Seguro que un infarto era menos
doloroso que eso. La opresión que Lali sentía en el pecho era peor que
cualquier dolor físico que se había visto obligada a soportar durante su
estancia en el hospital y después. Y eso no era moco de pavo, teniendo en
cuenta que ya había muerto en una ocasión.
Incapaz de soportarlo durante más
tiempo, salió de la oficina y fue a ver a Agustín, ya que parecía ser la
persona más cercana a Peter. Tal vez él pudiera aconsejarle qué hacer.
Cuando se asomó por la puerta, lo
vio de pie frente a la ventana, hablando por teléfono y lanzando al aire una
pelota de béisbol. Al verlo volverse, se obligó a sonreír y a saludarlo con una
mano.
Agustín la invitó a pasar con un
gesto, y de la misma forma le indicó que no tardaría mucho en atenderla.
Mientras él seguía hablando, Lali
le echó un vistazo al despacho. Las estanterías estaban muy desordenadas y
sobre su escritorio se amontonaban diferentes informes de campo. En una de las
paredes había colgado un póster enmarcado del equipo de béisbol de los Seattle
Mariners. Un bate descansaba en un rincón. Lali esbozó una sonrisa al
comprender que ese tío era un fanático del béisbol.
Cuando se acercó a la mesa, vio la
foto enmarcada que tenía cerca del ordenador. Una foto en la que estaban Peter,
ella y Agustín. Ella se encontraba en el centro, sonriendo de oreja a oreja. Agustín
le había pasado un brazo por los hombros y también sonreía, y Peter estaba al
otro lado, con un brazo en torno a su cintura y una mueca burlona en su apuesto
rostro.
Cogió la foto y pasó un dedo por
las caras. ¿De verdad era ella? Tenía la impresión de estar viendo la vida de
otra persona. No recordaba ese día en concreto. Por más que lo intentara, no
podía recordar por qué sonreían.
—Es el día de la graduación —le
dijo Agustín en voz baja.
—Ya lo veo. —No se había percatado
de que había colgado el teléfono—. Supongo que no se me había ocurrido que
tuvieras fotos. De antes, quiero decir.
—Tenemos montones de fotos. Si
quieres, te consigo algunas. Podrías echarles un vistazo, por si eso te ayuda
en algo.
—Creo que me gustaría mucho. —Dejó
la foto sobre la mesa y tomó una honda bocanada de aire—. Esperaba que
pudiésemos hablar. Si es un mal momento, volveré luego.
—No, ahora me viene bien. —Miró
hacia la puerta.
Lali se percató de que su
secretaria los miraba con recelo.
—¿Te apetece dar un paseo? —le
preguntó Agustín.
—Si.
Él la guio a través del vestíbulo
mientras se ponía las gafas de sol. Una vez fuera del edificio, pusieron rumbo
al puerto.
—Supongo que ya sabes lo que pasó
ayer, ¿verdad?
Agustín se metió las manos en los
bolsillos.
—Sí. ¿Estás bien? No tienes muy
buena cara.
Ella enarcó las cejas.
—¿Ah, no? Bueno, la verdad es que
no me encuentro muy bien. Es lo que tiene que todo te caiga encima de golpe. Peter
estaba un poco molesto cuando se fue.
—Peter tiene bastante mal genio
—replicó él mientras se adentraban en el parque—. A veces pierde los estribos.
—No me digas —le soltó ella con
sarcasmo—. Ni siquiera me permitió hablar.
—Tienes que entender que esto es
muy duro para él. Después de que desaparecieras, cambió. Se encerró en más de
un sentido.
—¿Qué tipo de relación tienes con
él?
—Es mi mejor amigo. Lo era antes
de que empezaran a salir. Pero —añadió— eso no significa que no sea capaz de
darle una paliza cuando se comporta como un idiota. Sobre todo en lo que a ti
respecta.
La firmeza de su voz hizo que Lali
sonriera.
—¿Por qué me resulta más fácil
hablar contigo que con él?
—Porque soy tu hermano.
Un sentimiento cálido se apoderó
de su corazón. Jamás había pensado que pudiera tener un hermano.
—Y porque yo no quiero nada de ti
—siguió él—. Salvo conocerte de nuevo, ser tu amigo. Peter quiere recuperar a
su mujer.
Lali se dejó caer en un banco y
soltó un hondo suspiro.
—No soy su mujer. Tal vez tenga su
cara, su cuerpo y su voz, pero no soy ella. Por dentro no lo soy.
—Sí que lo eres. —Agustín se sentó
a su lado—. No lo ves porque no lo recuerdas. Pero sigues siendo ella. Las
cosas que dices, las cosas que haces, tu forma de actuar. Todavía eres capaz de
arrancarme la cabeza de un bocado si discrepo contigo en algo relacionado con
la geología.
Lali se miró las manos y sonrió.
—Y es tan fácil tratar contigo
como lo era tratar con ella.
—Pero soy distinta.
—Sí, en cierto modo lo eres. Pero
eso no significa que ahora no seas quien eres porque antes fuiste de otra
forma. La gente cambia. Si alguien no cambia después de verse involucrado en
este tipo de situación, no es humano. Peter ha cambiado. Yo he cambiado. Es
normal que tú, sobre todo tú, hayas cambiado.
—Pero es tan frío... No acabo de
verlo como el tipo de hombre que todos describen. Cande y tú hablan de él como
si fuera un hombre simpático y agradable, pero la faceta que me ha demostrado
esta semana es la del déspota frío, arrogante y cruel que describe la prensa.
Soy incapaz de interpretar sus emociones. No sé si alguna vez lograré hacerlo.
Agustín sonrió.
—Ese es Peter. Guarda sus
emociones bajo llave. Pero no siempre fue así.
—¿Por qué cambió?
—Lo hizo después de perderte. —Agustín
movió la cabeza al ver que ella apartaba la vista—. Peter se encerró en sí
mismo cuando te perdimos. Ahora solo vive para dos cosas: su trabajo y cuidar
de Luz. Lo demás no importa, el dinero, la fama, el poder. Trabaja duro porque
de esa forma se distrae y se olvida de lo que siente. Es la emoción de su
negocio lo que lo ayuda a seguir adelante. Si lo perdiera todo mañana, le daría
igual siempre y cuando siguiera teniendo a Luz. Empezaría desde cero. Debes
entender que aunque quiere que conozcas a Luz, la idea de perderla le resulta
aterradora.
—No intento arrebatársela.
—Lo sé —le aseguró él en voz baja.
—Tengo la impresión de que mi vida
está partida en dos. La persona que fui antes, y la persona que soy ahora. No
sé cómo unirlas.
—Porque te esfuerzas demasiado.
Sucederá a su debido tiempo. Sé que es duro. Sé que piensas en ella como en Mariana,
y que piensas en ti como en Lali. Dos personas distintas, dos vidas distintas.
Pero en el fondo son la misma persona. Solo necesitas darte un poco de tiempo.
—Y mientras tanto estoy
fastidiándolo todo.
Agustín le acarició un hombro con
la mano.
—Lo superaran. Dale un día o dos a
Peter. En cuanto pase un poco de tiempo con Tomás, se le olvidará el enfado por
no haber sabido de su existencia. Hazme caso, lo conozco bien. Por fuera parece
duro como el acero, pero por dentro es un trozo de pan.
—Así que ¿es mejor que no vaya hoy
a verlo?
—Ajá. Hoy estará cavilando. No
conseguirás hablar con él.
—No sé qué diferencia puede
suponer un día. Cada vez que me ve, se enoja.
—¿Y crees que antes no se enojaba
contigo? —Agustín sonrió—. ¿Crees que nunca discutían? Lo hacían a todas horas.
Por eso su relación era tan divertida desde fuera. Él siempre pensó que eras
demasiado independiente. Eso lo sacaba de quicio. En el fondo, temía que no lo
necesitaras tanto como él te necesitaba a ti. Supongo que en cierto modo, esta
es la misma discusión de siempre pero multiplicada por mil.
Agustín le cogió una mano y Lali
se percató de que tenían los dedos igual de largos. Y con la misma forma. Los
de Agustín eran más gruesos, más masculinos, pero sus manos eran muy parecidas.
Callosas. Acostumbradas al trabajo. Fuertes.
—Lali, él es un buen hombre. —Agustín
esbozó una sonrisa torcida mientras observaba sus dedos, y el hoyuelo que ella
había visto tantas veces en el espejo apareció en su mejilla—. Dios, se me hace
raro llamarte así. Pero me acostumbraré. Dale tiempo a Peter. Todo esto le
duele porque quiere más de lo que ahora mismo puedes darle.
Lali estuvo a punto de echarse a
reír.
—Se pasa la vida rodeado de
mujeres guapísimas. ¿Qué va a querer de mí?
—¿De verdad no lo sabes? —le
preguntó él con sorna—. Te quiere de vuelta.
Lali sintió un dolor sordo en el
pecho.
—No sé si algún día seré capaz de
darle lo que quiere.
—Todo a su debido tiempo.
Entretanto, piensa en Luz, en Tomás y en cómo vas a manejar ese asunto. Ahora
mismo es lo más importante.
—Lo sé.
Agustín titubeó antes de decir:
—También debes comprender que el
hecho de saber que estuviste casada con otro, que estuviste con otro hombre, lo
está matando por dentro.
Ese comentario hizo que la
embargara la frustración.
—Ya, genial. Él puede salir con
una mujer distinta todos los fines de semana, pero yo, que mantenía una
relación estable y sólida, soy la que debe sentirse culpable.
—Peter sale con muchas mujeres,
pero no ha mantenido una relación seria con una desde que te fuiste. Creo que
el hecho de que tú sí la hayas mantenido lo dificulta todo. Te quiere tanto
como te quería cuando desapareciste, y tú no lo quieres a él. Eso le duele.
Lali cerró los ojos.
—No quiero hacerle daño.
—¿Estabas enamorada del otro? —le
preguntó en voz baja.
Lali se levantó, incapaz de seguir
sentada más tiempo.
—Eso pensaba. Aunque ahora me
pregunto por qué. Había inconsistencias, pero pensé que todo era producto de mi
enfermedad. De su trabajo. ¿Cómo es posible que me haya equivocado tanto con
una persona? Ahora ya no me fío de mi capacidad para juzgar a los demás.
Agustín se acercó a ella.
—Todo esto tiene una explicación.
Debes aferrarte a esa certeza.
—Ya no sé qué creer.
—Voy a decirte una cosa. —Agustín
se quitó las gafas de sol—. Creo que hay un poder superior que decide sobre
nuestros destinos. Antes no lo creía, pero ahora sí. Es imposible no creer si
se analiza todo esto a fondo.
—¿Cómo puedes pensar eso? ¿Cómo
puedes pensar que Dios ha permitido que vivamos este infierno?
—Piensa en la alternativa. Si las
cosas no hubieran sucedido de esta forma, habrías estado en ese avión. Habrías
muerto de verdad. No habrías tenido una segunda oportunidad. Tomás no
existiría.
No lo había pensado de esa forma.
Las palabras de Agustín le provocaron un escalofrío en la espalda.
—Tengo que volver —dijo Agustín.
Mientras salían del parque, la miró de reojo—. En fin, no sé si sabes que
tenemos que llamar a mis... a nuestros —se corrigió— padres.
Lali hizo una mueca.
—Temía que pudieras decir eso.
—Estaba pensando en hacerlo el
sábado, después de que Peter y tú hayáis tenido la oportunidad de pasar un rato
con los niños. Me gustaría mucho que estuvieras conmigo mientras hablo con
ellos. Podemos hacerlo en mi casa, si te resulta más cómodo.
Lali asintió con la cabeza, aunque
lo que de verdad le gustaría hacer era salir corriendo.
—Querrán coger un avión al
instante para venir a verte.
—También había pensado en esa
posibilidad.
—¿Y te parece bien?
—¿Tengo otra alternativa?
—Pues no. Lali, son buenas
personas. Yo estaré a tu lado.
—Vale. —Soltó el aire despacio,
dispuesta a aligerar la situación—. Bueno, me han dicho que estás colado por mi
abogada.
—¿Ah, sí? ¿Te ha dicho algo de mí?
Lali no pudo evitarlo. Se echó a
reír. Agustín parecía un adolescente.
—Te gusta.
—Sí, me gusta. Pero tal vez este
no sea el mejor momento para empezar algo.
—¿Por mi culpa?
—Por... muchas cosas.
—Agustín, no lo hagas por mí.
—No es eso. No eres solo tú. Mi
vida es complicada. Viajo mucho. A veces estoy fuera durante meses. No sería un
buen novio.
—No te creo. Algo me dice que
serías un novio genial para la mujer adecuada. Y me sentiría muchísimo mejor si
en mitad de todo este lío alguien fuera feliz.
Agustín sonrió y le pasó un brazo
por los hombros. El gesto la conmovió.
—Mejor ir paso a paso, cariño. Lo
conseguiremos. Ten fe.
Un poco de fe les iría a todos de maravilla.
Continuará... + 15 ;)
que lindo agustin me encantooooo!!! subi masssssssssss
ResponderEliminarQue tiernooos los hermanitooos me encantooo :)))) encuentro entre la familia lanzani-esposito yaaa quierooo verlo o mejor leerlo
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ResponderEliminarOtroooooooo......
ResponderEliminarMas quiero saber que pasa
ResponderEliminarMe encantan los hermanitos espositos. son re tiernos @may_cosme
ResponderEliminarMASSSSSSSSSSSSSS
ResponderEliminarMasss me encanta Agustín
ResponderEliminarAmoooooo a agustin es re tierno y mas comprensivo con lali
ResponderEliminar++++++++++++++
ResponderEliminarle debe de hablar agus a peter tambien jajjaaj podre de lali por que si no la dejo ni hablar
ResponderEliminarMassssss :)
ResponderEliminar++++++++++
ResponderEliminarAaaay ya qiero qe llegue ese sabaaaaadoooo!!
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ResponderEliminarAii !!! Más!!
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarQue linda charla de hermanos esposito:)
ResponderEliminarSubi mas :-D :-D
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