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lunes, 20 de abril de 2015

CUARENTA Y UNO



 —¿Qué te parece este? —Lali levantó un jersey rosa.
—¿Rosa? ¿En serio? —Luz resopló y devolvió la vista al perchero que había estado ojeando. Acto seguido, sacó una camiseta ajustada de color verde fosforito con las costuras descosidas que parecía recién sacada de la basura—. Esta me gusta. —Se la pasó a Lali con una sonrisa desafiante.
En la espalda tenía un mensaje que rezaba: «Pellízcame. Estoy buenísima.»
Lali cogió la percha y la devolvió al pechero con brusquedad, provocando un sonido metálico.
—Ni hablar.
—¿Por qué no?
Lali no pensaba morder el anzuelo. Su hija ya le había enseñado las uñas ese día.
—Porque tienes nueve años y no te dejarán llevar eso al colegio. Además, tu padre me matará si te la compro.
—¿Qué sabrás tú? Voy a un colegio privado. Llevamos uniforme.
Lali se detuvo en medio de la sección juvenil para mirar a Luz. Eran las palabras más certeras que le habían dicho. «¿Qué sabrás tú?» Ese era el problema: no sabía nada con respecto a Luz. Nada de nada sobre nada.
Salió de la tienda detrás de su hija, sintiendo que había fracasado. Una vez en el Jaguar de Peter, arrancó el motor y escuchó su ronroneo. Tras enviarle un mensaje de texto por enésima vez a lo largo del día, se internó en el tráfico del mediodía. Luz y ella habían pasado toda la mañana comprando y no se habían puesto de acuerdo en nada. En todo caso, la pequeña excursión había dañado más su relación en vez de mejorarla.
Lali se frotó la cabeza, que a esas alturas le dolía.
—¿Adónde vamos? —quiso saber Luz.
Lali cambió de carril al llegar a la autovía.
—Necesito pasar por mi casa para recoger unas cosas.
Luz puso los ojos en blanco y se apoyó en el asiento.
—Podrías haberme dejado primero en casa.
Lali se mordió la lengua para controlar el enfado que sentía. No iba a morder el anzuelo. Salió de la autovía.
—¿Por qué no te quedas en tu casa, por cierto? —le preguntó su hija.
—¿No ha hablado tu padre contigo esta mañana?
Luz cruzó los brazos por delante del pecho y clavó la vista al otro lado de la ventanilla.
—Sí, lo ha hecho. Pero eso no responde a mi pregunta. Sé que quiere que estés en la casa, pero ¿por qué le sigues el juego? Tú no quieres vivir con nosotros.
Lali aferró el volante con fuerza para coger una curva.
—Sí que quiero vivir con vosotros, Luz. Tu padre y yo pensamos que pasar tiempo juntos, en familia, nos ayudará a todos.
—¿Seremos una gran familia feliz? No durará. No contigo. —Se volvió para que Lali no pudiera verle la cara.
Lali respiró hondo, consciente de que estaba a punto de perder los estribos.
—¿Qué tengo que hacer para convencerte, Luz? He hecho hasta el pino con las orejas para intentar conocerte, pero insistes en mantenerme alejada. ¿Qué tengo que hacer para demostrarte que no me iré otra vez? ¿Que quiero tener la oportunidad de resarcirte por lo que pasó?
—¿Quieres una oportunidad? —Luz la miró echando chispas por los ojos—. Pues esto es lo que puedes hacer: deja de salir con mi padre.
—¿Cómo?
El coche cogió una curva. Las olas se estrellaban contra las rocas a la derecha, mientras que la pared de roca que conformaba el acantilado se alzaba a la izquierda.
—Lo que has oído. Deja de salir con mi padre. No lo quieres. Lo sabes muy bien. Cuanto más dure esto, peor será cuando decidas marcharte. No sabes lo que sufrió la otra vez. ¡No quiero que vuelva a sufrir tanto! —Devolvió la mirada al agitado océano Pacífico que se extendía muy por debajo de la carretera por la que ellas transitaban.
Lali sintió un feroz sentimiento en el pecho. Ansiaba llegar hasta Luz con todas sus fuerzas, consolarla para aliviar esa ira abrasadora que la consumía, pero no sabía cómo lograrlo. Escuchar sus palabras solo sirvió para que sus temores aumentaran.
¿Qué le sucedería a Luz si su relación con Peter fracasaba? No podía obligarla a pasar por eso una segunda vez. ¿Y qué pasaba con Tomás? A esas alturas, ya estaba encariñado con Peter. Si se mudaban a su casa como él quería que hiciese y al final tenían que separarse, el pobre niño se quedaría destrozado.
«No lo quieres. Lo sabes muy bien.»
Ese era el quid de la cuestión. Se sentía muy atraída por Peter, sentía una intensa conexión con él, pero ¿sería amor?
Jamás había sentido algo tan fuerte como lo que sentía por Peter. Era consciente de ello, lo admitía. Su corazón le decía que era amor, pero su mente seguía poniendo en tela de juicio sus decisiones. Se había equivocado por completo con Benjamín. No quería cometer otro terrible error. Dejarse llevar por un impulso solo empeoraría las cosas. Necesitaba estar muy segura antes de tomar una decisión.
El coche tomó la siguiente curva más rápido de lo que Lali pretendía. Pisó el freno.
No pasó nada.
Confundida, volvió a pisar el pedal de freno. Al ver que el coche no aminoraba la velocidad, pisó el pedal repetidas veces. En vez de aminorar la velocidad, tuvo la impresión de que descendían mucho más rápido.
El miedo le provocó una descarga de adrenalina. Intentó mantener la voz serena.
—Luz, pásate al asiento trasero. Ponte el cinturón y...
—¿Por qué?
—¡Hazme caso! Los frenos no funcionan. ¡Pásate ahora mismo al asiento trasero! Ponte el cinturón y agárrate fuerte. ¡Hazlo!
Luz puso los ojos como platos. Sin rechistar ni media palabra, la obedeció.
Lali trató de recordar el trazado de la carretera con la mente funcionando a toda pastilla. Todavía le quedaban por recorrer varias curvas, seguidas de una pendiente donde cogerían más velocidad; después había otra curva, seguida de una cuesta arriba y en la parte superior, otra curva. Si conseguía mantener el control hasta llegar a la cuesta, tendrían una oportunidad de sobrevivir.
Tiró del freno de mano, pero fue en vano. El corazón amenazó con salírsele por la boca mientras le echaba un vistazo al cuadro de mandos. Un cuarto del depósito de combustible aún estaba lleno, de modo que no podía contar con que se acabara a tiempo. Tragó saliva para controlar el miedo.
—Luz, mi bolso está en el asiento trasero. Busca mi móvil y llama a emergencias.
Luz cogió el bolso y rebuscó en su interior.
—¿No puedes apagar el motor y ya está?
—No. Porque eso bloquearía la dirección. Voy a intentar reducir poco a poco. Sujétate porque lo vamos a notar.
Sostuvo el volante con una mano mientras reducía a tercera con el cambio secuencial. El sudor le caía por la espalda, pero logró reducir la marcha, si bien solo consiguió aminorar un poco la velocidad. Acababa de llegar a una curva, por lo que trató con todas sus fuerzas de mantener el coche en la carretera. Cuando la superó, redujo de nuevo la marcha. El coche sufrió una leve sacudida.
La velocidad disminuyó algo más, lo suficiente como para tomar las dos siguientes curvas y después llegaron a la bajada. Lali aferró el volante con más fuerza.
Desde el asiento trasero le llegaba la voz asustada de Luz, que ya estaba hablando con el operador de emergencias.
No morirían de esa forma, pensó Lali, armándose de valor. No lo permitiría.
El coche cogió velocidad y se fue de atrás al trazar la siguiente curva. Luz sollozó mientras la inercia la impulsaba contra el lateral del vehículo. Lali redujo a primera, y la inercia las lanzó hacia delante.
Cuando llegó a la siguiente curva le sudaban las manos. El coche derrapó, y las ruedas se deslizaron sobre la gravilla del arcén. Luz chilló. Pese a la tensión que la embargaba, Lali logró enderezar el coche, que redujo la velocidad considerablemente. Eso hizo que la embargara el optimismo por primera vez desde que descubrió que no tenía frenos.
Pero en ese momento vio que aún les quedaba una última curva por tomar.
«¡Mierda!», pensó. No lo lograrían. Comprobó la velocidad. Iban demasiado rápido. Había calculado mal el número de curvas. Deberían haber llegado a la cuesta, pero se había equivocado.
La carretera giraba hacia la izquierda con una curva cerrada. A la derecha, la pared de piedra se extendía más de diez metros antes de llegar al agua. Si intentaba tomar la curva, volcarían. Lo tenía clarísimo. Caerían por el acantilado dando tumbos y probablemente morirían.

Solo dispuso de un segundo para tomar una decisión.
Continuará... +15 :o

34 comentarios:

  1. NOOO ES QUE TE JURO ESTE CAPITULO NO DEBIO HABER TERMINADO A SI OSEAAA NO SE VALEEE ESTO ES AMORALL

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  2. SBIA QUE ESA SALIDA NO IBA A SER POSITIVA ALGO MALO TENIA QUE PASAR

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  3. MI MENTE YA COMENZO A FORMULAR POSIBLES SUCESOS DE LO QUE PASARIA

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  4. QUEDE EN SHOCK CUANDO TERMINE DE LEER ES QUE ES AHHHHHHHHHHHH

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  5. NO PUEDE SER QUE LE PASE ALGO A ELLAS OSEA ESTA PROHIBIDO

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  6. Quedé con el corazón en la boca!!Me estoy mordiendo las uñas de la ansiedad por ver qué pasará con Luz y Lali.

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  7. hay que no les pase nada
    siempre poniendo suspenso pero me encanta
    masssssssssssssssssssssssssss

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  8. nooooooooooooooooooooooooooooooooo
    paresco loca gritando en mi cuarto

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  9. +++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++++

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  10. AYYYYYYY SIN GANAS DE DORMIR NECESITO OTRO

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  11. QUE AGARRENN AL TIPO QUE QUIERE MATAR A LALI

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  12. no puedo con la intriga de saber que pasara
    maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  13. joder!! no lo dejes asi!

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  14. Subi otroooooo plissssss

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  15. no nos dejes asi!! otroo

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  16. Con el corazón en la boca!!!

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  17. Luz no se lo ha puesto nada fácil.

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  18. Siempre se está tocando la herida d la cabeza cuando está nerviosa.
    Espero k la situación k está viviendo con Luz en ese coche ,traiga al menos algún recuerdo y comience a despertar su mente.
    En k momento fallaron justo los frenos del jaguar,a propósito claro ,xk es nuevito.
    Eso quiere decir k quien sea k los tiene en la mira ,está muuuuuy cerca.

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  19. Gracias x la maratón!!!!!

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  20. Pero que miiieeerrdaaaa esta pasando????? Ya no tengo más uñas que morder

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  21. +++++++++++++++++++++++++++

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  22. Ahhhhh...
    Luz todo lo que tiene es MIEDO por Peter!
    Espero y este les ayude un poco en algo

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