-No, Nicolás, no
pienso hablar sobre mi matrimonio -Marianella tomó una regadera azul y regó
meticulosamente las plantas de la ventana de su despacho. La luz del sol que
imitaban los focos del escenario entraba a raudales por el cristal.
-Marianella, en un
pueblo como este es imposible guardar un secreto. Todo el mundo sabe que Ramiro
y tú ya no viven juntos.
Ella tensó los
hombros bajo la elegante chaqueta de traje.
-Me da igual quién
lo sepa. Sigue siendo asunto mío -sin dejar de darle la espalda, examinó las
flores de una violeta.
-Estás perdiendo
peso y tienes ojeras. Maldita sea, Mar, no soporto verte así.
Ella esperó un
instante y luego se giró lentamente.
-Estoy bien. Puedo ocuparme
de todo yo sola.
Nicolás dejó
escapar una risa seca.
-Eso nadie lo sabe
mejor que yo.
Algo brilló en los
ojos de Marianella, pero su voz se mantuvo fría y expeditiva.
-Estoy ocupada,
Nicolás.
-Déjame ayudarte
-dijo él con repentina vehemencia- Es lo único que quiero.
-¿Ayudarme? -su voz
se heló mientras dejaba la regadera- No necesito tu ayuda. ¿Crees que confiaría
en ti después de lo que me hiciste? -ladeó la cabeza y los diminutos zafiros de
sus orejas brillaron-. La única diferencia entre Ramiro y tú es que a ti te
dejé destrozarme la vida. No volveré a cometer el mismo error.
Él la agarró del
brazo, enfurecido.
-Nunca me
preguntaste qué estaba haciendo Luna en mi habitación. Ni entonces, ni en todos
estos meses. Pero te recuperaste enseguida y acabaste casada con otro.
-Todavía estoy
casada con él -añadió ella suavemente-. Así que será mejor que me sueltes.
-¿Crees que eso va
a detenerme ahora que sé que no lo quieres? -pasión, vehemencia, deseo, todas
esas emociones emanaban de sus ojos, de su voz y de sus ademanes-. Lo noto al
mirarte -continuó antes de que ella pudiera negarlo-. Te conozco mejor que
nadie. Así que ve haciéndote a la idea -metió los dedos entre el pelo de Marianella
y le soltó las horquillas. La cámara los enfocó desde más cerca-, Y acuérdate
de esto también.
Atrayéndola hacia sí,
Nicolás la besó apasionadamente. Ella estuvo a punto de apartarse. Pero solo a
punto. Se quedó inmóvil un instante.
Luego alzó las manos
hasta los hombros de Nicolás para apartarlo, pero en vez de hacerlo se aferró a
él. Un suave gemido escapó de su garganta. Por un instante, quedaron unidos
como antaño. Luego, él la apartó, sujetándola por los brazos. Entre ellos
saltaban chispas de deseo y furia.
-Esta vez, no
permitiré que te alejes de mí -le dijo él- Esperaré, pero no mucho tiempo.
Vuelve conmigo, Mar. Tu sitio está conmigo.
Soltándola, Nicolás
salió impetuosamente del despacho. Marianella se llevó una mano temblorosa a
los labios y miró fijamente la puerta cerrada.
-¡Corten!
Lali dobló la esquina de la pared del decorado de su
despacho.
-Lali: Has comido cebollas a propósito.
Nico le tiró del pelo desordenado.
-Nico: Solo en tu honor, tesoro.
-Lali: Cerdo.
-Nico: Dios mío, me encanta que me insultes –Nico la tomó
teatralmente en sus brazos y la echó hacia atrás con ímpetu exagerado- Deja que
te lleve a la cama y te demuestre el verdadero significado de la pasión.
-Lali: No hasta que te hayas comido un paquete entero de
caramelos de menta, pequeño -dándole un fuerte empujón, Lali se desasió y se
volvió hacia el director. El horno de los focos ya había sido apagado- Neal, si
ya hemos acabado por hoy, tengo una cita al otro lado de la ciudad.
-Neal: De acuerdo, ve. Nos vemos el lunes a las siete.
En su camerino, Lali se despojó del elegante atuendo de Marianella
y lo cambió por unos ligeros pantalones de algodón y una camisa de hombre. Se
puso unos zapatos planos y salió del estudio. Fuera había un pequeño grupo de
admiradores que aguardaba con la esperanza de ver aparecer a alguien conocido.
Al veda salir, se arremolinaron en tomo a Lali con sus libros de autógrafos en
la mano, parloteando y haciéndole preguntas.
-¿Vas a volver con Nicolás?
Lali miró a la muchacha de centelleantes ojos verdes y
sonrió.
-Lali: No sé. Es tan irresistible...
-¡Es maravilloso! Quiero decir que sus ojos son tan
verdes... -la chica empujó el chicle que estaba mascando a un lado de la boca y
suspiró-. Yo me moriría si me mirara como te mira a ti.
Lali pensó en otros ojos verdes y ella también estuvo a
punto de suspirar.
-Lali: Habrá que esperar a ver qué pasa, ¿no? Me alegro
de que les guste la serie -apartándose del gentío, se montó en un taxi. En
cuanto dio la dirección, se arrellanó en el asiento.
Ignoraba por qué estaba tan cansada. Suponía que era la
perspectiva de aquel encuentro lo que la hacía temblar como un flan. Cierto,
desde hacía algún tiempo tenía problemas para dormir, pero otras veces había
sufrido periodos de insomnio sin que ello le causara perturbación alguna.
Peter. Si su único desvelo hubiera sido Peter, habría
podido manejar la situación fácilmente. O, al menos, eso pensaba. Pero también
estaba Chris.
La idea de enfrentarse a los abuelos del niño no la
asustaba, pero le crispaba los nervios. Ya había hablado con ellos otras veces.
No había razón para creer que aquel encuentro fuera a ser distinto.
Recordó la sonrisa radiante de Chris en el zoo. Qué cosa
tan sencilla. Y tan vital. Cómo se había aferrado a ella... Con solo pensarlo,
se le partía el corazón. Si hubiera otro modo de hacer las cosas... Cerrando
los ojos, suspiró. Ni siquiera su natural optimismo la inducía a creer que
hubiera otro modo de proceder en aquel asunto. Al final, acabarían emprendiendo
un largo y tortuoso proceso judicial para dirimir la custodia, y Chris se
hallaría en el medio.
¿Qué era lo mejor? ¿Qué era lo correcto? LALI deseaba que
alguien pudiera aconsejada, que alguien le hablara y la confortara. Pero por
primera vez en su vida se sentía incapaz de confiar en nadie. Cuanto más en
secreto mantuviera aquel asunto, menos ocasiones habría de que Chris saliera
perjudicado. Solo tenía que hacerle caso a su intuición y esperar.
Pagó al taxista con la mente puesta en otras cosas y
penetró en el sobrio edificio de acero que albergaba las oficinas de sus
abogados. De camino al piso trece, procuró hacer acopio de confianza. Tal vez
aquella fuera su última oportunidad de hablar directamente con los abuelos de Chris.
Tenía que hacerlo lo mejor posible.
El pequeño hormigueo que sentía en el estómago no era muy
distinto al miedo escénico. Sintiéndose cómoda con él, entró en las oficinas de
Bigby, Liebowitz y Feirson.
-Buenas tardes, señorita Espósito -la recepcionista le
lanzó una sonrisa radiante- El señor Bigby la está esperando
-Lali: Hola, Marlene. ¿Qué tal con el gatito?
-Oh, es muy listo. Mi marido casi no se cree que un
cachorrito pueda aprender tantos trucos. Quería darle las gracias por habérmelo
conseguido.
-Lali: Me alegro de que haya encontrado un buen hogar -se
sorprendió entrelazando los dedos, un extraño signo de tensión. Dejó caer las
manos deliberadamente mientras la recepcionista llamaba por el interfono.
-La señorita Espósito está aquí, señor Bigby. Sí, señor
-se levantó al colgar el teléfono- La acompaño. Si tiene tiempo antes de irse,
señorita Espósito, a mi hermana le encantaría tener un autógrafo suyo. Nunca se
pierde su serie.
-Lali: Se lo firmaré encantada -sintió de nuevo ganas de
entrelazar los dedos, pero se refrenó. «Reserva los nervios para luego», se
dijo, «cuando te los puedas permitir». Por una vez, intentaría aplicar la
serenidad de Marianella a su vida privada.
-Ah, Lali -el hombre desgarbado y barbudo que se hallaba
sentado tras la mesa se levantó al veda entrar. La habitación olía levemente a
menta y aceite de linaza-. Justo a tiempo.
-Lali: Yo nunca me pierdo una prueba -cruzó la mullida
alfombra extendiendo ambas manos- Tienes buen aspecto, Charlie.
-Charlie: Me siento mejor desde que me convenciste para
que dejara de fumar. Seis meses -dijo con una sonrisa-, tres días y... -miró su
reloj-... cuatro horas y media.
Ella le estrechó las manos.
-Lali: Sigue contando.
-Charlie: Tenemos un cuarto de hora antes de que lleguen
los Anderson. ¿Quieres un café?
-Lali: Sí, por favor -dijo ella hundiéndose en un sillón
de cuero de color crema.
Bigby pulsó el interfono.
-Charlie: ¿Puedes traemos café, Marlene? Bueno... -colgó
el aparato y cruzó las manos pulcras y desprovistas de anillos- ¿qué tal te va?
-Lali: Tengo los nervios destrozados, Charlie -estiró las
piernas y procuró relajarse - Tú eres prácticamente la única persona con la que
puedo hablar de esto. Y no estoy acostumbrada a tener secretos.
-Charlie: Si las cosas van bien, no tendrás que
mantenerlo en secreto mucho más tiempo.
Ella le lanzó una mirada directa.
-Lali: ¿Qué posibilidades tenemos?
-Charlie: Suficientes.
Exhalando un pequeño suspiro, Lali sacudió la cabeza.
-Lali: Eso no basta.
Marlene llamó suavemente a la puerta y entró con la
bandeja del café.
-¿Leche y azúcar, señorita Espósito?
-Lali: Sí, gracias -aceptó la taza y al instante se
levantó y empezó a pasearse por la habitación-. Charlie, Chris me necesita.
«Y tú a él», pensó el abogado observándola.
-Charlie: Lali, tú eres una persona respetada y con buena
reputación. Tienes un trabajo estable con excelentes ingresos, aunque puede
argumentarse, y sin duda lo harán, que no es necesariamente un trabajo fijo. Le
pagaste la universidad a tu hermano y colaboras con todas las organizaciones
caritativas habidas y por haber -vio que ella sonreía y ello le complació- Eres
joven. Los Anderson rondan ambos los sesenta y cinco años. Eso debería influir
en el resultado, y, además, los sentimientos están de tu lado.
-Lali: Dios, odio pensar que tenga que haber lados en
esto -murmuró ella- En las discusiones, o en las guerras, hay partes en
conflicto. Pero esto no puede ser una guerra, Charlie. Chris es solo un niño.
-Charlie: Por difícil que sea, has de procurar pensar en
este asunto en términos prácticos.
Asintiendo, ella se bebió distraídamente el café.
-Lali: Pero estoy soltera, y soy actriz.
-Charlie: Hay pros y contras. Esta reunión fue idea tuya
-continuó él- No me gusta verte tan nerviosa.
-Lali: Tengo que intentarlo una última vez antes de ir a
los tribunales. La idea de que Chris se vea obligado a testificar...
-Charlie: Será solo una charla distendida en el despacho
del juez, Lali. No será traumático, te lo prometo.
-Lali: Para ti, no, ni puede que para él, pero para mí...
-se dio la vuelta con los ojos enturbiados poda pasión-. Abandonaría, Charlie,
te juro que abandonaría en este mismo instante si creyera que Chris es feliz
con ellos. Pero cuando me mira... -interrumpiéndose, sacudió la cabeza.
Sujetaba la taza de café con ambas manos y procuró relajadas-. Sé que me dejo
llevar por mis emociones, pero nunca he sido capaz de juzgar de otro modo lo
que está bien y lo que está mal. Si lo considero desde un punto de vista
práctico, sé que ellos le proporcionarán comida, un techo y una educación. Pero
criarlo... -se giró para mirar por la ventana- No dejo de pensar en ello.
¿Estoy haciendo lo mejor para él, Charlie? Solo quiero estar segura.
Él permaneció un momento jugueteando con la pluma de oro
que había encima de la mesa. Lali formulaba preguntas difíciles. Jurídicamente,
no cabía hablar de lo mejor, sino de lo justo conforme a la ley. Ambas cosas no
eran necesariamente sinónimas.
-Charlie: Lali, tú conoces al niño. Aun a riesgo de
parecer muy poco profesional, creo que debes hacer lo que te dicte el corazón.
Sonriendo, ella se dio la vuelta.
-Lali: Tienes razón. Además, nunca he sabido hacer otra
cosa -ella vaciló un momento y luego tomó una decisión. Ya que había ido a pedir
consejo, seguiría adelante- Charlie, si te dijera que me he enamorado de un
hombre que piensa que hay que evitar las relaciones de pareja a toda costa y
que las actrices somos los seres más traicioneros del planeta, ¿tú qué dirías?
-Charlie: Diría que es muy propio de ti. ¿Cuánto tiempo
crees que tardarás en hacerle cambiar de opinión?
Riendo, ella se pasó una mano por el pelo.
-Lali: Tú siempre das en el clavo -dijo de nuevo.
-Charlie: Siéntate y bébete el café, Lali -le aconsejó-
Tú eres la primera en decir que, si algo tiene que ocurrir, acaba ocurriendo.
-Lali: ¿Cuándo he dicho yo algo tan trillado? -preguntó
ella sentándose-. Está bien, Charlie -dejó escapar un largo suspiro- ¿Quieres
echarme un sermón sobre lo que debo decir y lo que debo callarme?
-Charlie: ¿Y de qué serviría? Vas a conocer al abogado de
los Anderson, Basil Ford. Es un hombre minucioso y extremadamente conservador.
Ya me he enfrentado a él otras veces.
-Lali: ¿Y ganaste?
Bigby sonrió mientras se recostaba en la silla.
-Charlie: Yo diría que quedamos empatados. Dado que esta
es una reunión informal y voluntaria, Ford y yo tenemos poco que decir. Pero,
si te hace alguna pregunta que no debas responder, yo me ocuparé de él -Bigby
dejó meticulosamente la taza de porcelana inglesa en su platillo-. Aparte de
eso, puedes decir lo que quieras, pero no des más explicaciones de las
necesarias. Sobre todo, no pierdas la compostura. Si quieres gritar o llorar,
espera a que se hayan ido.
-Lali: Has llegado a conocerme muy bien -murmuró ella-.
Está bien, me mostraré tranquila y razonable-cuando el interfono sonó, Lali
cerró los puños.
-Charlie: Sí, Marlene, hazlos pasar y tráenos más café
-miró a Lali, calibrando la tensión que percibía en sus ojos-. Esto es solo una
conversación -le recordó-. No creo que hoy lleguemos a ninguna conclusión
definitiva.
Ella asintió y procuró relajar las manos.
Cuando la puerta se abrió, Bigby se levantó jovialmente.
-Charlie: Basil, me alegro de verte -le tendió la mano a
aquel hombre estirado, de traje gris y pelo ralo-. Señor y señora Anderson, por
favor, siéntense. Ahora mismo nos traen el café. Basil Ford, Lali Espósito;
Lali estuvo a punto de dejar escapar una tensa risita al
oír aquella presentación más apropiada para un cóctel..
-Lali: Hola, señor Ford -su apretón de manos le pareció
firme y su mirada amenazadora.
-Basil: Señorita Espósito -él se sentó suavemente con el
maletín a su lado.
-Lali: Hola, señor Anderson, señora Anderson.
La mujer saludó a Lali con una inclinación de cabeza, y
su marido le estrechó la mano con un apretón breve y formal.
Los Anderson siempre producían en Lali la misma
impresión. Ambos eran muy estirados, sin duda debido a sus años en el ejército.
Anderson se había retirado diez años antes del servicio activo con el grado de
coronel, y su mujer había sido enfermera del ejército en su juventud. Se habían
conocido durante la guerra, habían servido juntos y se habían casado.
Su complicidad, la intimidad de sus pensamientos y de sus
valores compartidos, era palpable. Tal vez por eso, pensó Lali, les costaba
tanto comprender el punto de vista de los demás.
Los Anderson se sentaron juntos en un mullido sofá de dos
plazas. Iban ambos vestidos con formalidad. Ella tenía el pelo gris recogido
hacia atrás; el de él, blanco como la nieve, estaba cortado casi al cero. Sintiendo
su desaprobación, Lali contuvo un suspiro. Sabía que nunca podría congeniar con
ellos.
Mientras les servían el café, Bigby guió la conversación
hacia asuntos triviales. Los Anderson contestaban educadamente, ignorando a
Lali cuanto les era posible. Dado que le hacían caso omiso, ella no se molestó
en formularles ninguna pregunta directa. Ya les había soliviantado bastante.
Lali comprendió que había llegado el momento de la verdad
cuando Bigby se sentó tras su mesa y cruzó las manos sobre la superficie de
esta
-Charlie: Creo que estaremos todos de acuerdo en que
tenemos una preocupación común -empezó el abogado- El bienestar de Chris.
-Basil: Por eso estamos aquí -dijo Ford con naturalidad.
Bigby miró fugazmente a Ford y luego fijó su mirada en
los Anderson.
-Charlie: Siendo así, un encuentro informal como este, en
el que podemos intercambiar puntos de vista y alternativas, debería redundar en
beneficio de todos.
-Basil: Naturalmente, la principal preocupación de mis
clientes es el bienestar de su nieto -dijo Ford con su hermosa voz de orador
antes de beber un sorbo de café-. Por supuesto, las pretensiones de la señorita
Espósito también son comprensibles. En cuanto al asunto de la custodia, no hay
duda acerca de los derechos y de la capacidad de los señores Anderson.
-Charlie: Ni respecto a los de la señorita Espósito
-apostilló suavemente- Pero hoy no vamos a hablar de derechos, ni de
capacidades, sino del pequeño Chris. Quisiera dejar claro que, en este momento,
no pretendemos cuestionar sus intenciones, ni su capacidad para cuidar al niño
-dijo dirigiéndose de nuevo a los Anderson e ignorando hábilmente a su colega-
La cuestión es qué es lo mejor para Chris como individuo.
-El lugar de mi nieto -empezó a decir el señor Anderson
con su voz profunda y rasposa- está con nosotros. Está bien alimentado, bien
vestido y bien educado. Su instrucción se efectuará conforme a un sentido del
orden: Irá a los mejores colegios que sea posible.
-Lali: ¿Y qué me dicen del afecto? -dijo sin poder
contenerse- De lo que el dinero no puede comprar -echándose hacia delante, fijó
su atención en la abuela de Chris-. ¿Le darán amor?
-Basil: Esa es una pregunta abstracta, señorita Espósito
-intervino Ford ásperamente- Si pudiéramos...
-Lali: No, no lo es -lo atajó antes de volver a mirar a
los Anderson-. No hay nada más tangible que el amor. No hay nada más fácil de
dar o de negar. ¿Abrazarán a Chris por, la noche si le asusta la oscuridad? ¿Lo
escucharán cuando necesite hablar con alguien?
-No pensamos malcriarlo si es eso a lo que se refiere
-Anderson dejó su café y apoyó una mano sobre la rodilla-. Los valores de un
niño se moldean en sus primeros años. Esas fantasías que usted alienta en él no
son saludables. No pienso consentir que mi nieto viva en un mundo de fantasías.
-Lali: Un mundo de fantasías -lo miró fijamente y
percibió su sólida muralla defensiva-. Señor Anderson, Chris tiene una
imaginación maravillosa. Está lleno de vida y de ilusiones. Ustedes saben lo
que es sufrir. Chris perdió a las dos únicas personas en el mundo que
significan para él el amor, la seguridad, la normalidad. Todas esas cosas deben
serle restituidas.
-¿Y tiene que ser usted quien se las restituya? -la
señora Anderson permaneció muy tiesa, mirándola fijamente. Lali advirtió en sus
ojos vestigios de sufrimiento-. Yo seré quien críe al niño de mi hija.
-Basil: Señorita Espósito -dijo Ford suavemente, y cruzó
las piernas-, para entrar en asuntos de índole más práctica, sé que actualmente
desempeña usted un papel protagonista en un... en una serie televisiva diurna,
creo que lo llaman. Eso equivale a un trabajo estable con ingresos regulares.
Pero, para ser sinceros, es habitual que esas cosas cambien de la noche a la
mañana. ¿Cómo mantendría a un niño si sus ingresos se vieran interrumpidos?
-Charlie: Eso no sucederá -Bigby la miró fijamente, y
Lali procuró refrenar su genio- Tengo un contrato. Además, acabo de
comprometerme a hacer una película con P.B. Marshell.
-Basil: Eso es impresionante -dijo Ford- Sin embargo,
estoy seguro de que usted será la primera en admitir que su profesión es
célebre por su precariedad.
-Lali: Ya que vamos a hablar de estabilidad económica,
señor Ford, le aseguro que soy perfectamente capaz de proporcionarle a Chris el
bienestar material que necesita. Si mi carrera decayera, sencillamente me
buscaría un trabajo complementario. Tengo experiencia en el comercio y la
hostelería -una leve sonrisa se formó en sus labios al recordar los tiempos en
que vendía maquillaje y perfume o servía mesas- Pero no creo que ninguno de
nosotros piense que el primer requisito para garantizar la felicidad de un niño
sea una abultada cuenta bancaria -dijo con calma y con solo una pizca de sorna.
-Charlie: No, pero estoy seguro de que todos coincidimos
en que el bienestar económico del niño es de la mayor importancia -dijo Bigby,
poniendo sobre aviso a Lali con el sutil tono de su voz-. No hay duda de que
tanto los Anderson como mi cliente son capaces de ofrecerle a Chris sustento,
techo, educación, etc...
-Basil: Luego está también la cuestión del estado civil
-Ford se pasó suavemente un largo dedo por el lateral de la nariz- La señorita Espósito
es soltera y trabaja fuera de casa. ¿De cuánto tiempo dispondría para ocuparse
de Chris?
-Lali: De todo el que sea necesario -dijo con sencillez-
Yo sé cuáles son mis prioridades, señor Ford.
-Basil: Puede ser -asintió él, descansando una mano sobre
el brazo de su silla-. Y también puede ser que no lo haya pensado usted con
detenimiento. No habiendo criado nunca a un niño, tal vez no sea plenamente
consciente del tiempo que requiere esa tarea. Según creo, tiene usted una vida
social muy activa, señorita Espósito.
Sus palabras y el tono de su voz eran suaves, su
insinuación, evidente. En cualquier otra situación, Lali se habría echado a
reír.
-Lali: No tan activa como afirman las revistas, señor
Ford.
Él asintió de nuevo.
-Basil: Además es usted una mujer joven y atractiva. Sin
duda es razonable suponer que se casará en algún momento. ¿Ha pensado en lo que
supondría para su futuro esposo la responsabilidad de criar al hijo de otras
personas?
-Lali: No -ella entrelazó los dedos-. Si amara lo
bastante a un hombre como para casarme con él, ese hombre tendría que aceptar a
Chris como parte de mi vida. De otro modo, yo no podría amarlo.
-Basil: Si tuviera que elegir...
-Charlie: Basil -Bigby levantó una mano y, aunque
sonreía, su mirada era dura- no deberíamos estancamos en esa clase de
especulaciones. Nadie espera que resolvamos el asunto de la custodia hoy mismo.
Lo que pretendemos es tener una idea más clara de las intenciones de cada
parte. De lo que tus clientes y la mía quieren para Chris.
-Su bienestar -dijo el señor Anderson secamente.
-Lali: Su felicidad -murmuró-. Quisiera creer que son lo
mismo.
-Es usted igual que su hermano -la voz de Anderson sonó
baja y afilada como el chasquido de un látigo-. Felicidad... Él predicaba la
felicidad a toda costa, y por su culpa mi hija abandonó todas sus
responsabilidades, su educación, sus valores... Embarazada a los dieciocho
años, casada con un estudiante sin blanca que ponía más empeño en volar una
cometa que en mantener un trabajo decente...
La boca de Lali tembló al sentir la acometida del dolor.
No, no derrocharía energías defendiendo a su hermano. Su hermano no necesitaba
defensa alguna.
-Lali: Se querían -dijo.
-Quererse... -las mejillas de Anderson se colorearon, el
primer y único signo de emoción que Lali advirtió en él-. ¿Cree sinceramente
que con eso basta?
-Lali: Sí. Eran felices juntos. Tuvieron un hijo
precioso. Tenían ilusiones -tragó saliva, sintiendo ganas de llorar-. Mucha
gente no tiene esa suerte.
-Barbara todavía estaría viva si se hubiera mantenido
alejada de él.
Lali miró a la mujer mayor y advirtió su dolor. Sus manos
fuertes y huesudas temblaban levemente; su voz se quebraba. Lali reconoció
aquella combinación de sufrimiento y cólera.
-Lali: Jeremy también murió, señora Anderson -dijo
suavemente- Pero Chris está vivo.
-Su hermano mató a mi hija -los ojos de la mujer
brillaron contra su piel repentinamente pálida.
-Lali: Ah, no, eso sí que no -levantó una mano, sacudida
por aquellas palabras y arrastrada por el dolor-. Señora Anderson, Jeremy
adoraba a Barbara. Nunca le habría hecho daño.
-La montó en aquel avión. A Barbara no se le había
perdido nada en uno de esos aeroplanos. No habría subido si él no se la hubiera
llevado.
-Lali: Señora Anderson, sé cómo se siente...
La mujer rechazó el gesto de consuelo de Lali y su
respiración se hizo de pronto rápida y entrecortada.
-No diga que sabe cómo me siento. Barbara era mi única
hija. Mi única hija -levantándose, le lanzó a Lali una mirada helada en la que
temblaban las lágrimas-. No pienso hablar de Barbara ni de su hijo con usted
-salió del despacho con pasos rápidos y contenidos que la alfombra amortiguó.
-No consentiré que moleste a mi esposa -el señor Anderson
se levantó, erguido e inflexible-. No hemos conocido más que dolor desde que
oímos por primera vez el nombre de los Espósito.
Sin decir más, dio media vuelta y salió del despacho.
-Basil: Mis clientes son muy susceptibles respecto a este
asunto, lo cual es perfectamente comprensible -la voz de Ford era tan suave que
Lali apenas la oía.
Asintiendo ligeramente, se acercó a la ventana y miró
fuera.
No prestó atención a la reposada conversación que los
abogados mantenían tras ella. En lugar de hacerlo, se concentró en el flujo del
tráfico que, treinta pisos más abajo, veía pero no podía oír. Deseaba estar
allí abajo, rodeada de coches, autobuses y gente.
Era extraño que hubiera estado a punto de convencerse de
que se había resignado a la muerte de su hermano. Ahora aquella ira impotente
se apoderó de nuevo de ella hasta que sintió ganas de gritar. De gritar una
sola pregunta. ¿Por qué?
-Charlie: Lali -Bigby le puso una mano en el hombro y
repitió su nombre antes de que ella volviera la cabeza. Ford y -sus clientes se
habían ido-, ven, siéntate.
Ella alzó una mano para tocar la del abogado.
-Lali: No, estoy bien.
-Charlie: Y un cuerno estás bien.
Con una media risa, ella apoyó la frente contra el
cristal.
-Lali: Lo estaré dentro de un momento. ¿Por qué será,
Charlie, que nunca creo que las cosas puedan ser duras o feas hasta que
ocurren? E incluso entonces... incluso entonces no logro comprenderlo.
-Charlie: Eso es porque siempre buscas lo mejor de las
cosas. Es un maravilloso talento que tienes.
-Lali: O un mecanismo de evasión -murmuró ella.
-Charlie: No empieces a hacerte reproches, Lali –su voz
sonó más áspera de lo que esperaba, pero vio con satisfacción que ella erguía
los hombros- Otro talento tuyo es ser capaz de suscitar emociones en los demás.
Pero procura no hacerlo con los Anderson.
Lali dejó escapar un largo suspiro y siguió mirando hacia
la calle.
-Lali: Lo están pasando mal. Ojalá hubiera un modo de que
expresaran su dolor, en vez de arrojárselo a otros en forma de reproches. Pero
no hay nada que yo pueda hacer por ellos -musitó cerrando los ojos un
instante-. Charlie, el sitio de Chris no está con ellos. Él es lo único que me
preocupa. Ni una sola vez se han referido a él por su nombre. Siempre dicen «el
niño», o «mi nieto», nunca Chris. Es como si no pudieran concederle identidad
propia, tal vez porque se parece demasiado a Jeremy -ella apoyó un momento las
manos sobre el quicio de la ventana-. Yo solo quiero lo mejor para Chris...
aunque no sea yo.
-Charlie: Vamos a ir a los tribunales, Lali, y será muy,
muy difícil para ti.
-Lali: Ya me lo has explicado otras veces. Y no me
importa.
-Charlie: No puedo darte ninguna garantía respecto al
resultado.
Ella se humedeció los labios y giró la cara hacia él.
-Lali: Eso también lo sé. Tengo que convencerme de que,
pase lo que pase, será lo mejor para Chris. Si pierdo, es que tenía que ser
así.
-Charlie: A riesgo de mostrarme muy poco profesional...
-le tocó las puntas del pelo-, ¿qué hay de lo mejor para ti?
Con una sonrisa, ella tomó su cara entre las manos y le
dio un beso en la mejilla.
-Lali: Yo soy una superviviente, Charlie. Soy muchísimo
más dura de lo que parezco. Es de Chris de quien hemos de preocupamos.
Bigby observó que Lali seguía pálida y que sus ojos
brillaban en exceso.
-Charlie: Deja que te invite a una copa.
-Lali: Estoy bien -dijo con firmeza-. Y tú estás ocupado
-volviéndose, recogió su bolso. Sentía un temblor en el estómago. Lo único que
quería era tomar el aire y aclarar sus ideas-. Solo necesito pasear un rato
-dijo casi para sí misma-. Después de reflexionar sobre todo esto, me sentiré
mejor -se detuvo en la puerta y miró hacia atrás. Bigby seguía de pie junto a
la ventana, con una mueca de preocupación en el rostro-. ¿Puedes decirme que
tenemos alguna posibilidad de ganar?
-Charlie: Sí, eso puedo decírtelo. Ojalá pudiera decirte
algo más.
Sacudiendo la cabeza, Lali abrió la puerta.
-Lali: Con eso basta. Tiene que bastar.
Continuará....
---------------------
Perdooooooooooooooon!!! :(
ya les subo el otro!
ni puede quitarle la marca a la imagen!! :(
gracias por las firmitas!! :)
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarMe parte el corazón lali!!, ella también perdió al hno che!
ResponderEliminarnooo q tierna q es Lali... AMO A LALI EN ESTA NOVE..!!!!!
ResponderEliminarQUIERO MAS NOVEEEEEEEEEEEEE!!!!!!
BESOS Q ESTES BIEN...!!!!!!!
Me encanta esta historia!!! Pero igual me gustaria otro, porque en este no aparece nada peter!!!
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarMuy bueno! pero que aparezca Peter, ya lo extraño...
ResponderEliminar:( que triste cap!
ResponderEliminarespero el proximo un beso
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarQUIEROOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOOOOOOOVEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE........ NO ME AGUANTO AS GANAS DE LEER MAS CAPITULOS..!!!!! QUIERO SABER Q PASA CON LALI Y PETER... Y CON CHRIS!!!!!
ESPERO Q SUBAS MAS...
BESOS Q ESTES BIEN...
!!!!
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarHoola! Me Podrías Ayudar Compaartiendo o Poniendo MG En Esta Foto? :$ PORFAVOR♥(?)xD :$ Es Para que Coco♥ Mi Gatitoo xD Gane Un Concursoo ((:
ResponderEliminarMUCHASmuchasGraaacias Y Perdoon Por Las molestias xDD https://www.facebook.com/photo.php?fbid=398898770131482&set=a.389189847769041.86301.163351943686167&type=3&theater
Sosssss Una GROSA<3 Mas Nove :$
ResponderEliminarQueremos..........MARAAAAAATON!xD
ResponderEliminarPobre Lali,cuánto sufrimiento!Me partió el alma.Que tosudez la de la abuela de Cris,por más dolida q esté...Lali no es responsable y menos el niño!
ResponderEliminarhayy pobre lali!!!!
ResponderEliminarmass noveee
Lali va a seguir luchando x la felicidad d Chris.
ResponderEliminarPobrecita Lali :(qe hace todo lo posible para la felicidad de Chris :$
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