Peter comprobó la información que le había
sonsacado a la secretaria de Mariana y miró la casita de dos plantas que había
junto a la playa, con sus tablones grises y sus carillones de viento en forma
de gaviotas colgados del porche delantero. No se parecía en nada a su casa de
Sausalito. Ni siquiera se parecía a la casa que habían compartido en San
Francisco. Sin embargo, la propiedad de Moss Beach no era barata. Se preguntó
de dónde sacaba los medios para costearla.
Mientras contemplaba las casitas
que se alineaban en la calle sin árboles, se frotaba el dolor sordo que sentía
en el pecho con una mano. Quería verla, necesitaba verla. Tenía que decirle
cosas una vez que lo sabían con seguridad. No podía quedarse de brazos cruzados
a la espera de que ella diera el primer paso.
Con las piernas más flojas de lo
que le gustaría admitir, se acercó a la puerta para llamar. Al ver que nadie
abría, aguzó el oído. Le llegaron voces desde la parte trasera de la casa. La
rodeó intentando localizar su procedencia.
Los patios no estaban cercados. La
hierba daba paso a la arena, que se fundía con el océano Pacífico. Al llegar a
la parte trasera de la casita de Mariana, un niño que estaba arrodillado en la
hierba, jugando con unos palitos que amontonaba, lo miró con unos ojazos verdes.
Unos ojos que eran idénticos a los
suyos. Misma forma, mismo color. El niño incluso tenía el mismo corte de cara.
—Esto... hola —consiguió decir Peter
cuando por fin le salió la voz.
—Eres un desconocido. —El niño se
dio media vuelta y salió corriendo—. ¡Mamá! ¡Un desconocido!
¿Mamá? Peter salió de los árboles
que bordeaban el lateral de la casa para echarle otro vistazo al niño. Este
corrió hacia una mujer sentada en la arena. La mujer se volvió y se protegió
los ojos con una mano para mirar al patio antes de ponerse en pie de un salto.
Los dos hablaron un momento. Acto
seguido, el niño se encogió de hombros y corrió de vuelta a la casa. Aminoró el
paso cuando se acercó a Peter, en esa ocasión con una sonrisa que le mostró el
mismo hoyuelo que había visto en incontables ocasiones en la cara de Agustín,
en la cara de Luz, en la cara de Mariana.
—Mamá ha dicho que puedo ver los
dibujos.
El niño entró en la casa. La
mosquitera se cerró de golpe a su espalda.
A Peter se le desbocó el corazón
mientras se quedaba de pie en el patio, con las gafas de sol en la mano,
mientras intentaba comprender qué coño acababa de ver. Imposible que fuera
real. Empezó a contar mentalmente mientras miraba a Mariana, que seguía en la
arena. Las palabras se le atascaron en la garganta. Retazos de su vida en común
pasaron por delante de sus ojos, recuerdos de un embarazo que acababa de
empezar cuando ella emprendió aquel viaje.
—No esperaba verte hoy —dijo ella
mientras se acercaba despacio.
—Sí, ya me he dado cuenta. —Desvió
la vista hacia la casa, demasiado aturdido como para hacer algo más que mirarla
fijamente—. El niño...
—Es hijo mío. —Cuando Peter volvió
a mirarla, añadió—: Y estoy casi segura de que también es tuyo.
—Mi... —Tragó saliva con fuerza—.
¿Mi hijo?
Ella se abrazó la cintura, y
adoptó una pose que la hacía parecer preciosa, nerviosa y un millar de otras
cosas que no alcanzaba a describir porque estaba demasiado aturdido como para
pensar con claridad.
—Tenía casi tres años cuando
desperté. Nació por cesárea mientras yo estaba en coma. Tiene cuatro años y
todavía no sabe nada de esto. No le he hablado del tema, no le he hablado de
ti. —Titubeó—. Cree que su padre murió en un accidente de avión.
Peter era incapaz de apartar los
ojos de la casa.
—Tengo un hijo.
Un hijo. Un niño de cuatro años
que era su viva imagen. Con sus ojos verdes, su pelo castaño claro y el hoyuelo
de Mariana. Sintió que su corazón volvía a latir dentro de su pecho. Un hijo
con el que no se había permitido soñar ni una sola vez a lo largo de los años
porque era demasiado doloroso pensar en otra cosa más que había perdido.
Pero no lo había perdido. Estaba
allí. Estaba tan vivo como Mariana. Estaba...
Un hijo que, después de verlo,
sabía que no podía ser de nadie más. Un hijo del que acababa de descubrir su
existencia. Había pasado una semana desde que ella regresó a su vida.
La sorpresa y la alegría que había
sentido al principio se tornaron en confusión. Se volvió para mirarla.
—No has dicho nada. Durante todo
este tiempo, ¿no has dicho nada?
—No lo supe con seguridad hasta
ayer. Todavía no lo sé con seguridad. No le he hecho pruebas.
—Pero ahora estás segura.
—Tengo una fuerte sospecha. Que no
es lo mismo.
—Una fuerte sospecha. No hacen
falta sospechas, es evidente que se parece a mí. —Se pasó una mano por el
pelo—. Joder, durante todo este tiempo, ¿no me lo has dicho? ¿Ibas a decírmelo
acaso?
—Sí, claro. No pensaba
ocultártelo.
—¿Y no es lo que estás haciendo?
Porque no me lo dijiste cuando descubriste quién eres.
—Peter, solo ha pasado un día.
Su impasividad solo consiguió
enfurecerlo todavía más.
—¿Que solo ha pasado un día? Un
día es una vida entera para mí. ¡Supuse que habías perdido el niño! —Inspiró
hondo e intentó controlar su rabia. No funcionó—. ¡Mierda! ¿Es hijo mío? ¿Sabes
lo mucho que quería a ese niño? Por el amor de Dios. No solo te perdí a ti.
También lo perdí a él. ¿Y ahora me vienes con esa boludez de que solo ha pasado
un día?
Se alejó y volvió a acercarse a
ella, aunque no se fiaba de lo que pudiera hacer. ¿Por qué era incapaz de
controlar sus emociones cuando estaba cerca de ella? ¿Por qué empeoraba todo en
vez de mejorar? Tenía un hijo. ¡Un hijo! Debería estar contento. Delirante de
felicidad. En cambio, solo sentía dolor, confusión y muchísima pena.
—No te pongas así —le suplicó
ella—. Te lo estoy diciendo ahora.
—No me has dicho nada. ¡Lo he
descubierto por casualidad!
—Iba a decírtelo.
—¿Cuándo? ¿Cuando te resultara
conveniente? ¿Has pensado en lo que yo necesitaba? ¿En lo que sentiría? No,
porque no recuerdas absolutamente nada de mí. Muy conveniente, ¿no te parece?
Tener esa maravillosa excusa para no preocuparte por los sentimientos de los
demás.
—¿Lali?
Los dos miraron hacia la puerta de
la casa. Un hombre de mediana edad estaba al otro lado de la mosquitera.
—¿Va todo bien por aquí?
—¿Quién coño eres? —preguntó Peter.
—Un amigo de Lali. ¿Y tú?
—Soy su puto marido. ¿No te llega
el amor?
Mariana cerró los ojos.
El hombre abrió la mosquitera y
cuadró los hombros.
Mariana subió los escalones a toda
prisa y obligó al hombre a entrar en la casa.
—Ramiro, ahora no es el mejor
momento.
—He venido para asegurarme de que
estabas bien. Has faltado a la reunión programada para hoy.
Ella lo metió en la casa.
—Estoy bien. Te lo explicaré
después. Ahora mismo tengo que ocuparme de este asunto.
Desde el patio, Peter escuchó que
el hombre decía:
—¿Quieres que me quede? ¿Seguro
que estás bien?
La voz de Mariana... Joder, la voz
de Lali... Porque su Mariana nunca le haría eso... La voz de Mariana resonó en
el interior de la casa, pero Peter la bloqueó. Cerró los ojos, puso los brazos
en jarras, inspiró hondo e intentó controlarse. En lo referente a los negocios,
era el amo del control, pero con ella... con ella nunca había tenido control.
Lo manejó a su antojo desde el primer momento que se conocieron y él cayó bajo
su hechizo desde entonces. Le provocaba las emociones más profundas, desde la
pasión más exaltada al dolor más agónico. Y ese dolor se movía de una herida
abierta a otra, sacando su rabia de un modo que no quería y que tenía que
controlar.
Tenía que evitar que las emociones
lo guiaran. Ella no lo recordaba. No le importaba nada. Tenía que pensar en Luz
y... en su hijo. Tenía que empezar a ver todo el asunto como una negociación de
su empresa.
Se puso las gafas de sol, atravesó
el patio y se dejó caer en la arena, apoyando los brazos en las rodillas, con
la vista clavada en las olas, mientras esperaba.
Tras unos minutos que se le
hicieron eternos, escuchó que la mosquitera se abría y presintió, más que
escuchó, que ella se acercaba por detrás.
—¿Se ha ido? —le preguntó.
—Sí.
—¿Quién es?
—Mi jefe. Técnicamente, la casa es
suya. Se la estamos alquilando.
Eso explicaba cómo podía
permitirse una casa en ese sitio.
—¿Cómo se llama mi hijo? —Sabía
que hablaba con brusquedad, pero le daba igual.
—Tomás... —contestó ella, soltando
el aire—. Tomás Benjamín Amadeo.
—Le pusiste su nombre a nuestro
hijo. —Apretó los dientes.
—Peter, yo no le puse el nombre.
Estaba en coma cuando nació.
Peter cerró los ojos y se obligó a
guardar silencio mientras hacía acopio de toda su fuerza de voluntad para
mantener controladas sus emociones. Ni de coña iba a funcionar.
—Quiero un régimen de visitas. Si
no accedes, recurriré a los tribunales. Mis abogados lo conseguirán.
—Voy a acceder. No quiero
mantenerlo alejado de ti.
—Bien. Díselo. Esta noche. Si no
lo haces, lo haré yo. No voy a fingir que no es mío. Los dos sabemos que lo es.
Ya he esperado demasiado...
—Lo haré. Peter...
—Y quiero que se cambie el nombre.
Quiero que lleve mi apellido. Nuestro apellido. —La fulminó con la mirada por
encima del hombro. Sabía que ella no tenía la culpa. Sabía que ella no había
tenido nada que ver, pero, Dios, le dolía. Y ella era la causante—. Déjale el
segundo nombre si quieres, pero se apellidará Lanzani. —Se puso en pie y se
sacudió la arena de los pantalones—. Nos veremos el sábado, a las diez en
punto, en el parque del Golden Gate, en los escalones de entrada al
Invernadero. No llegue tarde, señora Amadeo.
Ella lo cogió del brazo,
deteniéndolo.
—Oye, que todo esto tampoco es
fácil para mí. Nada de esto. Intento hacer lo correcto.
—¿Lo correcto? ¿A qué te refieres
con lo correcto? ¿A no contarme que tengo un hijo o a casarte cuando seguías
casada conmigo?
Ella lo soltó, pero no se apartó.
—Eso no es justo. No sabía que era
tu mujer cuando estaba con Benjamín. Él me hizo creer que estábamos casados.
Tampoco es que pasáramos por la iglesia.
—Qué conveniente para ti.
Vio el dolor reflejado en esos
ojos cafés, pero también vio la rabia. Esa chispa independiente tan familiar
que en otro tiempo quiso y odió a partes iguales.
—Usas mucho esa palabra,
«conveniente». Pues a mí me parece que yo soy una víctima muy conveniente para
ti. Si tienes algo que decirme, Lanzani, suéltalo, sin rodeos.
—Bien, eso haré: no me gustas.
Ella soltó una carcajada amarga,
pero no sonrió.
—En ese caso, estamos empatados,
porque ahora mismo te estás comportando como un idiota.
Peter apretó los dientes tanto que
se hizo daño y la fulminó con la mirada. Fulminó con la mirada a la mujer que
seguía siendo su esposa. Su esposa. No la de otro. Daba igual que ella no lo
recordase. Daba igual que no se hubiera casado de forma consciente con ese
cabrón de Amadeo. Lo único que importaba era que había permitido que ese
gilipollas la engañara y le hiciera pensar que sí lo había hecho. Después de
todo lo que habían compartido, en el fondo de su corazón debería haber sabido
que le estaba mintiendo.
Debería haber sabido que su lugar
estaba junto a otra persona.
La dejó en la arena. Sabía que
ella tenía razón. Se estaba comportando como un capullo. Un capullo integral.
Pero solo podía pensar en que ella llevaba la alianza de otro hombre. Solo
podía pensar en eso y en que tenía un hijo. Un hijo al que le había puesto el
nombre de ese hijo de puta.
Continuará... +15 :(
Peter es un idiota total!! Pobre Lali ella ni tiene culpa de todo lo que ocurrio, o si?
ResponderEliminartan serio ,y en estos momentos Peter se comporta como un perfecto idiota.
ResponderEliminarIdiota es poco decir, la frase pienso y luego actuó no funciona con Peter
ResponderEliminarEs una bestia Peter osea hello!! perdió la memoria ni siquiera sabia q estaba casada y mucho menos q tenia un hijo pero claro según Peter lo tenia q saber xq es adivina y tiene q tener intuición Jaaaaaaaaaaaaa
ResponderEliminarLo q falta seria q Peter le eche la culpa a lali porque tomas no quiere sociabilizar con el. Seria el colmo de lanzani
ResponderEliminar+++++++++++++++
ResponderEliminarMaaaaaaas!
ResponderEliminarespero k recapacite pronto Peter.
ResponderEliminarBiien ,el se llama capullo ,así k sabe k algo está haciendo mal.
ResponderEliminarPeter muy injusto ,le está reclamando cosas k están fuera del control d Lali.
ResponderEliminarmmmmmmmmmmmmmmas
ResponderEliminarNada d dejarle el segundo nombre ,me niego.
ResponderEliminarestoy 100% de acuerdo con vos Chari!!! jajaja
Eliminarmaaaaaas
ResponderEliminarme da pana por ambos los dos la estan pasando mal
ResponderEliminarmasssssssssssssssssssssssssssss
La alianza debe tener algo ....no se k pero los dos se fijan mucho en la k llevan puesta.
ResponderEliminarPara mi son iguales, y no se han fijado bien.
Es un tonto como le va a tratar asi y exigir le lo unico que logra con esa actitud es que ella se aleje mas de el y que le termine odiando en lugar de él recuperar la de reconquistar la de volverla a enamorar y. Porque no de que si quiera ayudar la a recordar y poco a poco de ayudar a que luz la acepte se acerque a lali y de apoconformen esa familia que antes eran hace todo lo contrario y enciculpable culpa de lo que paso cuando ella no solo no se acuerda y recuerda si no que ni sabe que paso y pasaba puesto que esta en coma el unico culpa
ResponderEliminarEl unico culpable es Benjamín quien fue el que se quedo con ella asi sin mas sin importar le que estaba casada y que tenia familia pitt en lugar de ayudarle esclarecer lo que le paso a lali de saber bien lo que en verdad sucedió y encima que ae entera de que tiene un hijo en lugares alegrarse hace lo contrario y a parte latratamal por suerte reconoce que se porto como un idiota y que ella no tiene la culpa pero igual la sigue tratando en lugar de pedirle perdon y de tratar de llevarse bien y de retomar las cosas y como si no fuera poco le trata fríamente y la cita y para que para seguirla tratando mal o para arreglar las cosas en buenos términos y darse una nueva oportunidad o para seguir la l astimando tratando frio lo unico quelograra es perderla de nuevo del todo de paso se enoja con el Nombre de nene si pitt no baja un cambio y se tranqui liza y hace laa.cosas para el bien de los dos y de sus hijos los va a terminar perdiendo y aun así benja aunque ya no este seguira ganando no puedo creer que le exija a lali que le diga a su hijo la verdad que si no el lo ara que tal >:( que pretende de que el nene le tema que no le quiera vuelvo y digo si pitt no se tranquiliza los va a perder
EliminarEl unico culpable es Benjamín quien fue el que se quedo con ella asi sin mas sin importar le que estaba casada y que tenia familia pitt en lugar de ayudarle esclarecer lo que le paso a lali de saber bien lo que en verdad sucedió y encima que ae entera de que tiene un hijo en lugares alegrarse hace lo contrario y a parte latratamal por suerte reconoce que se porto como un idiota y que ella no tiene la culpa pero igual la sigue tratando en lugar de pedirle perdon y de tratar de llevarse bien y de retomar las cosas y como si no fuera poco le trata fríamente y la cita y para que para seguirla tratando mal o para arreglar las cosas en buenos términos y darse una nueva oportunidad o para seguir la l astimando tratando frio lo unico quelograra es perderla de nuevo del todo de paso se enoja con el Nombre de nene si pitt no baja un cambio y se tranqui liza y hace laa.cosas para el bien de los dos y de sus hijos los va a terminar perdiendo y aun así benja aunque ya no este seguira ganando no puedo creer que le exija a lali que le diga a su hijo la verdad que si no el lo ara que tal >:( que pretende de que el nene le tema que no le quiera vuelvo y digo si pitt no se tranquiliza los va a perder
EliminarEs un tonto como le va a tratar asi y exigir le lo unico que logra con esa actitud es que ella se aleje mas de el y que le termine odiando en lugar de él recuperar la de reconquistar la de volverla a enamorar y. Porque no de que si quiera ayudar la a recordar y poco a poco de ayudar a que luz la acepte se acerque a lali y de apoconformen esa familia que antes eran hace todo lo contrario y enciculpable culpa de lo que paso cuando ella no solo no se acuerda y recuerda si no que ni sabe que paso y pasaba puesto que esta en coma el unico culpa
ResponderEliminarSubiiiiii massssss
ResponderEliminarTodo muy complicado para los dos! Otroo :)
ResponderEliminar+++++++++++
ResponderEliminarMe encanta mas
ResponderEliminarOdioo las actitudes de peter llorooo
ResponderEliminarMaass
Vuelvo a leer el capitulo y sigo pensando que Peter es un idiota
ResponderEliminarQue tonto Peter es un egoista sólo está viendo lo que le pasa a él, ambos la están pasando mal no sólo él
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