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jueves, 16 de abril de 2015

NUEVE



Peter sintió el subidón de adrenalina cuando Luz corrió hacia él con el pánico, la rabia y el dolor pintados en la cara.
—¿Qué pasa? —le preguntó al tiempo que hincaba una rodilla en el suelo delante de ella y la cogía de los hombros mientras le examinaba el cuerpo para asegurarse de que no estaba herida.
—Yo... Entra en casa, papá. ¡Entra en casa!
—Luz, tranquilízate. ¿Qué pasa? Dime qué ha pasado. —Su mirada voló de su hija a la bicicleta, que estaba tirada en la calle. Y después a la persona que se encontraba en mitad de la calzada, mirándolos. A la mujer que se parecía a...
Se quedó sin aliento. Se le aflojaron las rodillas, como si fueran de gelatina.
—¡Dios mío!
—¡No, papá! —Luz lo aferró de los hombros e intentó empujarlo hacia la casa mientras él se ponía en pie muy despacio—. No, papá. No es ella. No es ella, papi. Solo se parece a ella. Por favor, papi, por favor. Mírame.
Bajó la mirada a la cara bañada en lágrimas de Luz. Tenía los ojos desorbitados por el pánico, pero apenas si se daba cuenta. Con manos temblorosas, la apartó de su camino y miró hacia la mujer de pelo castaño que estaba parada como una estatua en mitad de la calle. Observándolo de la misma manera que él la observaba a ella.
Empezó a darle vueltas la cabeza. Se le desbocó el corazón. Era imposible.
Apenas fue consciente de que un coche se paraba en seco junto a la acera, de que Agustín salía de su Land Rover, de que Luz seguía gritando histérica mientras intentaba meterlo en casa, pero era incapaz de sentir sus manos. Parecía incapaz de impedirles a sus pies que siguieran andando. Tenía la sensación de flotar en una nube. De estar sumido en un sueño. Como si estuviera alucinando a plena luz del día.
Consiguió bajar la acera de algún modo y se detuvo delante de ella. La observó, alucinado. A su lado escuchó que Agustín mascullaba:
—Madre del amor hermoso.
Nadie habló. Durante un minuto entero solo hubo silencio. Y miedo, esperanza y absoluta incredulidad. Y después el corazón le dio un vuelco en el pecho.
—¡Dios mío! —Acortó la distancia que los separaba, le tomó la cara entre las manos y le acarició con los dedos la delicada piel del mentón. No podía ser real. Tenía que ser un sueño. Los recuerdos lo bombardearon a mansalva, se condensaron en su pecho y le formaron un nudo mientras la miraba. Mientras sentía el pulso que latía debajo de sus dedos. Mientras el calor de su cuerpo lo rodeaba, mareándolo y abrumándolo.
Ella era real. La sentía cálida y suave, y viva, bajo los dedos. Era... Mariana.
Lo estaba mirando a la cara. Vio que esos ojos de color café lo reconocían. Y la conexión que sintieron desde el principio, desde que se conocieron tantos años antes, refulgió con fuerza, calentándole lugares que no sabía que estaban congelados.
Todo ese tiempo. Todos esos años...
—Mariana —susurró.
Los ojos de la mujer se oscurecieron. El reconocimiento desapareció. Reemplazado de inmediato por la confusión y el... miedo.
Antes de que pudiera impedírselo, ella se soltó de sus manos y retrocedió un paso. Extendió los brazos en un gesto inconfundible para que no la tocase.
—No. —Ella tragó saliva mientras miraba de una cara a otra, con el ceño fruncido, antes de retroceder otro paso—. No, me llamo Lali. Lali Amadeo.
El dolor lo consumió. Intentó volver a tocarla, pero Luz le dio un fuerte tirón del brazo, impidiéndoselo.
—Papá, ya te he dicho que no es ella. Solo se parece a ella. Papá, papi, escúchame. No es ella.
¿Que no era ella? Tenía que ser ella. Tenía que ser...
—Mariana...
Ella se zafó de sus manos. Y él tuvo la sensación de que el corazón se hacía trizas contra la calzada, a sus pies.
—Yo... confiaba en poder hacerle unas cuantas preguntas. Pero me doy cuenta de que no es el mejor momento. Me iré y...
—¡No! —exclamaron Peter y Agustín al unísono.
La mujer dio un respingo. Y se quedó helada. Antes de mirar a uno y a otro con expresión aturdida.
¡Por el amor de Dios! Tenía que ser ella. Hablaba como ella. Peter jamás olvidaría esa voz. No sabía qué mierda estaba pasando, pero no quería ahuyentarla. Para evitar la tentación de tocarla, se pasó una mano por la cara. Cerró los ojos, sacudió la cabeza y volvió a abrirlos. Ella seguía allí. No era un producto de su imaginación.
¿Por qué no se arrojaba a sus brazos? ¿Por qué estaba allí plantada, mirándolo como si fuera un desconocido?
—No —repitió Agustín, que extendió las manos—. Ahora es un buen momento.
Ella se volvió hacia Agustín.
—¿Quién es usted?
¿No conocía a Agustín? Tenía que conocer a su hermano. Era Mariana.
—Agustín Espósito. Soy su... cuñado. —Señaló a Peter con la cabeza—. Su... soy el hermano de Mariana.
La mujer frunció el ceño antes de que pusiera los ojos como platos.
—Agustín Espósito. ¿El geólogo?
Agustín esbozó una sonrisa.
—Ese mismo.
—Ah. En fin... —Su rostro adoptó una expresión nerviosa. Un rostro que Peter por fin reparó en que era distinto a como lo recordaba. Distinto, aunque muy familiar—. Esto es un poco incómodo. Yo... no tenía ni idea. —Se pasó una mano por el pelo.
A Peter se le formó un nudo en el estómago. Era el mismo tic nervioso que Mariana tenía cuando se ponía nerviosa.
—Yo tampoco —repuso Agustín. Se estudiaron durante un minuto—. Me han pasado su mensaje.
La mujer se ruborizó.
—Bueno... usted parecía un poco... molesto por el artículo. Supongo que respondí... de mala manera, diría ahora mismo, a tenor de la situación.
Agustín sonrió. ¿Por qué coño sonreía?
—¿De qué estáis hablando? —preguntó Peter, sin dejar de mirarlos. Él tenía la sensación de que una panda de luchadores profesionales le estaba dando una paliza y ellos se comportaban como si se conocieran. Si Agustín sabía que Mariana estaba tan cerca y no se lo había dicho...
—Es la editora de la que te hablé el otro día, Peter. La que escribió ese artículo.
Peter la miró una vez más... miró a su Mariana. Miró a la mujer que solo podía ser su Mariana. ¿Por qué se comportaba como si no lo conociera? ¿Por qué no estaba aferrada a Luz, abrazándola con fuerza? ¿Por qué no lo abrazaba con fuerza a él? ¿Por qué no lo abrazaba como él necesitaba abrazarla a ella?
Mientras un sinfín de preguntas se agolpaba en su cabeza y examinaba su cara de nuevo, se dio cuenta de las diferencias. Su nariz era más fina, sus pómulos estaban un poco más definidos y lucía una cicatriz en la sien que no recordaba.
«Editora. La que escribió el artículo del que te hablé. Lali Amadeo.»
El nudo que tenía en el pecho creció. ¿Sería posible que esa mujer no fuera Mariana?
Recordó la conversación que mantuvo con Agustín en su despacho y la confusión reemplazó a la estupefacción.
—¿La pirada?
—¿Perdone? —Ella lo fulminó con la mirada.
Agustín se echó a reír.
—No, no. No es nada. Solo una broma. Ah, esto es un poco incómodo. Usted... se parece mucho a mi hermana. Creo que estamos todos un poco aturdidos.
¿Qué leches decía Agustín? Era su hermana. ¿Verdad?
—¿Por qué no entramos? —sugirió Agustín—. Puede contarnos a qué viene esto. Vamos. —Señaló la casa. Ella miró a Peter con recelo antes de rodearlo para que no pudiera tocarla y colocarse junto a Agustín.
Peter se volvió y los miró fijamente mientras se dirigían a la casa. Intentó aclararse las ideas. ¿Sería posible que otra persona se pareciera tanto a su mujer? ¿Que hablara como ella? Si no era Mariana, ¿qué estaba haciendo allí? ¿Quería gastarles una broma de mal gusto?
El contoneo de sus caderas le llamó la atención. Y su corazón dio un vuelco muy doloroso. Tenía la constitución de Mariana, las mismas piernas torneadas y el mismo trasero perfecto. Incluso andaba como ella.
El destino no podía ser tan cruel. Dios no podía ser tan cruel. Tenía que haber una explicación. El dolor le atenazaba el pecho, destrozándole lo poco que le quedaba de corazón. Escucharía lo que tuviera que decir esa mujer por Agustín. Después se marcharía. No era capaz de aguantar semejante recordatorio en forma de guantazo de todo lo que había perdido.
Continuará...  +15 :o!!

19 comentarios:

  1. TIENES que subir otrooooo no dejes asiiiii plissssssssss

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  2. Ohhh por dios medio capitulooon otro otrp otro necesitamos otro

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  3. massssssssssssssssssssssssssssssssssssssss

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  4. Me re enganché con esta nove! Esta genial!! Me encanto! Subí mas!!!

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  5. No nos podes dejar con esta intrigaaa!! Subí mas porfii!!

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  6. Ooooh mierda porfa no nos dejes con esta intriga

    Subi más

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  7. Ya la reconocieron ,ahora espero k se aclaren todas las dudas .
    ella fue a buscar respuestas.

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