BIENVENID@S - YA PODÉS DESCARGAR EL NUEVO BONUS "El Camino Del Sol" - Twitter @Fics_Laliter - Correo: Ficslaliter123@gmail.com

viernes, 8 de mayo de 2015

Capítulo - 28



Lali oyó el susurro de la camisa de Peter al caer al suelo y, sobresaltada, se volvió para mirarlo. Peter estaba desnudo de cintura para arriba. Sin la camisa, parecía mucho más grande, con sus anchos hombros y sus brazos.

Lali señaló la camisa del suelo con un dedo ligeramente tembloroso.

—Te he dicho que te vayas. Yo... ¡Vuelve a ponértela!

Peter sonrió con lentitud, se acercó a la cama, se sentó y sostuvo la mirada de Lali mientras se sacaba una bota. Su mirada calmada y anticipatoria colmó el vaso de lo que a Lali le parecía soportable. Lali empezó a balbucear, pues estaba convencida de que en cualquier momento, alguien de la casa descubriría lo que ocurría en su dormitorio.

—Peter... Peter, para y escúchame. Siento las cosas que hice antes y que puedan haberte llevado a creer que estoy interesada en hacer esto contigo, porque no lo estoy. No estoy preparada para hacer esto con nadie y menos contigo. Y si mi padre supiera que estás aquí en estos momentos, te mataría o mañana mismo estarías frente al cañón de un rifle hasta que prometieras ca...

La voz de Lali se atascó en esta última palabra.

—¿Casarme contigo? —terminó Peter con amabilidad. Apartó las botas con el pie desnudo, se levantó y continuó con una suavidad enigmática en la voz—: Interesante idea, ¿no crees?

—No mucho —respondió ella con voz temblorosa. Lali sabía que no tenía el control de la situación y buscó una forma de escapar—. Aunque, por otro lado, estoy segura de que la idea de casarte con alguien con tanto dinero como yo te gusta. Sabes perfectamente que mi padre te daría todo lo que tiene si nos casáramos, incluido el rancho. Y sin condiciones. ¡Apostaría algo a que la idea de ser mi esposo te atrae muchísimo!

Cuando Peter comprendió su consternación, su actitud divertida y determinada desapareció.

—¡Al infierno con el rancho y el dinero de tu padre! Yo no necesito que me den nada, pues tengo mis propios recursos, entre ellos, suficiente dinero para hacer lo que me plazca.

—¿Cómo puede ser?

—Apoderarse de reses sin marcar constituye una aventura muy rentable si se hace bien. Y yo tengo un talento especial en este sentido, de modo que no necesito tu dinero. Pero tienes razón. La idea de ser tu esposo me atrae, y en las próximas horas quiero demostrarte por qué.

Peter desabrochó el botón superior de sus tejanos y Lali se sintió invadida, primero, por un escalofrío, y después por una oleada de calor.

—Acércate —pidió Peter mirándola directamente a los ojos de una forma persuasiva.

Antes de que ella pudiera evitarlo, los ojos de Lali se deslizaron hasta la oscura abertura de los pantalones de Peter, donde su magro abdomen descendía hasta ocultarse detrás de una mata de pelo oscuro. Durante su trabajo en el hospital, Lali había visto hombres desnudos, pero ninguno tan desinhibido como él. Las personas siempre se sentían incómodas sin la protección de la ropa, pero Peter parecía sentirse totalmente cómodo sin ella.

El instinto de marcharse era sobrecogedor. Marcharse. Lo único que tenía que hacer era salir de la habitación. Sin duda, él no la perseguiría por la casa medio desnudo. Ella iría a la cocina y se quedaría allí hasta que él se calmara. Se quedaría allí sentada toda la noche, si era preciso.

Lali retrocedió un paso con cautela mientras calculaba la distancia que la separaba de la puerta. Sus nervios exigían acción. Lali se volvió hacia la puerta y, al instante siguiente, sintió que él la apretaba contra su cuerpo. Lali se quedó inmóvil, respirando agitadamente, consciente del musculoso abdomen de Peter pegado a su espalda.

—Antes ya te había dicho que no tuvieras miedo —corroboró Peter junto a su oreja.

Ella se puso en tensión mientras él deslizaba la mano por el interior de su bata y buscaba su pecho entre los pliegues de su camisón.

—Deja que me vaya —murmuró ella.

El apoyó el pulgar en el surco que había entre los pechos de Lali y la acarició con suavidad antes de bajar la mano hasta su estómago y la maleable calidez de su entrepierna. La tela del camisón no ocultó la reacción de Lali.

Peter acarició con sus labios el hueco inferior del cuello de Lali e inhaló la seductora fragancia de su piel.

—No te haré daño —murmuré Peter—. Ya lo sabes. Lo que hicimos antes te proporcionó placer, ¿no? Pues ahora no será distinto.

Ella tragó saliva con dificultad y sacudió la cabeza intentando reprimir la anticipación que crecía en su interior. En la habitación no se oía nada, salvo su respiración jadeante. Poco a poco, Peter deslizó los dedos entre los muslos de Lali y ella gruñó su nombre como protesta mientras apoyaba la cabeza sobre su hombro.

—No es justo que te aproveches de mí de esta manera.

—Con tal de conseguirte, me aprovecharé de todo lo que esté a mi alcance. ¿Qué hay de malo en esto?

—Todo. Sabes que yo no quiero sentir lo que siento por ti.

—Esto no importa. Yo no me iré y tampoco lo harán tus sentimientos. Y no dejaré de forzarte a enfrentarte a ellos hasta que aceptes la verdad acerca de ti y de mí.

«La verdad —pensó Lali con desesperación—. ¿Qué es la verdad?» ¿Estaba en los brazos de un asesino? Si él era capaz de asesinar, entonces todo lo que le había dicho era mentira. Ella no podía aceptar que todo fuera una mentira. En el fondo de su corazón, sabía que tenía que creer en él o nunca más volvería a creer en nada, especialmente en sus instintos. El conflicto y la duda la despedazaban con garras de hielo.

—Por favor —pidió Lali casi sin aliento mientras tiraba de las manos de Peter, y casi perdió el equilibrio cuando él la soltó.

Lali se dio la vuelta y lo miró asustada. El rostro de Peter quedó grabado en su memoria para siempre. Una serie de imágenes cruzaron por su mente: Peter arrodillado a su lado cuando Jessie la tiró al suelo; Peter arriesgando su vida por un hombre herido; Peter riéndose por sus muestras de mal genio; Peter peleándose con Benjamín por ella; Peter consolando a Watts cuando lloraba; Peter acompañando a Nicolás a la cama; Peter abrazándola apasionadamente...

Peter: reconfortante, protector, amante.

Peter no era un asesino. «El no lo hizo. Él no es capaz de cometer un asesinato a sangre fría.» Ésta fue la única verdad que descubrió en su interior. No podía ponerlo en duda, fuera cual fuera el precio que tuviera que pagar por confiar en él. No podía elegir nada más. Después de tomar aquella decisión, Lali experimentó un alivio sobrecogedor.

—¿Qué quieres? —preguntó Lali con indecisión.

Peter la miró de una forma apasionada.

—Quiero formar parte de ti, parte de tu vida. Pero no soporto que no confíes en mí. Yo merezco tu confianza.

—Lo sé.

—Y merezco la oportunidad de demostrarte que puedes confiar en mí. Confía en mí. Dame esta noche. Te juro que no te arrepentirás. —Peter esperó una respuesta, pero Lali permaneció en silencio y él la cogió por el cabello y tiró de su cabeza hacia atrás obligándola a mirarlo—. Maldita sea, Lali, estoy enamorado de ti. Y ya estoy harto de juegos, ¿comprendes? Te amo.

Una oleada de dulzura invadió a Lali. No podía hablar. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sus brazos rodearon el cuello de Peter. Cuando Peter notó que ella se estremecía, su impaciencia se desmoronó.

—Dame esta noche —repitió Peter sabiendo que había ganado.

Ella tiró de su cabeza hacia la de ella y él la apretó contra su cuerpo. El calor de la piel de Peter traspasó el camisón de Lali y el placer que ella sintió le erizó el vello y puso en tensión sus pezones.
La boca de Peter se movió de una forma salvaje y sus brazos casi causaron dolor a Lali. Estaban tan cerca el uno del otro que los latidos de sus corazones se confundieron. El pulso de Lali latía enloquecido, pero el de Peter era como un trueno embravecido. Sus besos se volvieron cada vez más largos y profundos.

El cuerpo de Peter parecía de bronce y plata a la tenue luz que procedía de la ventana. Lali apoyó las manos en su espalda y la exploró hasta la cinturilla suelta de sus tejanos. Una vez allí, sus manos se detuvieron con timidez. Peter murmuró algo inteligible, le abrió la bata y se la bajó por los brazos hasta que cayó al suelo con un leve crujido.

Ella se quedó quieta, con los dedos apoyados en la cintura de Peter mientras él desabrochaba el botón superior de su camisón de cuello alto y, a continuación, el siguiente, siguiendo el curso de los botones hasta debajo de sus pechos. Los labios de Peter rozaron la mejilla de Lali succionando el último destello de una lágrima olvidada.

Peter le bajó el camisón por los hombros con lentitud y lo dejó caer en un círculo alrededor de sus pies. Los dedos de las manos de ambos se entrelazaron mientras él elevaba las de ella hasta sus hombros. Lali dejó las manos allí y permitió que él la mirara, temblando ligeramente mientras los ojos de Peter recorrían su esbelto cuerpo. A Lali le resultaba imposible mirarlo a la cara, pues tenía miedo de lo que pudiera descubrir en ella. Quería serlo todo para él. Quería ser perfecta para él. Él recorrió el cuerpo de Lali de arriba abajo con la mirada y volvió a recorrerlo en sentido contrario y con lentitud hasta su cara, y sus ojos se oscurecieron de pasión.

—Sabía que eras hermosa —susurró Peter—. Sabía que te desearía, pero nunca imaginé nada parecido a esto.

Peter la cogió en brazos y la llevó hasta la cama sin hacer ruido. Ella se abrazó a él con abandono, mientras sus piernas colgaban en el aire desde el brazo que él había deslizado por debajo de sus rodillas. El mundo entero pareció inclinarse cuando él la dejó encima de la cama. Peter se quitó los pantalones y se inclinó sobre ella. Lali se mordió el labio inferior para contener un gemido y cerró los ojos mientras él deslizaba la boca hasta sus pechos.

Lali se retorció debajo de él con nerviosismo, anhelando sentir el peso de su cuerpo sobre el de ella y Peter deslizó una mano hasta el estómago de Lali y la presionó contra el colchón.

—Despacio —murmuró Peter mientras rozaba con las yemas de los dedos la curva de la cadera de Lali—. Despacio y con paciencia. Lali...

—Quiero ser tuya.

—Ya lo eres.

—Quiero tenerte dentro de mí.

—Todavía no. —Peter deslizó la lengua por el esternón de Lali y ella se estremeció—. Todavía no. Tenemos tiempo.

Ella le acarició el pelo. Le encantaba su tacto y poder tocarlo con libertad. En aquel momento, él le pertenecía. Él era de ella. Poco a poco, los pensamientos de Lali se vieron silenciados por las tiernas manos de Peter y sus palabras, palabras susurradas al azar con las que la alababa, la animaba a responder y aumentaba su placer.

—Tus caderas encajan a la perfección en mis manos... Eres tan suave aquí..., y aquí. Acércate... Déjame tocarte. No seas tímida conmigo. Me encanta el olor de tu piel... Huele a flores. ¿Qué quieres? Coge mi mano y enséñamelo... Sí, así...

Peter estaba decidido a conocerla mejor de lo que ella misma se conocía. Todos sus secretos le fueron arrancados en la oscuridad. Todo lo que era íntimo y privado fue revelado. Ella no le negó nada y contestó a preguntas silenciosas que nunca imaginó que él formularía. La necesidad de conocerlo de la misma forma, de comprender su cuerpo, era como un fuego devorador.

Lali deslizó las manos hasta las caderas de Peter y él contuvo el aliento. Las yemas de los dedos de Lali rozaron la línea donde empezaba el vello áspero que crecía en la zona baja de su abdomen. Lali titubeó mientras sus dedos merodeaban cerca del miembro excitado y pulsante de Peter y él supo que se sentía insegura. Peter ansiaba sentir sus manos en él, aquellas manos pequeñas y femeninas que necesitaban aprender cómo tocar a un hombre.

—Lali... —Peter colocó la mano encima de la de Lali y ella la apartó como si se hubiera quemado—. No, no, deja que te enseñe —declaró Peter. Le resultaba difícil hablar con voz suave cuando su cuerpo temblaba de ansiedad—. Prepárame para ti —pidió a Lali mientras cogía con decisión su mano, la colocaba alrededor de su miembro y le enseñaba cómo proporcionarle placer.

Lali se ruborizó en la oscuridad y puso en práctica, con torpeza, aquella íntima lección, alentada por el temblor de los dedos de Peter y los latidos acelerados de su corazón. Lali deslizó la mano hacia arriba y hacia abajo, sin apretar, y deteniéndose de vez en cuando para sentir la sedosa textura de su piel. La respiración de Peter soplaba en ráfagas aceleradas en el pelo de Lali conforme ella se volvía más atrevida y, al final, él le soltó la mano permitiendo que ella lo tocara con libertad. Lali le formuló las mismas preguntas que él le había formulado acerca de lo que le gustaba y lo que le hacía sentir bien y él le contestó con una suave risa.

—Eres un ángel —murmuró Peter mientras la besaba con posesividad, llevaba las manos de Lali a su rostro y las apretaba contra sus mejillas—. Un ángel...

Peter siguió besándola mientras sus dedos buscaban entre la maraña de vello húmedo que había en la entrepierna de Lali. Poco a poco, Lali sintió la intrusión de sus dedos en su cuerpo, se sobresaltó y sus muslos se tensaron.

—No te tenses —declaró Peter con voz ronca—. Relájate. Déjame entrar, cariño.

Ella intentó relajar la tensión interior mientras sentía que el dedo de Peter se deslizaba más y más adentro. El dedo de Peter se movía de una forma ágil y sensible, deslizándose y acariciándola hasta que ella se arqueó hacia él, exhaló un leve gemido y se quedó inmóvil presa de una oleada de placer. La base de la mano de Peter frotó con ternura la suave zona que había entre los muslos de Lali alargando su éxtasis el máximo posible.

Lali, exhausta y temblorosa, se relajó bajo el cuerpo de Peter y, cuando abrió los párpados, no sabía si habían pasado horas o minutos. Él se apoyó en los codos y contempló el rostro de Lali con ojos ardientes. Lali le rodeó el cuello con los brazos y, de una forma lánguida y ansiosa al mismo tiempo, lo acercó más a ella mientras él le separaba las piernas con las rodillas y la penetraba.

La prolongada e invasiva penetración hizo que Lali se estremeciera de dolor, pero ella se rindió al dolor en lugar de resistirse a él y aceptó la plenitud de Peter en su interior. Peter apartó con delicadeza el pelo de la frente de Lali y besó la humedad salada de su piel. Sus pulmones se expandieron en oleadas mientras la profundidad de las entrañas de Lali lo sujetaban con una presión de terciopelo. Peter se movió con un ritmo cuidadoso y regular y, antes de que pudiera enseñarle nada más, ella levantó las caderas en respuesta a sus penetraciones. Los ojos vidriosos de Lali buscaron los de Peter.

—¿Qué sientes? —le preguntó Lali.

Peter inclinó la cabeza hacia ella y su pelo moreno cayó sobre su frente. Durante unos instantes, permaneció en silencio mientras buscaba las palabras adecuadas para describir cómo se sentía. Entonces tragó saliva con fuerza y sacudió la cabeza.

—No puedo describirlo —declaró con voz ronca—. ¿Y tú?

—Siento que formas parte de mí —murmuró ella—. Somos una sola persona. Y no quiero separarme de ti nunca más.


Peter tiró de las caderas de Lali hacia él y la penetró con un ímpetu repentino. Llevados por el nuevo ritmo que él había establecido, buscaron juntos una unión más profunda y, hechizados, se amaron hasta que el mundo se desvaneció a su alrededor. Peter buscó la boca de Lali con la suya y exhaló un gemido final en la boca de ella mientras experimentaba la misma explosión de éxtasis que contraía la carne de ella alrededor de la de él. Entonces ambos se desplomaron sobre el colchón, exhaustos y embargados por una sensación de plenitud.

Continuará...

+10 :)!!

14 comentarios:

  1. Por fin se dejaron de joder y admitieron lo que les pasa!!!

    ResponderEliminar
  2. Y ahora? Los descubren? Y Benjamín? Y el asesinato de Nico? Sube otro!!!

    ResponderEliminar
  3. Comienzo a pensar k Alelí siendo una niña se forjó todo.
    Y no pasa nada d lo k dijo,al menos seguro k no lo referente a Peter.
    "Mariana",ya sabe la clase d persona k es él.
    X fin tienen su momento.
    Aunque las palabras d Benjamín .....

    ResponderEliminar
  4. Lali deberia confesarle lo q sabe.. ...subi otro

    ResponderEliminar
  5. Ojala Nico acepte esa relación

    ResponderEliminar
  6. Y que Peter no sea su asesino

    ResponderEliminar
  7. Usaron preservativo? existia en esa epoca ? Lali queda embarazada?

    ResponderEliminar