CAPÍTULO 86

El circo estaba iluminado por un solo foco, que arrojaba una luz difusa sobre la pista, dejando el resto en penumbra. Lali se vio envuelta por los familiares olores a serrín, animales y palomitas de maíz. Iba a echarlo mucho de menos.

Nico y Euge estaban discutiendo al lado de la pista. Nico la asía del brazo claramente furioso.

—Nico: Lali no te ha hecho absolutamente nada. ¿Por qué la has tomado con ella?

Euge se zafó de él.

—Euge: Hago lo que me da la real gana, y ningún carnicero como tú va a mangonearme.

—Nico: ¿No te cansas de ser una arpía?

Lo que fuera que Euge iba a decir murió en sus labios.

—Euge: Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí.

Lali dio un paso adelante para enfrentarse a ella.

—Lali: ¿Qué has hecho con Sinjun?

Euge se tomó su tiempo para contestar, jugando con ella al gato y al ratón para demostrar su poder.

—Euge: Sinjun ha salido rumbo a su nuevo hogar. Los tigres siberianos son animales muy valiosos, ¿lo sabías? Incluso los más viejos. —Se sentó en la primera fila de asientos y cruzó las piernas en una postura que parecía demasiado estudiada. —Ni siquiera yo sabía lo que ciertas personas pueden llegar a pagar por ellos.

—Peter: ¿De qué personas hablas? —inquirió, deteniéndose junto a Lali. —¿Quién lo ha comprado?

—Euge: Por ahora nadie. El caballero en cuestión no lo recogerá hasta mañana por la mañana.

—Peter: Entonces, ¿dónde está?

—Euge: Está a salvo. Trey está con él.

A Peter se le acabó la paciencia.

—Peter: ¡Déjate de rodeos! ¿A quién vas a vendérselo?

—Euge: Había varias personas interesadas, pero Rex Webley ofreció el mejor precio.—La expresión de la cara de Peter hizo que Lali se estremeciera de inquietud.

—Lali: ¿Quién es Rex Webley? —preguntó.

—Peter: No digas ni una sola palabra Eugenia, esto es algo entre tú y yo —intervino, antes de que ella pudiera contestar.

Euge le dirigió una mirada condescendiente antes de volverse hacia Lali.

—Euge: Webley tiene un coto de caza ilegal en Texas.

Lali no lo entendió.

—Lali: ¿Un coto de caza ilegal?

—Nico: Hay gente que le paga a Webley para ir a cazar ciertos animales allí —dijo con disgusto.

Lali pasó la mirada de Euge a Nico.

—Lali: ¿Para cazarlos? Pero nadie puede cazar tigres. Son una especie en peligro de extinción.

Euge se levantó y entró en la pista con decisión.

—Euge: Eso hace que sean más valorados por los hombres ricos que ya están aburridos de cazar piezas comunes y a los que les importa un comino la ley.

—Lali: ¿Has vendido a Sinjun para que lo cacen y lo maten? —dijo con voz horrorizada cuando por fin comprendió lo que Euge le estaba diciendo. Un montón de imágenes horribles cruzó por su cabeza.

Sinjun no tenía el temor que un tigre normal siente hacia la gente. No se daría cuenta de que esos hombres querían lastimarle. En su mente vio su cuerpo abatido por las balas. Lo vio sobre la tierra con su pelaje negro y naranja manchado de sangre. Se acercó rápidamente a Euge.

—Lali: ¡No te lo permitiré! Te denunciaré a las autoridades. Te detendrán.

—Euge: No, no lo harán —repuso. —No es ilegal vender un tigre. Webley me ha dicho que su intención es exhibir a Sinjun en su rancho de caza. Eso no va contra la ley.

—Lali: Sólo que no va a exhibirlo, ¿verdad? Lo va a matar. —Lali se sintió mareada. —Iré a las autoridades. Lo haré. Detendrán todo esto.

—Euge: Lo dudo —dijo Euge. —Webley lleva años sorteando la ley. Tendrías que tener un testigo que jurara que vio cómo lo mataban, lo que no ocurrirá ni en sueños. Y en cualquier caso, sería demasiado tarde para hacer nada, ¿no?

Lali nunca había odiado tanto a otro ser humano.

—Lali: ¿Cómo puedes hacer esto? Si tanto me odias, ¿por qué no me haces daño a mí? ¿Por qué tienes que tomarla con Sinjun?

Peter entró en la pista y se enfrentó a Euge.

—Peter: Te pagaré el doble que Webley —ofreció.

—Euge: Esta vez no conseguirás nada con tu dinero, Peter. No comprarás a Sinjun como hiciste con Glenna. Puse una condición cuando apalabré la venta.

Lali lo miró con rapidez. Peter no le había dicho que había sido él quien había comprado a Glenna. Sabía que había hecho los arreglos necesarios para que fuera instalada en el zoo Brookfield, pero no que había sido su dinero el que lo había hecho posible. La gorila tenía un nuevo y precioso hogar gracias a él.

—Peter: ¿Por qué haces esto? —preguntó él. —La gente de Webley no recogerá a Sinjun hasta el amanecer. —La expresión de Euge se volvió astuta.

—Euge: Será entonces cuando firme los papeles, pero siempre puedo cambiar de idea.

—Peter: Ah, así que llegamos al meollo del asunto, ¿verdad, Euge? —susurró con voz apenas audible.

Euge miró a Lali, que todavía estaba fuera de la pista al lado de Nico.

—Euge: Eso te gustaría, ¿verdad, Lali? Que detuviera todo esto. Puedo hacerlo, ya lo sabes. Con una simple llamada telefónica.

—Peter: Claro que puedes —siseó. —¿Qué tengo que hacer para que hagas esa llamada?

Continuará...

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Qué les parece Euge??... 

qué le pedirá a Peter???... :S

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