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lunes, 20 de abril de 2015

CUARENTA



Claudia apareció por la puerta del final del pasillo. Llevaba un albornoz rosa atado a la cintura y unas zapatillas con forma de conejito. La miraba con una sonrisa cómplice.
—Buenos días, cariño. Pareces... revitalizada.
Lali sintió que se ponía colorada. «Mierda», pensó. Su plan de esconderse se había ido al traste. Tragó saliva para que desapareciera el nudo que tenía en la garganta.
—Mmmm... Es que estaba...
Claudia caminó hacia la escalera.
—Vamos a tomarnos un café antes de que los hombres se levanten. Todavía no hemos tenido un ratito para hablar de cosas de mujeres.
«Mierda, mierda, mierda», pensó Lali. Justo lo que le hacía falta.
Sin más alternativa, siguió a la madre de Peter escaleras abajo mientras intentaba buscar una excusa creíble para librarse de la conversación matinal. Después de una noche de sexo, tenía el cerebro licuado. Y era incapaz de encontrar algo convincente por más que lo intentaba.
Se detuvo en el pasillo al pasar frente a un espejo. Su imagen la dejó boquiabierta mientras trataba a toda prisa de arreglarse un poco el pelo. Tenía todos los rizos alborotados. El rímel se le había corrido y tenía los párpados manchados de negro. Los labios aún estaban hinchados por los besos de Peter, y no era normal que se levantara con las mejillas tan sonrosadas por las mañanas.
—No te preocupes —le dijo Claudia sin volverse siquiera—. Tienes el aspecto de una mujer bien satisfecha. Me pregunto si Peter tendrá rosquillas en esta cocina. —Desapareció tras la encimera.
Lali cerró los ojos. Las cosas iban de mal en peor más rápido de lo que le gustaría. En ese momento agradecería mucho que se la tragara la tierra.
Entró en la cocina mientras tragaba saliva para librarse del regusto amargo de la bilis. Claudia ya estaba preparando el café.
—Mira en el frigorífico a ver si encuentras queso de untar, ¿quieres, cielo?
Iba a matar a Peter, pensó Lali. Sí, señor. Mientras se mordía la lengua para no soltar una retahíla de tacos, se acercó al gigantesco frigorífico de acero inoxidable y sacó la tarrina de queso. Una vez que el café estuvo listo, Claudia sirvió dos tazas y después llevó a la mesa un plato con rosquillas.
Lali se sentó a su lado. La cafeína era lo único que podía ayudarla a controlar los nervios.
—Peter me ha dicho que estás teniendo problemas con Luz —dijo Claudia tras beber un sorbo de café.
Lali planeaba tener una charla con Peter sobre las cosas que iba diciendo por ahí. Se removió en la silla.
—Sí, algunos. Esto no está siendo fácil para ella.
—No, imagino que no. Era muy pequeña cuando te marchaste. Fue muy duro para los dos.
La curiosidad pudo con ella. Se mordió el labio al tiempo que rodeaba una pata de la silla con una pierna.
—¿Luz y yo nos llevábamos bien?
—Claro que sí. —Claudia sonrió—. Estaban muy unidas. Luz no está molesta contigo, cielo. Debes entenderlo. Lo que le pasa es que tiene miedo de volver a pasar por todo aquello.
—Lo normal sería que un niño se alegrara de tener de vuelta a su madre o a su padre. Pero Luz no quiere verme ni en pintura.
Claudia le dio unas palmaditas en una mano.
—Ella lo pasó muy mal. Peter no llevó muy bien tu ausencia.
Al ver que Lali fruncía el ceño, Claudia apoyó la espalda en la silla.
—Te quería mucho, más de lo que debería. Perderte lo destrozó. Los dos primeros años los pasó sumido en una especie de aturdimiento. Creo que no lo habría logrado sin Luz.
Lali cerró los ojos. Si a esas alturas no estuviera enamorada de Peter Lanzani, las palabras de Claudia habrían sido su perdición. Sintió una opresión tan grande en el pecho que por un instante temió no poder respirar.
—Creo que Luz está asustada por lo que puede pasarle a Peter si decides marcharte —añadió Claudia en voz baja.
Lali clavó la mirada en la taza. El café estaba tan caliente que humeaba.
—No sé qué va a pasar. De momento, no puedo hacer promesas en ningún sentido. Peter y yo... —Levantó un hombro, pero volvió a bajarlo, derrotada—. No hemos tomado decisión alguna. Pero siempre estaré aquí, por Luz. Eso no cambiará jamás.
Claudia guardó silencio un minuto mientras la observaba con curiosidad. Al final, cogió una rosquilla.
—Peter te ha contado que Juan no es su padre biológico, ¿verdad?
—No, no lo sabía.
Claudia se apartó el pelo de la cara.
—No me sorprende que aún no hayan llegado a las historias familiares. Juan y yo nos conocimos en la universidad. Nos enamoramos locamente y tuvimos un romance apasionado. Pero él se alistó en el ejército y cortamos. Conocí a Kevin, el padre de Peter, después de que Juan se fuera. Nos casamos, y un año después nació Peter. —Su voz adoptó un deje tierno al tiempo que clavaba la mirada en su taza de café—. Kevin era un hombre maravilloso. Peter ha heredado sus ojos verdes. Adoraba a Peter. —Suspiró—. Murió en un accidente de tráfico cuando Peter tenía dos años.
—¡Oh! Lo siento.
Claudia agitó una mano.
—Fue espantoso cuando sucedió. Pero luego, unos meses después, Juan volvió a casa. Y fue como si aún estuviéramos en la universidad. Como si no hubiera pasado el tiempo. La química explosiva y la inexplicable conexión. —Miró a Lali con una sonrisa—. Estoy segura de que entiendes lo que te digo.
Lali sintió que se ponía colorada otra vez.
—El caso es que Kevin había muerto solo unos meses antes —siguió Claudia— y ahí me tenías a mí, enamorada de otro hombre. No sabía qué hacer. Me refiero a que, en aquella época, las viudas debían esperar un tiempo respetuoso antes de retomar su vida. Pero yo no. No, señora. Me metí en la cama con el primero que encontré.
Lali no pudo contener una carcajada. Se tapó la boca con una mano, consciente de lo insensible que podía parecer el gesto.
Claudia rio por lo bajo y soltó la taza.
—Exacto. Una locura, ¿verdad? —Cuando Lali la miró, Claudia le cogió una mano—. Pero no lo fue. No si lo analizas. El Señor me dio a Kevin para que Peter pudiera nacer. Fue un regalo que atesoraré para siempre. Y cuando llegó su hora de marcharse, el Señor me devolvió a Juan. Sabía exactamente lo que Peter y yo necesitábamos. Eso no significa que yo quisiera menos a Kevin, solo que mi amor por él fue distinto. A veces, pasamos demasiado tiempo analizando los regalos que se nos ofrecen en vez de dar las gracias por ellos.
Lali cerró los ojos.
—Pero la mía es una situación muy diferente.
—Puede que sí —replicó Claudia—. O puede que no. Los caminos del Señor son inescrutables. De alguna manera, has vuelto con Peter y Luz. Y hay un motivo para que eso haya sucedido.
Las palabras de Claudia aún flotaban en el aire cuando Juan entró en la cocina, ataviado con unos pantalones de deporte y una camiseta de los Seahawks de Seattle.
—¿Qué hacen levantadas tan temprano? —les preguntó mientras se acercaba a la cafetera.
Claudia levantó su taza.
—Lali tenía sed después de una noche de sexo salvaje con nuestro hijo.
Lali se ruborizó.
—Mamá, la estás poniendo colorada. —Peter llegó detrás de su padre y las miró con una extraña sonrisa.
«¡Por Dios!», pensó Lali. La cosa iba cuesta abajo y sin frenos. Se frotó la cicatriz de la sien mientras se ponía de pie, aunque le temblaban las piernas.
—Necesito darme una ducha antes de que mis padres se levanten.
—Si es por ellos, tranquila —le dijo Claudia—. Su dormitorio está al lado del de Peter. Si nosotros, que estamos en el otro extremo del pasillo, los oímos anoche, ellos también lo habrán hecho.
Lali puso los ojos como platos antes de mirar a Peter y de dirigirse hacia la escalera tan rápido como pudo, a sabiendas de que estaba colorada como un tomate.
Peter la alcanzó antes de que pudiera subir. Ya se había duchado, tenía el pelo húmedo y tenía un olor fresco y limpio.
—Espera un momento.
—Lo has hecho a propósito. —Intentó zafarse de sus brazos, pero él la estrechaba con demasiada fuerza—. Sabías que tu madre estaría despierta cuando yo me levantara esta mañana.
—Culpable. A lo mejor estoy cansado de guardar secretos.
—Lo has hecho a mis espaldas. Y eso no me gusta.
—Lo entiendo. Pero ya no tienes excusas. Hoy mismo hablaré con Luz.
Eso hizo que dejara de debatirse.
—No lo hagas.
—¿Por qué no?
Subió un peldaño para ponerse a su altura. Esos ojos verdes la taladraron mientras recordaba las palabras de Claudia.
—No quiero que sufra otra vez.
La mirada de Peter se suavizó y su expresión hizo que Lali se emocionara.
—Pues no le des más motivos. Vente a vivir con nosotros.
Lali abrió los ojos de par en par. Esa no era la respuesta que ella esperaba.
—¿Cómo dices? ¿Estás loco?
Lo vio esbozar una lenta sonrisa antes de que la besara. Ella se limitó a mirarlo. Cuando se apartó, sus ojos verdes relucían.
—Pues sí. Lo estoy. Estoy loco por ti. Luz necesita pasar tiempo contigo y Tomás necesita pasar tiempo conmigo. Todos necesitamos una oportunidad para conocernos mejor. Si tenemos que ir de mi casa a la tuya, será más difícil.
—Estás fatal. No puedo venirme a vivir contigo, Peter. ¡Por Dios! Solo ha pasado una semana.
—Una semana para mí es toda una vida. Te quiero en mi casa. Me conformaré con que te quedes en la habitación de invitados de momento si eso es lo que quieres.
Lali sintió que se quedaba sin aire en los pulmones.
—¿Eso es lo que quieres?
—No, te quiero en mi cama todas las noches. Pero no te presionaré.
Un alivio inesperado la embargó de repente y la alocada idea de que Peter tenía razón se adueñó de sus pensamientos.
—Me has presionado desde el principio. —Se apoyó en él y Peter le dio un beso en un hombro al tiempo que sonreía.
—Es posible, sí. Por favor, dime que por lo menos vas a pensártelo.
Lali cerró los ojos y lo abrazó. ¿Cómo iba a luchar contra él cuando en el fondo sabía que era eso lo que quería?
—Está bien, lo pensaré.
Peter la estrechó con fuerza.
—Gracias, Señor.
Rodeada por sus fuertes brazos, estuvo a punto de creer que lograrían que las cosas funcionasen. Se apartó lo justo para mirarlo a los ojos.
—Me gustaría pasar un tiempo a solas con Luz hoy. Estaba pensando en llevarla de compras.
—No quiero que salgas sola en este momento.
—Peter, no vamos a morirnos por ir de compras unas horas. Estaremos en lugares concurridos. Te prometo que no la llevaré a ningún sitio peligroso. —Se percató de que Peter titubeaba, de modo que insistió—. No puedes mantenerme encerrada como si fuera una prisionera y lo sabes.
La indecisión se apoderó de él y al final claudicó.
—Bien. Necesito ir un rato al despacho. Le diré a John, del equipo de seguridad, que las acompañe.
Lali lo miró al instante.
—Ni hablar. Solo me hacía falta que me acechara un guardaespaldas mientras intento acercarme a Luz. Eso solo empeorará las cosas.
—Lali...
—Pero sé que te preocupas mucho —se apresuró a añadir, al ver la determinación en sus ojos verdes—. Así que... ¿qué te parece si llegamos a un término medio? Te prometo que te llamaré para decirte que estamos bien. Para que estés tranquilo.
Peter frunció el ceño.
—Quiero que me llames a cada hora.
Lali puso los ojos en blanco.
—Dios mío, eres peor que mamá gallina con sus polluelos. Bien, te llamaré una vez cada hora.
La expresión de Peter dejó bien claro que no le gustaba la idea, pero que no iba a discutir con ella.
—Luz tiene entrenamiento de sóftbol esta tarde.
—La dejaré y después iré a recogerte.
Peter asintió a regañadientes.
—Está bien.
—¿Quieres que te haga una lista con los sitios a los que vamos a ir? —le preguntó con una sonrisa. Al ver que su ceño se acentuaba, se inclinó hacia delante y lo besó—. Por favor, ¿me dejas ir a ducharme antes de que mis padres se levanten?
Peter la soltó y ella subió la escalera a sabiendas de que él la estaba observando.
—¿Necesitas ayuda? —le gritó de repente.

Cuando miró hacia atrás, la sonrisa ladina que esbozaba estuvo a punto de derretirla. Se equivocara o no, tenía la deprimente sospecha de que acabaría dándole todo lo que le pidiera.
Continuará... +15 :)

20 comentarios:

  1. jajajajaj pobre lali!! bueno las cosas se poen mejores!! MAS!!

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  2. Ya quiero que se descubra todo el misterio y que lali recupere la memoria

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  3. jajajaja me reí de Lali colorada y todos los escucharon
    espero que esta vez salgan mejores las cosas con Luz
    espero masssssssssssssssssss nove

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  4. salida con luz bueno o malo??? ojala que salga todo bien entre ellas y que luz ahora se acerque a lali

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  5. JAJAJJAJAJJAJAJAJJA me mato cuando se encontro con claudia pense que iba a ser luz la que la encontraba

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  6. cuanto faltaaa para que lali recupere la memoria????? yaaaa quiero que pase a si sabemos que paso en ese avion!!!!!!!!

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  7. Nada mas que decir que me encanto el cap muuu buenooo esperando el otro

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  8. MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS
    MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS

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  9. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  10. SEE BUENITA Y SUBE OTRO PORFIIIS SI???? DI QUE SI

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  11. Cuando vi la foto flashee mal que era nati oreiro y lali AJAJJAJA SI YA SE TARADA ESTA PIBA

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  12. Apareció el Peter que quería :)

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  13. masssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  14. Jajjajajaja,Claudia es lo más ,así salió Peter.

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  15. Jajajaja lo que es claudia!
    Awwww Peter es un amor
    Wiiii Lali dijo que lo hiba a pensar!!!!!
    Que pasará con luz? Me encanta

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