Lali permanecía sentada en un pequeño banco de madera,
fuera de la salta del tribunal. El pasillo estaba lleno de gente que iba y
venía, pero nadie se fijaba en aquella mujer solitaria, ataviada con un traje
color crema, que miraba fijamente hacia delante. El primer día de la vista
había concluido, y Lali sentía una extraña mezcla de alivio y crispación. El
proceso había comenzado, ya no había marcha atrás. Una puerta se abrió en el
pasillo y de ella manó un caudal de gente, Lali nunca se había sentido tan
sola.
Bigby le había resumido los acontecimientos de la
jornada. No había habido sorpresas. El primer día de la vista había consistido
básicamente en establecer las líneas maestras del caso. Para Lali, las
cuestiones preliminares habían resultado terriblemente áridas. Pero los
engranajes se habían puesto al fin en marcha, y tal vez su ritmo pronto se
aligeraría.
«Ojalá esto acabe pronto», pensó, cerrando los ojos un
instante. «Ojalá pase de una vez». Se crispaba con solo pensar en el mañana. Y
extraía alivio de la absoluta certeza de estar haciendo lo correcto.
Bigby salió de la sala del tribunal con un ligero maletín
en una mano y tendiéndole la otra.
-Charlie: Deja que te invite a una copa.
Lali sonrió, le dio la mano y se levantó.
-Lali: Hecho. Pero que sea un café.
-Charlie: Lo has hecho muy bien ahí dentro.
-Lali: Pero si no he hecho nada.
Él se dispuso a decir algo, pero al final cambió de idea.
Tal vez fuera mejor no decide lo eficaz que había sido su sola presencia en la
sala. Su naturalidad, su mirada preocupada, el tono de su voz, todo ello había
contrastado vivamente con la tiesura y la expresión pétrea de los Anderson. Y,
ante un caso de custodia, un buen juez no solo se dejaba influir por los datos
y las cifras.
-Charlie: Tú sigue así -le aconsejó él y, apretándole la
mano, echaron a andar por el pasillo. Ninguno de los dos se fijó en el hombre
de traje oscuro y gafas de pasta que iba tras ellos- Cuéntame qué tal te va
todo lo demás -le dijo Bigby mientras la guiaba suavemente hacia la puerta-. No
todos los días represento a una celebridad.
Ella se echó a reír cuando, al salir a la acera, sintió
la primera oleada de calor. Nueva York en verano era un lugar cálido, húmedo y
sofocante.
-Lali: ¿Eso es lo que soy? ¿Una celebridad?
-Charlie: Tu foto apareció en el Tube y tu nombre salió a
relucir en el programa de MacAllister -sonrió al ver que ella enarcaba una ceja-.
Confieso que estoy impresionado.
-Lali: Con que lees el Tube, Charlie -se dio cuenta de
que intentaba calmarla. Y lo estaba consiguiendo. Le dio el brazo
afectuosamente-. He de admitir que la publicidad no le vendrá mal a la serie,
ni a la película, ni a mí.
-Charlie: ¿En ese orden?
Lali sonrió y se encogió de hombros.
-Lali: Depende del humor que tenga -no, ella no carecía
de ambición. El artículo del Tube le había producido una intensa satisfacción-.
He hechos muchos anuncios de champú, así que no me quejaré si no tengo que
volver a pasarme tres horas embadurnada de espuma delante de una cámara.
Entraron en una cafetería en cuyo interior la temperatura
descendía hasta los veinticinco grados. Lali se estremeció un instante y luego
dejó escapar un suspiro de alivio.
-Charlie: Así que, profesionalmente, ¿te va todo bien?
-preguntó.
-Lali: No me quejo. La semana que viene hacen las pruebas
para Capítulo dos. Hace mucho tiempo
que no hago teatro en vivo.
Bigby chasqueó la lengua mientras tomaba la carta. El
hombre del traje oscuro ocupó el asiento de al lado, dándole la espalda a Lali.
-Charlie: Así que no paras, ¿eh?
-Lali: No, mientras puedo evitado. Tengo un buen
presentimiento respecto al juicio, tal vez porque mi carrera va viento en popa.
Todo saldrá bien, Charlie. Conseguiré la custodia de Chris y la película de Peter
será un éxito.
Él la miró por encima de las gafas y sonrió.
-Charlie: El poder del pensamiento positivo.
-Lali: Espero que funcione -ella apoyó los codos en la
mesa y descansó la barbilla sobre los puños-. Toda mi vida he perseguido
ciertas metas sin comprender realmente que era yo misma quien las establecía.
Ahora las tengo casi al alcance de la mano.
Bigby alzó la mirada hacia la camarera antes de volver a
mirar a Lali.
-Charlie: ¿Quieres una ración de tarta y un café?
-Lali: Me has leído el pensamiento. La tarta, que sea de
arándanos -se tocó el labio con la punta de la lengua, casi percibiendo el
sabor de pastel.
-Charlie: Dos de cada -le dijo Bigby a la camarera-.
Hablando de Peter Lanzani... -continuó.
-Lali: ¿Estábamos hablando de él?
Bigby advirtió el brillo irónico de la mirada de Lali.
-Charlie: Creo que me mencionaste su nombre hace unas
semanas. ¿No es uno al que no le gustan mucho las relaciones de pareja, ni las
actrices?
-Lali: Tienes buena memoria... y grandes habilidades
deductivas.
-Charlie: Fue muy fácil sumar dos y dos, sobre todo
después del numerito de Candela Vetrano en el programa de MacAllister la otra
noche.
-Lali: ¿Numerito? -repitió con una media sonrisa.
-Charlie: Supongo que, normalmente, un actor detecta
fácilmente los trucos de otro. Y un abogado tiene mucho de actor -hizo una
pausa y cruzó las manos sobre la mesa de formica como hacía sobre su
escritorio- Hace un par de años, esa mujer estuvo a punto de destrozarle la
vida a Lanzani.
-Lali: Se hicieron daño el uno al otro. Ya sabes, a veces
nos sentimos atraídos precisamente por la persona que menos nos conviene.
-Charlie: ¿Lo dices por experiencia?
La mirada de Lali se tornó muy seria, su boca muy suave.
-Lali: Peter me conviene. Sé que en muchos sentidos me
complicará la vida. Pero aun así es bueno para mí.
-Charlie: ¿Por qué estás tan segura?
-Lali: Porque estoy enamorada de él -les llevaron la
tarta, hizo caso omiso del café y comenzó a comérsela-. Bendito seas, Charlie
-dijo tras probarla.
Él alzó una ceja.
-Charlie: Veo que es fácil impresionarte.
-Lali: No te pongas cínico. Anda, come.
Él asió el tenedor y lo limpió distraídamente con una
servilleta de papel.
-Charlie: A riesgo de meter la pata, he de decir que
nunca te habría imaginado con un hombre como Lanzani.
Lali comió otro pedazo de tarta.
-Lali: ¿Por qué no?
-Charlie: Porque es muy serio, muy intelectual. Sus
guiones lo demuestran sin lugar a dudas. Y tú eres...
-Lali: ¿Un tanto alocada? -sugirió ella, cortando otro
pedazo de tarta.
-Charlie: No -Bigby abrió uno de los recipientes de crema
de leche que había en un cuenco, sobre la mesa-. No eres alocada. Pero estás
llena de vida, de alegría. No es que no sepas afrontar el lado crudo de la vida
cuando se presenta, pero no lo buscas deliberadamente. Y parece que Lanzani sí.
-Lali: Tal vez. O tal vez sea que no espera otra cosa de
la vida. Si esperas que suceda algo malo y sucede, el golpe no es tan fuerte.
Para algunas personas, es un mecanismo defensivo -frunció ligeramente las
cejas- Creo que Peter y yo podemos aprender mucho el uno del otro.
-Charlie: ¿Y qué cree Peter? ¿O me estoy extralimitando?
-Lali: No, Charlie -dijo ella distraídamente mientras
recordaba la expresión áspera de Peter al llegar a su puerta y la intensidad
con que le había hecho el amor. Había ido relajándose poco a poco, grado a
grado. Luego se había quedado dormido, sujetándola entre sus brazos, como si
solo necesitara abrazarla. ¿A ella, se preguntaba Lali, o a aquella quietud?
Tal vez no importara- Para Peter resulta duro -murmuró-. Quiere que lo dejen en
paz, que su vida prosiga como hasta ahora. Y yo me he metido de por medio.
Necesita más tiempo, más espacio.
-Charlie: ¿Y tú qué necesitas?
Ella lo miró y comprendió que su respuesta no le había
complacido. «Está preocupado por mí», se dijo, conmovida. Estirando la mano, la
puso sobre la de él.
-Lali: Quiero a Peter, Charlie. Con eso me basta por
ahora. Sé que no siempre será suficiente, pero a las emociones no se les puede
poner un interruptor. Al menos, yo no puedo -añadió.
-Charlie: ¿Significa eso que él sí?
-Lali: Hasta cierto punto -abrió la boca de nuevo y luego
sacudió la cabeza-. No, no quiero que cambie ni siquiera en eso. Necesito el
equilibrio que me proporciona, y deseo poder aliviar algunas de esas sombras
que arrastra consigo. En cierto sentido, me pasa lo mismo con Chris. Necesito
la estabilidad que le proporciona a mi vida. Básicamente, padezco una furiosa
necesidad de que me necesiten.
-Charlie: ¿Le has hablado a Peter de Chris? ¿Del juicio?
-Lali: No -le puso azúcar al café, pero no se lo bebió-
No me parece justo cargado con un problema que ya existía cuando nos conocimos.
El instinto me dice que debo afrontar esto yo sola. Se lo diré a Peter más adelante,
cuando se haya resuelto.
-Charlie: Puede que no le guste -señaló- Lo único que
dijo Ford en nuestro último encuentro con lo que estoy de acuerdo es que
algunos hombres no pueden o no quieren hacerse cargo del hijo de otro.
Lali sacudió la cabeza.
-Lali: No creo que Peter sea de esos. Pero, si lo es,
tendré que asumirlo.
-Charlie: ¿Y si tuvieras que tomar una decisión?
Ella no dijo nada al principio, pero sintió el dolor que
le producía pensar siquiera en aquella posibilidad.
-Lali: Cuando hay que elegir entre dos personas a las que
amas -dijo suavemente- eliges a la que más te necesita -alzó los ojos de
nuevo-. Chris solo es un niño, Charlie.
Él se inclinó y le, palmeó la mano.
-Charlie: Solo quería oírtelo decir. Faltando de nuevo a
mi profesionalidad -dijo con una sonrisa- confieso que no creo que haya ni un
solo hombre en el mundo capaz de rechazarlos ni a ti ni a Chris.
-Lali: Por eso estoy loca por ti -hizo una pausa y lamió ligeramente
el tenedor- Charlie, ¿me considerarías una completa glotona si pidiera otro
trozo de tarta?
-Charlie: Sí.
-Lali: Bien -alzó una mano y le hizo una seña a la
camarera-. De vez en cuando me gusta comportarme como una decadente.
--
La vida de Marianella
era una olla a presión. Mientras repasaba sus líneas una última vez, Lali pensó
que le sentaba bien aquella tensión. La ayudaba a afrontar la realidad un poco
mejor. Se había pasado la mañana en el juzgado y al día siguiente estaba
previsto que subiera al estrado. Aquel era un papel para el que no podía
ensayar. Pero ni su optimismo ni las buenas sensaciones que había experimentado
el primer día de la vista se habían disipado. Era la pobre Marianella, pensó,
quien continuaba teniendo problemas que nunca se resolverían del todo. Así era
la vida en un culebrón.
El resto del reparto no había regresado aún del descanso
para comer. Lali estaba sentada sola en el estudio, tumbada, en realidad, en la
cama revuelta de la que se levantaría cuando a Marianella la despertara el
ruido de un cristal roto. Sola e indefensa, se enfrentaría al Destripador de
Trader's Bend. Solo dispondría de su ingenio y de su habilidad profesional para
protegerse de un asesino psicópata.
Ya vestida con una camisola de dormir de color violeta,
siguió murmurando sus líneas en voz alta mientras lánguidamente hacía
ejercicios levantando una pierna. Sentía cierta culpabilidad por haberse comido
una segunda ración de tarta de arándanos.
-Vaya, vaya, así que este es el ritmo frenético de las series
de televisión.
Sobresaltada, Lali dejó caer el guión.
-Lali: Cielo santo, Peter. Espero que sepas hacer el boca
a boca, porque se me acaba de parar el corazón.
-Peter: Yo lo pondré en marcha de nuevo -poniendo las
manos a ambos lados de su cabeza, se inclinó y la besó suavemente.
Tan sorprendida por la ternura de aquel beso como por su
súbita aparición, Lali se quedó muy quieta. Solo sabía que algo había cambiado,
pero como la cabeza le daba vueltas y la sangre le bombeaba con fuerza, no
acertaba a saber qué era.
Peter sí lo sabía. Al sentarse en la cama para prolongar
el beso, Peter comprendió exactamente qué era lo que había cambiado. La amaba.
Esa mañana se había despertado solo y la había buscado en la cama. Había leído
una tontería en el periódico y al instante había pensado en cómo se habría
reído ella. Había visto a una niña con un globo que, riendo, arrastraba a su
madre hacia el parque y había pensado en Lali. Y al pensar en ella, había visto
que el cielo era azul y hermoso, que la ciudad estaba llena de sorpresas, que
la vida era un placer. Qué estúpido había sido al resistirse, al rechazar todo
cuanto ella le ofrecía.
Lali era su segunda oportunidad. No, para ser honesto,
era su primera oportunidad de alcanzar la verdadera felicidad. No volvería a
permitir que la fealdad de sus recuerdos lo apartara de ella.
-Peter: ¿Qué tal tu ritmo cardíaco? -murmuró. Lali dejó
escapar un largo suspiro y abrió los ojos lentamente.
-Lali: Ya no hace falta que llames a una ambulancia.
Él miró la cama revuelta y luego su camisón sedoso y
seductor.
-Peter: ¿Estabas echándote una siesta?
-Lali: Estaba -contestó ella puntillosamente- trabajando.
El resto del reparto se ha ido a comer. Yo no tenía que empezar hasta la una
-le apartó el pelo que le caía en desorden sobre la frente-. ¿Qué haces aquí? A
estas horas sueles estar metido hasta las rodillas entre frases brillantes.
-Peter: Quería verte.
-Lali: Qué bien -sentándose, le echó los brazos al
cuello-. Eso es fantástico.
Qué poco costaba hacerla feliz, pensó Peter mientras la
abrazaba. ¿Cómo reaccionaría cuando le dijera que había dejado de resistirse y
que nada le había hecho tan feliz como tenerla a su lado? Esa noche, pensó
besándole el cuello. Esa noche, cuando estuvieran solos, cuando nadie los
molestara, se lo diría. Y le haría la gran pregunta.
-Lali: ¿Puedes quedarte un rato? -no sabía por qué se
sentía tan bien, no quería averiguarlo.
-Peter: Me quedaré hasta que acabes y luego te llevaré a
casa conmigo, aunque sea a rastras -ella se echó a reír y, al cambiar de postura,
arrugó bajo ella el guión- Tus frases -le advirtió Peter.
-Lali: Ya me las sé. Esta... -echó la cabeza hacia atrás
de modo que sus ojos brillaron- es una escena culminante llena de peligro y
dramatismo.
Él miró la cama.
-Peter: ¿Y de sexo?
-Lali: ¡No! -dándole un empujón, se puso de rodillas-. Marianella
tiene pesadillas. Da vueltas en la cama. Fundido en negro, la cámara enfoca
lentamente y se la ve caminando entre la niebla, sola y perdida. Oye pasos tras
ella. Primer plano. Y entonces... -echó la cabeza hacia atrás y su voz adquirió
un tono dramático-, delante de sí ve una figura entre la niebla -alzó una mano
como si quisiera apartar una cortina de bruma-. ¿Debe correr hacia aquella
figura o huir? Los pasos tras ella se hacen más rápidos, la respiración de Marianella
se acelera. Un rayo de luna, pálido y espectral, atraviesa la escena. Delante
de ella está Nicolás tendiéndole una mano, llamándola con voz resonante y
hueca. La quiere, desea que vaya con él. Pero los pasos se acercan. Y cuando
ella empieza a correr, se ve el brillo acerado y cruel de un cuchillo -Lali
agarró a Peter por los hombros y fingió desmayarse sobre su regazo. Peter
sonrió. Y ella abrió los ojos.
-Peter: ¿Y luego?
-Lali: Conque quieres saber más, ¿eh? -irguiéndose de
nuevo, apartó el guión- Un grito se le hiela en la garganta, pero antes de que
pueda dejarlo escapar, se oye un estruendo, un ruido de cristales rotos. Marianella
se despierta sobresaltada, con el rostro empapado en sudor, jadeando. ¿Lo ha
soñado, o lo ha oído de verdad? Asustada y al mismo tiempo irritada consigo
misma, se levanta de la cama -balanceando los pies sobre el borde de la cama,
Lali se levantó mirando las puertas con el ceño fruncido, como haría Marianella.
Se apartó distraídamente el pelo de la cara y tendió la mano hacia la lámpara
de la mesilla de noche- Tal vez haya sido el viento -prosiguió-, o quizás un
sueño, pero sabe que no podrá volver a dormirse a menos que eche un vistazo. La
música sube de intensidad mientras ella abre la puerta del dormitorio. Corte
para publicidad.
-Peter: Vamos, Lali -exasperado, él la agarró de la mano
y tiró de ella hacia la cama.
Ella le rodeó el cuello con los brazos, poniéndose
delante de él.
-Lali: Ahora es cuando te recomiendan el mejor modo para
mantener el brillo de tus suelos sin usar cera.
Él le dio un pequeño pellizco.
-Peter: Es el Destripador.
-Lali: Tal vez sí -dijo ella batiendo las pestañas-. O
tal vez no.
-Peter: Es el Destripador -dijo él con firmeza-. Y
nuestra intrépida Marianella baja las escaleras. ¿Cómo se libra de ser la
quinta víctima?
-Lali: La sexta -lo corrigió ella- Yo ya lo sé. Eres tú
quien tiene que averiguarlo -tirando dé ella, Peter la hizo girar de modo que
cayó sobre sus rodillas, riendo-. Adelante, tortúrame, hazme todo lo que
quieras. No conseguirás que hable -uniendo las manos en tomo al cuello de Peter,
alzó la mirada hacia él y sonrió. Y era tan hermosa, tan llena de vida, que Peter
se quedó sin aliento.
-Peter: Te amo, Lali.
Peter sintió que los dedos de Lali, posados sobre su
cuello, se aflojaban, y vio que su sonrisa se desvanecía y que sus ojos se
agradaban. A Lali le pareció que alguien acababa de cortar el flujo sanguíneo
de su corazón.
-Lali: Esa es una manera un tanto tramposa de sacarme el
argumento -logró decir al cabo de un momento. Se habría levantado si hubiera
tenido fuerzas para resistir la suave presión de la mano de Peter sobre su
hombro.
-Peter: Te amo, Lali -repitió él, olvidando su plan de
decírselo con delicadeza y en privado- Creo que siempre te he querido. Y sé que
siempre te querré -tomó la cara de ella entre sus manos. Los ojos de Lali se
llenaron de lágrimas-. Eres todo cuanto deseaba y temía desear. Quédate conmigo
-sus labios rozaron los de ella y sintió su temblor-. Cásate conmigo.
Ella se aferró a su camisa. Escondiendo la cara en su
hombro, respiró profundamente.
-Lali: Tienes que estar seguro -musitó-. Peter, tienes
que estar absolutamente seguro, porque nunca te daré un momento de reposo.
Nunca dejaré que te vayas. Antes de volver a pedírmelo, recuérdalo. Yo no creo
en la incompatibilidad de caracteres, ni en las diferencias irreconciliables.
Conmigo, es para siempre, Peter. Para siempre.
Él le echó suavemente la cabeza hacia atrás. En sus ojos,
Lali vio fuego y pasión. Y amor.
-Peter: Tienes toda la razón -su boca sofocó la suave
risa de Lali- Quiero que nos casemos ahora mismo -apostilló sus palabras con
otro beso-. ¿Crees que podrán grabar todas las escenas de Marianella para que
podamos tener más de un fin de semana de luna de miel?
Lali estaba convencida de que nadie iba más rápido que
ella. Pero, ahora, mientras luchaba por ponerse al paso de Peter, sus
pensamientos se amontonaban. Casarse... Peter ya estaba hablando de boda y de
luna de miel...
-Lali: Bueno, veamos... Después de que Nicolás salva a Marianella
del Destripador, ella pierde al bebé y entra en coma. Las escenas del hospital
podrían hacerse...
-Peter: Ajá -con una sonrisa satisfecha, Peter le besó la
nariz-. O sea que Nicolás la salva del Destripador, lo cual significa que
podemos borrarlo de la lista de sospechosos.
Los ojos de Lali se achicaron.
-Lali: Eres una rata.
-Peter: Da gracias de que no sea un espía de otra cadena.
Eres una ingenua.
-Lali: Conque sí, ¿eh? -exclamó, y se abalanzó sobre él
de modo que Peter aterrizó de espaldas. Él la quería. Aquella idea la hacía tan
feliz que se dejó caer sobre él, riendo. Antes de que Peter pudiera reaccionar,
oyeron que alguien subía corriendo las escaleras.
-Paula: ¡Lali! ¡Lali! Será mejor que eches un vistazo
a... -Paula se paró de golpe al ver a Lali y a Peter riendo, recostados en la
cama. Escondió tras la espalda el periódico que llevaba en las manos y masculló
una maldición-. ¡Uy! -con la ayuda de una sonrisa azorada, reunió todo su
talento para que ninguno de los dos notara que se sentía levemente enferma y
terriblemente preocupada- Vaya, habría llamado si se hubieran molestado en
cerrar la puerta -señaló con la mano libre hacia la falsa pared- ¿Hacemos que
salgo y entro otra vez? -«justo después de quemar este periódico», pensó
ásperamente y, sonriendo, retrocedió.
-Lali: No te vayas -intentó levantarse, pero siguió
dándole la mano a Peter- Estoy a punto de concederte un inmenso honor -apretó
los dedos de Peter- Mi hermana, aunque sea una impresentable, debe ser la
primera en saberlo.
-Peter: Desde luego.
-Lali: Paula... -se interrumpió al advertir un brillo
extraño en los ojos de su amiga. Con eso le bastó-. ¿Qué ocurre?
-Paula: Nada. Que me he acordado de que tenía que hablar
con Neal de una cosa, nada más. Mira, será mejor que vaya a buscarlo antes de
que...
Lali se levantó de la cama.
-Lali: ¿A qué querías que le echara un vistazo, Paula?
-Paula: Ah, a nada -había una advertencia deliberada en
sus ojos-. Puede esperar.
Sin sonreír, Lali extendió la mano con la palma hacia
arriba. Paula apretó con fuerza el periódico.
-Paula: Lali, este no es buen momento. Creo que será
mejor que...
-Lali: Que lo vea ahora.
-Paula: Maldita sea -mirando a Peter por encima del hombro
de Lali, Paula le pasó a su amiga el periódico.
El explorador de la fama, leyó Lali con ligero asombro.
Aquel era uno de los tabloides de más baja estofa. Medio divertida, leyó por
encima los grandes titulares.
-Lali: De veras, Paula, si esto es lo mejor que se te
ocurre leer a la hora de la comida, me decepcionas -le dio distraídamente la
vuelta al periódico y hojeó su contenido. Detrás de ella, Peter notó la tensión
que agarrotaba de pronto su cuerpo.
«LA LUCHA DESESPERADA DE LA REINA DEL CULEBRÓN POR EL
AMOR DE UN NIÑO»
Bajo el titular en negrita había una granulosa fotografía
de Lali sentada con Chris en la hierba de Central Park. En un rincón de su
mente, apareció aquel momento del domingo anterior que la cámara había
congelado. Mientras miraba perpleja y asqueada la fotografía, no oyó que Peter
se levantaba y se acercaba a ella.
Peter sintió de pronto un golpe en el estómago. No el
golpe de un martillo, sino el de un puño que lo golpeara con todas sus fuerzas.
Al leer el titular, Peter sintió ganas de matar a alguien.
-Peter: ¿Qué demonios es esto?
Sobresaltada, Lali alzó la mirada. Chris no podía ver
aquello, pensaba una y otra vez. Él no debía saberlo. Pero ¿cómo? ¿Cómo se
había filtrado la noticia? ¿Habrían sido los Anderson? No, Lali descartó de
inmediato aquella idea. A ellos les interesaba aun menos que a ella que el
asunto se hiciera público.
La fotografía... ¿quién la había tomado? Alguien la había
seguido, pensó de pronto. Alguien había ido tras sus pasos y había averiguado
lo de Chris y lo del juicio por la custodia. Pero ¿quién...?
Candela Vetrano. Los dedos de Lali se crisparon sobre el
periódico. Naturalmente, tenía que ser ella. Lali sabía de lo que era capaz una
persona así. Candela no había podido perjudicarla profesionalmente, así que
había dado el paso siguiente.
-Peter: Lali, te he preguntado qué demonios es esto.
Lali se concentró bruscamente en Peter. «Oh, Dios»,
pensó, «ahora tendré que abrirme paso entre toda esta miseria antes de poder
explicárselo». Notó de pronto que a los ojos de Peter había vuelto el enojo y
la desconfianza.
-Lali: Quisiera hablar contigo en privado -dijo con
calma-. Abajo, en mi camerino.
Al darse Lali la vuelta, Paula extendió el brazo, pero,
impotente, lo dejó caer de nuevo.
-Paula: Lo siento, Lali.
Ella solo sacudió la cabeza.
-Lali: No importa. Hablaremos luego.
Mientras atravesaban los pasillos del estudio, Lali
intentaba pensar lógicamente. Lo único que veía era el despreciable titular y
la brumosa fotografía del periódico. Cuando entró en su camerino, se dirigió
directamente a la cafetera. Necesitaba ocupar las manos en algo. Oyó que se
cerraba la puerta.
-Lali: No quería que te enteraras de este modo, Peter
-respiró hondo mientras manipulaba el café-. No esperaba que esto saliera a la
luz. He tenido tanto cuidado...
-Peter: Sí, mucho -él metió las manos en los bolsillos.
Ella apretó los labios y sintió que el tono de su voz le
erizaba la piel.
-Lali: Sé que tendrás muchas preguntas. Si pudiera...
-Peter: Sí, tengo muchas preguntas -agarró el periódico
que ella había dejado sobre el tocador. Él también necesitaba mantener las
manos ocupadas-. ¿Estás pleiteando por la custodia de un niño?
-Lali: Sí.
Peter sintió de nuevo un golpe en el estómago.
-Peter: Adiós a la confianza.
-Lali: No, Peter -ella se dio la vuelta y se detuvo
cuando un centenar de emociones en conflicto se agolparon dentro de ella.
¿Sería aquel el momento de tomar una decisión? ¿Tendría que elegir precisamente
cuando creía tener al alcance de su mano todo cuanto quería?-. Por favor, deja
que te explique. Déjame pensar en cómo explicártelo.
-Peter: Estás pleiteando por la custodia de un niño -recordó
la crispación que había creído advertir en ella de vez en cuando y deseó hacer
trizas el periódico- Tienes un niño y no me lo has dicho. ¿A eso lo llamas tú
confianza?
Confusa, ella se pasó una mano por el pelo.
-Lali: Peter, yo ya estaba metida en este lío antes de
que nos conociéramos. No podía implicarte en algo así.
Peter sintió amargura.
-Peter: Ah, ya veo. Ya estabas metida en esto, así que no
era asunto mío. Parece que tienes dos raseros para medir la confianza, Lali.
Uno para ti y otro para los demás.
-Lali: Eso no es cierto -comenzó a decir ella y luego se
detuvo, confundida. ¿Tendría él razón?-. No pretendía que fuera así -empezaron
a temblarle la voz y las manos-. Estaba asustada, Peter. En parte, temía que
algo se filtrara a la prensa. Lo más importante para mí era que nada de esto
afectara a Chris.
Él aguardó, intentando ser comprensivo mientras ella se
enjugaba la primera lágrima.
-Peter: ¿Así se llama el niño?
-Lali: Sí. Solo tiene cuatro años.
Peter se dio la vuelta porque el dolor que advertía en su
cara lo estaba destrozando.
-Peter: ¿Y su padre?
-Lali: Su padre se llamaba Jeremy. Está muerto.
Peter no preguntó si lo había amado. No hacía falta. Lali
había amado a otro hombre, pensó. Había tenido un hijo con otro. ¿Podía
afrontar tal cosa, aceptarla? Apoyando las manos sobre el tocador, dejó que la
emoción se apoderara de él. Sí, sí podía. Aquello no cambiaba a Lali, ni lo que
sentía por ella. Y sin embargo... Y, sin embargo, ella no se lo había contado.
Era precisamente eso lo que lo cambiaba todo.
-Peter: ¿Con quién está el niño ahora? -preguntó
secamente.
-Lali: Con sus abuelos. No es... no es feliz con ellos.
Me necesita, Peter, y yo lo necesito a él. Los necesito a los dos. Por favor...
-su voz se convirtió en un susurro-, no me pidas que elija. Te amo. Te amo muchísimo,
pero él es solo un niño.
-Peter: ¿Elegir? -encendió su mechero y lo arrojó sobre
el tocador al dar la primera chupada al cigarrillo-. Maldita sea Lali, ¿tan
insensible crees que soy?
Ella aguardó hasta que pudo controlar los sollozos que
sentía en la garganta.
-Lali: ¿Nos aceptarás a los dos?
Peter exhaló el humo. Bajo la superficie bullía la furia.
-Peter: Me lo has ocultado. Eso es lo que importa ahora.
Difícilmente podría rechazar a un niño que forma parte de ti.
Ella extendió un brazo hacia él.
-Lali: Peter...
-Peter: Me lo has ocultado -repitió él, y ella apartó la
mano-. ¿Por qué?
-Lali: Por favor, compréndelo. Si no te lo dije fue
únicamente porque quería proteger a Chris. Ya lo ha pasado bastante mal. Temía
que, si hablaba con alguien del juicio, pudiera ocurrir algo así -señaló el
tabloide y luego se dio la vuelta.
-Peter: No hay nada que tú no sepas sobre mi vida, Lali.
No dejo de pensar que me has ocultado algo tan importante para ti. Todo este
tiempo, casi desde el principio, me has pedido que confiara en ti. Lo habías
conseguido, y ahora descubro que eras tú quien no confiaba en mí.
-Lali: Antepuse a Chris a todo lo demás. Él lo
necesitaba.
-Peter: Tal vez pueda entenderlo si me explicas por qué
renunciaste a su custodia antes.
-Lali: ¿Renunciar a su custodia? –lo miró fijamente, pero
las lágrimas empañaban sus ojos-. No sé a qué te refieres.
-Peter: ¡Pensaba que te conocía! -estalló- Estaba
convencido de ello. Por eso me enamoré de ti, a pesar de que había jurado que
nunca volvería a hacerlo. ¿Cómo pudiste abandonar a tu hijo? ¿Cómo es posible
que tengas un hijo y que no me lo hayas dicho?
-Lali: ¿Abandonar a mi hijo? -repitió ella, aturdida-.
¡No, no! No es eso.
-Peter: Maldita sea, Lali, has permitido que otras
personas eduquen a tu hijo. Y ahora que quieres recuperarlo, ahora que estás
metida en algo tan serio como una batalla legal, pretendes hacerlo sola. ¿Cómo
puedes quererme, cómo puedes pedirme que confíe en ti y no contármelo?
-Lali: Temía decírtelo a ti o a cualquiera. Tú no
entiendes cómo le afectaría a Chris.
-Peter: ¿O cómo te afectaría a ti? -él señaló de nuevo el
periódico.
Lali respiró hondo y apenas pudo controlar el deseo de negar
compulsivamente aquella acusación. Tal vez se mereciera todo aquello.
-Lali: Solo pensaba en Chris -dijo suavemente-. El juicio
por su custodia difícilmente podría dañar mi reputación. Como tampoco la
dañaría tener un hijo de soltera. Aunque Chris no es mi hijo. Jeremy era de mi
hermano.
Peter la miró fijamente. Nada tenía sentido. A pesar de
su ofuscación, sentía que en los ojos de Lali no debía haber lágrimas. Sus ojos
estaban hechos para la risa.
-Peter: El niño ¿es tu sobrino?
-Lali: Jeremy y su mujer murieron a fines del pasado
invierno. Sus abuelos, los Anderson, fueron nombrados tutores del niño. Chris
no es feliz con ellos.
No era su hijo, pensó Peter de nuevo, sino el hijo de su
hermano. Aguardó para calibrar su propia reacción. Y descubrió que seguía
estando enfadado y dolido. Que el niño fuera o no suyo, no era la cuestión.
Lali le había mantenido apartado de aquella faceta de su vida.
-Peter: Creo -dijo lentamente- que será mejor que
empieces por el principio.
Lali abrió la boca, pero antes de que pudiera decir nada
alguien llamó a la puerta.
-Una llamada para ti, Lali. En el despacho de Neal. Es
urgente.
Reprimiendo su irritación, ella salió del camerino y se
dirigió al despacho de Neal. Había demasiadas cosas que explicar, pensó. A Peter
y a sí misma. Se frotó las sienes con dos dedos mientras alzaba el teléfono.
-Lali: ¿Diga?
-¿Señorita Espósito?
-Lali: Sí, soy yo -frunció el ceño- ¿Señor Anderson?
-Chris ha desaparecido.
Continuará...
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:O
+ 30 firmitas y subo el último cap!! ^-^
AY POR QUE 30? jjaja
ResponderEliminarok no hay problema
ame la nove
quiero Ya el FINAL!!!!!
PORFAVOR!!!
mas mas mas mas mas mas mas
ResponderEliminarMasssssss nove pleaseeeeeeeeeeeeeeeee ♥
ResponderEliminarotro cap !
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ME ENCANTA
ResponderEliminarQUIERO EL ULTIMO CAP :d
Otro cap
ResponderEliminarno nos dejes sin el final jajaja
mas mas mas
mass
ResponderEliminarmas noveeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarplischu otro mas
ResponderEliminarMAS NOVE!!!
ResponderEliminarME ENCANTA
dale , subi otro
ResponderEliminarme muero si no leo el final hoy
mas mas mas
POR DIOS CHICAS FIRMEN!!!!
ResponderEliminarNO ME QUEDO SIN EL FINAL ASI TENGA QUE FIRMAR SOLA
JAJAJJAJA
MAS NOVE!!!!!!!!!!!!!!
mas nove
ResponderEliminarme encanta
nooooooo que terribleeee
ResponderEliminarq arpia candela como la odio xdiooss
ResponderEliminarsubiiiii mass
ResponderEliminardefinitivamente una de tus mejores noves
ResponderEliminarquiero el final
++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++ nove
ResponderEliminarquieo otro mas mas mas
ResponderEliminarquiero que ya peter entienda a laliii
ResponderEliminarOdio a Candela
ResponderEliminarsabelo
mas mas
ResponderEliminarotro
ResponderEliminarQuierooo el final YA!! porfass subelo hoy!!
ResponderEliminarMAs mas mas mas mas
ResponderEliminarsubeee ya el prox
ResponderEliminary deberias activar el blog para poder comentr desde el cel :D
ResponderEliminarotro otrooo
ResponderEliminarMAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS MAS
ResponderEliminarAY!Que mal q se enteró así!
ResponderEliminarCris seguro vio la nota y por eso se escapó!
mas nove!
ResponderEliminarPensar en lo que sufrio peter con Candela me hace odiarla mas
ResponderEliminarmas novela
No!! Muy interesante todo esto, una vez q peter se sincera, te digo me mata de amor este hombre sigo leyendo besos!
ResponderEliminarQue?? haay Dios donde esta chris!
ResponderEliminarAMO ESTA NOVELA!
Besos
@vagomi
PD: me encanta tanto que no deberia de estar leyendo si no haciendo un trabajo larguisimo pero no soy capaz de dejar de leerla! :S ajaja
naa me matastee!!!
ResponderEliminarmasss
-Vaya, vaya, así que este es el ritmo frenético de las series de televisión.
ResponderEliminarSobresaltada, Lali dejó caer el guión.
-Lali: Cielo santo, Peter. Espero que sepas hacer el boca a boca, porque se me acaba de parar el corazón.
-Peter: Yo lo pondré en marcha de nuevo -poniendo las manos a ambos lados de su cabeza, se inclinó y la besó suavemente.
Tan sorprendida por la ternura de aquel beso como por su súbita aparición, Lali se quedó muy quieta. Solo sabía que algo había cambiado, pero como la cabeza le daba vueltas y la sangre le bombeaba con fuerza, no acertaba a saber qué era.
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-Lali: Ya me las sé. Esta... -echó la cabeza hacia atrás de modo que sus ojos brillaron- es una escena culminante llena de peligro y dramatismo.
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-Peter: Te amo, Lali.
Peter sintió que los dedos de Lali, posados sobre su cuello, se aflojaban, y vio que su sonrisa se desvanecía y que sus ojos se agradaban. A Lali le pareció que alguien acababa de cortar el flujo sanguíneo de su corazón.
-Lali: Esa es una manera un tanto tramposa de sacarme el argumento -logró decir al cabo de un momento. Se habría levantado si hubiera tenido fuerzas para resistir la suave presión de la mano de Peter sobre su hombro.
-Peter: Te amo, Lali -repitió él, olvidando su plan de decírselo con delicadeza y en privado- Creo que siempre te he querido. Y sé que siempre te querré -tomó la cara de ella entre sus manos. Los ojos de Lali se llenaron de lágrimas-. Eres todo cuanto deseaba y temía desear. Quédate conmigo -sus labios rozaron los de ella y sintió su temblor-. Cásate conmigo.
Él miró la cama.
-Peter: ¿Y de sexo?
-Lali: ¡No! -dándole un empujón, se puso de rodillas-
JAJAJAJAJAJAJA te juro qe AME este cap (obvio qe no la parte donde se pelean o Chris desaparece si no las qe te marqe esas y cuando ella le cuenta la historia JAJAJAJA xD me encantooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! BUENISIMO!!!!
Confianza,con lo distante k el se mantenia d todos,ahora no comprende k Chris,era un tema d ella.
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