De pie junto a los amplios ventanales del despacho de
Marshell, Peter observaba el tráfico de Nueva York. A aquella altura se sentía
separado de la ciudad, del ajetreo y de la energía que irradiaban sus calles y
aceras. Le agradaba sentirse desvinculado de todo aquello. Los vínculos
suponían una implicación que le resultaba molesta.
Ninguna de las actrices a las que habían entrevistado en
las dos semanas anteriores se acercaba siquiera a lo que buscaba. Él mejor que
nadie sabía lo que quería para el papel de Rae. Había empezado a escribir el
guión de aquella película dejándose llevar por un impulso. Había sido una
especie de terapia, pensó con una agria sonrisa. Más barato que un psiquiatra y
mucho más satisfactorio. Su única intención entonces era acabar el guión,
purgarse y guardarlo en un cajón. Pero luego se había dado cuenta de que era el
mejor trabajo que había hecho. Quizá la ira fuera una buena musa. En cualquier
caso, él que fuera exponer las miserias propias a ojos del gran público, no pensaba
arrumbar en un cajón su mejor obra. Y dado que iba a llevar el guión a la
pantalla, quería hacerlo bien.
Había creído que sería difícil encontrar al actor que
encarnaría a Phil, el personaje en el que se había plasmado a sí mismo. Sin
embargo, dar con él había resultado sorprendentemente sencillo. El eje de la
historia no era Phil, sino en Rae, y esta era un reflejo dolorosamente preciso
de su ex mujer, Candela Vetrano, una actriz soberbia, una celebridad
condescendiente, una mujer sin un ápice de espontaneidad.
Su matrimonio había empezado en un torbellino y había
acabado en desastre. Peter no se consideraba inocente, pero culpaba ante todo a
su credulidad. Había creído en la imagen que proyectaba Candela, se había
enamorado apasionadamente de la perfección de su rostro y su cuerpo. Podría
haber disculpado sus fallos, sus defectos pronto puestos al descubierto. Pero
jamás le perdonaría que lo hubiera utilizado. Y, con todo, Peter distaba aún de
saber con certeza si culpaba a Cande por haberse aprovechado de él, o si se
reprochaba a sí mismo haberlo permitido.
En cualquier caso, los tempestuosos cinco años de su
matrimonio le habían proporcionado material para construir una historia dura y
precisa que iba camino de convertirse en una elaborada producción televisiva.
Y, además, habían infundido en él una arraigada desconfianza hacia las mujeres
y, particularmente, hacia las actrices. Dos años antes, cuando al fin se había
consumado la ruptura, Peter se había prometido que nunca volvería a mantener
una relación con una mujer que tuviera talento para la interpretación. La
honestidad, de existir, sería lo que buscara cuando estuviera preparado para
enamorarse de nuevo.
Sus pensamientos retornaron a Lali. Tal vez pensaba tanto
en ella porque físicamente se parecía a Candela, aunque no estaba seguro de que
esa fuera la razón. No había semejanza entre sus ademanes, la cadencia de su
voz o su forma de vestir. Y el mayor contraste entre ellas parecía provenir de
sus personalidades. Lali no se había molestado en seducirlo, ni en llamar su
atención siquiera. Y sin embargo había conseguido ambas cosas. Quizá
simplemente abordara de forma distinta el atávico juego de la seducción.
Su falta de artificio le había gustado, aunque no se
fiara de ella. Su risa ligera, sus ademanes carentes de afectación, su
expresión espontánea... Hacía mucho tiempo que una mujer no le producía una
impresión tan duradera. Una pena, pensó Peter, que no sirviera para el papel.
Le habría venido bien un poco de distracción. Y algo le decía que Lali Espósito
era todo un entretenimiento.
-Yo sigo inclinándome por esa tal Julie Newman -Chuck
Tyler, el director, tiró una fotografía sobre la mesa de Marshell-. Tiene
presencia ante la cámara y su primera lectura fue muy buena.
Con la foto en la mano, Marshell se reclinó hacia atrás
en su mullida silla de cuero. El sol que entraba a sus espaldas se derramaba
sobre la foto y los anillos de oro que el productor lucía en ambas manos.
-Marshell: También tiene un currículum impresionante.
-Peter: No -no se molestó en volverse. Permaneció
contemplando el flujo del tráfico. Por alguna extraña razón, se imaginó en su
barco, en Long Island Sound, haciéndose a la mar- Le falta elegancia y le sobra
vulnerabilidad.
-Marshell: Puede meterse en el papel, Peter –dijo
mostrando impaciencia.
-Peter: No, no sirve.
Marshell se metió automáticamente la mano en el bolsillo,
buscando el tabaco que había dejado un mes antes. Masculló una maldición en voz
baja.
-Marshell: Nos estamos quedando sin tiempo y sin
opciones.
Peter se encogió de hombros con indiferencia. Sí, deseaba
hallarse navegando, con el sol en la espalda y el azul del agua hiriéndole los
ojos. Deseaba estar solo.
Marshell dejó escapar un profundo suspiro al oír el
pitido del interfono y se inclinó hacia delante para contestar.
-La señorita Espósito está aquí, señor Marshell.
Marshell profirió un gruñido, abrió la carpeta que había
enviado la agente de Lali y se la pasó a Chuck.
-Marshell: Dígale que pase.
-Chuck: Espósito -dijo, frunciendo el ceño sobre la fotografía
de Lali- Espósito... Ah, sí, la vi el verano pasado en una producción
alternativa de Un tranvía llamado deseo.
Vagamente interesado, Peter giró la cabeza hacia atrás.
-Peter: ¿Qué papel hacía?
-Chuck: De Blanche -dijo, revisando el currículum de Lali.
-Peter: ¿De Blanche DuBois? -dejó escapar una breve risa
mientras se giraba del todo- Pero si es quince o veinte años más joven que ese
personaje.
Chuck se limitó a alzar los ojos.
-Chuck: Pues lo hacía bien -dijo con sencillez- Muy bien.
Y, por lo que he oído, también lo hace muy bien en la serie. No hace falta que
te diga cuántas estrellas empezaron así.
-Peter: No, no hace falta -se sentó descuidadamente en el
brazo de un sillón- Pero, si lleva cinco años haciendo el mismo papel, o bien
no es lo bastante buena como para trabajar en un largometraje o en una
producción teatral importante, o bien carece completamente de ambición. Y, dado
que es actriz, yo apostaría que se trata de lo primero.
-Marshell: Vos seguí sacándole punta a tu cinismo -dijo-
Te sienta bien.
Peter le lanzó una de sus raras sonrisas, una de esas
sonrisas que aparecían tan pronto como se iban y que dejaban a su interlocutor
asombrado y confuso.
Lali captó su sonrisa al entrar en el despacho, y al
verla la opinión que se había formado de él empezó a mejorar. Se le pasó por la
cabeza, tan fugazmente como aquella sonrisa había atravesado el rostro de Peter,
que tal vez tuviera ciertas cualidades que lo redimieran. Ella siempre estaba
dispuesta a creer en la bondad ajena.
-Marshell: Señorita Espósito -se incorporó con dificultad
y le tendió la mano.
-Lali: Señor Marshell, me alegro de volver a verlo
-escudriñó rápidamente la habitación y su mirada se detuvo un instante en Peter,
que seguía sentado en el brazo del sillón- Su despacho es tan impresionante
como su casa.
Peter aguardó mientras presentaban a Lali y a Chuck.
Advirtió que ella iba vestida con extrema sencillez. Con engañosa sencillez,
teniendo en cuenta los pañuelos de vivos colores que se había atado,
retorcidos, alrededor de la cintura del vestido azul. Violeta, esmeralda y rosa
salvaje.
Una combinación atrevida y asombrosamente efectiva.
Llevaba el pelo suelto, lo que le confería un aire de juventud y descaro que no
casaba con el personaje que debía interpretar. Peter sacó distraídamente un
cigarrillo y lo encendió.
-Lali: Peter… -le lanzó una leve sonrisa antes de mirar
el cigarrillo- eso te matará.
Él dio una calada y expelió el humo lentamente.
-Peter: Puede ser -ella llevaba el mismo perfume sensual
y penetrante que había percibido la noche de la fiesta. Peter se preguntaba por
qué aquel perfume parecía al mismo tiempo cuadrar y contrastar con ella.
Aquella mujer resultaba fascinante. Y, aparentemente, sin esfuerzo alguno- Yo
te daré la réplica -continuó, tomando una copia del guión- Vamos a hacer la
escena de la discusión del tercer acto. ¿La conoces?
«Qué profesional», pensó Lali. «¿Es que nunca se relaja?
¿Nunca le apetece tomarse un respiro?» Aunque ella rara vez se crispaba,
advertía la tensión de Peter y se preguntaba a qué se debía. Los nervios que
ella sentía se limitaban a un leve nudo deslizante en el centro de su estómago.
Tenía localizado aquel nudo y sabía que, en todo caso, la ayudaría a superar la
prueba.
-Lali: Sí, la conozco -dijo, aceptando otra copia del
guión.
Peter dio una última calada a su cigarrillo y lo apagó.
-Peter: ¿Querés que ensayemos primero?
-Lali: No -tenía ahora las palmas húmedas.
Bien. No quería relajarse; sabía que la excitación
aguzaba su talento. Respiró hondo y hojeó el guión hasta que encontró la
escena. No era una escena fácil. Llegaba al fondo del personaje, a su ambición
egoísta y su gélida sexualidad. Se tomó un minuto para prepararse.
Peter la observaba. Parecía más una muchacha ingenua que
una mujer calculadora y autoritaria, pensó, y casi lamentó que no hubiera lugar
para ella en la película. Entonces Lali alzó la mirada y lo traspasó con una
fría y despiadada sonrisa que lo llenó de perplejidad.
-Rae: Siempre
fuiste un idiota, Phil, pero un idiota con éxito. Sin embargo resultabas aburrido
tan pocas veces que apenas merece la pena mencionarlo….
El tono, los ademanes, incluso la expresión eran tan
precisos que Peter no supo cómo reaccionar. Por un instante, se olvidó de Lali
y sintió un nudo en el estómago, no de atracción, ni de admiración, sino de
ira: una ira totalmente inesperada y real. No tuvo que mirar el guión para
recordar su réplica.
-Phil: Sos tan
transparente Rae... Me asombra que logres engañar a todo el mundo.
Lali profirió una risa tan hermosa que los tres hombres
sintieron un escalofrío.
-Rae: Me gano la
vida engañando a la gente. Todo el mundo quiere ilusiones. Incluido vos. Y eso
es lo que yo les doy.
Estirándose suave y lentamente, Lali se pasó una mano por
la melena y luego la dejó caer. El castaño de su pelo brilló a la luz de la
mañana. Aquel era uno de los gestos más característicos de Candela Vetrano.
-Rae: Actuando
conseguí salir de la mísera ciudad de Missouri en la que tuve la desgracia de
nacer, y actuando me he abierto camino hasta la cumbre. Tú me fuiste de gran
ayuda.
Se acercó a él con aquella leve y fría sonrisa aún en los
labios y en los ojos. Con un gesto elocuente, le pasó la mano por la mejilla- Y
fuiste recompensado. Con creces.
Peter la agarró de la muñeca y le apartó la mano. Lali se
limitó a alzar una ceja al percibir la violencia de aquel movimiento.
-Phil: Tarde o
temprano tropezarás -le advirtió él.
Ella ladeó la cabeza y dijo suavemente:
-Rae: Cariño, yo
nunca tropiezo.
Peter se levantó despacio. Su semblante habría hecho temblar
a cualquier mujer. Lali se limitó a alzar la mirada hacia él con la misma
expresión de sorna. Fue él quien tuvo que obligarse a mantener la calma.
-Peter: Muy bien, Lali Espósito -tiró a un lado el guión.
Ella sonrió, comprendiendo instintivamente que había
vencido. Dejó escapar un largo suspiro y casi sintió que Rae salía de ella.
-Lali: Gracias. Es un papel impresionante -añadió,
notando que su estómago se relajaba-. Realmente impresionante.
-Marshell: Se nota que se ha documentado –murmuró desde
detrás de su mesa. Dado que conocía a Candela Vetrano, la lectura de Lali le
había producido un molesto desasosiego. Y, dado que también conocía a Peter,
sabía sin asomo de duda lo que sentía en ese momento el creador de Rae- ¿Estará
disponible si hubiera que repetir la prueba?
-Lali: Desde luego.
-Chuck: Vi su Blanche DuBois, señorita Espósito -dijo-
Quedé muy impresionado, igual que ahora.
Ella le lanzó una sonrisa sin afectación, a pesar de que
era consciente de que Peter todavía la estaba mirando. Si había logrado
turbado, la prueba había ido mejor de lo que esperaba.
-Lali: Ese papel ha sido mi mayor reto hasta ahora -deseaba
salir de allí, caminar, tomar el aire, saborear la victoria que sentía al
alcance de la mano- En fin, gracias otra vez -se apartó el pelo mientras miraba
de nuevo a los tres hombres- Espero recibir noticias suyas muy pronto.
Mientras se dirigía al ascensor, le daba miedo pensar que
lo había hecho bien y más aún pensar que lo había hecho mal. Hasta ese momento,
no había querido detenerse a considerar lo mucho que deseaba aquel papel y lo
que podía significar para ella. No carecía de ambición, pero había decidido
dedicarse a la interpretación y seguir en ella por amor a su trabajo. Y por el
desafío que suponía para ella. Encajar el papel de Rae le serviría en bandeja
todo cuanto deseaba.
Al entrar en el ascensor, tema las palmas secas y el
corazón le latía con fuerza. No oyó acercarse a Peter.
-Peter: Me gustaría hablar contigo -entró con ella en el
ascensor y apretó el botón del vestíbulo.
-Lali: Está bien -ella dejó escapar un suspiro, se apoyó
en la pared del ascensor- Dios, cuanto me alegro de que se haya acabado. Me
muero de hambre. No hay nada que me dé más hambre que hacer una prueba.
Peter intentó identificar a aquella mujer que le sonreía
con ojos cálidos y vivos con la mujer con la que acababa de intercambiar unas
líneas. Pero no pudo. Lali era mejor actriz de lo que él pensaba y, por lo
tanto, mucho más peligrosa.
-Peter: Ha sido una lectura excelente.
Ella lo miró con curiosidad.
-Lali: ¿Por qué tengo la sensación de que acabas de
insultarme?
Las puertas del ascensor se abrieron. Peter esperó un
momento y luego asintió.
-Peter: Creo que ya te he dicho que sos muy perspicaz.
Los finos tacones de Lali tamborilearon en el suelo de
baldosas cuando cruzaron el vestíbulo. Peter notó que un par de cabezas se
giraban para mirarla. Ella pareció no notarlo.
-Peter: ¿Por qué trabajas en televisión?
Lali le lanzó una mirada de reojo antes de echar a andar
por la calle en dirección norte.
-Lali: Porque tengo un buen papel en una serie
entretenida y bien escrita. Eso para empezar. Además, es un trabajo fijo. Los
actores, cuando estamos sin trabajo, tenemos que servir mesas, lavar coches o
vender tostadoras y, por lo general, nos deprimimos. Y aunque las tres primeras
opciones no me desagradan especialmente, odio la cuarta. ¿Has visto alguna vez
un capítulo de la serie?
-Peter: No.
-Lali: Entonces, no deberías arrugar la nariz -se detuvo
frente a un puesto callejero y aspiró el aroma de los panecillos calientes- ¿Quieres
uno?
-Peter: No -repitió, metiéndose las manos en los
bolsillos. Sexualidad, sensualidad... Lali parecía derramar ambas cosas
mientras permanecía junto al puesto de panecillos en la acera atestada de
gente. Peter seguía mirándola cuando dio ávidamente el primer mordisco.
-Lali: Podría vivir a base de panecillos -le dijo ella
con la boca llena y una expresión divertida en los ojos- La buena alimentación
es muy recomendable, pero durísima de soportar. A mí me gusta ignorarla durante
largos periodos de tiempo. Vamos a dar un paseo -sugirió- Yo, cuando estoy
nerviosa, necesito andar. ¿Vos qué haces?
-Peter: ¿Cuándo?
-Lali: Cuando estás nervioso -explicó.
-Peter: Escribir -sé puso a su paso mientras el grueso de
los peatones pasaba apretándose a su lado.
-Lali: Y, cuando no estás nervioso, también escribís
-dijo antes de darle otro mordisco al panecillo- ¿Siempre has sido tan
eficiente?
-Peter: Es un trabajo fijo -replicó él, y ella se echó a
reír.
-Lali: Muy ingenioso. Creía que no ibas a gustarme, pero
tienes sentido del humor, aunque sea un tanto seco –Lali se detuvo junto a otro
puesto y compró un ramillete de violetas. Aspiró hondo y cerró los ojos- Qué
maravilla -murmuró- Siempre pienso que la primavera es lo mejor del mundo,
hasta que llega el verano. Luego me enamoro del calor hasta que llega el otoño.
Y después del otoño, hasta que llega el invierno -riendo, miró a Peter a los ojos
por encima de las violetas- También suelo parlotear sin ton ni son cuando estoy
nerviosa.
Cuando bajó las flores, Peter la tomó de la muñeca sin la
violencia que había usado durante la audición, pero con la misma intensidad.
-Peter: ¿Quién sos? -preguntó- ¿Quién demonios sos?
Ella perdió la sonrisa, pero no se apartó.
-Lali: Lali Espósito. Puedo ser muchas otras personas
cuando estoy delante de una cámara o en un escenario, pero, cuando la función
se acaba, soy Lali Espósito. Nada más. ¿Buscas complicaciones?
-Peter: No tengo por qué buscarlas. Siempre están ahí.
-Lali: Qué extraño, yo no suelo encontrármelas -ella lo
observó atentamente, con sus ojos francos y su límpida belleza. Peter sintió
que algo se agitaba en su interior, pero no le concedió importancia- Ven
conmigo -sugirió ella, y lo tomó de la mano antes de que él pudiera decir nada.
-Peter: ¿Adónde?
Ella echó hacia atrás la cabeza y señaló la imponente
superficie vertical del Empire State Building.
-Lali: A la cumbre -riendo, tiró de él hacia el interior
del edificio- Directos a la cumbre.
Peter miró a su alrededor con impaciencia mientras ella
compraba las entradas para el mirador.
-Peter: ¿Para qué?
-Lali: ¿Es que siempre tiene que haber un motivo? -ella
remetió las violetas en los pañuelos que llevaba enrollados a la cintura y le
dio el brazo- Me encantan estas cosas. La isla de Ellis, el ferry de Staten
Island, Central Park... ¿Qué sentido tiene vivir en Nueva York si no las
disfrutas? ¿Cuándo fue la última vez que viniste aquí? -su hombro oprimió el
brazo de Peter al entrar en el ascensor lleno de gente.
-Peter: Creo que tenía diez años -a pesar de las
apreturas y de la mezcla de olores, Peter percibió el olor dulce y salvaje de
Lali.
-Lali: Oh -lo miró, riendo- Así que te has hecho viejo.
Qué lástima.
Peter guardó silencio un momento y siguió observándola.
Lali parecía reírse constantemente. Reírse de él o de alguna broma privada que
se guardaba para sí. ¿Se sentiría realmente tan a gusto con la vida y consigo
misma?
Entonces él preguntó:
-Peter: ¿Acaso no nos hacemos todos viejos?
-Lali: Claro que no. Todos crecemos, pero lo de mas es
una elección personal -salieron de un ascensor y entraron en el que debía
llevados a la azotea.
Le gustaba aquel hombre, se dijo Lali mientras permanecía
junto a Peter. Le gustaban su carácter serio y reflexivo y su sentido del humor
seco y reticente. Sin embargo, debía pensar en el personaje de la película.
Tendría que separar cuidadosamente sus sentimientos respecto a uno y otro. Pero
ella nunca había tenido problemas para separar a la mujer de la actriz.
De momento, la prueba se había acabado y tenía la tarde
libre. Estaba de buen humor y tenía a su lado a un hombre al que deseaba
estudiar más de cerca: El día no podía ofrecerle nada mejor.
Los puestos de recuerdos estaban llenos de gente de diferentes
países y lenguas. Lali decidió comprarse algo absurdo cuando se fueran.
Sorprendió a Peter mirando a su alrededor con los ojos ligeramente entornados.
Un observador, pensó ella, asintiendo levemente con admiración. Ella también lo
era, aunque tal vez en distinto grado. Él sin duda diseccionaba, analizaba y
clasificaba. Ella se limitaba a disfrutar del espectáculo.
-Lali: Vamos fuera -sugirió, tomándolo de la mano de
nuevo- Es una maravilla –empujando la pesada puerta, recibió riendo el primer
golpe del viento. Sin soltar la mano de Peter, se acercó apresuradamente al
poyete para mirar Nueva York. Ella nunca veía la ciudad como un damero, como
hacían muchos desde aquella altura, sino como algo real que podía palparse y
olerse desde cualquier distancia. Cuando estaba allí, le parecía que podía conseguir
todo lo que quisiera.
-Lali: Me encantan las alturas -se inclinó hacia delante
todo lo que pudo y sintió la fuerte corriente de aire que giraba en torbellino
a su alrededor- Las alturas de vértigo y el viento. Si pudiera, vendría aquí
todos los días. Nunca me canso de esto.
Peter siguió dándole la mano, a pesar de que por lo
general habría evitado semejante muestra de intimidad. La piel de Lali era
tersa y fina; el aire áspero sonrojaba su rostro y desordenada su pelo. Sus
ojos, pensó, eran demasiados vívidos, demasiado exultantes. Una mujer así sin
duda exigía emociones exacerbadas a quienquiera que tocara. Esta vez, Peter no
consiguió ignorar tan fácilmente la leve agitación que sentía. Apartó
deliberadamente la mirada de ella y bajó los ojos.
-Lali: ¿A ti qué te gusta, Peter?
-Peter: ¿En qué sentido?
-Lali: En todos -dijo- Si hoy hubieras podido disponer de
tu tiempo, ¿qué habrías hecho?
-Peter: Salir a navegar -dio él, recordando aquel instante
en el despacho de Marshell- Estaría navegando en el Sound.
La curiosidad brilló en los ojos de Lali, como parecían
brillar todas sus emociones e ideas.
-Lali: ¿Tenés un barco?
-Peter: Sí, pero no puedo dedicarle mucho tiempo.
«No querés dedicarle mucho tiempo», se dijo ella para sus
adentros.
-Lali: Una afición solitaria. Es admirable -ella se dio
la vuelta y se apoyó de espaldas en el poyete para mirar a la gente que
flanqueaba el mirador. El viento le pegaba el vestido al cuerpo, revelando la
elegancia de sus formas- A mí normalmente no me gusta estar sola -murmuró-
Necesito el contacto con otras personas, el contraste. No hace falta que las
conozca. Me conformo con saber que están ahí.
-Peter: ¿Por eso sos actriz? -ahora permanecían cara a
cara, muy cerca, como si fueran amigos. A Peter aquello le pareció extraño. Sin
embargo, no sentía deseos de apartarse- ¿Para tener un público?
La expresión de Lali se tomó pensativa, pero, al sonreír,
pareció aligerarse.
-Lali: Sos un hombre muy cínico, ¿lo sabías?
-Peter: Es la segunda vez que me lo dicen hoy.
-Lali: No importa. Seguramente te viene bien para tu
obra. Sí, actúo para tener un público -continuó ella- No voy a negar que soy
vanidosa, pero creo que en primer lugar actúo para mí misma -alzó la cara para
que le diera el aire- Esta es una profesión maravillosa. ¿Cómo, si no, podría
ser gente tan distinta? Una princesa, una mendiga, una víctima, una pobre desgraciada...
Vos escribís para que te lean, pero ¿no escribís en primer lugar para
expresarte?
-Peter: Sí -él sintió algo extraño, casi perturbador: una
dilatación de los músculos, una distensión del pensamiento. Tardó un momento en
darse cuenta de que se estaba relajando y solo un instante más en crisparse. Si
uno se relajaba, salía mal parado. De eso estaba seguro- Pero el ego de los
escritores es casi tan grande como el de los actores.
Lali profirió un sonido a medio camino entre un suspiro y
un resoplido.
-Lali: Esa mujer te hizo polvo, ¿verdad?
La voz y la mirada de Peter se helaron de pronto.
-Peter: Eso no es asunto tuyo.
-Lali: Te equivocas -a pesar de sentir una punzada de
inquietud al notar que Peter se replegaba, Lali continuó- Si voy a hacer el
papel de Rae, es asunto mío, y mucho. Peter... -puso una mano sobre su brazo,
deseando comprenderlo lo suficiente como para ser capaz de traspasar el muro de
sus recelos- si hubieras querido mantener esa historia en secreto, no la
habrías convertido en un guión.
-Peter: Es solo una historia -afirmó él- No me expongo a
mí mismo.
-Lali: En la mayoría de los casos, no -convino ella-.
Siempre me ha parecido percibir una especie de distancia en tu trabajo, aunque
sea excelente. Y, a pesar de tener tanto éxito, siempre has procurado pasar
desapercibido, incluso cuando te casaste con Candela Vetrano. Pero en este
guión te has expuesto. Y ahora es demasiado tarde para dar marcha atrás.
-Peter: He escrito una historia sobre dos personas
completamente incompatibles que se utilizan la una a la otra. Él es en cierto
sentido un idealista lo bastante crédulo como para enamorarse de un rostro
exquisito. Antes del final de la historia, descubre que las apariencias
significan muy poco y que la confianza y la lealtad son meras ilusiones. Ella
es fría y ambiciosa. Tiene talento, pero nunca se conformará con sus propias
habilidades. Es una vampiresa en el sentido estricto del término, y le chupa la
sangre a él hasta dejarlo seco. Hay muchas semejanzas entre la historia y la
realidad, pero mi vida sigue siendo mía.
-Lali: Prohibido el paso -se giró para mirar de nuevo la
ciudad, el mundo que comprendía- Está bien, ya he visto las señales de
advertencia -escuchó el sonido del viento, el murmullo de las voces. Alguien
olía a colonia barata. Una bolsa de patatas vacía rozó girando el muro de
cemento- A mí no se me dan muy bien los negocios. No voy a pedir disculpas por
mi modo de vida, ni por mi carácter, pero haré lo que pueda para que nuestras
conversaciones se mantengan a un nivel estrictamente profesional -respiró hondo
y se volvió hacia él. Sus ojos habían perdido en parte su calor, y Peter sintió
una desilusión momentánea- Soy una buena actriz, una excelente artesana. Desde
el momento en que tomé el guión en mis manos supe que podía hacer el papel de
Rae. Y soy lo bastante astuta como para saber que la prueba me ha salido muy
bien.
-Peter: No sos tonta, desde luego -a pesar de su
desilusión, Peter se sentía más cómodo hablando en aquel tono. Ahora la
comprendía: era una actriz en busca de un papel estelar- Pensaba que no eras lo
que estaba buscando... hasta esta tarde. Nadie ha llegado como tú a la esencia
del personaje.
Ella sintió una cierta sequedad en la garganta, una
súbita alteración del ritmo cardíaco.
-Lali: ¿Y? -logró decir.
-Peter: Y quiero que vuelvas y leas el guión con Mariano
Martínez. Él va a hacer el papel de Phil. Si hay química, el papel es tuyo.
Lali respiró profundamente. Se apoyó contra un telescopio
y procuró calmarse. Le había dicho a Peter que se comportaría de forma
profesional. Qué tontería, se dijo sintiendo que la alegría emergía a
borbotones en su interior. No tenía sentido. Lanzando un grito de alegría, le
echó los brazos al cuello. Lali Espósito, la chica loca y soñadora de la calle
18 Oeste, iba a trabajar en una película de Lanzani y P.B. Marshell, con
Mariano Martínez como coprotagonista. ¿Dejaría alguna vez la vida de
asombrarla? Mientras abrazaba a Peter, pensó que ojalá no.
Peter había deslizado las manos hasta su cintura en un
acto reflejo, pero las dejó allí mientras sentía la risa de Lali en sus oídos.
Le pareció extraño que aquello le recordara dos cosas: la alegría sin límites
de su sobrina cuando, una Navidad, le había regalado una muñeca, y la primera
vez que, siendo ya un hombre adulto, había abrazado a una mujer. Sentía la
suavidad, esa fortaleza única que solo el cuerpo de una mujer podía
proporcionar. Sentía también una euforia pueril, una alegría ingenua que solo
los jóvenes poseen.
Podía haberla abrazado. Tenía ganas de hacerlo, de
abrazar algo suave, dulce y desprovisto de sombras. Ella se amoldaba tan bien a
su cuerpo. La curva de su mejilla contra la de él, el alineamiento de sus
cuerpos... Peter permaneció perfectamente quieto, sin atraerla hacia sí.
Lali sintió que algo se deslizaba entre su placer y su
alegría. Él olía a jabón. Un olor sólido, como su cuerpo. En él no había nada
alocado, nada ligero o frívolo. Era todo intensidad e intelecto. Su fortaleza
tiraba de ella; su reserva la atraía. Era un hombre que estaría allí para
recogerla si se caía, aunque lo hiciera a regañadientes. Un hombre exigente que
esperaba que se le concediera exactamente el espacio que quería y cuando él
quería. Un hombre al que una mujer impetuosa debía evitar.
Lali deseó casi dolorosamente que la abrazara, aunque
estaba casi segura de que no lo haría. Se apartó de él, pero mantuvo la cara
pegada a la suya para intentar adivinar lo que sentiría si aquella boca severa
que nunca sonreía se inclinaba sobre la suya. Contenía el aliento y sus ojos no
ocultaban la atracción que sentía hacia él, ni la sorpresa que esa atracción le
causaba.
-Lali: Lo siento -dijo suavemente- Soy muy dada a las
demostraciones afectivas. Pero tengo la sensación de que a ti no te
entusiasman.
¿Había deseado alguna vez besar a una mujer tanto como
deseaba besar a Lali? Casi podía saborear su boca. Casi podía sentir su
textura. Sin embargo, cuando habló, su voz pareció indiferente y sus ojos
remotos.
-Peter: Para todo hay un momento y un lugar.
Lali dejó escapar un largo suspiro y pensó que ella misma
se había buscado aquel revés.
-Lali: Sos un hombre duro, Peter Lanzani -murmuró.
-Peter: Soy realista, Lali -sacó un cigarrillo y protegió
el encendedor del viento con las manos, sorprendiéndose al ver que le temblaban
levemente.
-Lali: Eso debe de ser terrible. Pero, claro, a ti te sirve
-más tranquila, le sonrió- Creo que va a gustarme trabajar contigo, Peter,
aunque sé que no será coser y cantar. Voy a esforzarme cuanto pueda para hacer
bien mi papel, y ambos saldremos beneficiados.
Él asintió mientras las volutas de humo se elevaban hacia
el cielo.
-Peter: Yo solo acepto lo mejor.
-Lali: Bien, entonces no te defraudaré -tenía ganas de
extender la mano y tocarlo. Pero con un revés era suficiente por un día.
-Peter: Me alegra saberlo.
Riendo, ella sacudió la cabeza.
-Lali: Me gustas, Peter. Y no tengo ni idea del porqué,
porque en realidad no sos muy simpático.
Él exhaló el humo y la miró despacio.
-Peter: No, no lo soy -dijo.
-Lali: En cualquier caso, profesionalmente nos convenimos
el uno al otro.
En ese momento, y debido a que raramente se resistía a un
impulso de la clase que fuera, Lali lo besó en la mejilla y, dándole las
violetas, se alejó de él para marcharse.
Peter se quedó al viento en la cúspide de Nueva York, con
una ramillete de flores en la mano, mirándola alejarse.
Continuará…
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Les subo cap largo!!
Gracias por las firmitas! :)
Parece que a todas nos gusta esta Lali... espero que les guste el cap! y alexia que bueno que apareciste!! ^-^
Lo vuelvo a tepetir meencanta la personalidad de Lali.. Solo espero que al enamorarse de Peter y llega a suceder no cambien ni un poquito...
ResponderEliminarwooooow que manera de gustarme lalii en esta noveee
ResponderEliminareso si que con peter no me pasa lo mismo ya que no me gusta su vision de las mujeres xD
ya quiero ver el prox caap y saber que pasaraa :D
Creo q tenemos una buena historia!Y sí esta lali es osada,me gusta lo desconcierta a él q es tan armadito!
ResponderEliminarmassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
ResponderEliminarnoveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
ResponderEliminarhermoso muy buen cap me encanto Amo la ternura de lali y la frialdad de peter se complementan perfectamente y lali no se en q sentido utilizo la palabra ME GUSTAS!!!! se referia al que le gusta él ? en ese caso tierna pero re directa si es asi exelente personalidad xD
ResponderEliminar@angelicadiaz
hayy la historia esta genial! me encantaaa
ResponderEliminarmasss novee ♥
Me encanta, y lali sin palabras, ojala todas podamos ser así alguna vez!!
ResponderEliminarjajaj si me encata la forma de lali y tambein de el :P por que es como que lo piensa todo pero quiere hacer cosas impulsivas :P
ResponderEliminarNOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ResponderEliminares que lali es una tierna! solo ve las cosas buenas de la vida :)
ResponderEliminarespero algun dia ser tan buena actriz cuanto ella!
NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE NOVE
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ResponderEliminarObvio que me encanta esta lali! tiene una personalidad unica!
ResponderEliminarExcelente la nove :)
espero el proximo cap!
un beso
Juli♥
ME ENCANTO EL CAP Y SI TENES RAZON ME ENCANTA LALI EN ESTA NOVE,.... ES MUY PERSEVERANTE Y TRANSPARENTE... DISFRUTA DEL MOMENTO..!!!!
ResponderEliminarME ENCANTA LA NOVE..!!!!
ESPERO Q SUBAS PRONTO...!!!!
BESOS Q ESTES BIEN...!!!! :)
Jajajaj lali es como iperventiladamente feliz jajajaj :D
ResponderEliminar@isiiteenatica
Lali es sincera y muy directa,no se calla lo k piensa y siente,en cambio Peter,(espero k solo sea, x su anterior experiencia)es un arisco ,reacio,y no deja traslucir sus verdaderos pensamientos, y sentimientos,esta tan cerrado a darse una oportunidad ,k parece k se le va a complicar a Lali,un pelin,pero con esta salida tan espontanea d ella,creo k lo ha aflojado un poquito.
ResponderEliminarLali es directa la historia esta bien escrita, espero que lali pueda romper el muro de peter
ResponderEliminarmas
ResponderEliminarnove
ResponderEliminarme encanta esa lali jajaja
ResponderEliminarmas noveeeeeeee
besos :)
Se que firmo re tarde pero estoy re ocupada y entrado como ayer y hoy todo el día al blog no he tenido oportunidad de leer completo el cap!
ResponderEliminarMe encanto!
Enserio que esta genial la nove!
ME FASCINA LA PERSONALIDAD DE LALI!
Besos
@vagomi
Me encanto, recién ahora me estoy poniendo al día cn tus Noves. Me atrase un poqito :(qe pero me voy a poner al día :) bueniisisisimo el cap!! Ojalá Peter no fuera tan frío u.u
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