Marianella entró en
casa balanceando una bolsa de compra. Irradiaba felicidad. Su alianza de oro
brillaba a la luz. Llevaba apenas tres meses casada y estaba ansiosa por
preparar una cena íntima para darle una sorpresa a Ramiro.
Las largas horas que
pasaba en el hospital le impedían cocinar a menudo, a pesar de que, como
cualquier recién casada, disfrutaba haciéndolo. Esa tarde le habían cancelado
dos citas inesperadamente y pensaba preparar una cena refinada, laboriosa y
memorable. Una cena para tomar con vino y velas.
Entró en la cocina
canturreando, lo cual, siendo una mujer reservada, era una extraña muestra de
emoción en ella. Sonriendo satisfecha, sacó de la bolsa una botella del borgoña
preferido de Ramiro. Leyó la etiqueta sonriendo al recordar la primera vez que
compartieron una botella de vino. Ramiro se había mostrado tan romántico, tan
atento, tan perfecto para ella en ese momento de su vida...
Al echar un vistazo
al reloj vio que aún quedaban cuatro horas para que su marido llegara a casa.
Tiempo suficiente para preparar una cena exquisita, encender las velas y sacar
la cristalería.
Primero, decidió,
subiría al piso de arriba para quitarse el traje y los zapatos. Guardada tenía
una finísima túnica de seda en difuminados tonos de azul. Esa noche no quería
ser una psiquiatra, sino una mujer enamorada.
Tal vez llamara a la floristería para que le
enviaran un ramo. Su mano se deslizaba suavemente por la barandilla brillante.
Sus ojos, por lo general serios e incisivos, tenían una expresión soñadora.
Empujó distraídamente la puerta del dormitorio.
Su sonrisa se heló,
reemplazada por una expresión de completa perplejidad. Mientras permanecía de
pie en el vano de la puerta, el color pareció desaparecer de sus mejillas. Sus
ojos se agrandaron y se anegaron de dolor. De su boca solo salió una palabra
acongojada.
-Ramiro...
La pareja que yacía
en la cama, unida en un abrazo apasionado, se separó de golpe. El hombre, de un
atractivo blando, levantó la mirada asombrado. La mujer, felina, procaz,
bellísima, sonrió con extrema lentitud. Casi podía oírsela ronronear.
-Luna... -Marianella
miró a su hermana con ojos desencajados.
-Llegas pronto
-había un ápice, tan solo un atisbo de burla en la voz, de su hermana. Ramiro
se apartó un poco más de su cuñada -Marianella, yo...
En una fracción de
segundo, el rostro de Marianella se contrajo. Con los ojos fijos en la pareja
de la cama, rebuscó en el bolsillo de su chaqueta y sacó un pequeño revólver. Los
amantes la miraron anonadados y en silencio.
Ella apuntó
fríamente y disparó. Una nube de confeti salió despedida del revólver.
-¡Lali!
La doctora Marianella Jamison, más conocida como Lali
Espósito, se volvió hacia su alterado director mientras la pareja de la cama y
los miembros del equipo de grabación se partían de risa.
-Lali: Lo siento, Neal, no pude resistirme, es que Marianella
siempre es la víctima -dijo dramáticamente mientras sus ojos danzaban-
Imagínate cómo subirían los índices de audiencia si perdiera la templanza y se
liara a tiros.
-Neal: Mira, Lali...
-Lali: O si hiere a alguien gravemente –continuó ella
rápidamente- ¿Y quién se lo merece más que el sinvergüenza de su marido y la
pérfida de su hermana?
Viendo que el equipo empezaba a aplaudir y a jalearla,
Lali hizo una reverencia y luego le entregó de mala gana el arma al director,
quien había extendido la mano hacia ella.
-Neal: Vos -dijo él exhalando un suspiro resignado- sos
una perfecta lunática y lo has sido desde que te conozco.
-Lali: Gracias por el cumplido, Neal.
-Neal: Esta vez vamos a grabar -le advirtió él, intentando
contener la risa- A ver si podemos
acabar esta escena antes de irnos a comer.
Lali descendió al piso bajo del decorado. Aguardó
pacientemente mientras le retocaban el peinado y el maquillaje. Marianella
siempre estaba impecable. Era ordenada, meticulosa, serena; o sea,
completamente distinta de Lali. Esta llevaba más de cinco años haciendo el
papel de Marianella en el popular culebrón diurno Nuestras vidas, nuestros amores.
A lo largo de aquellos cinco años, Marianella se había
licenciado con honores en la universidad, se había doctorado en Psiquiatría y
se había convertido en una afamada terapeuta. Su reciente boda con Ramiro
parecía proyectada por los dioses, Pero, como cabía esperar, él era un
arribista que se había casado con Marianella solo por su dinero y su posición
social y que, en realidad, estaba más interesado por su hermana... y por la
mitad de la población femenina de la ciudad ficticia de Trader's Bend.
Marianella estaba a punto de descubrir la verdad. El
desarrollo argumental de la serie llevaba seis semanas apuntando hacia aquella
revelación, y las cartas de los telespectadores llegaban a raudales. Tanto
ellos como Lali pensaban que ya era hora de que Marianella se enterara de que
estaba casada con un crápula.
A Lali, Marianella le caía bien. Sentía respeto por su
integridad y su templanza. Cuando las cámaras rodaban, ella «era» Marianella.
Aunque personalmente prefiriera pasarse un día en un parque de atracciones a
asistir a una función de ballet, comprendía a la perfección las tribulaciones
de la mujer a la que encarnaba.
Cuando se emitiera aquella escena, los espectadores
verían a una mujer esbelta e impecable, con el pelo castaño recogido hacia
atrás en un sofisticado moño. Su tez era de porcelana, guapísima y dotada de
una gélida belleza que evidenciaba una sexualidad inhibida. Tenía clase y estilo.
Sus ojos, marrones, y sus altos pómulos le conferían un aspecto de refinada
elegancia. La boca, perfectamente perfilada, tenía tendencia a las sonrisas
serias. Las cejas finamente enarcadas y un tanto más oscuras que el delicado
castaño de su pelo, acentuaban el efecto de sus exuberantes pestañas. Una
belleza impoluta y perfectamente serena: esa era Marianella.
Mientras aguardaba que llegara su turno, Lali se preguntó
vagamente si había apagado la cafetera esa mañana.
Hicieron de nuevo la escena de cabo a rabo y luego la
repitieron una segunda vez al descubrir que a Luna se le veía el bañador sin
tirantes cuando se movía entre las sábanas. Después rodaron algunos primeros
planos: la cámara enfocó el rostro pálido y desencajado de Marianella y sostuvo
su imagen durante largos segundos de gran intensidad dramática.
-¡A comer!
De pronto se produjo un revuelo. Los adúlteros saltaron
de la cama cada uno por un lado. Ataviado con un bañador, Gastón Dalmau, el
marido de Lali en la pantalla, la agarró por los hombros y le dio un largo y
brusco beso.
-Gas: Mira, cariño- empezó a decide, manteniéndose en su
papel- te lo explicaré todo más tarde. Confía en mí. Ahora tengo que llamar a
mi agente.
-Lali: Caradura -dijo tras él con una sonrisa muy poco
propia de Marianella. Luego tomó del brazo a Paula Reca, su hermana en la
teleserie- Ponte algo encima del bañador, Paula. Hoy no me siento capaz de
tragar la comida de la cantina.
Paula se echó hacia atrás la melena castaña.
-Paula: ¿Invitas tú?
-Lali: Siempre aprovechándote de tu pobre hermana -masculló-
Vamos, invito yo, pero date prisa. Estoy que me muero de hambre.
Para ir a su camerino, Lali tenía que salir del decorado
y atravesar otros dos más: el quinto piso de un hospital y el cuarto de estar
de los Lane, la familia de potentados de Trader's Bend. Le daban ganas de
cambiarse de ropa y soltarse el pelo, pero, si lo hacía, tendría que pasar de
nuevo por vestuario y maquillaje después de comer. Así pues, agarró su bolso,
una especie de zurrón que resultaba un tanto incongruente junto al elegante
traje de vestir de Marianella. Ya estaba pensando en una gruesa porción de
baklava rociada con miel.
-Lali: Vamos, Paula -asomó la cabeza en el camerino contiguo
al suyo mientras Paula se subía la cremallera de unos vaqueros ceñidos- Me
están rugiendo las tripas.
-Paula: Como siempre -replicó su compañera, poniéndose
una gruesa sudadera- ¿Adónde vamos?
-Lali: Al griego de la esquina.
Lali echó a andar por el pasillo con su largo y bamboleante
paso mientras Paula se apresuraba tras ella.
-Paula: ¿Y mi dieta? -preguntó.
-Lali: Tómate una ensalada -le dijo sin asomo de piedad.
Giró la cabeza y miró a Paula de arriba abajo-. ¿Sabes?, si en la serie no
llevaras siempre esa ropa tan provocativa, no tendrías que matarte de hambre.
Paula sonrió mientras salían por la puerta de la calle.
-Paula: Estás celosa.
-Lali: Sí. Yo siempre voy elegante y discreta. Vos sos la
única que se divierte -al salir, inhaló una bocanada del aire de Nueva York. Le
encantaba; siempre le había encantado, de un modo que normalmente quedaba
reservado a los turistas. Lali había vivido toda su vida en la larga y angosta
isla de Manhattan y, con todo, sus calles seguían siendo una aventura para
ella. Las vistas, los olores, los sonidos... se fijó en un vendedor callejero
que vendía narcisos. Compró dos ramilletes y le dio uno a Paula.
-Paula: A ti no se te pasa nada por alto, ¿eh? -masculló,
hundiendo la cara entre las flores amarillas.
-Lali: Imagínate todo lo que me perdería si no prestara
atención -contestó- Además, es primavera.
Paula se estremeció y alzó la mirada hacia el cielo
plomizo.
-Paula: Sí, ya.
-Lali: Vamos a comer -la agarró del brazo y tiró de ella-
Cuando te saltas una comida, no hay quien te aguante.
El restaurante estaba lleno de gente y de aromas.
Especias y miel. Aceite y cerveza. Lali, cuyos sentidos estaban siempre alerta,
se empapó de aquella mezcolanza de olores antes de abrirse paso hasta la barra.
Tenía una habilidad especial para pasar entre la multitud sin utilizar los
codos ni pisar a nadie. Mientras avanzaba, mantenía los ojos y los oídos bien
abiertos. No quería perderse ningún olor, ni la textura de una voz, ni los
colores entremezclados de la comida. Mientras miraba tras el mostrador cubierto
de cristal, saboreaba ya los manjares que allí se exponían.
-Paula: Queso fresco, una rodaja de piña y café... solo
-dijo dando un suspiro.
Lali la miró con pena.
-Lali: Ensalada griega, kebab y una porción de baklava.
Café con leche y azúcar.
-Paula: Das asco -le dijo- No engordas ni un gramo.
-Lali: Lo sé -se acercó a la caja- Es una cuestión de
control mental y vida sana -ignorando el áspero resoplido de Paula, pagó la
cuenta y se abrió paso entre la gente hacia una mesa vacía. Llegó a ella al
mismo tiempo que un hombre del tamaño de un armario ropero. Lali se limitó a
sostener la bandeja y a lanzarle una sonrisa radiante. El hombre irguió los
hombros, metió tripa y le cedió el paso:
-Paula: Gracias -dijo secamente, sabiendo que, si no lo
ahuyentaba, Lali invitaría a aquel tipo a sentarse con ellas, arruinando así
cualquier posibilidad de mantener una conversación privada. Su amiga, pensó Paula,
necesitaba un ángel guardián. Lali hacía cosas que cualquier mujer en su sano
juicio evitaría por principio. Hablaba con extraños, paseaba sola por la noche
y abría la puerta sin echar la cadena. Y no porque fuera irresponsable o
temeraria, sino porque sencillamente creía en la bondad de la gente. Y, de
algún modo, la gente nunca la decepcionaba. Lo cual llenaba a Paula de
perplejidad y preocupación.
-Paula: Lo de la pistola ha sido una de tus mejores
salidas de toda la temporada -comentó mientras pinchaba su ración de queso
fresco- Pensé que a Neal iba a darle un ataque.
-Lali: Neal necesita relajarse -dijo con la boca llena-
Está desquiciado desde que rompió con esa bailarina. ¿Y vos? ¿Sigues con Cliff?
-Paula: Sí -alzó los hombros- Pero no sé por qué. Lo
nuestro no va a ninguna parte.
-Lali: ¿Y a dónde querés que vaya? -preguntó- Si tenés un
objetivo, tendrás que ir tras él.
Paula esbozó una carcajada y empezó a comer.
-Paula: No todo el mundo va por la vida lanzándose de cabeza
a la piscina como vos, Lali. La verdad es que me asombra que nunca hayas tenido
una relación seria.
-Lali: La razón es muy simple -clavó el tenedor en la
ensalada y luego masticó lentamente- Nunca he conocido a nadie que hiciera que
me temblaran las piernas. En cuanto lo conozca, iré por él.
-Paula: ¿Así, sin más?
-Lali: ¿Por qué no? La vida no es tan complicada como la
mayoría de la gente cree -echó una pizca de pimienta al kebab- ¿Estás enamorada
de Cliff?
Paula frunció el ceño. No por la pregunta, pues estaba
acostumbrada a la franqueza de Lali, sino por la respuesta.
-Paula: No sé. Puede ser.
-Lali: Entonces es que no lo estás -dijo con naturalidad-
El amor es una emoción muy concreta. ¿Seguro que no querés cordero?
Paula no se molestó en contestar.
-Paula: ¿Cómo lo sabes, si nunca te has enamorado?
-Lali: Tampoco he estado nunca en Turquía y sé dónde
está.
Riendo, Paula tomó su taza de café.
-Paula: Maldita sea, Lali, vos siempre tenés respuesta
para todo. Háblame del guión.
-Lali: Oh, Dios -dejó su tenedor y, apoyando los codos en
la mesa, cruzó las manos-. Es lo mejor que he leído en toda mi vida. Quiero ese
papel. Y lo voy a conseguir -añadió con convicción-. Llevo mucho tiempo
esperando un papel como el de Rae. Es una mujer despiadada -continuó,
descansando la barbilla sobre las manos juntas- Compleja, egoísta, fría,
insegura. Un papel así... -se interrumpió, sacudiendo la cabeza-. ¡Y la
historia! -añadió dejando escapar un largo suspiro mientras saltaba de un
pensamiento al siguiente-. Es casi tan fría y despiadada como tú, pero te
atrapa.
-Paula: Peter Lanzani -musitó- Se rumorea que para el
papel de Rae se ha inspirado en su ex mujer.
-Lali: Pues él tampoco sale muy bien parado. Si lo que
cuenta es cierto, la llevaba por la calle de la amargura. En cualquier caso -dijo,
y comenzó a comer otra vez- es el mejor papel que se me ha cruzado en el
camino. Haré la prueba dentro de un par de días.
-Paula: Un telefilme -dijo, pensativa- Debe de ser una
producción de calidad, con guión de Lanzani y Marshell en la producción.
Tendrás a nuestro productor a tus pies si consigues el papel. ¡Madre mía, qué
tirón para el índice de audiencia!
-Lali: Ya ha estado tanteando el terreno -frunciendo el
ceño, Lali partió un pedazo de baklava- Me ha mandado una invitación para ir a
una fiesta en el piso de Marshell, esta noche. Se espera que también vaya
Lanzani. Por lo que he oído, es él quien, tiene la última palabra en la
elección del reparto.
-Paula: Según dicen, le gusta controlarlo todo -dijo-
¿Porqué pones esa cara?
-Lali: Porque las relaciones públicas son como la lluvia
en abril: sabes que es necesaria, pero aun así resulta molesta y engorrosa -se
encogió de hombros, ahuyentando aquella idea, como hacía con todo lo
inevitable. Al final, si los comentarios que circulaban sobre Peter Lanzani
eran ciertos, conseguiría el papel por sus propios méritos. Si había algo que
le sobraba a Lali era confianza. Siempre la había necesitado.
A diferencia de Marianella, el personaje que interpretaba
en la teleserie, Lali no había gozado durante su infancia de una situación
económica desahogada. En su casa abundaba más el afecto que el dinero. Nunca lo
había lamentado, como tampoco lamentaba la lucha cotidiana para llegar a fin de
mes. Su madre había muerto cuando ella tenía dieciséis años y su padre se había
sumido en un estado de postración que había durado casi un año. Lali nunca
había pensado que fuera demasiado joven para asumir la responsabilidad de
atender una casa y criar a dos hermanos pequeños. No había nadie más para
hacerlo. Había vendido maquillaje y perfumes en unos grandes almacenes para
pagarse la universidad, mientras se ocupaba de la casa y aceptaba los papelitos
que le iban ofreciendo. Habían sido años difíciles y agitados, y quizá fuera
eso precisamente lo que le había proporcionado ese superávit de energía del que
siempre hacía gala. Además de la convicción de que todo cuanto hubiera que
hacer, podía hacerse.
-Marianella...
Lali alzó la mirada y vio a una mujer madura, de corta
estatura, que sostenía una bolsa de comida para llevar de la cual emanaba un
penetrante olor a ajo. Lali estaba acostumbrada a que la llamaran por el nombre
de su personaje tanto como por el suyo, de modo que sonrió y extendió la mano.
-Lali: Hola.
-Soy Dorra Wineberger y quería decirte que eres tan guapa
como en la tele.
-Lali: Gracias, Dorra. ¿Te gusta la serie?
-No me pierdo ni un capítulo -la mujer le sonrió y se inclinó
un poco hacia ella- Sos maravillosa, querida, y tan amable y paciente... Creo
que alguien debería decirte que Ramiro... no te conviene. Lo mejor que puedes
hacer es ponerlo de patitas en la calle antes de que le eche mano a tu dinero.
Ya ha empeñado tus pendientes de diamantes. Y esta... -Dorra frunció los labios
y miró a Paula- ¿Por qué te molestas con ella después de los problemas que te
ha dado? Si no hubiera sido por ella, Nicolás y tú se habrían casado, que era
lo que tenían que hacer -lanzó a Paula una mirada ofendida- Sé que vas detrás
del marido de tu hermana, Luna.
Paula intentó contener una sonrisa y, poniéndose en su
papel, echó la cabeza hacia atrás y achicó los ojos.
-Paula: Los hombres se sienten atraídos por mí –dijo
lenta y suavemente- No pueden remediado.
Dorra sacudió la cabeza y volvió a mirar a Lali.
-Vuelve con Nicolás -le aconsejó calurosamente- Él te
quiere, siempre te ha querido.
Lali le devolvió el rápido apretón de manos.
-Lali: Gracias por su preocupación.
Las dos vieron alejarse a Dorra antes de volverse la una
hacia la otra.
-Paula: A todo el mundo le gusta la doctora Marianella
-dijo sonriendo- Es prácticamente una santa.
-Lali: Y a todo el mundo le gusta odiar a Luna -riendo,
apuró su café- Mira que sos mala…
-Paula: Sí -dejó escapar un suspiro satisfecho- lo sé -
masticó lentamente su piña, lanzando miradas melancólicas al plato de Lali -Pero
siempre me parece muy raro que la gente me confunda con Luna.
-Lali: Eso solo significa que haces bien tu trabajo
-dijo- Si te metes en la casa de la gente todos los días y no consigues
suscitar en ellos ninguna emoción, es mejor que te dediques a otra cosa. A la
física nuclear, o a aserrar maderos. Y hablando de trabajar... -añadió mirando
su reloj.
-Paula: Lo sé... Oye, ¿vas a acabarte eso?
Riendo, Lali le dio el resto de la baklava mientras se
levantaban.
Continuará...
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Espero que les guste!! Y a ver para cuando quieren MARATóN!!!
Y....
:D
Me encanto :)
ResponderEliminarme re gusto la personalidad de Lali!
jajaja espero el proximo cap!
te deseo un lindo dia mañana
un beso
Juli♥
@amorxca
wiii me encantooo
ResponderEliminarMe enncaaantooo
ResponderEliminarQuiero ya el próximo caaap
respecto a la maratón asela pronto que quiero ver como sigue :)
Todavia preguntas para cuando maraton!!! Por mi seria ya.. la nove empieza interesante, una Lali bastante interesante =) me gusta quiero mas
ResponderEliminarMaraton todos los dias !! Me encatooo!
ResponderEliminarMmm, ya te llegará Lali el hombre que te subira el pulso!! :D
ResponderEliminarMe gusta muchoo!!
Am
Me encanto,ya quiero la maraton.Paula y Lali amigas,eso si k es rarito,jajaja.En el comienzo d la novela llegue a asustarme,x la descripcion d Marianella,no me daba k sacara una pistola y disparase,hasta k salieron los confetis,ahi comence a entender,jajaja.
ResponderEliminarmaaaaasssssssssssnnnnnnoooooooveeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarMe encanta, me encanta!! Cuando tu puedas estamos disponibles ara maratón eso ni se pregunta!
ResponderEliminarSiii :$ Estaria re bueno que haga Maratón
EliminarCoincido :D A Mi tambien me gustaria MA RA TÓN :D
Eliminarjaja me dio risa lo de la pistola y la chava que se les arrimo :P pero una cosa no me gusta paula, pero bueno tendre que superarlo o aguantarme :)
ResponderEliminarmas nove me encantooooooooooooooooooooooooo
ResponderEliminarMe encanta el personaje de Lali!! Es una mujer muy decidida! Mas nove!!
ResponderEliminarMe gusta!Q bueno el personaje de Lali!
ResponderEliminarPense que en esta novela serian mar, rama, luna, Thiago.... Jaja
ResponderEliminarMe encanto el primer cap! Y lo que dijo lali a Paula sobre ella ser una buena actriz pq las perdonas creen que es mala és lo mismo que dice mi profesor de teatro
Me encanto el primer cap!!
ResponderEliminarMas Noveee
@sarapinyana
jajaaj! que buenaa!! se creyo la novela la señora! jajajaja! espero el siguienteee! besos
ResponderEliminarfaty****
podria se el viernes o el sabado que es cuando estoy libre
ResponderEliminarjajaj ME ENCANTAA q buen primer cappp quierooo mas mas mas dame mas mas mas ♪
ResponderEliminarMass me encanto de verdad
ResponderEliminarAMEEE LA NUEVA NOVE :D
ResponderEliminarMaaaaaas Noveeeeeee! PORFAS ((:
ResponderEliminarMaaaas noveeelaa! me encantoo
ResponderEliminarmas nve! =DD
ResponderEliminarMe encantó
ResponderEliminarPor fin lei el cap! jaja
ResponderEliminarMe encanto! Esta muy beuna la nove!
Me encanto Lali!
Besos
@vagomi