Lali gimió mientras dormía y
se revolvió entre las sábanas flotando en un mundo infernal de sueños, ¿o era
de recuerdos?, en los que se veía a sí misma en escenas que le resultaban
familiares. Lali vio su propia cara, la misma de siempre, pero, al mismo
tiempo, aterradoramente diferente. La voz, el cuerpo, incluso el pelo eran los
de ella, pero el matiz, la resonancia, la textura de la imagen era distinta,
distorsionada. ¿Por qué su mirada era tan fría, y su expresión tan vacía?
Benjamín y ella estaban
sentados en el balancín del porche y hablaban en susurros conspiratorios,
tocándose con discreción y absortos el uno en el otro. El cielo nocturno los
cubría de sombras y ellos permanecían muy cerca el uno del otro, sintiéndose
cómodos en la oscuridad. Llevaban allí mucho tiempo, unidos cada vez más en una
comunión secreta, hasta que traspasaron la barrera de lo prohibido. Y planearon
lo que nunca deberían haber planeado.
—Tenemos que hacerlo pronto
—susurró Mariana. Se acurrucó más cerca de él y clavó en él su mirada oscura y
felina—. Está esperando a un abogado que vendrá del Este.
—Tú no tendrás que hacer nada.
Yo me encargaré de todo. Sólo dame un nombre.
—Tengo que pensarlo— respondió
Mariana mientras reflexionaba en silencio.
Tenía que escoger al hombre
adecuado, a alguien astuto y sin conciencia.
—Mariana, si te preocupa el
resto de tu familia...
—Todos estaremos mejor así.
Una dura sonrisa curvó sus
labios.
—¿Has pensado en cómo te
sentirás después?
—No me importa. ¿Por qué
debería importarme? Si él se preocupara por mí, no cambiaría su testamento. Si
lo cambia, todo quedará en manos de su sucesor durante años y yo no obtendré nada
hasta que sea una anciana. —Mariana percibió sorpresa e incluso cierto miedo en
la expresión de Benjamín a causa de su crueldad e intentó tranquilizarlo—. Él
sólo se preocupa por Peter Lanzani. No quiere que yo sea feliz. Yo nunca he
sido feliz, pero contigo será diferente, ¿verdad, Benjamín? —Mariana deslizó el
dedo por la parte frontal de la camisa de Benjamín y lo introdujo en la
cinturilla de su pantalón. Con lentitud, acarició el abdomen tenso de Benjamín
con los nudillos de su mano—. Seremos felices juntos —declaró Mariana, y Benjamín
suspiró con ansia.
—¡Oh, sí! ¡Sí! Sólo dame un
nombre de alguien de aquí. Será lo mejor. Yo me encargaré del resto.
Mariana lo miró con los ojos
entrecerrados y en actitud reflexiva. A continuación, se inclinó hacia él y
susurró algo en su oído.
¡Oh, Dios! ¿Cuál era el
nombre?
¿Qué le había dicho a Benjamín?
Lali abrió los ojos de una
forma repentina y se pasó la mano por la húmeda frente. Estaba empapada en un
sudor frío. Permaneció rígida e inmóvil en la cama, intentando no pensar, con
los ojos cerrados y los párpados temblorosos. Durante un largo rato no se
movió, cubierta de sudor.
Ahora lo sabía con certeza.
«Yo los traicioné a todos. Yo ayudé a planearlo.» Ella quiso que Nicolás
muriera. Ella conspiró su asesinato con los Amadeo. Una vez muerto Nicolás,
ella heredaría su dinero y los Amadeo se quedarían con el rancho, derribarían
la valla, la familia se disgregaría y el legado de Nicolás Espósito se rompería
en pedazos. Tenía que encontrar la manera de rectificar sus actos. Pero ¿cómo?
Los pensamientos le atenazaban el cerebro, hasta que al final le dolió la
cabeza. Quería beber algo, tomar un buen trago de algo que la liberara de su
tormento. Pero ¿lo deseaba tanto como para bajar a hurtadillas a la planta de
abajo a buscarlo? Lali no podía decidirse, de modo que permaneció en la cama
esperando que algún impulso la llevara a actuar.
Después de un tiempo, oyó que
la puerta del dormitorio se abría y se cerraba con suavidad, aunque el ruido
era vagamente irreal. Lali siguió con los ojos cerrados, temiendo descubrir si
se trataba o no de otro sueño. Unos pasos silenciosos. Un movimiento en la
oscuridad. El crujido de una tela de algodón. El roce de unos tejanos. Después
reinó el silencio, salvo por su respiración entrecortada. El colchón cedió bajo
el peso del cuerpo de un hombre. Unas piernas musculosas se deslizaron junto a
las de ella y un cuerpo se inclinó sobre ella envolviéndola en su calor. Lali
contuvo un sollozo, levantó los brazos y tiró de él hacia ella. Acogiendo la
acometida de su boca, Lali respondió con frenesí a su beso. Lo necesitaba,
ansiaba tenerlo.
La cálida fragancia de Peter
la envolvió y Lali la inhaló con voracidad, entretejiendo sus dedos con su
cabello y alentándolo a que la besara con más ímpetu. El deslizó las manos
sobre los pechos de Lali, acariciando sus pezones y pellizcándolos hasta que
ella gimió de placer. Lali se mordió el labio y amoldó su cuerpo al de él
mientras sus pechos se aplastaban contra el cuerpo de Peter.
Peter se estremeció y giró
sobre sí mismo llevando a Lali con él. El pelo de ella caía como una cascada de
hilos de seda, acariciando el cuello, la cara y los hombros de Peter. Sus
labios se unieron en unos besos interminables, tiernos y agresivos a la vez. Peter
buscó con delicadeza el sabor más profundo de Lali y ella creyó morir de
placer.
Lali deslizó las manos por el
cuerpo de Peter y se maravilló al sentir la amplitud de sus hombros, el enjuto
contorno de su cintura, la poderosa musculatura de sus muslos. Las yemas de sus
dedos se desplazaron por la tersa piel de sus caderas y la respiración de Peter
cambió, se volvió más profunda, y se detuvo cuando ella acopló la palma de su
mano a su miembro duro y palpitante. Lali lo acarició como lo había hecho la
noche anterior, con un movimiento suave pero firme, y Peter jadeó, deslizó las
manos entre sus cabellos y apretó la cabeza de Lali contra la de él mientras la
besaba con fervor.
Peter la cogió por las nalgas
y tiró de ella hacia arriba deslizándola a lo largo de su cuerpo. Los labios de
Peter encontraron el pezón de uno de los pechos de Lali y lo succionaron hasta
el fondo de su boca. Hasta el menor de sus nervios fue inspeccionado por la
superficie granulosa de la lengua de Peter. Lali le rodeó el cuello con los
brazos, inclinó la cabeza y frotó su mejilla contra el pelo de Peter.
El aliento de Peter ardió
junto a la oreja de Lali. El la cogió por las caderas y tiró de ella hasta que
quedó en cuclillas encima de él.
—Condúceme dentro de ti.
Lali no estaba acostumbrada a
llevar las riendas y titubeó antes de guiar al miembro de Peter hasta su hogar.
Lali cerró los ojos mientras Peter la penetraba. La unión de sus cuerpos se
realizó en un acercamiento lento en el que se mezclaron, de una forma sensible
y precisa, la ternura y la fuerza. Lali apoyó las manos en el pecho de Peter e
inclinó la cabeza. Su pelo caía como una cortina de seda. Peter la cogió por
las caderas y la hizo subir y bajar mientras levantaba la pelvis de una forma
rítmica hacia ella. Fue como una fantasía increíble y salvaje y el placer era
tan dulce que se confundía con el dolor. Lali había oído hablar acerca de las
cosas que los hombres y las mujeres hacían juntos, pero nunca imaginó que ella
amaría a un hombre con tanta desfachatez.
Un fuego ardiente imposible de
contener se apoderó de ella, una tormenta que la sacudía por dentro y por
fuera, hasta que la intensidad la hizo desfallecer y se agarró a Peter con
desesperación. Tenía las piernas cansadas y le temblaban. Peter, pendiente, en
todo momento del ritmo y el estado de Lali, comprendió lo que le ocurría de
inmediato. Sin pronunciar una palabra, rodó sobre ella y calmó sus gemidos con
sus labios mientras la penetraba una y otra vez. El cuerpo de Lali se
estremeció en un éxtasis atroz que recorrió todos sus nervios. Cuando el clímax
terminó, Lali siguió agarrada a Peter mientras sentía su erupción de placer.
El descenso de aquellas cimas
vertiginosas fue lento. Juntos se relajaron de una forma gradual, cada uno de
ellos bañado en el aroma y el sabor del otro. Lali permaneció inmóvil mientras Peter
le masajeaba la espalda y sus dedos presionaban su musculatura de abajo arriba.
Mientras la acariciaba, Peter susurraba palabras íntimas de halago que la
hicieron ruborizarse y aquellos momentos fueron tan dichosos que Lali se
desperezó como un gato feliz. La oscuridad ya no era fría, sino cálida y viva,
vibrante de sensaciones que irradiaban al exterior desde su carne saciada.
En aquella oscuridad ya no
acechaban las pesadillas. No había nada salvo paz.
Aunque Lali hacía lo posible
por acostumbrarse, el contraste entre los días y las noches le resultaba
asombroso, lo cual le ocurría cada vez que sus ojos se encontraban con los de Peter.
A la hora del desayuno, le suponía un gran esfuerzo saludarlo con formalidad mientras
era consciente de lo que habían estado haciendo unas horas antes. Cuando el
resto de la familia se levantaba de la mesa y se dispersaba para dedicarse a
las tareas diurnas, Lali acompañaba a Peter al exterior de la casa y así podía
hablar un poco con él en privado.
—Peter es-espera —balbuceó Lali
mientras apoyaba la mano en el brazo de él. Peter se detuvo al pie de las
escaleras del porche y levantó la vista hacia ella, quien se había detenido en
el penúltimo escalón—. Tengo que hablar contigo de un asunto.
—¿Ahora?
Durante todo el desayuno, Peter
había llevado puesta una máscara de cortesía tan perfecta que casi constituía
una burla, pero en aquellos momentos, miraba a Lali como la había mirado la
noche anterior, con una sonrisa de arrogancia masculina.
—No, ahora no —respondió ella
mientras daba una ojeada a su alrededor para comprobar que nadie los estuviera
mirando—. Y no me mires de esta forma.
—¿Que no te mire cómo?
—Como si..., como si tú...
—¿Como si hubiera pasado la
noche en tu cama?
—Sí, y no tienes por qué
mostrarte tan petulante al respecto.
—Tú pareces causar este efecto
en mí —respondió él con calma—. Esta mañana, casi no he podido controlar mi...
petulancia.
—Cállate —exigió Lali deseando
taparle la boca con la mano—. Alguien podría oírte.
Aquella mañana, a Lali se la
veía ansiosa, tenía las mejillas sonrosadas y una ligera sombra bajo los ojos
debida a la falta de sueño. Uno de los botones de la parte superior de su
vestido estaba desabrochado, como si se hubiera vestido con prisas. Peter nunca
había visto nada tan bonito como Lali Espósito allí, de pie en las escaleras,
intentando regañarlo con discreción. Si no hubiera habido tantas personas a su
alrededor, la habría besado.
—¿De qué quieres hablar?
—preguntó Peter.
Ella suspiró levemente, se
levantó un poco las faldas y volvió a subir las escaleras. No era el momento
adecuado para hablar de Nicolás.
—Puede esperar.
Al percibir el tono tenso de
su voz, Peter subió, también, las escaleras y le tocó el brazo.
—Lali, ¿estás bien?
Ella encogió los hombros de
una forma titubeante. Peter acarició con delicadeza el hueco interior de su
codo con el pulgar.
—¿Necesitas algo, cariño?
Nadie salvo Peter podía
formular una simple pregunta de modo que la hiciera estremecer.
—Tengo que hablar contigo en
privado.
—¿Puede esperar hasta esta
noche, después de la cena?... Estupendo, entonces sonríe para que no esté todo
el día preocupado. Y abróchate el botón del vestido, cariño.
Aquella noche hablaría con él
acerca de Nicolás y el peligro que corría. Ella sabía el afecto que Peter
sentía hacia Nicolás y no le resultaría difícil despertar su naturaleza
protectora. Sin duda, podría convencerlo de que era necesario vigilarlo de
cerca, sobre todo en aquellos momentos en que los conflictos entre el rancho
Sunrise y el Double Bar crecían en frecuencia e intensidad.
A Lali le costaba creer que
alguien pudiera entrar a hurtadillas en la casa y matar a Nicolás Espósito en
su propia cama; sin embargo, ya había ocurrido una vez, y si ocurrió fue porque
nadie se lo esperaba. Pero no podía volver a ocurrir. Lali sabía que ya había
cambiado parte de la historia de los Espósito, pues no había desaparecido. Ya
llevaba allí varias semanas, una mujer distinta a la anterior, y había hecho
elecciones que la anterior Mariana Espósito nunca habría realizado. Había
rechazado a Benjamín y se había enamorado de Peter. Por primera vez en su vida,
formaba parte de una familia. Había encontrado un lugar al que pertenecía.
Lucharía para conservar todo aquello y emplearía hasta sus últimas fuerzas para
salvar a Nicolás.
Continuará...
+10 :/
masssssssss :)
ResponderEliminarA la pelotita
ResponderEliminar+++++
@x_ferreyra7
continualaaa !!
ResponderEliminarUy uy uy el momento se esta acercando parece :-o
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ResponderEliminarMas porfa
ResponderEliminar+++++++
ResponderEliminarMe intriga saber como va a reaccionar Emilia cuando se entere de lali y Peter
ResponderEliminarMasssss :)
ResponderEliminarY todo lo afrenta sola. X fin se decide a contarle a Peter...o eso espero.
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