Capítulo 1

—¡Uno menos! Ya sólo quedan dos —dijo el padre Camilo Lanzani mientras sonreía a su hermano. Después levantó su cerveza para saludar a los otros dos, idénticos al primero. Los cuatro estaban sentados en la mesa de un restaurante.

—No te hagas ilusiones —replicó Peter Lanzani. Le dio un sorbo a su cerveza y asintió hacia Eliseo, el tercero de los trillizos Lanzani, que estaba junto a Camilo—. El hecho de que Eliseo no haya sido capaz de resistir no significa que los demás no lo seamos.

—Amén —dijo Germán, a su derecha.

—¿Quién ha dicho que yo no he podido resistir? —preguntó Eliseo, mientras tomaba un puñado de nachos que había en una cesta en el centro de la mesa. Después sonrió y se apoyó relajadamente en el respaldo—. Lo que pasa es que no he querido resistir más —dijo y levantó la mano izquierda. La luz se reflejó en su alianza y les hizo un guiño a todos ellos.

—Camilo: Y yo me alegro por ti —le aseguró— Además, contigo felizmente casado, tengo más posibilidades de ganar que nunca.

—Germán: Ni lo sueñes, Camilo —dijo, y tomó también un puñado de nachos—. No es que me moleste que tengas un tejado nuevo en la iglesia, pero... yo soy el Lanzani que va a ganar ésta apuesta, hermano.

Mientras sus hermanos hablaban, Peter se limitaba a sonreír y a escuchar a medias. Una vez a la semana, los hermanos Lanzani quedaban para cenar en el Lighthouse Restaurant, un local muy agradable en el centro de la ciudad de Baywater. Se reían, hablaban, y en general, disfrutaban de la camaradería de ser hermanos.

Pero durante aquel último mes, sus conversaciones habían girado en torno a la apuesta.

Un tío abuelo les había dejado diez mil dólares a Germán, Eliseo y Peter. Al principio, los tres habían pensado en dividir el dinero contando con su hermano Camilo. Sin embargo alguien... y Peter estaba bastante seguro de que había sido Camilo, les había sugerido hacer una apuesta. Y el ganador se lo llevaría todo.

Ya que los trillizos Lanzani eran ante todo competitivos, nunca había habido ninguna duda de que aceptarían el desafío. Pero Camilo no se lo había puesto fácil. Les había dicho que él, como sacerdote católico, había tomado la decisión de renunciar al sexo de por vida, cosa que ninguno de sus tres hermanos menores podría conseguir. Y les había retado a que se mantuvieran en el celibato durante noventa días. El último que resistiera ganaría diez mil dólares. Y si los tres gemelos fallaban, entonces Camilo se quedaría con el dinero para renovar el tejado de la iglesia.

Peter le lanzó a su hermano mayor una mirada desconfiada. Tenía el presentimiento de que Camilo ya había pedido presupuestos a los constructores locales. Con el ceño fruncido, tomó otro trago de cerveza y miró a Eliseo. Un mes antes, los trillizos habían aceptado la apuesta, pero en tan poco tiempo uno ya había fallado. Eliseo se había reconciliado con su ex mujer, y ya sólo Peter y Germán seguían con la apuesta.

—Germán: No sé tú —dijo mientras le daba un suave codazo a Peter en las costillas—, pero yo estoy evitando a todas las féminas durante el tiempo que dure la apuesta.

—Camilo: No te dominas, ¿eh? —le preguntó, y se llevó la jarra a los labios para beber más cerveza.

—Peter: Estás disfrutando de esto, ¿verdad? —le preguntó con una mirada asesina.

—Camilo: Por supuesto —respondió su hermano, riéndose—. Observaros a vosotros tres siempre ha sido entretenido. Y mucho más últimamente.

—Eliseo: Ah —espetó—. A ellos dos. Yo estoy fuera, ¿no te acuerdas?

—Germán: No has durado ni siquiera un mes —le dijo, sacudiendo la cabeza lenta y tristemente.

Sin embargo, la sonrisa de satisfacción de Eliseo hablaba por sí sola.

—Eliseo: Nunca había estado tan contento de perder una apuesta en mi vida.

—Peter: De acuerdo. Estás muy felíz. —dijo Peter, que se sentía un poco irritado por la actitud de hombre feliz de Eliseo—. Pero también debes tener en cuenta que te vas a ver con ese ridículo atuendo.

Los perdedores no sólo deberían renunciar a su parte del dinero, sino que habían acordado que se dejarían pasear por la base el día de Battle Color en la parte trasera de un descapotable con un sujetador de cocos y una falda de volantes de colores. Y el día de Battle Color era el día en que todos los dignatarios imaginables estarían en la base.

Eliseo se estremeció, y después, con valentía, irguió los hombros.

—Eliseo: De todas formas, valdrá la pena.

—Germán: Dios mío, está hechizado —murmuró, y alzó los dedos índices para formar una cruz en el aire, como si quisiera mantener a Eliseo a distancia.

—Eliseo: Pueden reírse todo lo que quieran, pero yo soy el único de esta mesa que está teniendo relaciones sexuales regularmente. Y puedo añadir que son magníficas.

—Germán: Eso ha sido muy cruel —dijo con un gruñido, y se pasó la palma de la mano por la cara.

—Peter: Inhumano —añadió con una sonrisa.

Camilo se rió, se frotó las manos enérgicamente y arqueó las cejas.

—Camilo: ¿Alguno de los dos quiere retirarse ya, para ahorrar tiempo?

—Germán: Ni lo sueñes —farfulló.

—Peter: Lo mismo digo —confirmó, y le tendió la mano a Germán—. ¿Hasta el final?

Germán se la estrechó con determinación.

—Germán: O hasta que pierdas. Lo que ocurra primero.

—Peter: Eso es lo que tú te crees.

Peter no había perdido una apuesta en su vida, y no estaba dispuesto a perder aquélla.

Claro que era la apuesta más difícil que había aceptado en su vida, pero aquello no tenía importancia. Era una cuestión de orgullo, y no iba a permitir que Germán lo ganara. Además...

—Peter: De ninguna manera voy a pasearme en ese descapotable con Eliseo.

—Eliseo: Te guardaré sitio —dijo, sonriendo.

—Germán: Oh, creo que necesito otra cerveza —dijo, y le hizo una señal a la camarera.

Sí, otra cerveza estaría muy bien. Lo único que tenía que hacer era no mirar a la camarera. La mirada de Peter pasó de Germán a Eliseo, y después a Camilo.

—Peter: Éste juego no ha hecho más que empezar.

—Camilo: Todavía quedan dos largos y tentadores meses por delante —les recordó Camilo.

—Peter: Sí, ya, pero no elijas las tejas del tejado.

Camilo sonrió.

—Camilo: Mañana me traen las muestras.

 Continuará…

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Les dejo el primer cap!!... :D

mañana comenzamos con la maratón constante! la nove no es larga, es de la clase de noves que yo llamo simples; de ágil lectura, sencillas, nada presuntuosas... asi que espero terminarla esta misma semana! ESPERO QUE LES GUSTE!...  :D 

Ojo: Ya tengo preparadas otras noves tipo "Besar a un ángel" que las subo después! ^-^