Arrancando su boca de la de ella, Lanzani enterró su
rostro en el brillante velo castaño de su cabello.
-Peter: ¿Por qué has hecho eso? -gruñó.
La breve risa de Lali era de un audible dolor.
-Lali: Vos sos todo para mí. Te quiero. Siempre lo he…
-Peter: Shhh... -Él la sacudió brevemente para hacerla callar.
Manteniéndola a la distancia de la longitud de un brazo, contempló su rostro
ruborizado, radiante -No vuelvas a decir eso jamás. Si lo haces, dejaré Stony
Cross.
-Lali: Huiremos juntos -continuó ella sin descanso-
Iremos a un lugar donde nadie pueda encontrarnos.
-Peter: Basta La, ¿sabes lo loca que suenas?
-Lali: ¿Por qué es una locura?
-Peter: ¿Crees que te arruinaría la vida de ese modo?
-Lali: Te pertenezco -dijo ella tercamente- Haré lo que
tenga que hacer para estar contigo.
Ella creía en lo que estaba diciendo. Lanzani lo veía en
su rostro. Le rompió el corazón, incluso mientras se enfurecía. Maldita fuera,
ella sabía que las diferencias entre ellos eran insuperables, y tenía que
aceptar eso. No podía quedarse aquí y enfrentarse con la constante tentación,
sabiendo que ceder provocaría la caída de ambos. Sujetando el rostro de ella en
sus manos, Lanzani dejó que sus dedos tocaran los extremos de sus oscuras cejas,
y deslizó sus pulgares sobre el cálido terciopelo de sus mejillas. Y porque no
pudo conseguir eliminar la reverencia de su toque, habló con fría aspereza.
-Peter: Crees que me quieres ahora. Pero cambiarás. Algún
día encontrarás fácil olvidarte de mí. Soy un criado, y ni siquiera un criado
de los de arriba ni siquiera…
-Lali: Sos mi otra mitad.
Callado por la conmoción, Lanzani cerró los ojos. Odiaba
su propia respuesta instintiva a las palabras, el brinco de primitiva alegría.
-Peter: ¡Por todos los demonios! Estás haciendo imposible
que me quede en Stony Cross.
Lali retrocedió un paso de él de inmediato, el color
abandonando su rostro.
-Lali: No, no te vayas. Lo siento. No diré nada más. Por
favor, Lanzani, te quedarás, ¿verdad?
Sintió de repente un poco del dolor inevitable que
experimentaría algún día, las heridas letales que resultarían del simple acto
de dejarla. Lali tenía dieciséis años… todavía le quedaba dos años con ella,
quizás ni siquiera tanto. Luego el mundo se le abriría a ella, y Peter se
convertiría en una peligrosa obligación. O peor, en una vergüenza. Ella se
obligaría a olvidarse de esta noche. No querría recordar lo que le había dicho
a un mozo de cuadra en el balcón bañado por la luz de la luna fuera de su
dormitorio. Pero hasta entonces…
-Peter: Me quedaré todo lo que pueda -dijo broncamente.
Brilló la ansiedad en las oscuras profundidades de sus
ojos.
-Lali: ¿Y mañana?- le recordó- ¿Te encontrarás conmigo
mañana?
-Peter: En el río a la puesta de sol -dijo súbitamente
fatigado por la interminable lucha interior de querer y jamás tener.
Lali pareció leer su mente.
-Lali: Lo siento -su angustiado susurro descendió en aire
tan gentilmente como cayeron los pétalos de las flores cuando descendió
trepando por el balcón.
Después Lanzani había desaparecido en las sombras.
Lali se resguardó en su dormitorio y se tocó los labios.
Las yemas de sus dedos frotaron el beso más profundo en la tierna piel. Su boca
había sido inesperadamente cálida, y su sabor era dulce y exquisito, con aroma
a las manzanas que él debía haber robado del huerto. Se había imaginado su beso
miles de veces, pero nada la había preparado para su sensual realidad.
Había querido hacer que Lanzani la reconociera como una
mujer, y había tenido éxito por fin. Pero no había triunfo en la ocasión, sólo
una desesperación que cortaba como la hoja de un cuchillo. Sabía que Lanzani
pensaba que ella no comprendía la complejidad de la situación, cuando la verdad
era que ella lo sabía mejor que él.
Le había sido instilado inexorablemente desde la cuna que
la gente no osaba salir de su clase social. Los jóvenes como Lanzani le
estarían prohibidos para siempre. Todo el mundo, desde lo más alto a lo más
bajo de la sociedad comprendía y aceptaba tal estratificación, y causaba un
desagrado universal sugerir que pudiera ser de otra forma en alguna ocasión.
Es como si Lanzani y ella hubieran pertenecido a especies
diferentes, pensó con humor negro.
Pero de alguna forma, Lali no podía ver a Lanzani como lo
hacía el resto del mundo. No era un aristócrata, pero tampoco era un mero mozo
de cuadra. Si hubiera nacido en una familia de noble pedigrí, hubiera sido el
orgullo de la nobleza. Era monstruosamente injusto que tuviera que comenzar su
vida con tales desventajas. Él era joven, apuesto, trabajador infatigable, y aun
así nunca podría superar las limitaciones sociales que habían nacido con él.
Se acordaba del día que había venido por primera vez a
Stony Cross Park, un muchachito con el cabello castaño desigualmente cortado y
ojos verdes. Según los chismes de los criados, el muchacho era el bastardo de
una muchacha del pueblo que se había escapado a Londres, se había metido en
problemas y había muerto en el parto. El desafortunado bebé había sido enviado
a Stony Cross Park, donde se le empleó como criado de cámara. Sus deberes habían
sido limpiar los zapatos de los criados de clase más elevada, ayudar a las
doncellas a llevar pesados cubos de agua caliente arriba y abajo, y lavar las
monedas de plata que venían de la ciudad, como para evitar que el conde y la
condesa se encontraran con alguna traza de suciedad que pudiera haber procedido
de las manos de un comerciante.
Su nombre completo era Peter Lanzani, pero ya había tres
criados en la finca llamados Peter. Se había decidido que sería llamado por su
apellido hasta que se eligiera un nuevo nombre para él… pero de algún modo se
había olvidado el asunto, y él había sido simplemente Lanzani desde entonces.
Al principio los criados le habían hecho poco caso, excepto el ama de llaves,
la señora Julia. Ella era una mujer de buen corazón, rostro ancho y mejillas
sonrosadas, que era la cosa más cercana a un pariente que Lanzani había
conocido nunca. De hecho, incluso Lali y su hermana, Cande, estaban mucho más
dispuestas para acudir a la señora Julia que a su propia madre. No importaba lo
ocupada que estuviera el ama de llaves, ella siempre parecía tener un momento
libre para un niño, para vendar un dedo herido, para admirar un nido vacía que
se había encontrado fuera, o para recomponer un juguete roto.
Había sido la señora Julia quien había perdonado alguna
vez a Lanzani de sus deberes para que pudiera correr y jugar con Lali. Esas
tardes habían sido el único escape del muchacho de la poco natural existencia
restringida de un muchacho sirviente.
-Julia: Debes ser amable con Lanzani -había regañado a
Lali, cuando le había ido con un cuento de cómo le había roto él su cochecito
para muñecas- Él no tiene ninguna familia ahora, ni tiene bonitas ropas que
ponerse, ni buenas cosas para comer en su almuerzo, como tú. Mucho tiempo
mientras tú juegas, él está trabajando para mantenerse. Y si cometiera
demasiados errores, o si alguna vez se piensa que es un mal muchacho, puede ser
enviado fuera de aquí, y nunca lo volveremos a ver.
Las palabras se habían calado hasta la médula de Lali.
Desde entonces había buscado el proteger a Lanzani, asumiendo la culpa de sus
ocasionales travesuras, compartiendo los dulces que su hermano mayor a veces
les traía de la ciudad, e incluso haciéndole estudiar las lecciones que su
institutriz le daba a leer. Y a cambio Lanzani le había enseñado cómo nadar,
cómo hacer saltar guijarros sobre el estanque, cómo cabalgar y cómo hacer un
silbato de una hoja de hierba estirada entre sus pulgares.
Contrariamente a lo que todo el mundo, incluso la señora
Julia creían, Lali nunca había pensado en Lanzani como en un hermano. El afecto
familiar que ella sentía por Gastón no tenía semejanza con su relación con
Lanzani. Lanzani era su igual, su brújula, su santuario.
Había sido únicamente natural que cuando se convirtió en
una joven, se hubiera llegado a sentir físicamente atraída por él. Ciertamente
todas las demás mujeres de Hampshire lo estaban. Lanzani se había transformado
en un hombre alto de huesos grandes de aspecto impresionante, sus rasgos
fuertes pero correctamente cincelados, su nariz pequeña y arrogante, su boca
ancha. Su pelo castaño colgaba sobre su frente en un flujo continuo, mientras
aquellos singulares ojos verdes estaban sombreados por extravagantes pestañas
negras. Para completar su atractivo, poseía un encanto relajado y un astuto
sentido del humor que lo hacían el favorito de la finca y más allá del pueblo.
El amor de Lali por Lanzani le hacía querer lo imposible,
estar con él siempre, convertirse en la familia que él nunca había tenido. En
lugar de eso, ella tendría que aceptar la vida que sus padres le eligieran.
Aunque las parejas por amor entre los de la clase altar no eran ya tan mal
vistos como lo habían sido antes, los Espósito todavía insistían en la
tradición de los matrimonios concertados. Lali sabía perfectamente lo que
estaba previsto para ella. Tendría un indolente y aristocrático marido, que la
usaría para criar a sus niños y haría ojos ciegos cuando tomara un amante para
divertirse en su ausencia. Cada año pasaría la temporada en Londres, seguido
por las visitas a la casa de campo en verano, y luego las cacerías de otoño.
Año tras año vería los mismos rostros, escucharía los mismos chismorreos.
Incluso los placeres de la maternidad le serían denegados. Los criados
cuidarían a sus niños, y cuando ellos fueran mayores, serían enviados internos
a un colegio como lo había sido Gastón.
Décadas de vacío, pensó desdichadamente Lali. Y lo peor
de todo sería saber que Lanzani estaba allí fuera en algún sitio, confiando a
otra mujer todos sus pensamientos y sus sueños.
-Lali: Dios ¿qué voy a hacer? -susurró agitada,
arrojándose sobre su cama cubierta de brocado.
Sujetó con fuerza una almohada en sus brazos y hundió su
barbilla en la rechoncha blandura de su superficie, mientras imprudentes
pensamientos vagaban por su mente. Ella no podía perderlo. Ese pensamiento la
dejaba temblorosa, llenaba su mente de fiereza, la hacía querer gritar.
Dejando la almohada a un lado con un golpe, Lali se puso
sobre su espalda y miró ciegamente a los pliegues oscuros del cubre dosel sobre
su cabeza. ¿Cómo podría conservar a Lanzani en su vida? Intentó imaginarse
tomándole como su amante una vez que estuviera casada. Su madre tenía amoríos…
muchas señoras de la aristocracia tenían, y mientras fueran discretas, nadie
objetaba. Pero Lali sabía que Lanzani nunca aceptaría tal arreglo. Nada tenía
medias tintas para él, el no consentiría en compartirla. Podría ser un
sirviente, pero tenía tanto orgullo y posesividad como cualquier otro hombre
del mundo.
Lali no sabía qué hacer. Parecía que la única opción era
robar cada momento que pudiera para estar con él hasta que el destino los
separara.
Continuará…
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+ 20 y subo el siguiente!! :D
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+ 20 y subo el siguiente!! :D
Muy bueno!
ResponderEliminarmas mas massss
ResponderEliminarPobre lali, lo quiero pero la familia y la época no le permiten estar juntos! Más!
ResponderEliminarMás nove!!!
ResponderEliminarpobre de lali, peter no entiende que ella lo ma y no lo quiere dejar pobre de ella tiene que sufrir por el
ResponderEliminarmaas noveeeeee!!!! esta re buenaaa!
ResponderEliminarMe encanto el capitulo!
ResponderEliminarMe fascina la nove y van 3 caps!
ResponderEliminarMoreeee
ResponderEliminarYa quiero nove!
ResponderEliminarBesos
@vagomi
maaaaaaaaaaaaaaaaaas
ResponderEliminarmasss novee
ResponderEliminarmuy buena
ResponderEliminardale subi masss
ResponderEliminarmas nove mas novee
ResponderEliminarestoy esoerandoo subii massss
ResponderEliminarmasss novelaaa novelaaa
ResponderEliminarnove nove nnove nove nove nove nove
ResponderEliminardaleee mas nove dalee mas nove
ResponderEliminarya son 20 subiiiii
ResponderEliminarMas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove Mas nove
ResponderEliminarPeter cómo se resiste,sabe q les depara el futuro y quiere ahorrar sufrimiento,algo q no conseguirá!
ResponderEliminarAaaaaww!!! Me encanta!! Pobre lali :(
ResponderEliminarU.u qe triste! No qiero qe se separennn :(qe muy bueno el cap, re tierna la parte donde Lali le pide a Peter qe se qede =$ buenisisisimoooo
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