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viernes, 17 de abril de 2015

DIECIOCHO



 Peter comprobó la información que le había sonsacado a la secretaria de Mariana y miró la casita de dos plantas que había junto a la playa, con sus tablones grises y sus carillones de viento en forma de gaviotas colgados del porche delantero. No se parecía en nada a su casa de Sausalito. Ni siquiera se parecía a la casa que habían compartido en San Francisco. Sin embargo, la propiedad de Moss Beach no era barata. Se preguntó de dónde sacaba los medios para costearla.
Mientras contemplaba las casitas que se alineaban en la calle sin árboles, se frotaba el dolor sordo que sentía en el pecho con una mano. Quería verla, necesitaba verla. Tenía que decirle cosas una vez que lo sabían con seguridad. No podía quedarse de brazos cruzados a la espera de que ella diera el primer paso.
Con las piernas más flojas de lo que le gustaría admitir, se acercó a la puerta para llamar. Al ver que nadie abría, aguzó el oído. Le llegaron voces desde la parte trasera de la casa. La rodeó intentando localizar su procedencia.
Los patios no estaban cercados. La hierba daba paso a la arena, que se fundía con el océano Pacífico. Al llegar a la parte trasera de la casita de Mariana, un niño que estaba arrodillado en la hierba, jugando con unos palitos que amontonaba, lo miró con unos ojazos verdes.
Unos ojos que eran idénticos a los suyos. Misma forma, mismo color. El niño incluso tenía el mismo corte de cara.
—Esto... hola —consiguió decir Peter cuando por fin le salió la voz.
—Eres un desconocido. —El niño se dio media vuelta y salió corriendo—. ¡Mamá! ¡Un desconocido!
¿Mamá? Peter salió de los árboles que bordeaban el lateral de la casa para echarle otro vistazo al niño. Este corrió hacia una mujer sentada en la arena. La mujer se volvió y se protegió los ojos con una mano para mirar al patio antes de ponerse en pie de un salto.
Los dos hablaron un momento. Acto seguido, el niño se encogió de hombros y corrió de vuelta a la casa. Aminoró el paso cuando se acercó a Peter, en esa ocasión con una sonrisa que le mostró el mismo hoyuelo que había visto en incontables ocasiones en la cara de Agustín, en la cara de Luz, en la cara de Mariana.
—Mamá ha dicho que puedo ver los dibujos.
El niño entró en la casa. La mosquitera se cerró de golpe a su espalda.
A Peter se le desbocó el corazón mientras se quedaba de pie en el patio, con las gafas de sol en la mano, mientras intentaba comprender qué coño acababa de ver. Imposible que fuera real. Empezó a contar mentalmente mientras miraba a Mariana, que seguía en la arena. Las palabras se le atascaron en la garganta. Retazos de su vida en común pasaron por delante de sus ojos, recuerdos de un embarazo que acababa de empezar cuando ella emprendió aquel viaje.
—No esperaba verte hoy —dijo ella mientras se acercaba despacio.
—Sí, ya me he dado cuenta. —Desvió la vista hacia la casa, demasiado aturdido como para hacer algo más que mirarla fijamente—. El niño...
—Es hijo mío. —Cuando Peter volvió a mirarla, añadió—: Y estoy casi segura de que también es tuyo.
—Mi... —Tragó saliva con fuerza—. ¿Mi hijo?
Ella se abrazó la cintura, y adoptó una pose que la hacía parecer preciosa, nerviosa y un millar de otras cosas que no alcanzaba a describir porque estaba demasiado aturdido como para pensar con claridad.
—Tenía casi tres años cuando desperté. Nació por cesárea mientras yo estaba en coma. Tiene cuatro años y todavía no sabe nada de esto. No le he hablado del tema, no le he hablado de ti. —Titubeó—. Cree que su padre murió en un accidente de avión.
Peter era incapaz de apartar los ojos de la casa.
—Tengo un hijo.
Un hijo. Un niño de cuatro años que era su viva imagen. Con sus ojos verdes, su pelo castaño claro y el hoyuelo de Mariana. Sintió que su corazón volvía a latir dentro de su pecho. Un hijo con el que no se había permitido soñar ni una sola vez a lo largo de los años porque era demasiado doloroso pensar en otra cosa más que había perdido.
Pero no lo había perdido. Estaba allí. Estaba tan vivo como Mariana. Estaba...
Un hijo que, después de verlo, sabía que no podía ser de nadie más. Un hijo del que acababa de descubrir su existencia. Había pasado una semana desde que ella regresó a su vida.
La sorpresa y la alegría que había sentido al principio se tornaron en confusión. Se volvió para mirarla.
—No has dicho nada. Durante todo este tiempo, ¿no has dicho nada?
—No lo supe con seguridad hasta ayer. Todavía no lo sé con seguridad. No le he hecho pruebas.
—Pero ahora estás segura.
—Tengo una fuerte sospecha. Que no es lo mismo.
—Una fuerte sospecha. No hacen falta sospechas, es evidente que se parece a mí. —Se pasó una mano por el pelo—. Joder, durante todo este tiempo, ¿no me lo has dicho? ¿Ibas a decírmelo acaso?
—Sí, claro. No pensaba ocultártelo.
—¿Y no es lo que estás haciendo? Porque no me lo dijiste cuando descubriste quién eres.
—Peter, solo ha pasado un día.
Su impasividad solo consiguió enfurecerlo todavía más.
—¿Que solo ha pasado un día? Un día es una vida entera para mí. ¡Supuse que habías perdido el niño! —Inspiró hondo e intentó controlar su rabia. No funcionó—. ¡Mierda! ¿Es hijo mío? ¿Sabes lo mucho que quería a ese niño? Por el amor de Dios. No solo te perdí a ti. También lo perdí a él. ¿Y ahora me vienes con esa boludez de que solo ha pasado un día?
Se alejó y volvió a acercarse a ella, aunque no se fiaba de lo que pudiera hacer. ¿Por qué era incapaz de controlar sus emociones cuando estaba cerca de ella? ¿Por qué empeoraba todo en vez de mejorar? Tenía un hijo. ¡Un hijo! Debería estar contento. Delirante de felicidad. En cambio, solo sentía dolor, confusión y muchísima pena.
—No te pongas así —le suplicó ella—. Te lo estoy diciendo ahora.
—No me has dicho nada. ¡Lo he descubierto por casualidad!
—Iba a decírtelo.
—¿Cuándo? ¿Cuando te resultara conveniente? ¿Has pensado en lo que yo necesitaba? ¿En lo que sentiría? No, porque no recuerdas absolutamente nada de mí. Muy conveniente, ¿no te parece? Tener esa maravillosa excusa para no preocuparte por los sentimientos de los demás.
—¿Lali?
Los dos miraron hacia la puerta de la casa. Un hombre de mediana edad estaba al otro lado de la mosquitera.
—¿Va todo bien por aquí?
—¿Quién coño eres? —preguntó Peter.
—Un amigo de Lali. ¿Y tú?
—Soy su puto marido. ¿No te llega el amor?
Mariana cerró los ojos.
El hombre abrió la mosquitera y cuadró los hombros.
Mariana subió los escalones a toda prisa y obligó al hombre a entrar en la casa.
—Ramiro, ahora no es el mejor momento.
—He venido para asegurarme de que estabas bien. Has faltado a la reunión programada para hoy.
Ella lo metió en la casa.
—Estoy bien. Te lo explicaré después. Ahora mismo tengo que ocuparme de este asunto.
Desde el patio, Peter escuchó que el hombre decía:
—¿Quieres que me quede? ¿Seguro que estás bien?
La voz de Mariana... Joder, la voz de Lali... Porque su Mariana nunca le haría eso... La voz de Mariana resonó en el interior de la casa, pero Peter la bloqueó. Cerró los ojos, puso los brazos en jarras, inspiró hondo e intentó controlarse. En lo referente a los negocios, era el amo del control, pero con ella... con ella nunca había tenido control. Lo manejó a su antojo desde el primer momento que se conocieron y él cayó bajo su hechizo desde entonces. Le provocaba las emociones más profundas, desde la pasión más exaltada al dolor más agónico. Y ese dolor se movía de una herida abierta a otra, sacando su rabia de un modo que no quería y que tenía que controlar.
Tenía que evitar que las emociones lo guiaran. Ella no lo recordaba. No le importaba nada. Tenía que pensar en Luz y... en su hijo. Tenía que empezar a ver todo el asunto como una negociación de su empresa.
Se puso las gafas de sol, atravesó el patio y se dejó caer en la arena, apoyando los brazos en las rodillas, con la vista clavada en las olas, mientras esperaba.
Tras unos minutos que se le hicieron eternos, escuchó que la mosquitera se abría y presintió, más que escuchó, que ella se acercaba por detrás.
—¿Se ha ido? —le preguntó.
—Sí.
—¿Quién es?
—Mi jefe. Técnicamente, la casa es suya. Se la estamos alquilando.
Eso explicaba cómo podía permitirse una casa en ese sitio.
—¿Cómo se llama mi hijo? —Sabía que hablaba con brusquedad, pero le daba igual.
—Tomás... —contestó ella, soltando el aire—. Tomás Benjamín Amadeo.
—Le pusiste su nombre a nuestro hijo. —Apretó los dientes.
—Peter, yo no le puse el nombre. Estaba en coma cuando nació.
Peter cerró los ojos y se obligó a guardar silencio mientras hacía acopio de toda su fuerza de voluntad para mantener controladas sus emociones. Ni de coña iba a funcionar.
—Quiero un régimen de visitas. Si no accedes, recurriré a los tribunales. Mis abogados lo conseguirán.
—Voy a acceder. No quiero mantenerlo alejado de ti.
—Bien. Díselo. Esta noche. Si no lo haces, lo haré yo. No voy a fingir que no es mío. Los dos sabemos que lo es. Ya he esperado demasiado...
—Lo haré. Peter...
—Y quiero que se cambie el nombre. Quiero que lleve mi apellido. Nuestro apellido. —La fulminó con la mirada por encima del hombro. Sabía que ella no tenía la culpa. Sabía que ella no había tenido nada que ver, pero, Dios, le dolía. Y ella era la causante—. Déjale el segundo nombre si quieres, pero se apellidará Lanzani. —Se puso en pie y se sacudió la arena de los pantalones—. Nos veremos el sábado, a las diez en punto, en el parque del Golden Gate, en los escalones de entrada al Invernadero. No llegue tarde, señora Amadeo.
Ella lo cogió del brazo, deteniéndolo.
—Oye, que todo esto tampoco es fácil para mí. Nada de esto. Intento hacer lo correcto.
—¿Lo correcto? ¿A qué te refieres con lo correcto? ¿A no contarme que tengo un hijo o a casarte cuando seguías casada conmigo?
Ella lo soltó, pero no se apartó.
—Eso no es justo. No sabía que era tu mujer cuando estaba con Benjamín. Él me hizo creer que estábamos casados. Tampoco es que pasáramos por la iglesia.
—Qué conveniente para ti.
Vio el dolor reflejado en esos ojos cafés, pero también vio la rabia. Esa chispa independiente tan familiar que en otro tiempo quiso y odió a partes iguales.
—Usas mucho esa palabra, «conveniente». Pues a mí me parece que yo soy una víctima muy conveniente para ti. Si tienes algo que decirme, Lanzani, suéltalo, sin rodeos.
—Bien, eso haré: no me gustas.
Ella soltó una carcajada amarga, pero no sonrió.
—En ese caso, estamos empatados, porque ahora mismo te estás comportando como un idiota.
Peter apretó los dientes tanto que se hizo daño y la fulminó con la mirada. Fulminó con la mirada a la mujer que seguía siendo su esposa. Su esposa. No la de otro. Daba igual que ella no lo recordase. Daba igual que no se hubiera casado de forma consciente con ese cabrón de Amadeo. Lo único que importaba era que había permitido que ese gilipollas la engañara y le hiciera pensar que sí lo había hecho. Después de todo lo que habían compartido, en el fondo de su corazón debería haber sabido que le estaba mintiendo.
Debería haber sabido que su lugar estaba junto a otra persona.

La dejó en la arena. Sabía que ella tenía razón. Se estaba comportando como un capullo. Un capullo integral. Pero solo podía pensar en que ella llevaba la alianza de otro hombre. Solo podía pensar en eso y en que tenía un hijo. Un hijo al que le había puesto el nombre de ese hijo de puta.
Continuará... +15 :(

27 comentarios:

  1. Peter es un idiota total!! Pobre Lali ella ni tiene culpa de todo lo que ocurrio, o si?

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  2. tan serio ,y en estos momentos Peter se comporta como un perfecto idiota.

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  3. Idiota es poco decir, la frase pienso y luego actuó no funciona con Peter

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  4. Es una bestia Peter osea hello!! perdió la memoria ni siquiera sabia q estaba casada y mucho menos q tenia un hijo pero claro según Peter lo tenia q saber xq es adivina y tiene q tener intuición Jaaaaaaaaaaaaa

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  5. Lo q falta seria q Peter le eche la culpa a lali porque tomas no quiere sociabilizar con el. Seria el colmo de lanzani

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  6. espero k recapacite pronto Peter.

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  7. Biien ,el se llama capullo ,así k sabe k algo está haciendo mal.

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  8. Peter muy injusto ,le está reclamando cosas k están fuera del control d Lali.

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  9. Nada d dejarle el segundo nombre ,me niego.

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  10. me da pana por ambos los dos la estan pasando mal
    masssssssssssssssssssssssssssss

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  11. La alianza debe tener algo ....no se k pero los dos se fijan mucho en la k llevan puesta.
    Para mi son iguales, y no se han fijado bien.

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  12. Es un tonto como le va a tratar asi y exigir le lo unico que logra con esa actitud es que ella se aleje mas de el y que le termine odiando en lugar de él recuperar la de reconquistar la de volverla a enamorar y. Porque no de que si quiera ayudar la a recordar y poco a poco de ayudar a que luz la acepte se acerque a lali y de apoconformen esa familia que antes eran hace todo lo contrario y enciculpable culpa de lo que paso cuando ella no solo no se acuerda y recuerda si no que ni sabe que paso y pasaba puesto que esta en coma el unico culpa

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    1. El unico culpable es Benjamín quien fue el que se quedo con ella asi sin mas sin importar le que estaba casada y que tenia familia pitt en lugar de ayudarle esclarecer lo que le paso a lali de saber bien lo que en verdad sucedió y encima que ae entera de que tiene un hijo en lugares alegrarse hace lo contrario y a parte latratamal por suerte reconoce que se porto como un idiota y que ella no tiene la culpa pero igual la sigue tratando en lugar de pedirle perdon y de tratar de llevarse bien y de retomar las cosas y como si no fuera poco le trata fríamente y la cita y para que para seguirla tratando mal o para arreglar las cosas en buenos términos y darse una nueva oportunidad o para seguir la l astimando tratando frio lo unico quelograra es perderla de nuevo del todo de paso se enoja con el Nombre de nene si pitt no baja un cambio y se tranqui liza y hace laa.cosas para el bien de los dos y de sus hijos los va a terminar perdiendo y aun así benja aunque ya no este seguira ganando no puedo creer que le exija a lali que le diga a su hijo la verdad que si no el lo ara que tal >:( que pretende de que el nene le tema que no le quiera vuelvo y digo si pitt no se tranquiliza los va a perder

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    2. El unico culpable es Benjamín quien fue el que se quedo con ella asi sin mas sin importar le que estaba casada y que tenia familia pitt en lugar de ayudarle esclarecer lo que le paso a lali de saber bien lo que en verdad sucedió y encima que ae entera de que tiene un hijo en lugares alegrarse hace lo contrario y a parte latratamal por suerte reconoce que se porto como un idiota y que ella no tiene la culpa pero igual la sigue tratando en lugar de pedirle perdon y de tratar de llevarse bien y de retomar las cosas y como si no fuera poco le trata fríamente y la cita y para que para seguirla tratando mal o para arreglar las cosas en buenos términos y darse una nueva oportunidad o para seguir la l astimando tratando frio lo unico quelograra es perderla de nuevo del todo de paso se enoja con el Nombre de nene si pitt no baja un cambio y se tranqui liza y hace laa.cosas para el bien de los dos y de sus hijos los va a terminar perdiendo y aun así benja aunque ya no este seguira ganando no puedo creer que le exija a lali que le diga a su hijo la verdad que si no el lo ara que tal >:( que pretende de que el nene le tema que no le quiera vuelvo y digo si pitt no se tranquiliza los va a perder

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  13. Es un tonto como le va a tratar asi y exigir le lo unico que logra con esa actitud es que ella se aleje mas de el y que le termine odiando en lugar de él recuperar la de reconquistar la de volverla a enamorar y. Porque no de que si quiera ayudar la a recordar y poco a poco de ayudar a que luz la acepte se acerque a lali y de apoconformen esa familia que antes eran hace todo lo contrario y enciculpable culpa de lo que paso cuando ella no solo no se acuerda y recuerda si no que ni sabe que paso y pasaba puesto que esta en coma el unico culpa

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  14. Todo muy complicado para los dos! Otroo :)

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  15. Odioo las actitudes de peter llorooo
    Maass

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  16. Vuelvo a leer el capitulo y sigo pensando que Peter es un idiota

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  17. Que tonto Peter es un egoista sólo está viendo lo que le pasa a él, ambos la están pasando mal no sólo él

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