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jueves, 14 de mayo de 2015

Capítulo - 46



A la mañana siguiente, Peter, con rostro lívido, se entrevistó con el sheriff en el despacho de Nicolás.

—¡Maldita sea, le digo que Jennie me confesó sin rodeos que Watts lo había hecho! Él mismo se lo contó y le dio el dinero para que se lo guardara. Estoy convencido de que lo confirmará bajo juramento.

—¿A cambio de nada? —lo interrumpió Dary en voz baja leyendo la respuesta en el ceño fruncido de Peter—. No lo creo. Tendrías que pagarle para que declarara en un juicio, y muchos dirán que ella declararía lo que fuera si le pagaban lo suficiente. Y yo también lo creo.

—La cuestión es que ella jurará que a Watts le pagaron los Amadeo para que asesinara a Nicolás Espósito.

—¿Alguien más oyó a Watts cuando confesó el asesinato?

—¡Yo lo oí!

—En tal caso... —declaró Dary suspirando y mascando el extremo de su grueso puro—, tenemos tu palabra y la de una prostituta... —Dary se interrumpió y miró a Lali avergonzado—. Discúlpeme, señorita, quería decir...

—Ya sé lo que es la hermana de Watts —contestó Lali con sequedad.

Dary volvió a dirigirse a Peter.

—Tu palabra y la de Jennie Watts contra la de los Amadeo. Y sin ninguna prueba...

—Ya le he dicho que uno de los muchachos vio que la cama de Watts estaba vacía la noche del asesinato.

—Podría haber salido a m... —Dary se interrumpió de nuevo, miró a Lali y carraspeó—. A aliviarse. Discúlpeme, señorita.

—La herida del hombro de Peter confirma su declaración —afirmó Lali—. ¿Por qué cree que Watts le disparó? Lo hizo porque Peter descubrió la verdad y se la soltó a la cara.

—O quizá se trató sólo de una discusión que se les fue de las manos. Es del dominio público que los vaqueros se disparan por mucho menos.

—¡Maldita sea! ¡Se está esforzando mucho para defenderlo!

—Ya sé que estás muy enojado, Peter. Sé lo que crees y yo también lo creo, pero no se puede condenar a un hombre con las pruebas de que disponemos. Tú ya lo sabes.

Peter murmuró algo mientras miraba por la ventana con ojos implacables.

—Te diré lo que puedo hacer —continuó Dary—. Citaré al muchacho Amadeo a mi oficina para interrogarlo. Y tendré una charla con George y le haré saber todas las sospechas que recaen sobre él. Los Amadeo lo negarán todo, estoy seguro, pero así tendréis tiempo de recuperaros. Los Amadeo no los molestarán durante un tiempo.

—Se lo agradecemos, sheriff —contestó Lali enseguida antes de que Peter pudiera responder.

—Muy bien —declaró Dary mientras cogía su sombrero—. Daré una ojeada a la caseta de vigilancia antes de pasar por el Double Bar. Peter...

—Encargaré a uno de los muchachos que le muestre el camino —declaró Peter conteniendo su frustración lo mejor posible.

—Si pudiera, haría algo más, Peter.

—Lo sé.

Los dos hombres se estrecharon la mano. Lali los precedió camino de la puerta y se quedó en el porche con Peter mientras contemplaba cómo el sheriff se alejaba en dirección a la caseta quemada. Lali contempló las tensas facciones de Peter y comprendió que le debía de resultar muy doloroso mantenerse de brazos cruzados mientras los Amadeo recibían, sólo, un tirón de orejas.

—Sé que te sientes impotente —declaró ella en voz baja.

Sus palabras parecieron ponerlo en acción.

—No por mucho tiempo.

Peter se puso el sombrero y se lo caló hasta las cejas.

—¿Adónde vas?

—A visitar a los Amadeo antes de que lo haga Dary.

—¿Te refieres a que vas a ajustarles las cuentas?—preguntó Lali presa del pánico. Y lo siguió mientras él se alejaba—. ¡Espera, voy contigo!

Peter no haría nada osado o peligroso si ella estaba con él. Peter se detuvo y la miró a los ojos.

—No.

—No puedes evitar que vaya contigo. Te seguiré.

—Te quedarás aquí. Aunque tenga que atarte a un árbol.

—¿Por qué no me encierras en mi habitación? Así te causaré menos problemas. ¿Acaso no recuerdas lo que me dijiste la otra noche acerca de respetar mi libertad?

—No, así no te saldrás con la tuya. Esto no tiene nada que ver con lo que hablamos la otra noche.

—Yo te creí cuando me dijiste que no me reprimirías.

—¡Maldita sea, Lali!

—Yo tengo derecho a ir. Él era mi padre. Además, prácticamente era la prometida de Benjamín.

—Tengo que mantenerte a salvo.

—¿Qué peligro hay en esta visita? ¿Qué tienes pensado hacer, blandir tus pistolas y empezar a disparar?

Peter la miró sin decir nada, pero con una expresión de enfado en el rostro.

—Llévame contigo —lo apremió Lali—. No diré nada, pero tengo que estar allí. Tú no eres el único que tiene que apaciguar sus fantasmas. ¿Cómo puedo encarar el futuro si tengo que estar siempre mirando a mis espaldas? —Lali se acercó a él y le tocó la mano mientras mantenía la mirada fija en la de él—. No me dejes atrás. Mi lugar está a tu lado.

Durante unos instantes, Lali pensó que él la rechazaría, pero al final Peter la cogió de la mano.


Cuando traspasaron el límite entre los dos ranchos y camino de la casa de los Amadeo, los hombres del Double Bar no los detuvieron. Las mangas del vestido de luto de Lali flotaban en la brisa como dos estandartes. Los vaqueros con los que se cruzaron, se llevaron la mano al ala del sombrero por respeto a Lali y ella se preguntó cuántos de ellos sospechaban que los Amadeo estaban detrás del asesinato de su padre. Cuando llegaron a la casa, Peter ayudó a Lali a bajar de Jessie cogiéndola por la cintura. Ella esbozó una sonrisa rápida y nerviosa. Juntos subieron los escalones de la entrada y Harlan los recibió en la puerta mientras intentaba ocultar su angustia.

—Buenos días, Peter. Señorita Mariana...

—Hemos venido a ver a George —lo interrumpió Peter.

—Siento decirles que está en una reunión de negocios, pero si puedo ayudarles en algo...

—Estoy convencido de que no le importará dedicar un par de minutos a un encuentro amigable entre vecinos.

—No, pero...

Harlan se interrumpió cuando Peter lo apartó a un lado con el hombro.

—Eso creía yo. —Peter cogió a Lali por el codo de una forma caballerosa y la colocó a su lado—. ¿George está en su despacho, Harlan?

—Sí, pero...

—Gracias.

Cuando entraron en el ostentoso despacho, Lali tragó saliva con esfuerzo. La oleada de odio que recorrió su cuerpo cuando vio a George y a Benjamín sentados frente a una mesa de caoba la cogió por sorpresa. George y Benjamín se levantaron y el primero lo hizo con un gruñido debido al esfuerzo que le supuso levantarse de la silla. Benjamín observó a Lali con sus ojos azules y sin parpadear. ¿Cómo podían mirarla a la cara después de lo que habían hecho?

—Parece que tenemos visita —declaró George, y señaló su silla con su rolliza mano—. ¿Quiere sentarse, señorita Mariana?

Ella negó con la cabeza y se acercó más a Peter.

—Creo que has tenido una noche movida, Peter —continuó George, y torció la boca con una leve sonrisa—. Muchos estarán contentos de que todavía estés de una pieza.

—Unos más que otros.

George rió entre dientes.

—Eres un hombre con suerte.

—Pues Watts no lo era —respondió Peter, y guardó silencio hasta que la sonrisa de George se desvaneció—. Por lo que he visto, podrías guardar lo que queda de él en una taza de té.

—¿Qué tiene esto que ver con nosotros? —explotó Benjamín.

Peter esbozó una sonrisa forzada.

—Por favor, guarda tu representación para Sam Dary.

—¿Dary? —repitió George con los ojos entrecerrados—. Sí, sospechaba que se dejaría caer por aquí esta mañana. —Entonces percibió la cara de preocupación de su hijo—. Tranquilízate, muchacho. Sólo nos dará un pequeño sermón. Esto es todo lo que Dary puede hacer.

—Pero yo puedo hacer mucho más que esto —replicó Peter—. Puedo haceros la vida muy incómoda. Y ésta es mi intención.

—No tienes ninguna prueba...

—Las pruebas lo harían todo más fácil, pero puedo arreglármelas sin ellas.

George enrojeció.

—Si estás hablando de ensuciar el nombre de los Amadeo, caeré sobre ti con tanta fuerza que...

—Ustedes ya se las arreglan bien solos para ensuciar su nombre. El apellido Amadeo empieza a dejar mal sabor de boca por aquí y estoy convencido de que empeorará.

—Preocúpate de tu propio nombre —replicó Benjamín con fiereza—. Seguro que Mariana no ayudará mucho a tu reputación.

—¡Muchacho! —soltó George, pero Benjamín no le hizo caso.

—¿No te ha contado cómo decidimos que Watts fuera nuestro hombre? Ella me dijo que él era el hombre adecuado. Ella designó al asesino de su propio padre. Y todo a causa del nuevo testamento. ¿No lo sabías? No, claro, no sabes el tipo de mujer con la que piensas casarte, ¿verdad?

Al oír sus palabras, Lali se sintió desvanecer.

—¡No! —jadeó ella mientras se daba la vuelta.

Peter la cogió por los codos. Lali se echó a temblar, sus piernas flaquearon y se agarró a los brazos de Peter para no perder el equilibrio.

Peter lanzó una mirada gélida a Benjamín por encima de la cabeza de Lali.

—Vuelve a mencionar su nombre y esparciré tus pedazos por todo el rancho.

—¿No me crees? —lo provocó Benjamín—. Ella me dijo que Watts haría cualquier cosa por dinero. Ella le indicó cuándo y dónde podía reunirse conmigo y ayudó a organizarlo todo. ¿Cómo crees que conseguimos su ayuda con tanta facilidad? ¿Acaso me lo estoy inventando todo, Mariana? Venga, dile que no es verdad lo que digo. Quiero ver lo fácil que te resulta mentir.

Lali no pudo pronunciar ningún sonido. Sabía que debía negar la acusación de Benjamín para salvar su piel, pero no podía hacerlo.

—¿Lali? —preguntó Peter.

Ella levantó la cabeza con lentitud, temiendo percibir la sospecha en el rostro de Peter. Sabía que, si él se lo preguntaba, no podría negarlo. El tiempo se detuvo y Lali se vio enfrentada a dos pasados distintos mientras se preguntaba cuál de ellos reclamaría su futuro. Estaba a punto de dictarse una sentencia eterna y, aunque a Lali le aterrorizaba enfrentarse a aquella situación, no tenía elección.

Lali, temblando, levantó la mirada hacia Peter, pero no percibió ninguna sospecha en su rostro, ninguna condena, ninguna duda, sólo preocupación por ella y un destello de ternura.

—Tendría que haberte dejado en casa —declaró Peter en voz baja—. No deberías estar expuesta a esto.

Ella asintió en silencio, abrumada de alivio. Todo iba bien. Peter la amaba lo suficiente para no creer a Benjamín y desestimaba sus palabras por considerarlas basura. Peter deslizó un brazo alrededor de la cintura de Lali y contempló a George con una mueca sarcástica.

—A la larga, ustedes mismos serán su perdición. Sólo quiero que sepas que haré lo posible por facilitarles el proceso. —Peter se interrumpió de una forma casual, como si acabara de acordarse de algo—. Y si tienes alguna pregunta acerca del rancho Sunrise y su funcionamiento ahora que Nico no está, te aseguro que seguiremos su misma línea de actuación. Aunque descubrirás que yo no tengo tan buen carácter ni soy tan comprensivo como Nico. No descansaré hasta que la deuda haya sido pagada. Están al borde del desastre. Puede que tarde algún tiempo, pero lo conseguiré. Volveremos a levantar la valla. Y esta vez será para siempre. Los voy a dejar secos, hasta que el Double Bar no sea más que un desierto y su ganado un montón de huesos. Voy a arruinarlos y, un día, desearán que Dios no se llevara a Nico dejándome a mí al mando.

Continuará...

+10 >:)

14 comentarios:

  1. Ya se va a descubrir lo de lali, lo bueno es que peter no dijo nad pero no se si le seguirá creyendo :? Pobre de lali ella no lo hizo pero su otra yo si :(

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  2. Mas mas mas mas mas mas mas mas mas

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  3. una pregunta lali y peter se siguen en twitter??????????

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  4. Bien clarito y d frente.
    Así se hace Peter!!!!

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  5. Le salió mal la jugada a Benjamín.

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  6. K cara más dura tienen los Amadeo

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  7. Que hdp Benjamin menos mal que Peter no reaccionó mal ahora ojala la escuche y crea en ella

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  8. Ahora van a conocer a Peter

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  9. lali le va a decir que fue ella!

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  10. jajaj perdiste benjamin masss

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