Peter ignoraba qué lo había impulsado a visitar el plató
de Nuestras vidas, nuestros amores.
El guión en el que estaba trabajando parecía haber embarrancado, y quería
volver a ver a Lali. Tal vez fuera porque, cuando intentaba trabajar, seguía
sintiendo el olor de las violetas. Dos veces había hecho intento de tirarlas a
la basura, pero al final había desistido.
Una parte de él reprimida desde hacía mucho tiempo
necesitaba aquellas cosas, por más que le disgustara reconocerlo.
De modo que había ido en busca de Lali diciéndose que
quería simplemente verla trabajar antes de darle el papel de Rae. Era lógico,
perfectamente natural. Y, si embargó, había intentado resistirse a ello.
Lali estaba en la cocina, sentada a la mesa con los pies
descalzos apoyados en una silla, mientras Nico Riera, que hacía el papel de
Nicolás, el novio de juventud de Marianella, hacía un solitario. En otro lado
del plató, los padres televisivos de Lali hablaban sobre sus hijos. Cuando
hubieran acabado, Nico y Lali grabarían su escena.
-Lali: Seis negro sobre siete rojo -masculló ella, y Nico
le lanzó una mirada de fastidio.
-Nico: Esto es un solitario -le recordó él-. O sea, que
lo hace uno solo.
-Lali: Es un juego antisocial.
-Nico: A ti hasta un walkman te parece antisocial.
-Lali: Porque lo es -sonriendo dulcemente, movió el seis
ella misma.
-Nico: ¿Por qué no llamas al Comité para la Salvación de
los Mamíferos Terrestres de Tres Patas? Seguramente te invitarán a su próximo
almuerzo.
Lali pensó que no era el momento más adecuado para
pedirle un donativo para el refugio para gatos en el que estaba interesada en
esos momentos.
-Lali: No seas tan quisquilloso -dijo suavemente- Se
supone que me adoras.
-Nico: Debí hacer que me examinaran la cabeza cuando me
dejaste tirado por Ramiro.
-Lali: Fue culpa tuya por no explicarme qué hacías en ese
hotel con Luna.
Nico dejó escapar un soplido y le dio la vuelta otra carta.
-Nico: Debiste confiar en mí. Uno tiene su orgullo.
-Lali: Ahora estoy atrapada en un matrimonio desastroso y
puede que embarazada.
Él alzó la mirada y sonrió.
-Nico: Los índices de audiencia subirán como la espuma.
¿Has visto los de esta semana? Hemos subido tres puntos.
Ella apoyó los codos sobre la mesa.
-Lali: Espera a que las cosas vuelvan a calentarse entre Marianella
y Nicolás -puso un diez negro sobre la sota de diamantes- Arderán las brasas,
saltarán chispas de pasión.
Él le dio una palmada en la mano.
-Nico: A ti eso se te da de maravilla -incapaz de
resistirse, añadió- Hace seis meses que no te beso.
-Lali: Entonces, grandullón, cuando tengas la
oportunidad, hazlo bien. Marianella no se conformaría con cualquier cosa
-levantándose, se alejó lánguidamente para que le revisaran por última vez el
maquillaje.
El decorado del hospital ya estaba listo para la breve
pero intensa escena del reencuentro entre los antiguos amantes, Marianella y
Nicolás. A Lali le pintaron sutiles trazos oscuros bajo los ojos para aparentar
que había pasado la noche sin dormir. El resto del maquillaje le confería una
suave palidez.
Y entonces las cámaras empezaron a rodar.
Marianella estaba
en su despacho, rebuscando en su archivo. Parecía muy tranquila, en pleno dominio
de sí misma. Su expresión era totalmente serena. De pronto, cerró el cajón y,
dándose la vuelta, comenzó a pasearse por el despacho. Cuando montaran la
cinta, insertarían allí un flash back en el que ella recordaría el instante en
que había sorprendido in fragranti a su marido y a su hermana. Marianella
agarró una taza de porcelana de su mesa y la estrelló contra la pared.
Llevándose el dorso
de la mano a la boca, observó fijamente los fragmentos rotos. Al oír que
llamaban a la puerta, cerró los puños e hizo visibles esfuerzos por
recomponerse. Rodeó despacio el escritorio y se sentó.
-Pase.
La cámara enfocó a
el doctor Nicolás Morales, un hombre de aspecto y maneras ásperas y apremiantes
que había sido el primer y único amante de Marianella antes de su matrimonio.
Mientras la cámara grababa la entrada de Nico, Lali le hizo
una mueca y le sacó la lengua. Nico le dedicó una de aquellas largas miradas
que hacían temblar el corazón de las telespectadoras.
-Marianella,
¿tienes un minuto?
Cuando la cámara volvió a enfocarla, Lali tenía otra vez
un semblante serio y contenido, bajo cuya serenidad se adivinaba un atisbo de
tensión.
-Desde luego -juntó
las manos sobre la mesa, evidenciando así una sutil muestra de nerviosismo.
-Tengo un caso de
violencia doméstica -empezó a decir él con el tono crispado, casi desabrido, de
su personaje. Tanto Marianella como varios millones de espectadoras encontraban
irresistible su estilo de diamante en bruto- Necesito tu ayuda.
Iniciaron la escena, sentando los cimientos de una línea
argumental que haría que se encontraran una y otra vez durante las siguientes
semanas y que creciera entre ellos la tensión sexual. En un momento en que la
cámara estaba a espaldas de Nico, este se puso bizco y sacó los dientes. Al
volver hacia su archivador, ella lo pisó deliberadamente. Nada de ello alteró
el ritmo de la escena.
-Pareces cansada -
hizo amago de tocarle el hombro, pero se detuvo. Sus ojos irradiaban
frustración-. ¿Va todo bien?
Marianella se dio
la vuelta y le lanzó una mirada franca y conmovedora. Abrió la boca,
temblorosa, y volvió a cerrarla. Se giró lentamente hacia el archivador y cerró
despacio el cajón.
-Sí, todo va bien.
Estoy muy ocupada. Y dentro de unos minutos tengo cita con un paciente.
-Entonces, me voy
-él se acercó a la puerta y se detuvo. Con la mano en el picaporte, la miró
fijamente- Mar...
Marianella siguió
dándole la espalda. La cámara se acercó mientras ella cerraba los ojos y
procuraba refrenarse.
-Veré a tu paciente
mañana Griff -dijo con un ligerísimo temblor en la voz.
Él aguardó cinco
segundos.
-Está bien.
Al oír que la
puerta se cerraba, Marianella se llevó las manos a la cara.
-Corten.
-Nico: Esta me la vas a pagar -dijo abriendo de nuevo la
puerta del decorado- Me lastimaste el pie!
Lali lo miró batiendo las pestañas.
-Lali: Sos un debilucho.
-Nev: Está bien, chicos -dijo suavemente el director-
vamos a grabar los primeros planos.
Lali se colocó obedientemente tras el escritorio de Marianella.
Fue entonces cuando vio a Peter. Su rostro delató sorpresa y placer, aunque la
expresión de Peter no parecía acogedora. La estaba mirando con el ceño fruncido
y los brazos cruzados sobre el informal jersey negro. No le devolvió la
sonrisa, ni Lali esperaba que lo hiciera. Peter Lanzani no sonreía a menudo. Lo
cual aumentaba el deseo de Lali de hacerle reír.
Había pensado en él más de la cuenta desde su último
encuentro. De momento, tenía muchas cosas en que pensar, tanto en su vida
privada como en la profesional, y aun así a menudo se había sorprendido
preguntándose por Peter Lanzani y por lo que se ocultaba bajo su fachada de
indiferencia. Había creído vislumbrar algo cálido y accesible bajo su
apariencia. Y eso bastaba para impulsarla a indagar un poco más. Por otra
parte, estaba aquella punzada de emoción, una punzada que recordaba con
perfecta claridad. Quería sentirla otra vez, disfrutar de ella, comprenderla.
Al acabar de rodar, tenía una hora libre antes de que Paula
y ella representaran la escena de su confrontación en el decorado del salón de
los Lane.
-Lali: Jerry, he encontrado un gatito para tu niña -le
dijo a uno de los técnicos al levantarse- Tiene manchas de colores. Puedo
traértelo el viernes.
-Nico: Ya estamos otra vez -dijo con un suspiro.
Lali no le hizo caso y, saltando por encima de una cable,
se acercó a Peter.
-Lali: Hola, ¿quieres un café?
-Peter: De acuerdo.
-Lali: Tengo una cafetera en mi camerino. El que dan en
la cantina es puro veneno -ella fue delante, sin molestarse en preguntarle qué
hacía allí. La puerta del camerino estaba abierta, como siempre. Lali entró y
se acercó sin preámbulos a la cafetera- Tendrás que conformarte con leche en
polvo.
-Peter: Lo prefiero solo.
En el camerino reinaba el desorden. Prendas de vestir,
revistas y panfletos cubrían todo el espacio disponible. El tocador estaba
cubierto de botes, frascos y fotografías enmarcadas del reparto. Olía a flores
frescas, a maquillaje y a polvo. En la pared había un calendario abierto por la
página de febrero, a pesar de que estaban a comienzos de mayo. El reloj
eléctrico, desenchufado, se había parado en las 7:05. Peter contó tres pares y
medio de zapatos esparcidos por el suelo.
En medio de todo aquello permanecía Lali, vestida con un
traje de seda salvaje de color melocotón, con el pelo castaño y lustroso
recogido en un sofisticado moño. Olía como debía oler una mujer al atardecer: a
un perfume suave y levemente perturbador. Cuando el café comenzaba a gotear en
la cafetera, Lali se volvió hacia Peter.
-Lali: Me alegro de volver a verte.
La sencillez de aquella declaración casi convenció a Peter
de su sinceridad. La observó con cautela, manteniendo una distancia prudencial
entre ellos.
-Peter: La grabación ha sido muy interesante. Tenés
talento, Lali. Le has sacado a esa escena todo su jugo.
Ella tuvo de nuevo la impresión de que aquello era más
una crítica que un cumplido.
-Lali: En una teleserie, es necesario. Aquí trabajamos
con pequeñas cápsulas. Algunas personas solo nos ven un par de veces por
semana. Y hay otros que solo nos sintonizan por casualidad. Tenemos que atrapar
su atención.
-Peter: Tu personaje -él observó el traje, aprobando su
discreta elegancia- yo diría que es una mujer muy profesional y contenida que
en estos momentos atraviesa una crisis personal. Entre ella y el joven doctor
saltaban chispas de erotismo.
-Lali: Muy bien -con una sonrisa, tomó dos tazas
desparejadas- Lo has resumido a la perfección. ¿Quieres unos M & M's? Tengo
una pequeña reserva en el cajón.
-Peter: No. ¿Siempre haces payasadas, en el set cuando no
estás en cámara?
Ella echó leche en polvo en un café, añadió una generosa
cucharada de azúcar y le tendió su taza a Peter.
-Lali: Nico y yo mantenemos una pequeña competición, a
ver quién consigue que el otro meta la pata primero. La verdad es que hace que
agucemos el ingenio y rebaja el nivel de tensión -ella quitó las revistas que
había encima de una silla y las dejó distraídamente en el suelo- Siéntate.
-Peter: ¿Cuántas páginas de diálogo tienes que aprenderte
cada semana?
-Lali: Depende -dijo ella, y bebió un sorbo de café-
Ahora cada capítulo dura una hora, así que solemos hacer ochenta y cinco
páginas de guión al día. Algunos días, si aparece mi personaje, puedo tener
hasta veinte o, treinta, pero normalmente grabo solo tres días por semana. No
hacemos demasiadas tomas -abriendo un cajón del tocador, sacó un puñado de
golosinas y comenzó a comérselas una a una- Dicen que es lo más parecido a la
televisión en directo que se puede ver.
Él bebió sin dejar de observarla.
-Peter: Parece que disfrutas trabajando en esto.
-Lali: Sí, me siento muy cómoda con Marianella. Por eso
precisamente quiero hacer también otras cosas. La rutina es un lugar muy
cómodo, pero también puede ser muy tedioso.
Él paseó la mirada por la habitación.
-Peter: No te imagino en un lugar como ese del que
hablas.
Lali se echó a reír y se sentó al borde del tocador.
-Lali: Un cumplido fantástico. Y no los prodigas mucho
-algo en la fría y distante expresión de Peter la hizo sonreír- ¿Te apetece
cenar? -preguntó, dejándose llevar por un impulso.
Por un instante, el semblante de Peter delató sorpresa.
Era la primera vez que Lali veía en él aquella expresión.
-Peter: Es un poco pronto para cenar -dijo suavemente.
-Lali: Me gusta hablar contigo -dijo ella, asintiendo-
Contigo la conversación nunca es aburrida. Si estás libre esta noche, puedo
recogerte a las siete.
Le estaba pidiendo una cita, pensó Peter. De manera muy
sencilla, muy suave, en un tono más amistoso que seductor. De nuevo se preguntó
cuáles serían sus intenciones.
-Peter: Está bien, a las siete -metiendo la mano en el
bolsillo, sacó un cuaderno y anotó algo- Aquí tienes mi dirección.
Lali tomó el papel y lo leyó, dejando escapar un sonido
que indicaba admiración.
-Lali: Mmm, debes de tener una vista fantástica del
parque -alzó la mirada y le lanzó aquella sonrisa que a Peter le hacía pensar
que se estaba riendo de una broma privada-. Soy una fanática de las vistas.
-Peter: Ya lo he notado.
Peter se acercó al tocador para dejar su taza y se quedó
tan cerca de ella que sus piernas se rozaron. Ella no se apartó, sino que
siguió mirándolo con sus ojos claros y vivos. Había algo mortal en aquella
cara, pensó Lali. Algo que cualquier mujer reconocería y de lo que, si era
sensata, se mantendría alejada. Fascinada, Lali contó los latidos de su pulso
acelerado.
-Peter: Te dejo para que continúes con tu trabajo.
Él se movió levemente y el contacto quedó roto. Lali
permaneció donde estaba.
-Lali: Me alegro de que hayas venido -dijo, aunque ya no
sabía si era cierto.
Él asintió y se fue.
Lali se quedó sentada al borde del tocador, preguntándose
por primera vez en su vida si no habría mordido más de lo que podía masticar.
--
El sol, una gran bola roja, empezaba a ponerse cuando
Lali se bajó del taxi a dos manzanas del edificio de apartamentos de Peter.
Quería pensar un rato en la llamada de teléfono que había recibido acerca de Chris,
el hijo de su hermano.
Pobre pequeño, pensó. Tan frágil, tan responsable. Se
preguntaba cuánto tiempo pasaría antes de que los tribunales decidieran sobre
su destino. Deseaba tanto que estuviera a su lado que se negaba a pensar que
las cosas no salieran como ella quería. El hijo de su hermano, que había
quedado huérfano repentinamente, era profundamente infeliz con sus abuelos
maternos.
Ellos no lo querían, pensó Lali. Entre el amor y el deber
había un mundo. Cuando todo estuviera arreglado, Lali podría darle la infancia
feliz y despreocupada que ella había tenido, con las ventajas económicas que a
ella le habían faltado.
No quería pensar en las complicaciones. Si se detenía a
pensar en ellas, empezaría a dudar del resultado, y no podría soportarlo. Sus
abogados y ella estaban dando todos los pasos necesarios.
Lali no quería que la publicidad afectara a su sobrino.
Debido a ello había mantenido el asunto en secreto, cosa que raramente hacía. O
tal vez fuera porque no tenía a nadie a quien hablarle de ello, pensó,
preocupada. Cada día se decía que Chris iría a vivir con ella antes de que
acabara el verano. Mientras se lo repitiera una y otra vez, sería capaz de
creerlo. Ahora era casi de noche y no había nada más que pudiera hacer al
respecto.
Eran poco más de las siete cuando apretó el botón del
ascensor del elegante edificio de Park Avenue en el que vivía Peter. Ya había
conseguido ahuyentar el leve nerviosismo que Peter le causaba y había decidido
disfrutar de la velada. La idea de que aquel hombre pudiera ponerla nerviosa le
infundía una extraña curiosidad. Le gustaban los hombres, las diferencias
esenciales de personalidad entre ellos y las mujeres. Muchos de sus mejores
amigos eran hombres de dentro y de fuera del mundillo artístico. Pero solo eran
eso: amigos. Lali era muy cautelosa respecto al amor. Consciente de que se
dejaba llevar por sus emociones, siempre había sido muy prudente respecto a las
relaciones físicas.
Era una romántica y no se avergonzada de ello. Nunca
había dudado de que todo el mundo tenía reservado un gran amor y no estaba
dispuesta a conformarse con menos. Cuando encontrara al hombre adecuado, lo
sabría. No le importaba que fuera al día siguiente o al cabo de veinte años,
con tal de encontrarlo. Mientras tanto, llenaba sus días con su trabajo, sus
amigos y sus causas. Sencillamente, Lali Espósito no creía en el aburrimiento.
Le gustó el pasillo silencioso y enmoquetado que llevaba
al apartamento de Peter. Tenía un alto friso y era elegante, pero al alzar la
mano para llamar al timbre, volvió a sentir aquel extraño hormigueo de
nerviosismo.
En el interior del piso Peter permanecía de pie junto a
los altos ventanales que miraban sobre Central Park. Estaba pensando en Lali.
Prácticamente no había hecho otra cosa en todo el día. Y eso no le agradaba.
Por dos veces había estado a punto de llamarla para
cancelar la cita, diciéndose que tenía trabajo que hacer. Intentaba convencerse
de que no tenía tiempo ni ganas de cenar con una actriz a la que apenas
conocía, pero al final no la había llamado porque seguía viendo el modo en que
se suavizaban los ojos de Lali, la forma en que cambiaba toda su cara cuando
sonreía.
Un truco profesional. Cande los tenía a montones y a
menos que Peter se equivocara por completo, aquella mujer era tan buena actriz
como Candela Vetrano. Eso era lo que se decía a sí mismo y sin embargo... Y sin
embargo no había cancelado la cita.
Al oír el timbre, giró la cabeza hacia la puerta. Tan
solo era una noche, se dijo. Unas cuantas horas durante las cuales podría
estudiar a la mujer que probablemente interpretaría el papel protagonista en
una película importante. Apenas tenía dudas de que, antes de que acabara la
cita, Lali intentaría alguna estratagema para asegurarse el papel.
Encogiéndose de hombros, Peter se acercó a la puerta. Así
eran los negocios, y ella estaba en su derecho de intentarlo.
Entonces, al abrir la puerta y verla sonriendo, se dio
cuenta de que la deseaba con una intensidad que no sentía desde hacía años.
-Lali: Hola. Qué guapo estás -dijo ella.
La lucha que mantenía con el deseo hizo que Peter
apareciera más distante y que su voz sonara más escrupulosamente educada.
-Peter: Entra.
Lali atravesó el umbral y observó la habitación con
evidente curiosidad. El piso parecía muy limpio. Reinaba en él un orden
meticuloso y también era elegante. Por alguna razón, a Lali le pareció que
aquella casa no cuadraba con la expresión áspera y decimonónica de Peter. No,
aquella formalidad resultaba excesiva para un hombre de su aspecto y sus
ademanes. A pesar de que la casa no le pareció acogedora, la admiró su belleza
más bien pasiva y su racional elegancia.
-Lali: Un hombre muy puntilloso -murmuró, acercándose a
las ventanas para contemplar la vista de la ciudad.
Llevaba un vestido con metros y metros de falda y un arco
iris de colores. Peter se preguntó si sería por eso por lo que de pronto sentía
que se había producido una extraña tensión en la estancia. Él prefería la
quietud, el silencio, incluso la soledad. Sin embargo, de algún modo, sintió
por primera vez la tentación de disfrutar del calor que parecía haber invadido
su casa.
-Lali: Yo tenía razón -dijo, metiendo las manos en los profundos
bolsillos de su falda- Es precioso. ¿Dónde trabajas?
-Peter: Tengo un despacho en otra habitación.
-Lali: Yo seguramente habría puesto mi mesa aquí mismo
-riendo, se volvió hacia él de tal modo que la mezcla de colores de su vestido
pareció vibrar- Claro que no avanzaría gran cosa -los ojos de Peter eran verdes
y penetrantes, su rostro permanecía tan inexpresivo que parecía estar pensando
en otra cosa, o en nada- ¿Miras a todo el mundo así?
-Peter: Supongo que sí. ¿Quieres una copa?
-Lali: Sí, un vermú seco, si tienes -se acercó a un
aparador de madera de cerezo y observó la colección de Waterford que poseía Peter.
Nadie desprovisto de pasión atesoraría objetos tan delicados, tan capaces de
atrapar el fulgor de la luz. ¿Dónde estaba la pasión de Peter?, se preguntaba
Lali. ¿Estaría enterrada tan adentro que la había olvidado, o simplemente
entumecida por falta de uso?
Peter se detuvo a su lado y le ofreció un vaso.
-Peter: ¿Te gusta el cristal?
-Lali: Me gustan las cosas bonitas.
¿Y a qué mujer no?, Pensó él amargamente. Un abrigo de
lince ruso, un diamante en forma de pera. Sí, a las mujeres les gustaban las
cosas bonitas, sobre todo cuando se las proporcionaban los demás. Él ya estaba
harto de todo eso.
-Peter: Hoy he visto la serie -comenzó, decidiendo darle
a Lali ocasión de presentar su caso y descubrir sus estratagemas- Haces muy
bien el papel de psiquiatra competente.
-Lali: Marianella me cae bien -bebió un sorbo de su
vermú- Es una mujer muy estable con leves trazas de debilidad y pasión. Me
gusta ver si puedo sacarlas a la luz de manera sutil, sin mostrarlas por
completo. ¿Qué te ha parecido la serie?
-Peter: Un amasijo de enredos y complicaciones. Pero me
ha sorprendido que el argumento no incluya enfermedades fatales y tórridas
escenas de cama.
-Lali: Estás desfasado -ella sonrió por encima del vaso-
Naturalmente, todos los culebrones incluyen esos elementos en ciertas dosis,
pero nosotros nos hemos diversificado mucho. Tenemos asesinatos, política,
asuntos sociales, incluso ciencia ficción. Ahora, con la carrera por los
índices de audiencia, grabamos mucho en exteriores -bebió de nuevo. Esta vez,
en su mano relucía un ópalo de un azul blanquecino- El año pasado rodamos en
Grecia y en Venecia. No había comido tanto en toda mi vida. Nicolás y Marianella
hacían una escapada a Venecia, pero alguien se la saboteaba. Supongo que te
habrás fijado en Paula. Hace el papel de mi hermana Luna.
-Peter: Ah, sí, la malvada -asintió-. Conozco el tipo.
-Lali: Oh, Luna lo hace de maravilla. Es una mujer
intrigante, pérfida y calculadora, y casi siempre desagradable. Paula se lo
pasa en grande con ella. Luna ha, tenido una docena de aventuras, ha roto tres
matrimonios y arruinado la carrera de un senador. El mes pasado empeñó el
broche de esmeraldas de nuestra madre para pagar sus deudas de juego -dando un
suspiro, Lali bebió otra vez- Ella sí que sabe divertirse.
La sonrisa de Peter brilló de pronto, permaneciendo en
sus ojos al mirar a Lali.
-Peter: ¿Te refieres a Paula o a Luna?
-Lali: A ambas, supongo. Me preguntaba si lo con
seguiría.
-Peter: ¿El qué?
-Lali: Hacerte sonreír. No sonríes muy a menudo, ¿sabes?
-Peter: ¿Ah, no?
-Lali: No -sintió de nuevo aquella punzada, aguda y
claramente física. Su mirada se posó un instante en la boca de Peter, y
disfrutó de la sensación que ello le produjo- Supongo que estás demasiado
ocupado diseccionando a la gente.
Él apuró su bebida y dejó el vaso a un lado.
-Peter: ¿Es eso lo que hago?
-Lali: Sí, siempre. Supongo que es natural teniendo en
cuenta la índole de tu trabajo, pero yo me había propuesto arrancarte una
sonrisa antes de que acabara la noche.
El seguía mirándola y, aunque de su sonrisa solo quedaba
un atisbo, aún no se había extinguido del todo. Lali pensó que aquel leve
vislumbre de humor, de un humor cauteloso y hasta reticente, le sentaba bien, Y
de nuevo sintió un hormigueo de excitación.
Frunciendo levemente el ceño, se acercó a él.
-Lali: ¿Tú no sientes curiosidad? -preguntó suavemente y,
al ver que él no contestaba, añadió- La verdad es que no creo que pueda pasar
toda la noche preguntándome cómo será.
Apoyó una mano sobre el hombro de Peter y se inclinó
hacia delante hasta que sus labios se tocaron. No hubo presión, ni exigencia
por parte alguna, y sin embargo ella sintió que aquel leve contacto atravesaba
por entero su cuerpo. Sintió que algo se agitaba en su interior y que un suave
susurro resonaba en sus oídos. La boca de él era más cálida de lo que esperaba
y su sabor más potente. Sus cuerpos no se tocaban, y el beso no pasó más allá
del roce de los labios. Lali se sintió expuesta y levemente sorprendida. Luego
notó que le temblaban las rodillas y quedó asombrada.
Se apartó lentamente, sin darse cuenta de que tenía los
ojos muy abiertos por la impresión.
Peter había sentido una oleada de deseo al sentir su
boca, pero sabía cómo ocultar sus emociones. Deseaba a Lali: en su cama y en el
papel de Rae. En su opinión, no pasaría mucho tiempo antes de que ella le
ofreciera lo uno para conseguir lo otro. Era mucho más joven cuando Cande se
había metido en su cama para conseguir un papel. Ahora era más adulto y conocía
las reglas del juego. Y, por alguna razón, sabía que Lali las aplicaría con
mayor honestidad.
-Lali: Bueno... -exhaló un largo suspiro mientras su
mente corría a toda velocidad. Deseaba poder estar sola cinco minutos para
reflexionar sobre todo aquello. Por alguna razón, siempre había creído que se
enamoraría en un santiamén, pero no era tan idealista como para creer que sería
correspondida de inmediato. Tenía que sopesar detenidamente su siguiente
movimiento- Y ahora que ha desaparecido la tensión... -dejó su vaso a un lado-
¿por qué no nos vamos a cenar?
Antes de que pudiera alejarse, Peter la asió del brazo.
Si iban a hacer una escenita, quería acabarla allí mismo.
-Peter: ¿Qué es lo que quieres?
Su voz carecía del suave calor que Lali había notado en
sus labios. Ella lo miró a los ojos y no vio otra cosa que su propio reflejo.
Enamorarse de aquel hombre era una insensatez, pensó. Pero, por otro lado,
siempre había esperado cometer una insensatez cuando le llegara el momento de
enamorarse.
-Lali: Ir a cenar -dijo ella.
-Peter: Te he dado la oportunidad de hablar del papel y
no lo has hecho. ¿Por qué?
-Lali: Eso son negocios. Y esto, no.
Él dejó escapar una breve risa.
-Peter: En este mundillo, todo son negocios -replicó- Tú
quieres el papel de Rae.
-Lali: No habría hecho la prueba si no lo quisiera. Y,
cuando haga la próxima prueba, será mío -le irritaba que Peter no la
comprendiera- Peter, ¿por qué no me dices adónde quieres ir a parar? Será más
fácil para los dos.
Él inclinó la cabeza y, dejando la mano sobre el brazo de
Lali, la atrajo un poco hacia sí.
-Peter: ¿Qué estás dispuesta a ofrecer a cambio?
Lali se sintió como si le hubiera dado una bofetada. No
sintió rabia, sino una aguda punzada de dolor que la hizo palidecer y oscureció
su mirada.
-Lali: Estoy dispuesta a actuar lo mejor que pueda
-desasiéndose con brusquedad, se dirigió a la puerta.
-Peter: Lali... -no pretendía retenerla, pero su mirada
le había hecho sentirse despreciable. Al ver que ella no se detenía, cruzó la
habitación sin pensárselo dos veces- Lali... -tomándola de nuevo del brazo, la
obligó a girarse. Ella tenía una expresión tan dolida que Peter se vio forzado
a tomarla por auténtica. El deseo de apretarla contra su pecho resultaba casi
doloroso- Te pido disculpas.
Ella lo miró fijamente, deseando poder mandarlo al
infierno.
-Lali: Acepto tus disculpas -dijo- porque que estoy
convencida de que no tienes costumbre de disculparte por nada. Esa mujer te
destrozó, ¿no es así?
Él apartó las manos.
-Peter: Yo no hablo de mi vida privada.
-Lali: Puede que ese sea en parte tu problema. ¿Detestas
a las mujeres en general, o solo a las actrices en particular?
Él entrecerró los ojos de modo que Lali solo pudo
vislumbrar su ira.
-Peter: No te pases de la raya conmigo.
-Lali: No creo que nadie pueda hacerlo –aunque tenía la
impresión de que la ira de Peter era una buena señal, Lali no se sentía capaz
de enfrentarse a ella, ni a sus propios sentimientos-. Es una lástima -añadió
volviéndose hacia la puerta- Creo que, cuando el hielo que hay dentro de ti se
derrita, serás un hombre admirable. Entre tanto, procuraré no cruzarme en tu
camino -abrió la puerta y se dio la vuelta- En cuanto al papel, Peter, por
favor, habla con mi agente -dijo, y cerró suavemente la puerta tras ella.
Continuará…
--------------------------
Y les dejo otro cap largo!!! :)
No lo olviden: MAÑANA MARATÓN!!!
Ana Carol Suguro lo lográs solo tenes que ser perseverante!! :)
Besos
hasta mañana!!
Y que sueñen con... la cola de Peter Lanzani ;)
jaja
Woooooowww quedo demasiado buenaaa
ResponderEliminarcomo me carga peter en esta noveee =/
muero por ver el prox cap y el maratonn :D
suuubiii mas
definitivamente lali si que tiene caracter me encanta
ResponderEliminarVos queres q más de una no duerma,no?JAJA
ResponderEliminarEn cuanto a la nove me encanta,Lali super mandada no me extraña q Peter haya pensado eso,por momentos parecía el varón siempre la iniciativa.Pero le fallo el casting sábana a Petr,malinterpretó a Lali,esa es su forma sde ser frandca y frontal!
Mañana maraton iupi!!!!!!!!!!!!!!!!
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ResponderEliminarNOOOOOOOOOOOO POR DIOS QQQQQQQ CAPITULO.... AMO A LALI EN ESTA NOVE... SU PERSONALIDAD DE PIES A CABEZAS ES ADMIRABLE..!!!!
ResponderEliminarESPERO CON ANSIAS MAÑANA LA MARATONNNNNNNNNN!!!! XQ YA NO ME AGUANTO QUIERO LEER MAS CAPS...
BESOS Q ESTES BIEN...!!!!!!!!! :)
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
ResponderEliminarajajaj si me encanraria un maraton mas novela
ResponderEliminarmas nove!
ResponderEliminarClarita,clarita k fue Lali,Peter es un tempano,k piensa k ella tiene dobles intenciones.
ResponderEliminarAaah !!! Mañana maratooon (yn) !!
ResponderEliminarHOLA!!
ResponderEliminarME ENCANTA TU NOVELA, ESTA GENIAL.
ESPERO ANSIOSA QUE LLEGUE EL MARATON.
SOY DEL BLOG LALITTER08.BLOGSPOT.COM
ME GUSTARIA QUE PASARAS VOY A PUBLICAR UN CORTO LALITTER
Gracias!!!!!!!!
ResponderEliminarMe encanto la actitud de lali! Hizo lo que sentia sin pensar en las consecuencias :) ... Infelizmente peter la trato mal :/
Es muy admirable esta Lali!
ResponderEliminarMas Noveee
@sarapinyana
Amo a Lali!!!!! Me encanta que sea tan impulsiva y diga lo que siente! Y me dio muchisima risa los jueguitos de Nico y Lali!!
ResponderEliminarMaaaaS!
Fresy07
Cuantos caps tiene esta nove??!! la amoo ♥
ResponderEliminarY ahora q va hacer petercito?,me parece q le toca remar un poco je!
ResponderEliminarhayy la amo a lali!!! me encantaaa su personaje todo!
ResponderEliminarmasss noveeee
me encanta siempre mas lali jajaja
ResponderEliminarmas noveeeeeeee
que idiota peter.... espero la maraton!! besitoss
ResponderEliminarfaty****
nove
ResponderEliminaro;O no de verdad peter se paso de la raya, como le va a dar a entender eso cuado ella solo queria ser amable con el
ResponderEliminarMe fascino este cap! y me fascina lali
ResponderEliminarY Peter es un traumado! jajaj Pobre! Cande lo dejo pero MAL!
Besos
@vagomi
Jajaja seria el paraíso ese sueño jajaja porqe Peter porqe me tenes qe arruinar la felicidd así :( déjame disfrutar del momento -_-
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