Lali no dijo nada. Pasaron solo unos segundos, pero un
centenar de pensamiento atravesaron su cabeza, amontonándose unos sobre otros
sin orden ni concierto. Los músculos de su estómago quedaron paralizados.
Sintió un vago dolor en la mano con la que sujetaba el teléfono.
-Señorita Espósito, he dicho que Chris ha desaparecido.
-Lali: ¿Desaparecido? -repitió en un susurro. Aquella
sola palabra conjuraba demasiados fantasmas. Fantasmas aterradores. Clavándose
las uñas en la palma de la mano, Lali reprimió el pánico y se obligó a hablar y
a escuchar cuidadosamente. Pero incluso el murmullo que profirió sonó
tembloroso- ¿Cuándo?
-Al parecer, hacia las once. Mi mujer creía que estaba en
casa de los vecinos, jugando con su hijo. Cuando fue a llamarlo para comer,
descubrió que no había ido por allí.
A las once... Lali miró su reloj, sintiéndose enferma.
Tres horas. ¿Adónde podía ir un niño en tres horas? A cualquier parte. Tres
horas eran una eternidad.
-Lali: ¿Han llamado a la policía?
-Por supuesto -su voz era áspera, pero parecía atravesada
por un hilo de temor que él aturdimiento de Lali no le permitía percibir-. Ya
hemos buscado por el barrio, hemos preguntado a todo el mundo. Se ha hecho todo
lo posible.
¿Todo lo posible? ¿Qué significaba eso? Lali repitió la
frase en su cabeza, pero siguió sin entenderla.
-Lali: Sí, claro -oyó el sonido hueco de sus palabras por
entre el ruido atronador de su cabeza-. Enseguida estaré allí.
-No, la policía dice que es mejor que se vaya a casa y
espere allí, por si Chris se pone en contacto con usted.
A casa, pensó ella. Querían que se fuera a casa y se
quedara de brazos cruzados mientras Chris estaba desaparecido.
-Lali: Quiero ir. Puedo estar allí en media hora -su
murmullo se transformó en una súplica desesperada-. Puedo ayudar a buscarlo.
Puedo...
-Señorita Espósito -la atajó Anderson, y luego respiró
hondo antes de continuar- Chris es un niño muy inteligente. Conoce su dirección
y su número de teléfono. En un momento como este es mejor admitir que es usted
con quien quiere estar. Si... si le es posible contactar con alguien, será con
usted. Por favor, váyase a casa. Si lo encontramos, la avisaré inmediatamente.
Una sola frase atravesó la cabeza de Lali tres veces. «Si
le es posible contactar con alguien...»
-Lali: Está bien. Me iré a casa. Esperaré allí -aturdida,
miró fijamente el teléfono, sin darse cuenta siquiera de que lo había colgado
ella misma. Maravillándose de poder andar aún, se dirigió a la puerta.
Claro que podía andar, se dijo apoyándose en la pared.
Podía seguir adelante. Tenía que hacerlo. Chris querría verla cuando lo
encontraran. Tendría muchas aventuras que contarle..., sobre todo, si tenía la
ocasión de montarse en un coche de policía. Querría contárselo todo.
Seguramente el teléfono estaría sonando cuando abriera la puerta de su casa.
Seguramente Chris solo había estado soñando despierto,
vagando por el barrio, nada más. Iban a llamarla, así que tenía que llegar a
casa cuanto antes. Le parecía tener las piernas de plomo, apenas se sentía
capaz de moverlas.
Peter estaba mirando la foto de Lali y Chris cuando oyó
que se abría la puerta. Se dio la vuelta con el periódico en la mano, pero las
preguntas que se agolpaban en su mente se desvanecieron al ver a Lali. Su piel
parecía de pergamino. Peter nunca había visto sus ojos tan vacíos de expresión.
-Peter: Lali... -dijo acercándose a ella- ¿qué ocurre?
-Lali: Peter... -ella apoyó una mano sobre su pecho. Era
cálido y sólido. Podía sentir el latido de su corazón. No, nada de aquello era
un sueño. Ni una pesadilla- Chris ha desaparecido. No saben dónde está. Ha
desaparecido.
Él la agarró de los hombros con fuerza.
-Peter: ¿Cuándo, Lali?
-Lali: Hace tres horas -una primera oleada de pánico
disipó su aturdimiento-. Oh, Dios mío, ¡nadie lo ha visto desde hace tres
horas! ¡Nadie sabe dónde está!
Él apretó con más fuerza sus hombros al sentir que
empezaba a temblar.
-Peter: ¿Y la policía?
-Lali: Sí, sí, ya lo están buscando -sus dedos se
curvaron, clavándose en la camisa de Peter-. No. quieren que vaya, quieren que
me marche a casa y espere allí por si acaso. Chris... Peter...
-Peter: Yo te llevaré a casa -le apartó el pelo de la
cara con suavidad-. Nos iremos a casa y esperaremos la llamada. Lo encontrarán,
Lali. Todos los días se escapan niños.
-Lali: Sí -ella se aferró a aquella idea, y a la mano de Peter.
Sí, era cierto. ¿Acaso no tenía que vigilar a Chris como un halcón cuando iban
al parque o al zoo?- Chris siempre anda soñando despierto. Puede que se haya
perdido sin darse cuenta. Van a llamarme... Debería estar en casa.
-Peter: Yo te llevaré -siguió agarrándola mientras ella
miraba desorientada la habitación-. Cámbiate. Voy a avisar de que no puedes
grabar esta tarde.
-Lali: ¿Cambiarme? -asombrada, bajó la mirada y vio que
todavía llevaba puesto el camisón de Marianella- Está bien. Me daré prisa.
Pueden llamar en cualquier momento.
Intentó apresurarse, pero los dedos se le enredaban en
las tareas más sencillas. Tenía que ponerse los vaqueros, pero su conciencia
parecía apagarse y encenderse mientras se los ponía. Procuraba pensar con
claridad, pero el martilleo de su cabeza se lo impedía. Intentar contener las
náuseas la ayudó a despejarse. Le procuró algo tangible en lo que concentrarse
mientras luchaba por atarse los zapatos.
Peter volvió enseguida. Cuando Lali se giró para mirarlo,
él advirtió su pánico.
-Peter: ¿Lista?
-Lali: Sí -ella asintió y salió con él, un pie delante de
otro, mientras imágenes de Chris perdido y asustado cruzaban a toda velocidad
su imaginación. O peor, mucho peor: Chris montándose en un coche con un
desconocido, un desconocido cuyo rostro era solo una sombra. Deseaba gritar. Se
montó en un taxi. Peter tomó su mano helada.
-Peter: Lali, no pienses lo peor. No es propio de ti.
Piensa con calma -puso su otra mano sobre la de ella e intentó calentársela-.
Hay un millar de razones inofensivas para que Chris haya desaparecido durante
unas pocas horas. Puede que haya encontrado un perro, o que se haya ido en
busca de una pelota. Tal vez haya dado con una piedra fascinante y se la haya
llevado a algún lugar secreto para estudiarla.
-Lali: Sí -ella intentó imaginarse aquellas cosas. Sería
típico de Chris. Pero la imagen del coche y el desconocido seguía
atormentándola. Chris no temía a la gente, algo que ella siempre había admirado
en él y que ahora la llenaba de miedo. Girando la cara sobre el hombro de Peter,
intentó convencerse de que el teléfono estaría sonando cuando abriera la puerta
de su casa.
Cuando el taxi se detuvo, Lali se irguió de pronto y
buscó a tientas el cierre de la puerta. Subió corriendo las escaleras antes de
que Peter acabara de pagar al conductor.
Silencio. El silencio la recibió como una acusación. Lali
miró fijamente el teléfono y deseó que sonara. Al mirar su reloj, vio que hacía
menos de media hora que había hablado con Anderson. No había pasado tiempo
suficiente, se dijo mientras empezaba a pasearse de un lado a otro.
«Demasiado tiempo». Demasiado tiempo para que un niño
estuviera solo. «¡Haz algo!» Las palabras surcaban su mente a toda velocidad
mientras trataba de encontrar algo sólido a lo que aferrarse. Ella siempre era
capaz de hacer algo, fuera cual fuese la situación.
No había respuestas y, si no las había, tampoco había
elección. Solo podía esperar. No tener respuestas, ni otra elección más que la
espera... Oyó que la puerta se cerraba y se dio la vuelta. Alzó las manos y las
dejó caer, impotente.
-Lali: Peter... ¡Oh, Dios! No sé qué hacer. Debe de haber
algo que... lo que sea...
Sin decir palabra, Peter se acercó a ella, la envolvió en
sus brazos y dejó que se aferrara a él. Era extraño que hubiera hecho falta
algo así, algo tan terrible para ella, para que Peter se diera cuenta de que
Lali lo necesitaba tanto como él a ella. Todas las dudas que tenía y el enojo
que había sentido porque le hubiera ocultado aquella parte de su vida,
parecieron desvanecerse de pronto. El amor era más sencillo de lo que nunca
había imaginado.
-Peter: Siéntate, Lali -mientras hablaba, la llevó hacia
una silla-. Voy a prepararte una copa.
-Lali: No, yo...
-Peter: Siéntate -repitió con firmeza-. o te traeré un
tranquilizante.
-Lali: No necesito un tranquilizante.
Él asintió, notando con alivio el tono áspero de su
respuesta. Si estaba enfadada, aunque fuera solo un poco, no se derrumbaría.
-Peter: Entonces, voy a hacer café.
En cuanto Peter entró en la cocina, Lali se levantó de
nuevo. Le resultaba imposible quedarse sentada, no podía estarse quieta. No
debía haber aceptado volver a casa, se decía. Debía haber insistido en ir a
casa de los Anderson a buscar a Chris. Allí no podía hacer nada... Nada. Pero
si Chris llamaba y ella no estaba allí para responder... Oh, Dios. Se llevó las
manos a la cara e intentó no echarse a llorar. ¿Qué hora era? Al mirar su
reloj, sintió que la acometía un primer sollozo histérico.
-Peter: Lali -llevaba dos tazas de café caliente y
fuerte. Vio que ella se estremecía y que intentaba sofocar los sollozos, pero
lágrimas corrían ya libremente por sus mejillas.
-Lali: ¿Dónde estará, Peter? No es más que un niño. No
les tiene miedo a los extraños. Es culpa mía porque yo...
-Peter: Basta -dijo él suavemente, pero su voz atajó los
balbuceos de Lali. Le tendió la taza y esperó a que ella le diera la suya. Le
temblaba tanto que estuvo a punto de derramar el café. Ella se sentó otra vez-.
Háblame de él.
Ella se quedó mirando un momento el café, como si no
supiera qué era, ni cómo había llegado a sus manos.
-Lali: Tiene cuatro años... casi cinco. Quiere un camión,
un camión amarillo, para su cumpleaños. Le gusta fantasear -alzando la copa,
tragó el café y, al sentir que le quemaba la boca, se calmó un poco-. Tiene una
imaginación maravillosa. Puedes darle una caja de cartón y verá en ella una
nave espacial, un submarino, una tumba egipcia. Lo ve de verdad, ¿sabes lo que
quiero decir?
-Peter: Sí -él puso una mano sobre la de ella, sentándose
a su lado.
-Lali: Cuando Jeremy y Barbara murieron, quedó tan
perdido... Era maravilloso verlos a los tres juntos. Eran tan felices... -sus
ojos se posaron en los guantes de boxeo que colgaban tras la puerta. Los
guantes de Jeremy. Algún día serían de Chris. Sintió un nudo en el estómago.
Empezó a hablar atropelladamente-. Se parece mucho a su padre. Tiene su mismo
encanto, su misma curiosidad. Los Anderson, los padres de Barbara, nunca
quisieron a Jeremy. No querían que Barbara se casara con él, y casi no se
vieron desde su boda. Después... después del accidente, fueron nombrados
tutores de Chris. Yo quería quedarme con él, pero parecía natural que se fuera
a vivir con ellos. Tenían una casa, un jardín, una familia, pero...
-interrumpiéndose lanzó una mirada desesperada al teléfono.
-Peter: ¿Pero? -insistió él.
-Lali: No comprenden a Chris. Él finge ser un arqueólogo
y excava un hoyo en el jardín...
-Peter: Eso molestaría a cualquiera -dijo, esbozando una
leve sonrisa.
-Lali: Pero no abriría hoyos en el jardín si alguien lo
llevara a la explanada de arena del parque y le dijera que es un desierto. Los
Anderson se limitan a castigarlo, en vez de encauzar su imaginación.
-Peter: Así que decidiste luchar por él.
-Lali: Sí -se humedeció los labios-. Si eso fuera todo,
no habría iniciado el proceso. Pero ellos no lo quieren -sus ojos brillaron al
alzar la mirada-. Solo se sienten responsables de él. No soporto pensar que
vaya a crecer sin el amor que merece.
«¿Dónde está, dónde está, dónde está?»
-Peter: No será así -la atrajo hacia sí para besar las
lágrimas que se agolpaban en las comisuras de sus ojos-. Cuando consigas la
custodia, nosotros nos ocuparemos de ello.
Ella se apartó cautelosamente, aunque seguía apretándole
con fuerza los hombros.
-Lali: ¿Nosotros?
Peter alzó las cejas.
-Peter: ¿Chris no forma parte de tu vida?
-Lali: Sí, él...
-Peter: Entonces, también forma parte de la mía.
A ella le tembló la boca antes de que pudiera hablar.
-Lali: ¿Sin preguntas?
-Peter: He perdido mucho tiempo en preguntas. A veces, no
hay ninguna necesidad de hacerlas -se llevó los dedos de Lali a los labios-. Te
amo.
-Lali: Estoy tan asustada, Peter -apoyó la cabeza en él.
Y entonces el dique se rompió.
Peter la dejó llorar. Dejó que lo abrazara y extrajera
toda la fuerza que pudiera encontrar en él. Él vivía de las palabras, pero
sabía cuándo eran inútiles, por muy sabias que fueran. De modo que se limitó a
abrazarla en silencio.
Llorar le sentaría bien, pensaba mientras le acariciaba
el pelo. Le permitiría ceder al miedo sin ponerle nombre. Mientras ella
lloraba, Peter deseaba que sonara el teléfono. Pero su deseo no se cumplió.
El dolor dejó a Lali exhausta. Apoyada contra Peter,
aturdida y desorientada, consciente solo del dolor hueco que sentía, intentó
comprender cuál era la razón de su estado. Chris. Había desaparecido. El
teléfono no había sonado. Chris seguía perdido.
-Lali: La hora -murmuró, mirando con ojos hinchados el
teléfono por encima del hombro de Peter-. ¿Qué hora es?
-Peter: Casi las cuatro
-contestó él, apesadumbrado. Le entristeció sentir que Lali se sobresaltaba.
Podía decirle docenas de cosas para consolarla. Todas ellas inútiles-. Haré más
café.
Cuando llamaron a la puerta, Lali miró a su alrededor,
aturdida. No quería compañía. Ignorando la llamada, le dio la espalda a la
puerta. Era el teléfono lo que importaba.
-Lali: Yo traeré el café -forzándose a moverse, se
levantó-. Por favor, no quiero ver a nadie.
-Peter: Les diré que se vayan -se acercó a la puerta
preparado para cerrarle el paso a quien quiera que hubiera llamado. Al abrirla,
vio a una joven con un pañuelo en la cabeza y un mono manchado de pintura.
Entonces vio al niño.
Continuará...
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Ya les subo el último cap!! gracias por las firmitas!
son lo mássssssssssssssssssssssssssssssssssssssss!!! :D
noooooooo subiiiii massss
ResponderEliminarmueroooooooooo por ver que pasraa depsuesss
ResponderEliminarmas mas mas mas
ResponderEliminarDiossss quiero el final!! porfii subilo!!!
ResponderEliminarPeter un tierno!! Me encanta más!
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ResponderEliminarpeter tierno <3
ResponderEliminarQuiero uno como este Peter,es un divino,bajo esa coraza de hierro yo sabía q habia un tierno total q sólo temía ser lastimado,pero no dud´+o ponerse los pantalones para ayudar a Lali.ME ENCANTA!Y me pasa lo mismo de siempre...no quiero q termine!
ResponderEliminarME ENCANCTA
ResponderEliminarhayy aparecio :D
ResponderEliminarmass
AWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWWW ME MORI DE AMOR CON LO QUE LE DIJO PETER A LALI DE QUE LO IBAN A CUIDAR LOS DOS ES MUY TIERNO!!!!!!!!!!!!!! ME ENCANTOOOOOOO Y LO ENCONTRARONN!!!! :)
ResponderEliminarSufres x la impotencia d k no sabes k hacer para k todo salga como quieres,si ir ,si no ir.
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