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viernes, 1 de febrero de 2013

CAPÍTULO 86



Lali bebió un sorbo de café de la delicada taza de porcelana, mientras Pablo abría un brioche y lo untaba de mantequilla. Ella lo observó cautelosa, esperando que él dijese algo, pero no fue así y ella no pudo soportar más el silencio.

Dejó la taza en el platillo haciéndolo tintinear.
—Lali: Pablo, tenemos que pensar en... nuestro matrimonio y en la situación en que nos encontramos.
Una serie de emociones cruzaron el expresivo rostro de Pablo, de la sorpresa a la franqueza, de la turbación a la determinación.
—Pablo: He estado pensando en ello —dijo—. No es una cuestión sencilla.
—Lali: No, por supuesto —reconoció—. No tiene nada de sencilla.
—Pablo: Aunque en cierto sentido sí lo es.
Lali frunció el ceño.
—Lali: Pablo, sé que no quieres hablar sobre lo ocurrido, y sé lo doloroso que es para ti... pero hay algo que tengo que decirte.
—Pablo: ¿Sobre Peter? —preguntó con amargura.
—Lali: Sobre mí. Pablo, por favor... —Estiró el brazo para cogerle la mano—. Durante estos meses creí que habías muerto. Yo no sufrí físicamente, pero sentí una pena tan abrumadora que deseé haber muerto.

Pablo la miró compasivamente y le apretó la mano con fuerza.
—Pablo: Lali...
—Lali: Supe que nunca más volvería a sentir alegría con nada —prosiguió—. Que nunca volvería a reír o a ser feliz. Me dije que siempre estaría sola y nunca volvería a amar a nadie. Y entonces... acepté que habías muerto, Pablo.
La expresión de él se enfrió.
—Pablo: Pero no estaba muerto —dijo. Se inclinó sobre la mesa y la agarró por los antebrazos.
—Lali: ¡Pero yo no lo sabía! Y entonces trajeron aquí a Peter. Estaba tan malherido que todos creímos que moriría aquella misma noche. Era tan diferente a ti... tan desilusionado y rudo, tan temperamental. En un principio lo detesté. Pero al ayudar a su recuperación, se hizo más y más importante para mí que siguiese vivo, y de repente... —Se detuvo y lo miró con desamparo. Pablo le tenia agarrados los brazos y la hacía sentir incómoda—. De repente, quise estar a su lado todos los minutos del día. Cuando estábamos juntos me sentía más viva de lo que me había sentido nunca. Supongo que sabía que él se estaba enamorando de mí, y que él luchaba contra ese sentimiento igual que yo, pero... —tomó aire, temblorosa— pero ninguno de los dos pudo evitar que ocurriese.

Pablo la soltó y se puso en pie bruscamente dándole un golpe a la mesa y volcando las tazas.
—Pablo: Le permitiste que...
Lali se mordió el labio, preguntándose si él tenía derecho a saber, incluso a preguntar. Legalmente, Pablo era su marido, y ella le había sido infiel. Pero ella no sabía que estaba vivo....

Captando la respuesta en su confundido silencio, Pablo se esforzó por contener sus sentimientos de ira y traición.

Lali se sentó rígida y sin mirarle.
—Pablo: Tendría que haberlo supuesto —dijo él finalmente—. Cuando Peter tenía dieciséis años se convirtió en un experto seductor. Supongo que para él una mujer inocente como tú fue presa fácil.
Herida por su condescendencia, Lali se puso en pie y le espetó:
—Lali: Fui completamente consciente. Quería estar con él porque me había enamorado.
—Pablo: No—replicó él—. Eres demasiado inexperta para conocer la diferencia entre amor y pasión.
—Lali: ¿Y Rocío también lo es?
Pablo la miró como si le hubiese golpeado.
—Pablo: ¿Qué dices?
Ella lamentó su impetuoso comentario y se ordenó hablar con mayor comedimiento.
—Lali: Estoy al corriente de la relación que mantienes con Rocío. Sé que empezó mucho antes de volver a Francia para casarte conmigo, y que me elegiste porque me consideraste más adecuada.
—Pablo: Eso no es...
—Lali: Te vi con ella anoche en el jardín. —Observó cómo enrojecía—. La amas, Pablo. Tú puedes encontrar la felicidad a su lado, una felicidad más plena que la que yo jamás podría darte.

Pablo caminó hasta la ventana y miró hacia fuera, el cielo cubierto de nubes. Se apoyó en el alféizar.
—Pablo: Elegí entre las dos en una ocasión —dijo—. Te quería a ti, Lali, por muchas razones. Una de las más importantes era porque te amaba. Y todavía te amo.
—Lali: Pero también la amas a ella.
—Pablo: De un modo diferente.
A pesar de la tensión existente, Lali sonrió con un deje de ironía.
—Lali: Tal vez podrías explicarme de qué modo amas a la una y a la otra. —No pretendió que sus palabras sonasen sarcásticas, pero así las entendió Pablo.
—Pablo: Nunca me habías hablado así —replicó—. Supongo que se debe a la influencia de Peter. —Se volvió y se apoyó en el marco de la ventana, con los pulgares metidos en los bolsillos y descansando su peso sobre una sola pierna—. Ven aquí —dijo con calma.
Ella obedeció, aunque se detuvo a un par de pasos de distancia. Él no le tendió los brazos, simplemente se limitó a mirarla con intensidad.

—Pablo: Una de las muchas diferencias entre mi hermano y yo —dijo— es el modo en que entendemos los deberes y las obligaciones.
—Lali: ¿Me estás diciendo que me consideras un deber, una oblig...?
—Pablo: Déjame hablar—espetó él—. Estamos casados, Lali, y eso no ha cambiado. Legalmente eres mi esposa. ¿No has pensado que tenemos la obligación de honrar los votos que contrajimos? Para bien o para mal. Las circunstancias han alterado nuestras vidas, pero la razón original de nuestra alianza matrimonial sigue existiendo. Nos parecemos en muchos sentidos. —Hizo una pausa y añadió sin emoción—: Por tanto, estoy dispuesto a perdonar tú... indiscreción. Quiero que seas mi esposa.

Lali lo miró perpleja. Las cosas no estaban saliendo como había previsto.
—Lali: ¿Pero no deseas algo más que simple satisfacción? —preguntó—. ¡Yo sí!
—Pablo: Tú crees que ese amor apasionado durará para siempre. Pero se consume muy rápido, Lali. Lo que sientes por mi hermano no durará... Parece mágico, maravilloso, sólo durante un breve tiempo, y después se queda en nada.
—Lali: ¿Cómo lo sabes?
El gesto de Pablo se hizo más adusto, recordando momentáneamente a Peter.
—Pablo: Mi padre se casó con mi madre porque era una mujer excitante por la que sentía una pasión desmesurada. Pero cuando se apagó el fuego, no encontró un pilar real sobre el que sostener su matrimonio... y la situación desembocó en adulterio y tragedia. Peter y yo sufrimos las consecuencias durante años.
—Lali: Pero... ¡eso no tiene nada que ver con lo nuestro!
—Pablo: Para mí es exactamente lo mismo. Quiero a mi hermano, pero sé cómo es, Lali. No ha mantenido una relación seria en su vida.

Lali no pretendía discutir sobre ese punto, pues Pablo estaba convencido de tener razón. Pero ella creía en Peter y sabía que la amaba con toda su alma. Intentó alejarse de Pablo, pero él le cogió las manos y la retuvo allí, frente a frente.
—Lali: Pablo —dijo ella—, son hermanos. Es normal que tengas el natural impulso de competir con él...
—Pablo: No se trata de eso. ¡Se trata de que me importas!
—Lali: Y tú también me importas, Pablo. —Lo miró con determinación—. ¡Pero ésa no es razón suficiente para obligarme a ser tu esposa! Lo cierto es que estás perdidamente enamorado de Rocío, pero eres demasiado cabezota para admitirlo.
—Pablo: Intento hacer lo mejor para los dos...
—Lali: ¡No! —lo miró implorante—, Pablo, sé lo importantes que son para ti los deberes y las obligaciones. Pero ¿qué pasaría si no hubiese ningún deber u obligación a tener en cuenta? ¿Qué escogerías si pudieses hacer lo que realmente deseas?
—Pablo: Ya te he dicho lo que deseo.
—Lali: Escoge por ti, Pablo. Por una vez en tu vida sé egoísta. Finge que no hay reglas ni responsabilidades. Finge que no estamos casados. Eres libre para seguir los dictados de tu corazón. ¿Qué elegirías? ¿A quién elegirías?

Pablo guardó silencio con gesto inexpresivo.

—Lali: ¿Por qué te reuniste con Rocío en el jardín anoche? —continuó—. Porque no pudiste evitarlo. La echabas de menos porquela amas... Yen tu corazón quieres creer que durará para siempre.
Como él no respondió, ella suspiró. Tendría que ser paciente.
—Lali: No creo que estés siendo honesto contigo mismo —dijo en voz baja—. En el fondo ambos queremos lo mismo, Pablo. Han pasado muchas cosas... y ninguno de los dos puede retroceder en el tiempo.
—Pablo: No —repuso él—. Pero podemos volver a empezar.
Frente a tanta obstinación, ella no pudo más que sacudir la cabeza y propuso que prosiguieran aquella conversación más tarde. Ambos necesitaban tiempo para pensar.

Continuará...
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ya se acaba!!!!!... los próximos caps son kjdfkdsjfka... ;)
+15 FIRMAS.. 

18 comentarios:

  1. no quiero que este con el ajaj, el es testardudo,peor que peter.. la quiere por posesion no por amor, amor es por rocio.. es cabeza dura aja! Espero mas!Giu

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  2. maaaaaaaaaaaaaaaaas nove!!!!

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  3. ser cabezota es de familia me parece...

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  4. que pablo ya deje de ser cabezota y deje a lali masss :)

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  5. con lo sencillo que es todo! porque lo tienen que complicar???
    Maaaaaas!!!

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  6. No sabia que habias subido .....

    Aca estoy firme al pie del cañon .....

    Quiero mas

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  7. ME ENCANTARONNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN LOS CAPSSSSSSSSSSSSSSSSS por ahora vamos bien!!!!!!!!! ya quiero saber como sigue esto ♥ @LuciaVega14

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  8. Con el perdon de la expresion pablo es un tarado impurtante!Por suerte Lali tiene en claro lo q quiere y ya no se dejara manipular más!

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