Capítulo Nueve: ¿Llorar yo?

El juez Jasper Tremaine Howland, el ciudadano más prominente y rico de Bloomfield County estaba de pie al principio del pasillo que llevaba al despacho de Peter. El traje gris hacía juego con sus ojos acerados que ahora miraban fijamente el montón de cacahuetes y el estado de las ropas de Peter y su nieta.

Peter apretó los dientes y maldijo mentalmente.

-Peter: Hola, juez Howland -dijo tranquilamente, todo lo contrario a como se sentía en ese momento.

Lo cierto era que esa interrupción le había molestado sobremanera y lo único que quería era volver a tomar en sus brazos a Lali y deshacerse del juez o con cualquier que se atreviera a interrumpirlos.

Pero cuando la realidad se impuso en su obtuso cerebro, miró al juez y luego a Lali, ruborizada y despeinada, supo sin ningún género de dudas que eso no iba a suceder.

-Jasper: ¿Qué está pasando aquí? -preguntó el juez.

Lali se aclaró la garganta y le dijo:

-Lali: Estábamos limpiando una bolsa de cacahuetes que acaba de romperse. ¿No es así, Peter?

Oh, sí. Todo el mundo limpia cacahuetes revolcándose sobre ellos por el suelo, pensó él.

-Peter: Eso es -murmuró.

El juez entornó los párpados mientras los miraba a los dos.

-Jasper: Lali, si necesitabas dinero, ¿por qué no has venido a mí?

-Lali: ¿Si necesitaba dinero? Yo no necesito dinero.

-Jasper: Entonces, ¿por qué estás trabajando aquí si no necesitas dinero?

Peter se cruzó de brazos y esperó a que Lali le explicara a su abuelo por qué estaba trabajando allí.

-Lali: Yo no diría que estoy trabajando aquí, abuelo -dijo ella muy dignamente.

-Jasper: Me han informado de que estabas limpiando mesas y sirviendo comida aquí ayer mismo. ¿Cómo llamarías a eso?

Ella empezó a morderse el labio inferior.

-Lali: Bueno, no. Es más como...

-Jasper: Suéltalo ya, chica.

-Lali: Es más como un acuerdo de negocios -dijo ella cuidadosamente-. Estoy ayudando aquí a Peter durante unos días, mientras está escaso de personal y...

Hizo una pausa y miró a Peter en busca de apoyo, pero él se limitó a sonreí ríe pensando que ella estaba sola en eso. Como si le hubiera leído los pensamientos, ella apretó los labios y añadió para su abuelo:

-Lali: Y a cambio, él me da sus expertos consejos sobre cómo llevar un restaurante.

-Jasper: ¿Es eso? -le preguntó el juez a Peter con el ceño fruncido-. ¿Cómo es que le das consejos a la competencia?

Peter miró a Lali y pensó en todos los cacahuetes que iba a tener que limpiar durante meses. Y además, a pesar del formidable beso que habían compartido, ellos dos eran, después de todo, adversarios.

-Peter: Bueno, señor, con toda sinceridad, cuando Lali vino a pedirme ayuda, tengo que admitir que se la negué -agitó la cabeza, suspiró y continuó -Pero ver llorar a una mujer es algo que siempre me afecta y no tuve corazón para decirle que no.

-Jasper: ¿Lali? ¿Llorando? -preguntó el juez con cara de extrañeza.

Pero lo que reflejaba la cara de Lali era pura furia y Peter pensó que le estaba bien merecido.

-Peter: Y luego me lo pensé -añadió-, y decidí que me venía bien darle mis sabios consejos a Lali. Después de todo, siempre he pensado que, mientras más opciones tengan los clientes, más vendrán a Bloomfield desde los pueblos y ciudades cercanos, incluyendo Philadelphia. Así que también tenía sentido que ayudar a Lali con mi experiencia podría mejorar sus posibilidades de tener éxito y, a la larga, venirnos bien a los dos.

-Lali: La verdad, abuelo, es que Peter exagera -dijo ella con los dientes apretados.

-Jasper: Bien pensado -dijo el juez mirando a Peter - Mejorar el comercio en el pueblo beneficia a todo el mundo. ¿Has pensado presentarte al ayuntamiento? A este pueblo le podría venir bien un hombre con tu forma de pensar.

-Peter: Yo dejo la política en manos de hombres experimentados como usted, señor.

Peter sabía que podía estarse pasando de la raya en los halagos, pero al juez no pareció importarle. Sin embargo, estaba claro que a Lali le importaba mucho.

Entonces sonó el teléfono móvil del juez y se lo sacó del bolsillo. Mientras su abuelo hablaba, Lali le dio la espalda y miró fijamente a Peter, llamándole de todo con los labios, cosas muy poco propias de una señorita bien. Peter se cruzó de brazos, se apoyó en el quicio de la puerta y le sonrió.

Cuando su abuelo terminó de hablar, ella cerró la boca, se volvió de nuevo y le sonrió.

El juez gruñó y se metió de nuevo el teléfono en el bolsillo.

-Lali: ¿Algo va mal, abuelo?

-Peter: Me marcho menos de una hora de mi oficina y se organiza el caos. El hombre que iba a reparar la fotocopiadora ha fundido un fusible y nos hemos quedado sin luz, y la ceremonia en honor al senador Johnson que iba a tener lugar en el ayuntamiento esta tarde, ha sido retrasada para mañana por la mañana.

El juez se olvidó de los cacahuetes y de Lali y se marchó a toda prisa, maldiciendo.

Lali se volvió entonces lentamente a Peter.

-Lali: ¿Llorar yo? -le preguntó levantando la voz-. ¿Que te pedí ayuda y tú no tuviste corazón para negármela?

Se acercó más y le dio con un dedo en el pecho.

-Lali: ¿Cómo te has atrevido a decirle a mi abuelo que yo lloré para conseguir tu ayuda?

Peter pensó que Lali, enfadada, estaba magnífica. Miró el dedo con que le daba en el pecho, sus labios... Pero Gracias a Dios, el sentido común prevaleció.

-Peter: Te he salvado el trasero, La. ¿Qué diría tu abuelo si supiera la verdad, que jugaste a poker con un dueño de taberna de clase baja, que perdiste y que estabas pagando por ello? Deberías estarme agradecida.

-Lali: ¿Estarte agradecida? Después de la regañina de dos horas que me va a dar mi abuelo por mi falta de profesionalismo en una situación de negocios y luego la lección de una hora acerca de como debe comportarse una joven a solas con un hombre, ya te diré lo que puedes hacer con el agradecimiento que crees que te mereces. Tú eres el único beneficiado de esta absurda apuesta que hicimos, Lanzani, así que no pretendas que te agradezca nada.

-Peter: Lo puedes dejar cuando quieras, La...

Ella retrocedió cuando él le fue a tocar la cara, pero Peter lo que hizo fue quitarle un trozo de cascara de cacahuete del cabello.

-Lali: Yo termino lo que empiezo -dijo ella con el ceño fruncido.

Peter sonrió.

-Peter: Me alegro de oír eso, Lali. Me alegro mucho.

El rubor de ella agradó enormemente a Peter. Se acercó y su boca quedó a unos pocos centímetros de la de ella. Lali entornó los párpados y empezó a inclinarse hacia él. Entonces parpadeó y apartó la cabeza.

-Lali: Oh, no -dijo-. Esto es algo que no vamos a terminar. No va a pasar, Lanzani.

Se dio la vuelta y se marchó rápidamente.

Él la vio marcharse y se quedó allí por un momento más.

-Peter: No apuestes nada, La –dijo con una sonrisa- No apuestes nada.

Continuará------------------------------------------

Espero que les hayan gustado los caps!! 

BESOS ENORMES Y GRACIAS POR LAS FIRMAS!!! :D