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viernes, 15 de mayo de 2015

Capítulo - 47



Después de aquella visita, Peter pareció sobrellevar mejor la muerte de Nicolás. No lo consumía la idea de la venganza, como había temido Lali, aunque cierto brillo destellaba en su mirada cada vez que se nombraba a los Amadeo. Caminaba con más ligereza, se mostraba tan seguro de sí mismo como siempre, le costaba más enfadarse y sonreía con facilidad. El rancho parecía estar imbuido de nueva vida, como si el sol hubiera salido de detrás de una nube. Lali seguía siendo la única que se atrevía a discutir o enfrentarse con Peter, y lo hacía siempre que quería. Peter, por su parte, se mostraba muy posesivo con ella, exigía su tiempo y su atención con una arrogancia inigualable y ella lo reñía por esto, aunque, en el fondo, le encantaba.

Ninguna parte de la vida de Peter estaba vedada para Lali, ni siquiera su trabajo. Lali le hizo prometer que la llevaría con él a Kansas City cuando fuera a comprar reses de cuerno corto para el rancho y Lali estudió a fondo los libros de Peter acerca de la cría y el transporte del ganado. Un día, Emilia oyó por casualidad una de sus conversaciones de negocios y regañó a Peter. El sonrió y declaró que confiaba en que Lali le aportaría nuevas ideas que proporcionarían al rancho un montón de dinero. Toda la familia y muchas personas ajenas a ella desaprobaban la relación de Peter y Lali, la cual era una de las más extraordinarias que se había visto en la zona.

En cuanto a ellos, sabían que todavía les quedaba mucho por descubrir el uno del otro, más de lo que podrían descubrir en toda una vida. Lali nunca dejaba de sorprender a Peter, incluso la noche de bodas, cuando, nada más cruzar el umbral de su renovada habitación, se echó a llorar. Peter se sentó en la nueva cama de matrimonio y la acurrucó en sus brazos animándola a contarle lo que le ocurría.

—Por fin estamos casados —declaró ella mientras se secaba las lágrimas con el pañuelo de Peter—. ¡Me siento tan feliz y aliviada...! ¡Y también abrumada!

Peter la abrazó durante mucho rato mientras le daba besos prolongados en la cara y le susurraba lo mucho que la quería. Lali entrelazó las manos por detrás del cuello de Peter acercando su cuerpo blando y cálido al de él y ambos se estremecieron. Se besaron con ansia, conscientes, de una forma desesperada, del tiempo que hacía que no hacían el amor. Se arrancaron la ropa con precipitación y su encuentro fue muy distinto de la dulce unión que esperaban. La unión de sus cuerpos desnudos les produjo una sensación salvajemente dulce. Poco a poco, Lali sintió que se disolvía en un océano de oscuridad en el que no había nada salvo el cuerpo de Peter, sus manos, y su boca en la de ella. Lali igualó la audacia de Peter, y lo amó con igual fiereza y ternura, hasta que el placer recorrió su cuerpo como un torrente que pareció reestructurar su misma alma.

Al final, Lali permaneció echada y satisfecha en los brazos de Peter mientras él enrollaba un mechón del pelo de Lali en uno de sus dedos y se lo llevaba a los labios.

—Yo solía soñar que me hacías el amor —susurró ella, y percibió la suave risa de Peter junto a su sien.

—¿Antes de que lo hiciéramos por primera vez?

—Incluso antes de conocerte. Ni siquiera conocía tu nombre ni cómo eras.


Peter sonrió con languidez.

—¿Y cómo sabes que era yo?

—No seas tonto, ¿cómo podría confundirte con otra persona?

Lali deslizó una mano por el pecho de Peter como muestra de que le pertenecía y podía tocarlo cuando quisiera. Peter se inclinó sobre ella y su pelo negro cayó sobre su frente cuando acercó sus labios a la garganta de ella.

—¿Por qué no me enseñas algunas de las cosas que hacíamos en esos sueños, señora Lanzani? —susurró él mientras sus labios se movían por la piel de Lali.

—Podría tomarnos toda la noche —le advirtió ella.

—Insisto.

Lali se echó a reír, lo rodeó con sus brazos y lo besó con pasión.


El tren entró en la estación emitiendo un traqueteo escandaloso, silbidos de vapor y pitidos ensordecedores. Alelí estaba tan excitada que se había quedado sin habla. Como nadie en la familia creía en las despedidas largas, todos intentaron que aquélla fuera una despedida rápida y alegre. Emilia fue la primera en moverse. Besó a Stéfano y le advirtió que se portara bien. A continuación, se volvió hacia Lali con ojos llorosos y la abrazó.

—Te echaré de menos, mamá —declaró Lali con un nudo en la garganta.

Lali inhaló el olor a vainilla de su madre y hundió el rostro en su cuello. No quería separarse de ella.

—Yo seré más feliz en Carolina del Norte —susurró Emilia—. Pertenezco allí, igual que tú perteneces aquí.

Emilia la soltó y se volvió hacia Peter, quien le tomó la mano y se la llevó a los labios en un gesto formal que era inusual en él. Ella le apretó la mano, lo cual constituía la mayor muestra de afecto que podía mostrarle.

—Cuida de ellos —declaró Emilia.

A continuación, se volvió y el revisor la ayudó a subir al tren.

Lali y Candela se abrazaron con fuerza y buscaron algo que decirse, aunque Lali sabía que, si intentaba pronunciar algún sonido, rompería a llorar y no podría detenerse. Echaría de menos a Candela más que a ningún otro miembro de la familia, incluida Emilia. Al final, Candela carraspeó y habló con voz trémula.

—Sé feliz, Mariana. Yo lo seré.

Lali asintió con la cabeza y tragó saliva dolorosamente mientras se separaban la una de la otra. Lali le devolvió a Agustín su abrazo superficial y miró a Alelí, cuyos ojos solemnes parecían leer los pensamientos de su tía. Lali cogió una de sus pequeñas y bien peinadas trenzas y arregló un mechón imaginario de pelo despeinado. Contempló su pequeño rostro y sus ojos sabios y cafes y, como en un fogonazo, se perdió en sus recuerdos: acurrucada junto a su tía Alelí, cerca de la radio, reía a carcajadas gracias a una comedia que emitían. Entraba en el dormitorio de Alelí y la hacía reír mientras cantaba: «... you're the cream in my coffee...».

Le resultaba extraño saber que nunca volverían a ser, la una para la otra, lo que una vez habían sido. Pero tenía los recuerdos. Quizás era ésta la razón de que le costara tanto separarse de la Alelí pequeña, los recuerdos que tenía de la Alelí mayor. Lali se acuclilló y rodeó a la niña con sus brazos.

—Te quiero, Alelí —declaró, y aunque habló a la niña, estaba recordando a la mujer—. Que tengas buen viaje.

Se dijeron adiós los unos a los otros y los que se iban subieron al tren mientras Lali, Stéfano y Peter se quedaban en la estación. Lali supo, de repente, que no quería ver cómo se iba el tren y se volvió hacia Peter con lágrimas en los ojos y una pregunta en los labios. Él sonrió antes de que ella pronunciara ninguna palabra, la rodeó con un brazo y le dio una palmadita a Stéfano en el hombro.

—Se me acaba de ocurrir una idea —declaró Peter rompiendo el estado de ánimo solemne del momento—. Vayamos a comer a algún lado. Y de postre nos tomaremos un helado.

—¡De fresa! —exclamó Lali de inmediato.

—¡De vainilla! —exclamó Stéfano al unísono, y salieron de la estación sin perder un instante.

Regresaron al rancho a última hora de la tarde, y Lali fue corriendo a la cocina para preparar la cena. Tenía los brazos rebozados de harina hasta los codos cuando Stéfano entró con excitación.

—¡Mariana! ¡Mariana! Adivina con quién he estado hablando. ¡Adivina quién ha vuelto!

—¿Quién?

—¡Gastón! Ahora mismo está en el porche, sentado allí como siempre, y dispuesto a contarnos unas cuantas historias.

Lali cogió un trapo con nerviosismo y se secó las manos.

—¿Has hecho los deberes para mañana?

—Ya empiezas a hablar como mamá —se quejó Stéfano disgustado.

—De acuerdo, pero ¿los has hecho?

Él realizó una mueca.

—Está bien, está bien, ya voy.

Cuando Stéfano desapareció escaleras arriba, Lali salió al porche. Como había dicho Stéfano, Gastón estaba allí, acuclillado en las escaleras en su posición habitual.

—Gastón —declaró Lali. Él hizo el ademán de levantarse, pero ella le indicó que no lo hiciera—. No, por favor, no se mueva. Tenía pensado sentarme con usted. —Él limpió el polvo de un escalón con su pañuelo y ella se sentó—. Me alegro de verlo por aquí de nuevo.

—Soy un viejo trotamundos, señora. Es inútil intentar evitarlo.

—¿Cuánto tiempo tiene planeado quedarse?

Él no respondió y Lali sonrió al darse cuenta de que él nunca sabía cuánto tiempo se quedaría en un lugar. Lali apoyó las manos en su regazo y contempló el cielo, que estaba coloreado con franjas rosas y doradas.

—Bonito atardecer —comentó Lali, y él asintió con la cabeza.

Permanecieron en un silencio amigable durante unos minutos mientras contemplaban cómo el sol descendía hacia el horizonte.

Gastón fue el primero en hablar.

—Siento mucho lo del señor Espósito.

Lali suspiró y bajó la mirada al suelo.

—Me resulta difícil perdonarme. Me siento responsable.

—¿Cómo es eso?

—¿Recuerda la conversación que mantuvimos acerca de tener una segunda oportunidad? ¿Acerca de los milagros y ser capaz de volver al pasado y cambiar las cosas?

Gastón asintió con lentitud.

—Yo tuve una segunda oportunidad —declaró Lali mientras observaba con cautela su reacción. Él no pareció sorprenderse—. Usted lo sabe, ¿verdad? No sé cómo ni por qué, pero usted comprende lo que me ocurrió el día que desaparecí y regresé.

—Sí, señora.

¿Acaso era un viejo loco por creer en lo que ella decía? Lali no estaba segura. Nadie en su sano juicio creería que ella había sido transportada al futuro y había regresado. Éste era un secreto que siempre guardaría, sin embargo, sabía que Gastón la comprendía, ya fuera por su edad, por su naturaleza supersticiosa, por su sabiduría innata o por senilidad.

—Me siento responsable por no haber salvado a mi padre —continuó Lali liberándose, así, de su carga—. Yo sabía lo que ocurriría de antemano. Debería haberlo evitado.

—Quizá no era ese su objetivo —contestó Gastón con expresión seria—. Quizá sólo tenía que salvarse a usted misma. —Gastón miró hacia las extensas praderas y señaló a un jinete que se acercaba a lo lejos. Por su forma de cabalgar, ambos sabían que se trataba de Peter—. O a él. ¿Quién sabe?

Lali frunció el ceño en actitud pensativa.

—Da que pensar.

Era posible que Gastón tuviera razón. Ella había cambiado su destino y el de Peter. Su segunda oportunidad les había proporcionado a ambos un nuevo futuro. Quizá la muerte de Nicolás era inevitable y él tendría una segunda oportunidad en otro tiempo y en otro lugar. ¿Quién podía decirlo?

Lali se sintió ligera al instante, como si le hubieran quitado una carga de los hombros. Quizá debería olvidarse de la antigua Mariana Espósito. No podía cambiar lo que había sido en el pasado, pero podía sacar el mayor provecho posible de lo que tenía en aquel momento.

Lali se protegió los ojos con una mano, contempló la figura de Peter, quien se aproximaba a la casa, y el corazón le latió con fuerza. Nada importaba tanto como su amor. Juntos habían emprendido un nuevo comienzo y la vida les prometía un buen futuro. Lali se olvidó de Gastón, se levantó y corrió al encuentro de Peter.

Peter tiró de las riendas, desmontó del caballo, cogió a Lali por la cintura y la levantó unos centímetros del suelo.

Sus cálidos ojos verdes recorrieron las facciones de Lali.

—¿A qué viene tanta prisa? —preguntó Peter, y la besó antes de que ella pudiera responderle.

Cuando sus pies volvieron a tocar el suelo, Lali se echó a reír de una forma entrecortada y rodeó el cuello de Peter con los brazos.

—Hoy cenaremos tarde. Espero que no estés muy hambriento.


—¡Claro que lo estoy! —contestó él mientras inclinaba la cabeza para volver a besarla—. Pero sólo de ti, cariño.

FIN. 

Bueno... espero q les gustara esta nove... 
muchassss gracias por sus comentarios!
y vamos por más ;) 

16 comentarios:

  1. esa novela fue hermosa!!! Espero la nuevaaaa

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  2. En un principio no le tenia mucha fe a la nove pero le erre feo me encanto y súper engancho te habrás dado cuenta jajajaja fue un hermoso final aunque me quede con ganitas de más :)



    Espero ansiosa la siguiente novela q subas :)

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  3. Jajajajaja,ni k decir k amo las d época .
    Me encantó.
    Y como dice Marchu ,me quedé con ganas d más.
    Espero pronto la nueva novela.
    Gracias Danii !!!!!

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  4. Me encantó!!!!
    Maaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaas!!

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  5. Ufaaaa no queria que terminara ajja! me encanto de verdad..ahora solo espero mas novelas! Un beso, gracias por subirla! Giu

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  6. Ya se termino?? Yo creo que todas nos quedamos con ganas de mas! Que pasara con Benjamín? Peter conseguirá su venganza? Sabrá que Lali viajó en el tiempo? Como reaccionara? Quedaron muchas preguntas en el aire, pero ME ENCANTO la novela!!

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  7. Me encantoo ame esta novela te felicitooo

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  8. lo mismo que muchos comentarios! Primero no le tenía fe pero como es de época y amo las noves de época le di la oportunidad y me encanto! Espero la otra nove! Besos

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  9. El final se me hizo medio apresurado, como que le hizo falta mas y también sentí que quedaron muchas preguntas al aire y cosas por resolver pero la historia fue hermosa

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  10. Masssssssssssssss noves!!

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  11. hermosisima ya quiero otra de tus lindas novelas

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  12. Terminó?? Pense que lali le iba a contar todo a Peter me quede con intriga..igual me encantó

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