Capítulo 14

Lali saludó a los huéspedes mecánicamente. Después fue a la cocina en búsqueda de la señora Julia. Extrañamente, aunque la escena era totalmente normal, Lali presentía que Lanzani acababa de estar allí. El aire parecía vivo y lleno de energía, como si un rayo acabara de ser lanzado a través del cuarto. Una mirada a los ojos de la señora Julia basto para confirmar su suspicacia. Sí, Lanzani había venido inmediatamente a encontrarse con el ama de llaves, después de ver a Lali. De todos los que alguna vez le habían conocido, eran ellas dos quienes más le habían amado.

Parecía imposible que Lanzani hubiera regresado a Stony Cross como atraído por la polaridad de un imán mágico, necesitando dar una resolución al pasado que los había perseguido a ambos. Él deseaba algo de ella, un cierto rescate del dolor, del pesar, o del placer, que finalmente le traería una medida de paz. Y ella no tenía nada que ofrecerle, aunque habría entregado su alma misma como sacrificio, si fuera posible.

Ella quería verlo otra vez, apenas para asegurarse que fuera él verdaderamente. Necesitaba el sonido de su voz, la sensación de su brazo debajo de su mano, cualquier cosa para confirmar que ella no se había vuelto loca en su eterno anhelo. Luchando para auto dominarse, Lali puso su rostro en blanco mientras se dirigía hacia la tabla de madera larga. Echó un vistazo a la página de notas entre el cocinero y la señora Julia, y tranquilamente sugirió algunos cambios en los menús. Cuando convinieron en las decisiones finales, Lali consideró la perspectiva de unirse a la muchedumbre de visitantes para la comida de media mañana, y sintió una ola de agotamiento sobre ella. Ella no deseaba comer y sonreír y dar conversación a tantos extranjeros entusiasmados. Y tener que hacerlo con Lanzani allí, mirándola, imposible. Más tarde esa noche ella se recompondría y haría el papel de la anfitriona consumada. Ahora, sin embargo, ella deseaba irse a algún lugar privado, y pensar. Y esconderse, agregó una pequeña voz burlona. Sí, y esconderse. Ella no deseaba ver a Lanzani otra vez hasta que pudiera recomponerse.

-Julia: El Conde deseará verle -dijo llevándola con ella a la entrada de la cocina. Su mirada era cálida y preocupada mientras miraba fijamente el rostro pálido de Lali. Por supuesto. Gastón querrá asegurarse que ella no llorara o temblara, o se desmoronara por la aparición de un hombre al que ella una vez amó.

-Lali: Iré a buscarlo. Y también le diré que tendrá que entretener a los huéspedes esta mañana sin mi ayuda. Me siento, algo fatigada.

-Julia: Sí –convino- Desearás estar bien descansada para la fiesta de esta noche -Lanzani, asistiendo a una fiesta en Stony Cross Park, era algo que Lali nunca se habría atrevido a imaginarse.

-Lali: La vida es extraña, ¿no es así? -Murmuró -Que irónico es que él finalmente haya vuelto -La señora Julia sabía naturalmente a cuál "él" se refería Lali.

-Julia: Él todavía te quiere -Las palabras hicieron que un estremecimiento la recorriera, como si su espina dorsal hubiera sido desplumada como un arco

-Lali: ¿Él le ha dicho eso?

-Julia: No, pero vi su rostro cuando mencioné su nombre –Lali dio un respiro tenso antes de preguntar.

-Lali: Usted no le dijo…

-Julia: Nunca traicionaría tu secreto, mi niña -le aseguró el ama de llaves. Discretamente Lali tomó la mano caliente de la señora Julia en su propia suave y fría. El tacto del ama de llaves la reconfortó mientras que sus dedos se entrelazaban firmemente.

-Lali: Él no debe saberlo nunca –susurro -Yo no podría soportarlo.

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Lali encontró a Gastón y Cande juntos en el recibidor familiar, un lugar privado donde ellos se encontraban ocasionalmente para discutir asuntos de particular urgencia. Este parecía ser uno de ellos. A pesar de su descontrol interno, Lali sonrió mientras observaba la oscura y preocupada mirada de su hermano, y el tenso rostro de su hermana.

-Lali: No hay razón para que me miren como si esperaran que me lance a través de la ventana -les dijo -Les aseguro que estoy perfectamente calma. He visto a Lanzani, hablamos bastante cordialmente, y ambos convinimos que el pasado es completamente irrelevante -Gastón se adelantó y le tomó los hombros con sus manos amplias y cuadradas.

-Gas: El pasado nunca es irrelevante -dijo en su voz distintivamente arenosa -Y ahora, viendo como son las circunstancias, no quisiera que vuelvas a sufrir -Lali intentó tranquilizarlo con una sonrisa.

-Lali: No volveré a sufrir. Ya no queda nada de los sentimientos que una vez tuve hacia él. Yo era sólo una muchacha atolondrada. Y estoy convencida de que Lanzani tampoco tiene sentimientos por mí.

-Gas: Entonces, ¿qué hace él aquí? -preguntó con su mirada dura.

-Lali: Por sus negocios con el Sr. Martínez, por supuesto. Y para discutir su inversión en tus fundiciones.

-Gas: Sospecho que eso es una excusa para encubrir el verdadero propósito de Lanzani.

-Lali: Que sería... ¿cuál?

-Gas: Finalmente conquistarte.

-Lali: De veras, Gastón, ¿sabes lo ridículo que suena?

-Gas: Reconozco una caza cuando la veo -Tirando de su hermano, Lali le echo una mirada burlona.

-Lali: Debí haber sabido que tú lo reducirías todo a eso. La vida tiene más cosas que la persecución y la conquista, Gastón.

-Gas: Para una mujer, quizás. No para un hombre -Lali suspiro y dio a Cande una mirada significativa, pidiendo silenciosamente su ayuda. Su hermana accedió inmediatamente.

-Cande: Si Lali dice que la presencia de Lanzani no le preocupa, entonces creo que no debemos preocuparnos nosotros tampoco -La expresión de Gastón no se ablandó.

-Gas: Aún sigo considerando pedirle que se vaya."

-Lali: Buen Dios, ¿no sabes cuánta habladuría causaría? -Preguntó impacientemente -¿Por qué te tomas la molestia de pedir mi opinión si tú ya has decidido que hacer? Sólo déjalo así. Quisiera que él permaneciera -Ella se sorprendió al ver como su hermano y su hermana le miraban, como si ella hubiera hablado en una lengua extranjera -¿Qué sucede? -preguntó con cautela.

-Gas: Apenas ahora, vi algo de tu viejo espíritu. Es un cambio agradable -Lali respondió con una risa irónica.

-Lali: ¿Qué estas sugiriendo, Gastón? ¿Qué me he convertido en una tímida solterona?

-Gas: Retraída -replicó él -Rechazas aceptar las atenciones de cualquier hombre excepto Sandridge y es obvio que nada saldrá de eso -Mientras que Lali balbuceaba en protesta, Gastón dirigió su atención a Cande -Y tú no eres mejor que Lali -dijo secamente -Ya han pasado dos años desde que Victorio murió, y pareciera que vos también te has ido a la tumba. Ya es hora de arrojar las yerbas de viuda, Candela, y comenzar a vivir nuevamente tu vida. Buen dios, ustedes son las dos mujeres más bonitas de Hampshire, y ambas viven como monjas. Temo que me vayan a ensillar con ambas hasta que sea calvo y desdentado.

Cande le dio una mirada ofendida, mientras que Lali reía con disimulo ante la repentina imagen de su hermano como un viejo excéntrico y sin pelo. Ella fue a besarlo cariñosamente.

-Lali: Somos exactamente lo que mereces, arrogante entrometido. Sólo agradece que no estoy de ánimos para sermonearte sobre tus faltas, mi querido hermano soltero de treinta años, cuyo único propósito en esta vida debería ser el producir un heredero para el título.

-Gas: Suficiente -gimió él -He oído esto mil veces de mamá. Dios sabe que no lo necesito de ti -Lali echó una mirada triunfante a Cande, que había conseguido esbozar una sonrisa macilenta.

-Lali: Muy bien, abandono por ahora, si prometes no hacer ni decir nada con respecto a Lanzani -Gastón asintió con la cabeza y refunfuñó mientras se retiraba. Sosteniendo la mirada de Cande, Lali vio cómo los comentarios de Gastón la habían preocupado. Le sonrió de modo tranquilizador -Él tiene razón en una cosa- dijo -Debes comenzar a rodearte de compañía otra vez.

-Cande: De compañía de hombres, quieres decir.

-Lali: Sí, vas a volver a enamorarte algún día, Can. Te casarás con algún hombre maravilloso, y tendrás a sus niños, y vivirás la vida que Victorio hubiese deseado para ti.

-Cande: ¿Y qué hay de vos? -La sonrisa de Lali desapareció.

-Lali: Vos sabes por qué esos sueños ya no son posibles para mí -Un suspiro estalló en los labios de Cande.

-Cande: No es justo!

-Lali: No –convino suavemente -Pero ya lo vez, algunas cosas no están destinadas a suceder -Envolviéndose con los brazos firmemente alrededor de sí, Cande frunció el ceño al piso alfombrado.

-Cande: Cande, hay una cosa que nunca te he dicho, siempre me he sentido demasiado avergonzada. Pero ahora que Lanzani ha vuelto, y el pasado está constantemente en mis pensamientos, no puedo no hacerle caso por más tiempo.

-Lali: No, Cande… -dijo suavemente, sospechando lo que su hermana más joven estaba a punto de decir. Una lágrima repentina resbaló por la curva delicada de la barbilla de Cande.

-Cande: Fui yo quién le dijo a papá sobre ti y Lanzani junto a los establos, hace tantos años. Lo has sospechado, por supuesto, sólo que nunca has preguntado. Deseo jamás haber hablado. Lo siento tanto. He arruinado todo para ti.

-Lali: No fue tu culpa -exclamó adelantándose para abrazarla -¿Cómo podría culparte por eso? ¡Éramos jóvenes, y... no, no llores! No importa que le hayas contado a papá. Nada habría podido resultar de mi relación con Lanzani. No había lugar al que habríamos podido ir, nada que pudiéramos haber hecho, nada que habría permitido que nos fuéramos juntos.

-Cande: Aun así lo siento -Haciendo un ruido calmante, Lali acarició su delgada espalda

-Lali: Sólo un tonto discute con su destino ¿no era eso lo que decía papá siempre, recuerdas?

-Cande: Sí, y siempre lo hizo sonar como un completo tonto -La risa creció en la garganta de Lali.

-Lali: Quizás tengas razón. Lanzani ha ciertamente desafiado a su propio destino, no es así? -Tirando de un pañuelo de su manga, Cande giró y sopló su nariz.

-Cande: Lali, qué pasaría si Lanzani se enamora nuevamente de ti? -La pregunta la hizo temblar.

-Lali: No lo hará. Créeme, una vez que la llama de un amor pasado se extingue, no hay manera de reavivarla.

-Cande: Y si nunca se extinguió?

-Lali: Can, te aseguro que Lanzani no ha languidecido por mí durante doce años.

-Cande: Pero vos no has…

-Lali: Lanzani será siempre parte de mí, no importa dónde vaya. Dicen que la gente que ha perdido un miembro a veces tiene la sensación de tenerlo todavía. Cuántas veces he sentido que Lanzani todavía estaba aquí, y el espacio vacío al lado mío estaba vivo con su presencia -Cerró los ojos y se inclinó hacia adelante hasta que su frente y la extremidad de su nariz tocaron el cristal fresco -Lo amo más allá de razón  -susurró -Él ahora es un extraño para mí, pero sigue siendo tan familiar. No puedo imaginar una agonía más dulce, teniéndolo así de cerca.

-Cande: ¿no dirás la verdad a Lanzani, ahora que él ha vuelto?"

-Lali: ¿Con qué propósito? Sólo ganaría su compasión, y pronto me lanzaría por el peñasco… Mejor dejarlo que siga odiándome.

Continuará…

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