CAPÍTULO 34

Cuando Lali salió del baño envuelta en una toalla, con la piel limpia y el alma confusa, Peter estaba apoyado en el fregadero. Se había vuelto a poner los vaqueros sucios y sostenía una cerveza en la mano.

La miró fijamente y frunció el ceño.

—Peter: Vas a complicarlo todo, ¿verdad?

Ella cogió ropa limpia del cajón y le dio la espalda para vestirse.

—Lali: No sé a qué te refieres.

—Peter: Lo veo en tu cara. Estás dándole vueltas a lo que acaba de ocurrir.

—Lali: ¿Y tú no?

—Peter: ¿Por qué iba a hacerlo? Es sólo sexo, Lali. Es divertido y ardiente. Y no hace falta enredarlo más.

Ella señaló la cama con la cabeza.

—Lali: ¿Te ha parecido algo sencillo?

—Peter: Ha estado bien. Eso es todo lo que importa.

Lali se subió la cremallera de los pantalones cortos y se puso unas sandalias.

—Lali: Te has acostado con muchas mujeres, ¿verdad?

—Peter: No de manera indiscriminada, si es eso lo que quieres decir.

—Lali: ¿Ha sido así siempre?

Peter vaciló.

—Peter: No.

Por un momento, desapareció parte de la tensión de Lali.

—Lali: Me alegro. Quiero que signifique algo.

—Peter: Lo único que significa es que, aunque nos cueste comunicarnos a nivel mental, nuestros cuerpos no encuentran ninguna dificultad para hacerlo.

—Lali: No creo que sea tan sencillo.

—Peter: Para mí sí.

—Lali: La tierra se ha movido —dijo ella suavemente. —Es algo más que dos cuerpos que se atraen.

—Peter: A veces sucede, a veces no. A nosotros nos pasa y punto.

—Lali: ¿De verdad crees eso?

—Peter: Lali, escúchame. Si comienzas a imaginar cosas que no van a ocurrir, lo único que conseguirás es salir herida.

—Lali: No sé lo que quieres decir.

Peter la miró fijamente a los ojos y ella sintió como si estuviera mirándole el alma.

—Peter: No voy a enamorarme de ti, cariño. No ocurrirá. Me importas, pero no te amo.

Cómo herían esas palabras. ¿De verdad era amor lo que quería de él? Ciertamente, lo deseaba. Lo respetaba. ¿Pero cómo era posible llegar a amar a alguien que sentía tan poco aprecio por ella? En lo más profundo de su alma sabía que a ella le resultaría muy difícil amar a un hombre como Peter Lanzani.

Él necesitaba a alguien tan terco y arrogante como él, alguien obstinado e imposible de intimidar, una mujer que no se echara a temblar ante todos esos oscuros ceños y que le respondiera de la misma manera. Una mujer que se sintiera como en casa en el circo, que no temiera a los animales ni el trabajo agotador.

Necesitaba a Eugenia Quest.

Los celos la inundaron. Aunque reconocía la lógica de que  Peter y Euge eran perfectos el uno para el otro, su corazón rechazaba la idea.

Vivir con él le había enseñado algo de orgullo, y Lali irguió la cabeza.

—Lali: Lo creas o no, no me he pasado todo el tiempo pensando en cómo voy a conseguir que te enamores de mí. —Cogió la cesta de ropa que se iba a llevar a la lavandería. —De hecho, no quiero tu amor. Lo que sí quiero son las llaves de la maldita camioneta.

Las cogió del mostrador y salió corriendo hacia la puerta. Él se movió con rapidez para bloquearle el paso.  Peter le quitó la cesta de las manos.

—Peter: No pretendo hacerte daño, Lali —dijo. —Me importas. No quería que fuera así, pero no puedo evitarlo. Eres dulce y graciosa, y me encanta mirarte.

—Lali: ¿De veras?

—Peter: Aja.

Lali alargó la mano para limpiarle con el pulgar una mancha del pómulo.

—Lali: Bueno, a pesar de que eres un hombre con muy mal genio, también me gusta mirarte.

—Peter: Me alegro.

Ella sonrió e intentó coger de nuevo la cesta de la ropa sucia, pero él no se la dio.

—Peter: Antes de que te vayas... Euge y yo hemos hablado. A partir de ahora tendrás una nueva tarea.

Ella lo miró con cautela.

—Lali: Ya estoy ayudando con los elefantes y con las fieras. No creo que tenga tiempo para hacer nada más.

—Peter: A partir de ahora, ya no te encargarás de los elefantes, y Trey se hará cargo de la casa de fieras.

—Lali: Los animales son responsabilidad mía.

—Peter: Bien. Puedes supervisarlo si quieres. El hecho es, Lali, que le gustas al público y Euge quiere aprovecharse de ello. Actuarás conmigo. —Ella clavó los ojos en él. —Comenzaré a entrenarte mañana.

Lali se dio cuenta de que le rehuía la mirada.

—Lali: ¿Entrenarme para que haga qué?

—Peter: Tu trabajo consistirá en estar quieta y hermosa.

—Lali: ¿Y qué más?

—Peter: Tendrás que ayudarme. No será difícil.

—Lali: Ayudarte. ¿A qué te refieres con eso de ayudarte?

—Peter: Sólo eso. Lo hablaremos mañana.

—Lali: Dímelo ahora.

—Peter: Sostendrás algunas cosas, eso es todo.

—Lali: ¿Sostenerlas? —Lali tragó saliva. —¿Las arrancarás de mi mano?

—Peter: De tu mano — hizo una pausa, —de tu boca.

Lali palideció.

—Lali: ¿De mi boca?

—Peter: Es un truco fácil. Lo he hecho centenares de veces, y no debes preocuparte de nada. — Peter abrió la puerta y le puso la cesta en los brazos. —Si quieres pasarte por la biblioteca, será mejor que te vayas ya. Te veré más tarde.

Con un suave empujón la echó afuera. Lali se dio la vuelta para decirle que de ninguna manera pensaba actuar en la pista central con él, pero  Peter le cerró la puerta en las narices antes de que pudiera pronunciar una sola palabra.

Continuará...

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SON GENIALESSS CHICAS! 

enormes gracias por las firmitas!!!

les dejo el ultimo de hoy!!... ^-^

Buenas noches y MAÑANA MAS!

bESOS