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sábado, 18 de abril de 2015

VEINTISEIS



Lali se equivocó al suponer que tendría que evitar la mirada curiosa de Cande. Cuando salió a la sala de estar de la suite, Agustín estaba apoyado en la barra del bar, solo. Su hermano levantó la cabeza al verla, echando chispas por los ojos, algo que nunca había visto antes.
—¿Qué mierda ha pasado?
Genial. Eso era justo lo que necesitaba en ese momento. Menos mal que los abogados se habían largado y que sus padres no estaban por ninguna parte.
Lali levantó las manos para evitar que entrara en el dormitorio.
—Agustín, déjalo estar. Ya he tenido que lidiar con un hombre furioso, no puedo enfrentarme a otro.
—Se está comportando como un idiota, ¿verdad? Oímos la conferencia de prensa de camino al hotel, pero eso no le da derecho a tratarte de esta manera.
—Puedo arreglármelas con Peter. Yo también tengo carácter. ¿Dónde están tus... mis... nuestros padres?
—Cande se los llevó a la otra habitación para que no tuvieran que escuchar la Tercera Guerra Mundial.
Lali cerró los ojos. Genial. Sencillamente genial. La primera impresión que se llevarían de ella sería gritándole a su marido.
—Has estado estupenda —dijo él en voz baja—. En parte, por eso se ha cabreado tanto Peter. Tenías a los periodistas en la palma de la mano.
Contuvo una carcajada amarga.
—¿En serio? Pues no es lo que Peter me ha dado a entender.
La puerta se abrió a su espalda y sintió la presencia de Peter en la habitación.
Agustín lo fulminó con la mirada.
—¿Se te ha pasado el berrinche?
—Déjame en paz.
Agustín dio un paso hacia él.
—Antes te daré una paliza. Te estás comportando como un idiota importante y lo sabes.
—¿Quieres darme un puñetazo? —masculló Peter al tiempo que extendía los brazos en señal de invitación—. Vamos, no eres el primer Espósito que quiere hacerlo hoy.
Lali se interpuso entre los dos.
—Ya está bien. Si creen que un combate de boxeo va a arreglar la situación, son tontos. ¿Qué les pasa a los hombres que creen que se sentirán mejor con unos cuantos puñetazos?
Peter la miró y, de repente, se puso blanco.
—Estás sangrando.
—¿Qué? —Lali se llevó una mano a los labios—. Maldición, solo me sangra la nariz. —Echó la cabeza hacia atrás y aceptó los pañuelos de papel que le dio Agustín para presionarse la nariz.
La puerta que había al otro lado de la habitación se abrió. Peter la cogió de la mano y tiró de ella hacia el dormitorio.
—Ven para que te limpie antes de que te vean. Agustín, entretenlos... ¿quieres?
Agustín frunció el ceño, pero asintió con la cabeza y fue hacia la puerta.
Peter sentó a Lali en la encimera de mármol que había en el cuarto de baño del dormitorio principal. Le dio pañuelos limpios mientras ella se pellizcaba el puente de la nariz para detener la hemorragia.
—No pongas esa cara —intentó bromear ella—. No es nada del otro mundo. Me pasa muy a menudo.
—¿En serio? —Peter cogió los pañuelos ensangrentados, hizo una mueca y le dio más.
—Sí, normalmente cuando estoy estresada. Y creo que este día se podría clasificar de estresante.
Peter apoyó las manos en la encimera, una a cada lado de sus muslos.
—Lo siento. Me he pasado de la raya al gritarte antes. No estoy enfadado contigo. Solo estoy frustrado por toda la situación. Y que la prensa se nos lance al cuello... Me cabrea. No debería haberme desahogado contigo.
Lali lo miró por encima del montón de pañuelos de papel que tenía presionados contra la cara.
—¿Hablabas en serio cuando has dicho que todo es culpa mía?
—No. Por si no te has dado cuenta todavía, tengo bastante genio.
—¿Siempre has sido así?
Él le quitó los pañuelos y le examinó la nariz.
—No. Sé que no te lo vas a creer, pero era bastante tranquilo cuando nos casamos. No soy la misma persona de antes.
Lali le rozó los dedos cuando él levantó una toalla con la que limpiarle la sangre del labio.
—Yo tampoco lo soy, Peter.
Él se quedó quieto y la miró a los ojos, unos ojos que parecían ver una parte de ella que nadie más podía alcanzar. Tuvo la sensación de que se abría un agujero bajo sus pies, sintió que el corazón se le aceleraba, que la piel le ardía con la enloquecedora necesidad de que la tocara, de que solo la tocara él.
A esa distancia, podía entender por qué las mujeres se sentían atraídas por él. Por fuera era duro y rudo, de aspecto inalcanzable. Pero bajo esa fachada había algo dulce y tierno que pugnaba por salir a la superficie. Seguramente, más de una mujer había intentado romper el hielo exterior para liberar al hombre apasionado. ¿Era posible?
Cuando la tocaba y recordaba sus besos y las caricias casi frenéticas de sus manos, casi se convencía de que era posible. Pero cada vez que sus ojos cambiaban y la miraba con la expresión fría por la que era tan famoso, ya no estaba tan segura. Si había ternura en el interior de Peter Lanzani, estaba muy bien escondida. Y no estaba segura de que alguien, mucho menos ella, pudiera encontrarla algún día.
Rompió la conexión que sabía que él estaba sintiendo y apartó la mirada.
Peter le pasó la toalla por última vez sobre la piel.
—Creo que ya estás mejor.
Hizo ademán de alejarse de él, pero Peter le atrapó la barbilla y le levantó la cara para que la mirase, deteniéndola.
—Siento lo que te he dicho, pero no me arrepiento de lo que sucedió después. Llevo dos semanas muriéndome por tocarte. No ha sido ni el mejor sitio ni el mejor momento, algo que lamento, pero no siento todo lo demás.
La determinación brillaba en sus ojos. Y tras eso, un atisbo de dulzura, de la ternura que ella sabía que existía.
—La próxima vez —siguió— no nos interrumpirán.
—¿Estás seguro de que habrá una próxima vez?
En sus labios apareció una sonrisa burlona. Una sonrisa sensual e hipnótica. Por Dios, qué guapo era. Demasiado guapo. Iba lista si alguna vez le regalaba el efecto total de su sonrisa.
—Totalmente.
Se bajó de la encimera. Tenía que tranquilizarse. No pensaba dejar que él la manipulase.
—No soy una de tus muñequitas descerebradas, Peter. A pesar de lo que acaba de pasar, ese no es mi estilo.
Peter la pegó a él antes de que pudiera alejarse. La rapidez del movimiento la tomó por sorpresa, de modo que se encontró pegada a su cuerpo, desde las rodillas hasta el pecho, notando cada músculo y cada plano de Peter. Le colocó las manos en los bíceps, pero cuando sus labios le rozaron la sien, se quedó quieta y dejó de intentar alejarse.
—Las muñequitas descerebradas no me interesan.
Fue un momento tan tierno, tan impropio de él, que Lali no supo cómo reaccionar. Titubeó mientras intentaba resistirse a la atracción. Perdió la batalla cuando el corazón le dio un vuelco.
Peter no intentó besarla, no hizo ademán alguno, se limitó a abrazarla con fuerza mientras le frotaba la espalda como si lo necesitara. Como si necesitara el contacto, la conexión. Como si la necesitara a ella.
¡Ay, Dios! Esa tierna caricia causó más daño que sus palabras en el dormitorio.
Cerró los ojos con fuerza mientras luchaba contra el deseo que crecía en su interior una vez más. La piel le ardía por el aliento de Peter. El deseo le formaba un nudo en las entrañas. El anhelo y la necesidad corrían por sus venas de tal manera que ya no distinguía una cosa de la otra.
—¿Vas a contarme lo de la excursión a la que vas con Cande esta noche? —le preguntó él contra el pelo.
—¿Quién te lo ha dicho?
—Agustín.
Lali frunció los labios al tiempo que se zafaba de sus brazos, agradecida porque él hubiera cambiado de tema y ella hubiera podido alejarse antes de cometer una tontería. Como tirarlo al suelo y devorarlo.
—Qué raro.
—¿Por qué no me lo dijiste?
—Peter, no puede decirse que hayamos estado muy comunicativos.
—Pues ahora sí. ¿De verdad es importante para ti?
—¿No quieres saber qué pasó?
—Sí, claro que quiero. Pero no me interesa si nos va a crear más complicaciones de las que ya tenemos.
Suspiró al escucharlo.
—Tengo que saberlo. He perdido cinco años de una vida que no sabía que tenía. Alguien ahí fuera sabe algo.
—Bien —repuso él tras varios segundos—. Te acompaño.
—No necesito que me lleves de la manita.
La irritación brilló en los ojos de Peter.
—Esto también cambió mi vida. Te acompaño.
No iba a tomar el control. No se lo permitiría. Pero si quería acompañarla, tampoco se lo impediría. Además, tenía razón. Él se merecía respuestas tanto como ella. Asintió con la cabeza.
—Bueno.
El alivio se reflejó en la cara de Peter. Un alivio que la sorprendió. ¿Creía que se opondría? Sus cambios de humor le resultaban desconcertantes.
—Ahora que ya hemos aclarado el tema, ¿por qué no vamos a ver a tus padres?
Ella miró la puerta. Dio un respingo al darse cuenta de lo que la esperaba. La prensa era una cosa. ¿Sus padres? Se llevó una mano al estómago en un intento por detener las náuseas.
—Ahora mismo creo que prefiero cortarme las venas.
Peter le cogió la mano, se llevó su muñeca a los labios y le dio un tierno beso, justo sobre la vena.
—¿Y dejar cicatrices en estas muñecas perfectas? Jamás.
Ese sensual beso le puso los nervios a flor de piel otra vez. Y la conexión que sintió antes cobró vida de repente.
—Vamos.
Cuando él le dio un tirón de la mano, ella titubeó.
—Creía... creía que no querías involucrarte en esto.
—¿Cuándo he dicho eso?
—Ayer, en casa de Agustín.
—Creo que han pasado muchas cosas entre ayer y hoy, ¿no te parece?
Su mirada estaba cargada de emociones. Unas emociones para las que no estaba segura de sentirse preparada. Peter la confundía. La frustraba. La enfurecía. Y después, en un abrir y cerrar de ojos, la obnubilaba.
Era un complicado rompecabezas que parecía no tener solución, y justo cuando creía haberlo calado, él se transformaba en algo que no se esperaba ni por asomo. No sabía si alguna vez podría seguirle el ritmo.
La asustaba. La irritaba.
Y también la hechizaba.

Como no tenía alternativa, lo siguió a la sala de estar para encontrarse, cara a cara, con sus padres.
Continuará... +15 :/

24 comentarios:

  1. Peter la está comprendiendo d a poco ,x eso se muestra frío y al segundo cariñoso

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  2. Mejor k lo afronten todo juntos ,xk a los dos les interesa.

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  3. La comunicación se hizo más extensa entre ellos

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  4. Quiero saber la reacción d sus padres!!!.
    Espero k la apoyen en todo

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  5. Espero k los padres tengan algún dato ,k los ayude en la investigación.

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  6. Solita totalmente.
    Danii sube uno más!!!!

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  7. Las 8:30 d la mañana ,no llego a los 15.
    Me ganó el sueño.
    Besos.

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  8. En este capitulo Peter esta menos idiota, me agrada:)

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  9. Este Peter q apareció ahora es el esperábamos tierno hasta comprensivo:D

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  10. Parece que se van dulcificando las cosas. Sube mas!!

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  11. Parece que peter la va a tratar mejor

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  12. me encantooooooo!!! massssssss

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  13. ame estos capítulosmás más más

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  14. massssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssssss
    me perece perfecto que se vayan entendiendo

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  15. Se pone buena, me encanta todo se va encaminando a descubrir la verdad

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