CAPÍTULO 82

Alai terminó los tacos que Euge había preparado y se limpió los dedos en la servilleta de papel.

—Alai: ¿Quieres saber lo que me dijo mi padre ayer por la noche?

Euge la miró desde el fregadero.

—Euge: Claro.

Alai sonrió ampliamente, luego resopló.

—Alai: Me dijo: «Bueno, Alai, saca tus cosas del sofá. Que te quiera tanto no significa que quiera mancharme el trasero de maquillaje.»

Euge se rio.

—Euge: Tu padre sabe cómo engatusar a la gente.

—Alai: Euge, aquel día en el aeropuerto... —parpadeó. —Mi padre tenía los ojos llenos de lágrimas.

—Euge: Te quiere mucho.

—Alai: Supongo que sí. —Su sonrisa se desvaneció. —Me siento culpable de ser tan feliz cuando Lali está tan jodida. Ayer dije «mierda» delante de ella y ni siquiera se inmutó.

Euge pasó un paño por la encimera de la cocina.

—Euge: No hacen más que hablar de ella. Me pone enferma.

—Alai: Eso es porque no la soportas. No entiendo por qué. Quiero decir que sé que Peter y tú estuvieron saliendo y todo eso, pero a ti ya no te interesa él y Lali está muy deprimida. ¿Qué es lo que tienes contra ella?

—Nico: Lo que pasa es que Euge no puede aguantar que haya alguien que no la considere el ombligo del mundo. —Nico estaba al lado de la puerta, aunque ninguna de las dos lo había oído entrar.

Euge se volvió hacia él hecha una furia.

—Euge: ¿No sabes llamar a la puerta?

Alai suspiró.

—Alai: ¿Van a empezar a discutir otra vez?

—Nico: Yo no discuto. Es ella.

—Euge: ¡Ja! Se cree que puede decirme lo que tengo que hacer y no pienso consentirlo.

—Alai: Eso es lo que él dice de ti —señaló Alai con paciencia. Y luego, aunque pensaba que gastaba saliva inútilmente añadió: —Si se casaran de una vez por todas estarían tan ocupados dándose órdenes mutuamente que nos dejarían en paz a todos los demás.

Hubo un silencio.

—Euge: ¡No me casaría con él por nada del mundo!

—Nico: ¡No me casaría con ella aunque fuera la última mujer de la tierra!

—Alai: Entonces no deberían acostarse juntos. —Alai imitó lo mejor que supo a Lali Lanzani. —Papá, sé que sales a hurtadillas todas las noches para dormir con ella, pero mantener relaciones sexuales con otra persona sin estar enamorado de ella es inmoral.

Euge se puso roja. Su padre abrió y cerró la boca un par de veces como si fuera una carpa dorada, luego comenzó a farfullar.

—Nico: No sabes lo que dices, señorita. Euge y yo sólo somos amigos, eso es todo. Tuvo problemas con el depósito de agua y yo...

Alai puso los ojos en blanco.

—Alai: No soy imbécil, papá.

—Nico: Escúchame...

—Alai: ¿Qué clase de ejemplo crees que me estás dando? Ayer mismo leí algo sobre madurez psicológica en mis deberes, y parece que tengo dos cosas en mi contra.

—Nico: ¿Cuáles?

—Alai: Perdí a mi madre y soy producto de una familia desestructurada. Eso y lo que veo que hacen los dos adultos más influyentes de mi vida hace que tenga muchas posibilidades de acabar embarazada antes de cumplir los veinte años.

Nico arqueó las cejas hasta que prácticamente se perdieron en el nacimiento del pelo, y Alai llegó a pensar que perdería el control. Aunque Nico ya no le daba el mismo miedo que antes, no era estúpida.

—Alai: Me voy. Nos vemos, chicos.

Cerró de un portazo al salir de la caravana.

Continuará...

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:D

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