«Tal
vez tengas la fortuna que tuve yo.»
Aunque
Peter no quería admitirlo, aquellas palabras lo habían fastidiado más de lo que
el fantasma creía. Sabía que había sido un imbécil diciéndole al fantasma que
tal vez había sido mejor que muriera joven. Decir algo así era un error en
todos los sentidos, aunque lo creyeras.
La
cuestión era que Peter ya no estaba completamente seguro de lo que creía.
La
introspección nunca había sido su fuerte. Había crecido convencido de que, si
no esperas nada y nada obtienes, no puedes sentirte decepcionado. Si no
permites que nadie te quiera, nadie te romperá el corazón, y si buscas lo peor
de la gente, siempre lo encuentras. Se había mantenido a salvo gracias a tales
convicciones.
Sin
embargo, no podía evitar recordar una línea de la carta que Elena había escrito
hacía tantos años... algo sobre sus oraciones atrapadas como codornices bajo la
nieve. Aquellas aves que dormían acurrucadas en el suelo agradecían la capa de
nieve que las cubría y las aislaba. Algunas veces, no obstante, la nieve se
congelaba y las atrapaba en una concha dura de la que no podían escapar. Sin
comida, se ahogaban y se morían de hambre y de frío. Sin que nadie las viera,
sin que nadie las oyera.
Había
veces en que le parecía que Lali atravesaba capas de protección. Le había dado
algunos de los pocos momentos de felicidad que había conocido en su vida, pero
nunca sería capaz de vivir aquella sensación plenamente porque estaba
irremediablemente convencido de que no podía durar... y eso implicaba que Lali
era para él un peligro. Era una debilidad que no podía permitirse.
Peter
no era como sus hermanos. Los dos eran más despreocupados, se sentían más
cómodos dando y recibiendo afecto. Por lo que recordaba de su hermana Vickie,
ella también era así. Sin embargo, ninguno de los tres vivía todavía en casa
cuando sus padres se habían hundido en lo peor de su alcoholismo. Ninguno de
ellos había sido descuidado durante días o semanas seguidas en una casa
silenciosa. A ninguno le habían dado alcohol para que se estuviera callado los
fines de semana.
A
pesar de sus propios problemas, Peter no lamentaba que Gastón fuera otra vez
feliz. Su hermano había vuelto con Rochi. Le había dicho que la relación era
seria y que se casarían algún día. Su plan era que Rochi aceptara la beca de
arte de un año en Nueva York. Ella y Gastón mantendrían una relación a
distancia hasta que regresara a Friday Harbor.
—Así
que sería conveniente que te mudaras a Rainshadow Road —le dijo Gastón—. Voy a
ir a Nueva York al menos una vez al mes para ver a Rochi y, mientras, tú puedes
ocuparte de todo por mí.
—Cualquier
cosa con tal de librarme de ti —repuso Peter, incapaz de disimular una sonrisa
viendo lo exultante que estaba Gastón—. ¡Caray! Estás un poco demasiado
contento. ¿Puedes relajarte un poquito? Solo lo bastante para que pueda seguir
en la misma habitación que tú...
—Lo
intentaré. —Gastón se sirvió un poco de vino y miró de soslayo a su hermano—.
¿Quieres una copa?
Peter
negó con la cabeza.
—Ya
no bebo.
Gastón
lo miró pasmado.
—¡Qué
bien! —Iba a dejar su copa, pero Peter le hizo señas para que se la tomara.
—Adelante,
yo estoy bien.
Gastón
tomó un sorbo de vino.
—¿Qué
te indujo a dejarlo?
—Me
estaba acercando peligrosamente a un punto sin retorno.
Gastón
pareció entender a qué se refería.
—Me
alegro —le dijo sinceramente—. Tienes mejor aspecto. Más saludable. —Hizo una
pausa deliberada—: Parece que salir con Lali Espósito tiene sus beneficios.
Peter
frunció el ceño.
—¿Quién
te lo ha dicho?
Gastón
sonrió.
—Esto
es Friday Harbor, Peter. Una comunidad unida en la que todos vivimos para
enterarnos de los sórdidos detalles íntimos de la vida de los demás. Me sería
más sencillo decirte quién no me lo ha dicho. Te han visto con Lali en infinidad
de ocasiones. Le has reformado la casa. Tu furgoneta ha estado toda la noche
aparcada en su camino de entrada. Espero que no creyeras que todo eso era un
secreto.
—No,
pero no imaginaba que todos estuvieran tan interesados en mi vida privada.
—¡Claro
que lo están! No es divertido chismorrear de cosas que no son privadas. Así que
tú y Lali...
—No
hablo de ello —le advirtió Peter—. No me preguntes cómo va la relación ni qué
intenciones tengo.
—Todo
eso me da igual. Lo único que quiero saber es cómo es en la cama.
—Una
maravilla —dijo Peter—. Orgasmos a un nivel celular.
—¡Caramba!
—comentó Gastón, impresionado.
—Lo
más asombroso es que suele haber una anciana en la casa y un gato maullando al
otro lado de la puerta.
Gastón
rio bajito.
—Bueno,
tienes la oportunidad de pasar un tiempo a solas con Lali la semana que viene.
Pasaré en Nueva York unos cuantos días para ayudar a Rochi a instalarse en su
apartamento. Así que si ya te has traído tus cosas para entonces...
—Tardaré
medio día como mucho —le dijo Peter.
Oyó
el aviso de que le había llegado un mensaje de texto y se sacó el móvil del
bolsillo trasero. Era de su agente inmobiliario, que recientemente le había
tanteado acerca de una posible oferta para la parcela de Dream Lake. A pesar de
que le había dicho que no estaba interesado en venderla, porque quería explotar
la tierra por su cuenta, el agente había insistido en que era una oferta que
merecía la pena tener en cuenta. El comprador, Pablo Martinez, era un creador
de videojuegos de Inari Enterprises. Buscaba un lugar donde construir una
especie de retiro para una comunidad de aprendizaje. Sería un gran proyecto,
con varios edificios y servicios. Quien lo construyera ganaría mucho dinero.
—Y
esto es lo interesante —le había dicho el agente a Peter—. Él quiere que se
construya todo con el certificado de sostenibilidad, según los últimos
requisitos medioambientales y de ahorro energético. Cuando le dije a su agente
que tienes la acreditación y experiencia en la construcción de casas
ecológicas... bueno, ahora tiene interés en hablar contigo. Es una suerte que
puedas vender la propiedad con la condición de que será tuyo el contrato de
construcción.
—Me
gusta trabajar por mi cuenta —le había dicho Peter—. No quiero vender, y la idea
de tener que tratar con un obseso de los videojuegos... ¿cómo sé que no
fanfarronea?
—Reúnete
con él —le había rogado el agente inmobiliario—. No estamos hablando solo de
dinero, Peter. Estamos hablando de pasta gansa.
Mirando
a su hermano, a Peter se le ocurrió que Gastón podía conocer la empresa de
videojuegos.
—Oye,
¿tú sabes algo de Inari Enterprises?
—¿Inari?
Acaban de sacar Skyrebels.
—¿Eso
qué es?
—¿Dónde
has estado metido? Skyrebels es la cuarta entrega de Dragon Spell Chronicles.
—¿Cómo
he podido perdérmelo? —exclamó Peter.
—Skyrebels
es el juego de más éxito —prosiguió Gastón con entusiasmo. Se han vendido unos
cinco millones de copias durante la primera semana desde que salió a la venta.
Es un juego de rol de formato abierto que ofrece un modo de juego no lineal, y
posee una increíble resolución gráfica, con autosombreado y...
—En
inglés, Gastón.
—Basta
con que te diga que es el entretenimiento más grande, mejor y más chulo que se
haya visto y que la única razón por la que no juego las veinticuatro horas del
día es porque de vez en cuando necesito hacer una pausa para comer o para
follar.
—Entonces
habrás oído hablar de Pablo Martinez.
—Es
uno de los creadores de juegos más importantes de todos los tiempos. Bastante
misterioso. Normalmente un tipo de su posición habla un montón de los eventos
de la industria de los videojuegos y de las galas de premios, pero él no se
hace notar. Tiene un par de hombres que hablan y aparecen en los medios en su
nombre. ¿Por qué me lo preguntas?
Peter
se encogió de hombros.
—He
oído que podría querer comprar una propiedad en la isla —dijo sin concretar
más.
—Ese
tipo podría comprarse la isla entera —le aseguró Gastón—. Si tienes ocasión de
hacer algo en asociación con él o con Inari, atrápala y corre.
Continuará...
+10 :)
Otro
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ResponderEliminarSubí
ResponderEliminarque bueno que Gastón haya egresado con rochi.. me encanta mas :)
ResponderEliminarEl siguiente
ResponderEliminar++++++++++
ResponderEliminarQuiero,que estén juntos
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ResponderEliminarOtro otro otro 🎶 besooo :)
ResponderEliminarGastón se la jugó
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