Capítulo 18

Había comenzado a llover y el agua golpeaba los ventanales. La lluvia caía con tranquilidad, pero de forma continua, y las nubes se movían por el cielo como si fueran sábanas recién sacadas de la secadora. Los edificios aguardaban pacientes a que terminase el azote de los elementos, dejando que la tormenta formara cascadas sobre el pavimento, las cunetas cubiertas de vegetación y las zonas ajardinadas. Seattle era una ciudad que sabía qué hacer con el agua. 

Mientras observaba los dibujos que creaban los chorros de agua que se deslizaban por las fachadas de piedra y cristal de los edificios, Peter no dejaba de pensar en la noche lluviosa de hacía menos de un año que lo había cambiado todo. Comprendió que antes de que Luz llegara a su vida, había medido sus emociones como si fueran una sustancia finita. En ese momento no tenía posibilidad alguna de contenerlas. ¿Lo de ser padre mejoraba con el tiempo? ¿Llegaba un momento en el que uno dejaba de preocuparse? 

—Melody: Es una faceta nueva —dijo con una sonrisa curiosa cuando lo vio comprobar su móvil por enésima vez durante la cena—. Cariño, si Agustín no te ha llamado, quiere decir que todo está bien. 

—Peter: A lo mejor quiere decir que algo va mal y que no ha tenido tiempo para llamarme —replicó. 

Allison y Bill, la otra pareja, se miraron con la sonrisa y la expresión de superioridad de los padres experimentados. 

—Es más duro con el primero —afirmó Allison—. Te llevas un susto de muerte cada vez que les da fiebre... pero con el segundo o el tercero ya dejas de preocuparte tanto. 

—Los niños son muy resistentes —añadió Bill. 

Aunque sabía que esas palabras estaban pensadas para tranquilizarlo, no le sirvieron de nada. 

—Melody: Será un buen padre algún día —le dijo a Allison con una sonrisa. 

Ese halago, que seguramente había pronunciado para complacerlo, sólo consiguió despertar su irritación. ¿Algún día? Ya era padre. Ser padre implicaba algo más que la mera contribución biológica... De hecho, eso era lo de menos. 

—Peter: Tengo que llamar a Agustón, ahora vuelvo —le dijo a Melody—. Sólo quiero saber si le ha bajado la fiebre. 

—Melody: Bien, si así dejas de preocuparte... —replicó—. A ver si podemos disfrutar del resto de la noche. —Le lanzó una mirada elocuente—. ¿Te parece? 

—Peter: Por supuesto. —Se inclinó sobre ella y le dio un beso en la mejilla—. Permiso. —Se levantó de la mesa, salió al vestíbulo del restaurante y sacó el móvil. Sabía que Melody y la otra pareja creían que se estaba pasando, pero le importaba una mierda. Tenía que averiguar si Luz se encontraba bien. 

Su hermano cogió el teléfono. 

—Agus: ¿Peter? 

—Peter: Sí. ¿Cómo está? 

Su pregunta fue recibida con un silencio enervante. 

—Agus: Pues no muy bien, la verdad. 

Se quedó helado al escucharlo. 

—Peter: ¿Cómo que «no muy bien»? 

—Agus: Empezó a vomitar poco después de que te fueras. Ha estado vomitando desde entonces. Te juro que es increíble que un cuerpo tan pequeño pueda soltar tanto vómito. 

—Peter: ¿Qué has hecho? ¿Has llamado al médico? 

—Agus: Claro que lo he llamado. 

—Peter: ¿Y qué te ha dicho? 

—Agus: Que probablemente sea la gripe y que le diera de beber líquidos en pequeños sorbos para rehidratarla. Me ha dicho que es posible que el ibuprofeno le haya sentado mal, de modo que ahora nos hemos pasado al paracetamol. 

—Peter: ¿Sigue con fiebre? 

—Peter: Tenía casi treinta y nueve la última vez que le puse el termómetro. El problema es que no aguanta el medicamento lo suficiente como para que le haga efecto. 

Peter apretó con fuerza el móvil. Nunca había deseado algo con tanta intensidad como deseaba en ese momento estar de regreso en la isla para poder cuidar de Luz. 

—Peter: ¿Tienes todo lo que necesitas? 

—Agus: La verdad es que tengo que pasarme por una tienda para comprar algunas cosas que necesito como gelatina y caldo de pollo, así que voy a llamar a alguien para que la cuide mientras estoy fuera. 

—Peter: Ahora mismo me vuelvo a casa. 

—Agus: No, de eso nada. Tengo una lista larguísima de gente a la que puedo llamar. Y... Dios, otra vez está vomitando. Te dejo. 

La llamada se cortó. Peter intentó pensar pese al pánico que lo atenazaba. Llamó a la compañía aérea para reservar un asiento en el próximo vuelo de vuelta a Friday Harbor, pidió un taxi por teléfono y regresó a la mesa. 

—Melody: ¡Gracias a Dios! —exclamó con una sonrisa tensa—. Ya me estaba preguntando por qué tardabas tanto. 

—Peter: Lo siento. Pero Luz está muy enferma. Tengo que regresar a casa. 

—Melody: ¿Esta noche? —preguntó con el ceño fruncido—. ¿Ahora? 

Peter asintió con la cabeza y describió la situación. Allison y Bill parecían entender el problema, pero Melody parecía cada vez más preocupada. Esa muestra de preocupación por Luz hizo que experimentara una nueva conexión con ella. Se preguntó si consideraría la posibilidad de viajar con él. No se lo pediría, pero si ella se ofrecía... 

Melody se puso en pie y le tocó el brazo ligeramente. 

—Melody: Vamos a hablar un momento en privado. —Le regaló una sonrisa forzada a Allison—. Ahora mismo volvemos. 

—Claro. —Y las dos intercambiaron una de esas insondables miradas femeninas que anunciaba que algo se estaba barruntando. 

Melody lo acompañó hasta la entrada del restaurante y lo llevó a un rincón, donde nadie los molestaría. 

—Peter: Melody... —le dijo. 

—Melody: Mira —lo interrumpió ella con suavidad—, no quiero ponerte en la tesitura de tener que elegir entre Luz y yo... pero ella estará bien sin ti. Yo, no. Quiero que me acompañes a la fiesta de esta noche y conozcas a mi familia. No vas a hacer nada por Luz que Agus no esté haciendo ya. 

Cuando por fin terminó de hablar, la sensación de calidez y de conexión que había sentido Peter había desaparecido por completo. Por mucho que hubiera afirmado lo contrario, quería que escogiera entre Luz y ella. 

—Peter: Lo sé —repuso—. Pero quiero ser yo quien la cuide. Además, es imposible que me lo pase bien sabiendo que mi niña está enferma. Me pasaría todo el tiempo en un rincón con el móvil en la mano. 

—Melody: Pero Luz no es tuya. No es tu hija. 

Peter la miró como si no la hubiera visto en la vida. ¿Qué estaba insinuando? ¿Que la preocupación que sentía por Luz no era legítima porque no se trataba de su hija biológica? ¿Que no tenía derecho a preocuparse por ella hasta ese punto? 

En ocasiones, las cosas más importantes se revelaban en los momentos más inesperados. Y con esas palabras, la relación entre Melody y él acababa de sufrir un cambio radical. ¿Estaba siendo irracional? ¿Estaba exagerando? Le importaba una mierda. Su prioridad era Luz. 

Cuando Melody vio la expresión de Peter, alzó la vista con impaciencia. 

—Melody: No quería decirlo de esa manera. 

Peter reorganizó metódicamente las palabras para extraer una verdad mucho más certera. Melody había querido decir lo que había dicho, sonara como sonase. 

—Peter: No pasa nada. —Hizo una pausa mientras sentía que los lazos de su relación iban cayendo durante la conversación, cortados por el hachazo que había significado cada una de esas palabras—. Pero es mía, Melody. Es mi responsabilidad. 

—Melody: También la de Agus. 

Meneó la cabeza al escucharla. 

—Peter: Agus me está echando una mano. Pero yo soy su tutor legal. 

—Melody: ¿Me estás diciendo que necesita a dos adultos revoloteando a su alrededor? 

Peter respondió con mucha delicadeza: 

—Peter: Tengo que estar allí. 

Melody asintió con la cabeza. 

—Melody: Vale. Salta a la vista que es una tontería discutir sobre el asunto ahora mismo. ¿Quieres que te lleve al aeropuerto? 

—Peter: He llamado a un taxi. 

—Melody: Me ofrecería para acompañarte, pero quiero estar con mi prima esta noche. 

—Peter: Lo entiendo perfectamente. —Le colocó una mano en la base de la espalda en un gesto pensado para calmarla. Tenía la espalda muy tiesa y fría, como si estuviera hecha de hielo—. Yo me hago cargo de la cena. Le dejaré mi número de tarjeta de crédito a la maître. 

—Melody: Gracias. Estoy segura de que Bill y Allison apreciarán el gesto. —parecía abatida—. Llámame más tarde para decirme qué tal está Luz. Aunque estoy segura de que estará perfectamente. 

—Peter: De acuerdo. 

Se inclinó para besarla y Melody volvió la cara, de modo que acabó besándole la mejilla. 

Continuará...

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Uuuy Melody es una zorr... MALVADA!!! >:S

Bueno hasta acá lo dejamos!! Mañana hay más :)

yyyyy creo CREO que esta semana la acabamos!! No falta tanto...

ESPERO que les gustaran los caps de hoy! 

NO SE PIERDAN LOS DE MAÑANA ;)

Besotesss gigantes gigantes!

mañana nos leemos :)