duque.
Ella soltó una carcajada.
-Lali: Qué bonito. Para ti. ¿Y cómo se las ingenia para
mantener contento al duque?
La mirada de Peter la recorrió de arriba abajo.
-Peter: No tendrás ninguna dificultad, te lo aseguro.
Él iba a enseñarle exactamente el modo de contentar al
duque la noche de bodas. Se preguntó cómo demonios se las arreglaría para
esperar hasta entonces.
--
Al día siguiente, mientras Lali permanecía arrellanada o,
según se imaginaba él, atrapada en la soleada biblioteca con su madre, Eugenia,
lady Penbroke y las costureras, Peter repasaba las cuentas de su finca de
Surrey. Al atardecer, sus ojos cansados veían borrosas las hileras de números,
y cuando oyó llamar a la puerta de su estudio, dejó la pluma de buen grado.
-Peter: Adelante.
Nicolás entró y cerró la puerta tras de sí.
-Nico: Bueno, debo decir, Peter, que eres una caja de
sorpresas.
-Peter: ¿Ah sí? —preguntó él con fingida sorpresa— Y yo
que pensaba que era más bien aburrido y predecible.
-Nico: Todo lo contrario, muchacho. Primero me envías a
Londres para recabar información sobre la señorita Espósito. Luego me haces
regresar para asistir a tu boda con dicha mujer —Nico se acercó al escritorio y
estudió a Peter con exagerada atención— Hum. Tienes buen aspecto. No presentas
síntomas visibles de demencia, como el impulso de pegar saltos incontrolables o
proferir obscenidades a voz en cuello. Por lo tanto, sólo puedo presumir que
esta boda precipitada indica, o bien que estás perdido, apasionadamente
enamorado... —Su voz se apagó y arqueó las cejas.
A su pesar, Peter notó que se sonrojaba.
-Peter: El viaje en carruaje claramente te ha zarandeado
el cerebro.
-Nico: … o bien —prosiguió como si Peter no hubiese
hablado— que has deshonrado a la chica —Hizo una pausa y luego asintió con la
cabeza— Entiendo. No has podido resistir la tentación, ¿eh?
-Peter: Ella me salvó la vida.
Nicolás se quedó inmóvil.
-Nico: ¿Perdona?
Peter lo puso al corriente de todo lo sucedido en los
últimos días. Cuando hubo terminado, Nico sacudió la cabeza.
-Nico: Dios santo, Peter. Tienes suerte de estar sano y
salvo —se inclinó sobre el escritorio y le posó la mano sobre el hombro— Todos
estamos en deuda con la señorita Espósito.
-Peter: Yo desde luego sí lo estoy.
Un destello perverso brilló en los ojos de Nicolás.
-Nico: Apuesto a que das gracias al cielo porque no fuera
una de las hermanas Digby quien te encontró herido.
Un escalofrío le recorrió la espalda.
-Peter: Dios, tienes razón.
-Nico: Lo que me lleva a preguntarte... ¿cómo logró
encontrarte la señorita Espósito?
Antes de que Peter pudiese discurrir una explicación
verosímil para algo que no la tenía, Nico extendió las manos.
-Nico: Da igual. Está claro que habían concertado una
cita. No hace falta que me des más detalles.
-Peter: Eh..., bueno —carraspeó— Y ahora, cuéntame, ¿qué
has averiguado sobre la señorita Espósito?
Nico se repantigó en el cómodo sillón de orejas situado
junto al escritorio de Peter. Extrajo de su bolsillo una libreta de piel y echó
un vistazo a sus notas.
-Nico: Mis indagaciones confirmaron que llegó a Londres
el 3 de enero de este año a bordo del Starseeker. La suerte quiso que ese navío
estuviese en reparación en el puerto, de modo que pude entrevistarme con Harold
Beacham, su capitán. »Según el capitán Beacham, la señorita Espósito era una
pasajera encantadora. Nunca se quejaba, aunque hubiese mala mar. Ella y su
acompañante solían reunirse con él en cubierta al anochecer para ver las
estrellas. Ella tenía amplios conocimientos de astronomía, y él disfrutaba de
su compañía —Le guiñó el ojo a Peter— Me parece que abrigaba intenciones
románticas hacia tu novia.
Peter apretó los dientes, pero hizo caso omiso del
comentario burlón.
-Peter: ¿Sabía él si era la primera vez que ella viajaba
a Inglaterra?
-Nico: Eso es lo que ella le dijo. Según el capitán,
aunque ella tenía muchas ganas de llegar a Inglaterra, tenía un aire
melancólico. Él supone que se debía a que echaba de menos su hogar, pero nunca
habló de ello —Pasó varias páginas de la libreta— También localicé a la señora
Loretta Thomkins, su compañera de viaje.
Peter se enderezó en la silla.
-Peter: ¿Y qué te dijo?
Nico alzó la vista al techo.
-Nico: ¿Qué no me dijo? Diantres, la mujer no cesó de
parlotear desde el momento en que puso los ojos en mí —Se tiró del lóbulo de
las orejas— Menos mal que las tengo pegadas a la cabeza, pues de lo contrario
se me habrían caído de tanto oírla hablar. Sé más sobre esa mujer que sobre
nadie.
-Peter: Confío en que sólo compartirás conmigo los
detalles importantes.
-Nico: Según la señora Thomkins, la señorita Espósito, a
quien se refería como «esa criatura tan dulce y querida para mí», se fue a
vivir con unos parientes lejanos por parte de su padre, apellidados Vetrano,
cuando su progenitor murió.
-Peter: ¿No tenía dinero?
-Nico: No estaba en la indigencia, pero tampoco quedó en
una posición muy boyante. La muerte repentina de su padre le rompió el corazón.
La señorita Espósito le dijo a la señora Thomkins que detestaba vivir sola, así
que vendió la casita que compartía con su padre y se mudó a la residencia de
sus parientes. Al parecer todo marchó sobre ruedas hasta hace nueve meses. Fue
entonces cuando la señorita Espósito hizo las maletas y se fue.
-Peter: ¿Qué sucedió?
-Nico: La señora Thomkins no lo sabía a ciencia cierta,
pero sospechaba que la señorita Espósito había discutido con sus parientes,
pues nunca hablaba de ellos y cambiaba de tema cuando ella los mencionaba.
Fuera lo que fuese lo ocurrido, causó una gran tristeza a la señorita Espósito
y la decidió a abandonar América desesperada, en opinión de la señora Thomkins.
-Peter: ¿Desesperada?
-Nico: Desesperada por marcharse sin la menor intención
de regresar —se encogió de hombros— Si algo se puede decir de la señora
Thomkins es que es amante del drama. También dijo que «esa criatura tan dulce y
querida» parecía un alma en pena durante las primeras semanas de la travesía y
que el verla tan apesadumbrada le partía el corazón —Cerró la libreta con un
gesto contundente y se la guardó en el bolsillo del chaleco— Eso es lo que
llegué a indagar antes de que me mandases llamar.
Peter meditó sobre esta sorprendente información. ¿Qué
había movido a Lali a marcharse de América tan repentinamente y con la
intención de no volver? Evidentemente, había otros propósitos detrás de su
viaje a Inglaterra además de visitar a su tía. ¿Se habría indispuesto con sus
parientes? Le extrañaba que nunca los mencionase, pero quizás era un recuerdo
demasiado doloroso para hablar de ello. Él entendía perfectamente lo que era
esa situación.
-Peter: Gracias, Nicolás. Te agradezco tu ayuda.
-Nico: No hay de qué. ¿Necesitarás alguna cosa más de mí?
-Peter: No lo creo. ¿Por qué no te quedas en Bradford
Hall durante unos días después de la boda? Agustín ha regresado del continente,
y a mi madre le encanta tenerte por aquí. También a Eugenia.
Una expresión extraña asomó al rostro de Nico, y Peter
creyó que rechazaría la invitación. Pero Nico asintió con la cabeza.
-Nico: Me gustaría pasar unos días más aquí. Gracias. Y
ahora, por favor satisface mi curiosidad. Todo el secretismo que rodea tu
petición de información me tiene confundido. La señorita Espósito no es
adinerada ni mucho menos, pero a ti no te hace ninguna falta casarte con una
rica heredera. Y aunque es americana, es la sobrina de un conde. Si albergabas
sentimientos amorosos hacia ella, podrías habérmelo dicho. Yo habría
comprendido perfectamente tu deseo de investigar con discreción a una novia en
potencia.
Peter puso ceño. Se disponía a decirle a Nicolás que sus
indagaciones no tenían nada que ver con los sentimientos, amorosos o de otro
tipo, pero resultaba más fácil dejarlo en el error. Eso desde luego le
ahorraría explicaciones que no tenía ganas de dar.
-Peter: Lamento lo del secretismo —dijo aparentando
indiferencia— pero ya sabes cómo me habrían acosado si alguien se hubiera
enterado de mis planes. Gracias por tu discreta ayuda.
-Nico: Me alegro de haberte sido de utilidad —Una sonrisa
maliciosa iluminó su rostro— Me alegro por partida doble de no haber
descubierto algo espantoso en el pasado de tu prometida.
-Peter: Yo también, aunque supongo que eso no habría
cambiado gran cosa. Es mi deber casarme con ella.
Nicolás se puso de pie. Una sonrisa pícara jugueteó en
las comisuras de su boca.
-Nico: Tu deber. Sí, estoy seguro de que ésa es la única
razón.
Continuará…
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Les dejo el primer cap de hoy!
+15 firmitas y subo el otro :)
-vagomi: Colombia que lindo!!! te juro que no sé porq pensé que sos de Arg! :) jaja
-Ana Carol: No sé con cuantas estuvo exactamente, pero recordemos que es rico, duque, mui guapo... es Peter yo creo que muchas! jaja
-LovexLaliyPeter: Es genial el don de Lali! pero les doy un DATO IMPORTANTE: Todo lo que ve Lali es cierto! pero a veces ella no sabe como interpretarlo y se equivoca! ejemplo: cuando creyó que sería Peter quien recibiría un balazo! OJO con eso...
-CHARI: Vamos con el Imsomnio! :P
-Vivu: Tampoco voy a preguntar la edad! jaja pero re de acuerdo con vos lo MARAVILLOSO :) son las cosas que nos unen! nuestro amor por las noves, por Lali y Peter :D que va más allá de fronteras. ;)
-HappinessLIP: No creo que solo quiera rock para mí ya se está enamorando de ella! pero él no lo admite porque... mm bueno es hombre y los hombres son hombres chicas!! jeje :)
-alexia: Gracias por seguir despiertaaa hasta tarde leyendo la nove!!! en Italia era mui tarde!
-abril: No te preocupess!! gracias por firmar aun cuando no estés en tu casa! :)
-vale: Si soy media bruja! (lo heredé de mamá) jaja ;) y si yo fuera Lali igual le daría unas buenas patadas a Peter jaja...
Me gustaría saber los nombres de HappinessLIP, Myprettylanzani, fresy07, lomejor_laliter y de donde son sara, Lilibeth, FRANCYS, que siempre firman!! :) si no les molesta claro!...
...y bueno para los que quieran saber: Yo Danii, 17 años, secretaria administrativa, siempre escucho música, madre soltera y tres hijos (Mora, Wafle y Marisco) abuela?? tal vez, una ves Wafle se perdió dos dias enteros y dos meses después la gata del vecino Mimi tuvo gatitos mui parecidos a Wafle! sospechosooo! :O
Espero que les guste el cap!
leannnn!
QUE LE HABRA PASADO A LALI EN AMERICA?
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminarNOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE
ResponderEliminarMI NOMBRE ES ROSALIA
ResponderEliminarJAJAJA
ayy diosss pq lali se habra idooo?
ResponderEliminarquiero q peter admita que quiere estar con lalii
ResponderEliminartalvez asi ella no se sentiria tan mal por casarse con alguien q no la quiere
ResponderEliminarme alegra q el sea consiente q lali no lo quiere por su titulo o posision social sino por quien ess
ResponderEliminarasdsjk; lali lo hace tan feliz. Cada cosa que lali hace, lo sorprende a peter y lo deja mas maravillado. me fascina esooo
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee mi nombre es valeria
ResponderEliminarMe encanto el capitulo!
ResponderEliminarCreo que lo que paso con la familia Vetrano fue que Lali no dijo nada sobre una vision y alguien murió o algo así por lo que ha dicho en los otros caps!
PD: jajajajajajjajajaja boba! Yo creí que eras madre pero de HUMANOS! jajajajajaja y yo era abuela? pero a que edad tuvo pues los hijos! jajajajajajaja Estoy que me muero de la risa! jajaj
Besos
@vagomi
Maaaasss caps!
ResponderEliminarYo soy de España! :)
ResponderEliminarOjala Peter acepte porfin que esta enamorado de Lali! <3
Mas Novee!!
@sarapinyana
Porrrr favorrr posteaaa masss
ResponderEliminarMe volvi adicta a esta novela
ResponderEliminarmaaaas
ResponderEliminarbuenisimaaaa
ResponderEliminarSIP CON ESTE CAP CONFIRME QUE A PETER AMA A LALI SAKJDNASKJADSN!!!
ResponderEliminarYO ME LLAMO ALENY :D TENGO 21 AÑOS SOY DE PERU
PD: CUANDO DIJISTE 3 HIJOS ME ASUSTE PERO VEO Q HABLAS DE TUS GATOS CREO NO? JAJAJA!
YO NO TENGO MOSCOTAS :( PERO QUISIERA UN PERRITO SHAR PEI SON TAN ARRUGADITOS DÑSKNDKJLF!! SON UNA TERNURA EN PATAS!! :B
Cande fue la amiga q murio o algo asi? me quedo esa idea xq ella tuvo una vision y dijo q no le hizo caso y luego lo pago muy caro sobre una amiga=s
ResponderEliminarahora me dejaste intrigada con ese dato!
espero el proximo
un beso
JUli♥
Enserio me encanta la nove!!! Bueno, soy italiana y mi nombre es Gioia (se pronuncia yoia). Y significa "alegria". Es un poco raro... xD
ResponderEliminarMàs noveeeeeee
ResponderEliminarme encanta la nove,asiquè...jajaja
ResponderEliminarEspero otro capitulo ;D
Besos
@porLali_ITALIA
Jaja me encanta peter que tiene que la separo ee todo y luego esta todoo celosito in amor
ResponderEliminarAbril
Sabia q algo de bruja tenias ja ja!! Sigo leyendo!
ResponderEliminarMe encantó,Lali es un ser adorable y Peter está totalmente enamorado de ella.No me gusta pensar q tal vez Lali se entere q la mandó a investigar y se enoje o algo así,aunque haya sido antes del compromiso
ResponderEliminarlo mejor!!! muy buena la novela
ResponderEliminarHubo d todo en este cap.Me encantan los abanicos,les tengo pasion.La tia,k sin decir nada,cree k le saca las dudas a Lali,jajaja.Las Digby,k cargantes.Lo dulce d Peter con Lali,rescatandola.La entrega d ese anillo familiar.Nico y sus insinuaciones,pero Peter aun no le cuenta todo a su amigo.Peter invitandolo ,asi estara cerca d Euge.Las indigaciones d Nico ,respecto a Lali,k solo le llevaron a k todo el mundo le hablara bien d ella.
ResponderEliminargracias por subir tantos capitulos
ResponderEliminarmuy buena la nove
sube más por fa
massss noveee ♥
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