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miércoles, 9 de enero de 2013

CAPÍTULO 18 y 19


Era temprano, pero el bochorno y la quietud ya habían hecho acto de presencia. Lali salió de la casa con cautela, abrochándose aquella horrorosa camisa negra. 

Intentó no hacer ningún ruido para no despertar a Peter, que seguía dormido. No disponía todavía ni de la fuerza ni del aplomo suficiente para enfrentarse a él. A medida que se acercaba a la orilla del lago, sintió una desconocida irritación entre las piernas. El recuerdo de lo ocurrido la noche anterior hizo que le subiesen los colores.

Nada de lo que ella había leído o le habían contado, ni la doctrina religiosa, ni los conocimientos médicos que impartía su padre, nada la había preparado para lo experimentado la noche anterior. Eran muchos los que opinaban que una mujer decente no debía sentir placer ni siquiera cuando mantenía relaciones con su marido. 

A decir verdad, su modo de reaccionar ante un extraño había sido inexcusable. Y no sólo era que Peter fuese un extraño, era un pirata, un carroñero que mataba y robaba alegremente. El sentimiento de culpa le revolvió el estómago. Era incroyable que hubiese caído tan bajo; no hacía ni tres días que Pablo había sido asesinado. Jamás habría imaginado que su naturaleza ocultase un lado tan deleznable, y se odió por ello; incluso más de lo que odiaba a Peter.

Lali tuvo que esforzarse para no llorar cuando dejó la camisa negra en la orilla del lago y se lavó las manchas de sangre que tenía en los muslos. Porque ya no tenía derecho a llorar, no podría permitirse aquel lujo nunca más. Era responsable de lo que había hecho la noche anterior, y dudaba que en toda una vida de plegarias llenas de remordimiento pudiese liberarse del pecado y la vergüenza.

«Pablo —pensó con dolor—, me alegra que no pudieses descubrir la clase de mujer que soy en realidad.»

Se lavó dubitativa, viendo crecer su remordimiento al descubrir un nuevo arañazo sobre su pálida piel. Peter había dejado sus marcas. Al recordar cómo ella se había apretado y retorcido contra su cuerpo se mordió el labio superior.

Oyó un crujido a su espalda. Se volvió y lo vio a un par de metros. Sólo llevaba puestos sus gastados pantalones. Parecía sentirse como en casa en aquel paraje; más cómodo, supuso Lali, de lo que lo estaría en un entorno más civilizado.

Peter recorrió su brillante cuerpo desnudo con la mirada, y su interés no disminuyó después de que ella recogiera la camisa para cubrirse.
—Peter: No vuelvas a alejarte de mí —le dijo él.
Ella le dedicó una mirada despectiva.
—Lali: Haré lo que me venga en gana —se atrevió a replicar.
—Peter: Harás lo que yo te ordene si tienes en estima tu cuello. Todavía no estamos en Nueva Orleans.
La amenazadora suavidad de su voz le provocó un escalofrío.
—Lali: D'accord —cedió, aunque la palabra se le atragantó. Se apartó un poco de la orilla del lago con la camisa apretada contra el cuerpo.

Peter se acuclilló y se lavó la cara con brío. Unas cuantas gotas centellearon como diamantes sobre su piel bronceada. Se volvió y la miró con los ojos entornados.
—Peter: ¿Cómo es que eras virgen? —Tener tacto era una cualidad que él había olvidado hacía mucho tiempo.

Lali se ruborizó. A pesar de haber compartido con aquel hombre una intimidad mayor que la compartida con nadie, no sabía nada de él. Era casi imposible confesarle algo tan personal. Aun así, si no respondía por voluntad propia él la obligaría a hacerlo.
—Lali: Pablo era un caballero. Él... él dijo que esperaría hasta que yo me sintiese cómoda con él para... para cumplir con mi deber de esposa.
—Peter: Cumplir con tu deber de esposa —se burló aquel bribón desalmado—. No hay duda de que no te presionó, si vamos a eso. Pero a tu edad... ¿Cuántos tienes, veinticuatro, veintitrés...?
—Lali: Veintitrés —admitió a regañadientes.
—Peter: En Nueva Orleans te habrían considerado una auténtica solterona. A tu edad tendrías que haber recibido a Pablo en tu cama con lágrimas de gratitud. Pero tú le pediste que esperase.
—Lali: Ojalá no lo hubiese hecho —musitó ella, aunque él la oyó perfectamente.
—Peter: Eso mismo digo. Dios sabe que no me había pasado por la cabeza que fueses virgen.
—Lali: De haberlo sabido, ¿me habrías dejado en paz? —preguntó con amargura.

Él la miró a los ojos.
—Peter: No.
Nada de disculpas, ni siquiera un amago de preocupación por cómo se sintiese ella esa mañana. Lali se debatía entre la repulsa y la autocompasión. ¡No era más que un bruto insensible!

CAPÍTULO 19

—Peter: No has perdido nada —dijo él, captando la rabia en su mirada—. Nadie sospechará nunca que no fue Pablo quien te desfloró.
—Lali: No me preocupa lo que he perdido —respondió sarcástica.
Peter enarcó las cejas.
Lali arrugó la frente.
—Lali: Estoy hablando de las consecuencias, algo que sin duda nunca te has detenido a considerar. ¿Qué ocurriría si concibo un niño como resultado de lo de anoche?

A pesar de que Peter no reflejó emoción alguna, en su interior se asustó. Ella estaba en lo cierto, nunca antes se había detenido a considerar esa posibilidad. Después de todo, las mujeres con que él solía relacionarse poseían remedios para prevenir o evitar embarazos no deseados. Pero una chica católica francesa de buena familia no estaba versada en semejantes materias.
—Peter: Es una posibilidad —dijo—. No la más probable. Pero de ocurrir, tendríamos que sobrellevarlo.
—Lali: Jamás lo sabrás —replicó con auténtico odio—. No estarás ahí para saberlo.
—Peter: Lo sabré.
—Lali: ¿Cómo? ¿Conoces a alguien en Nueva Orleans que pueda contarte esa clase de cosas? —Al ver que no respondía, Lali sintió un destello de ira—. ¿Por qué todo tiene que ser un misterio? ¿Qué soy para ti y qué quieres de la familia Vallerand? ¿Vas a llevarme con ellos o tienes pensado pedir un rescate? —No respondió, y ella le volvió la espalda—. Vraiment, ahora ya me importa bien poco. No me preocupa dónde voy ni qué va a pasar. ¡Lo único que quiero es que esto acabe! —Se le posó un mosquito en el brazo y ella lo aplastó enfadada—. ¡Odio los insectos y odio los pantanos! ¡Quiero irme de aquí! Quiero comida de verdad, y bañarme, y tener ropa limpia. Quiero una cama blanda y... —su voz sonó lastimera— ¡quiero peinarme!

Peter arrugó la nariz, anonadado. Su demostración de carácter de esa mañana resultaba tranquilizadora, una muestra de que ella no había perdido la razón. Se colocó a su espalda y ella inspiró hondo. Tomó un mechón de cabello que descansaba sobre su hombro y lo examinó.
—Peter: Si, necesita un buen cepillado —convino con ella.
Ella no se volvió.
—Lali: ¡No te burles de mí!
—Peter: Te compraré un cargamento de cepillos.
—Lali: ¿Para compensar lo de anoche?
Él rió suavemente.
—Peter: ¿Eso te satisfaría?
—Lali: No hay nada que puedas darme que compense lo que me hiciste.
—Peter: Por lo visto, no tienes ni idea de lo que puedo ofrecerte.
—Lali: ¿Un cargamento de cosas robadas? —replicó ella con sarcasmo—. Merci, non.

Se apartó de él, pero Peter la siguió y la hizo volver agarrándola por los hombros.
—Peter: Eso y mucho más —murmuró—. No tengo por qué llevarte con los Vallerand. Podría hacer otro arreglo. —La sujetó con más fuerza cuando ella intentó zafarse—. Tranquila. Nunca he tenido a una mujer con clase entre mis brazos. Voy a disfrutar de ello mientras pueda. Eres una mujer intrigante, Lali. No voy a dejarte marchar por las buenas. Y al contrario de lo que piensas, no fui el único que obtuvo satisfacción anoche.
—Lali: ¿Qué dices? —repuso ella, revolviéndose.
—Peter: Me refiero a que las cosas podrían ser muy placenteras entre nosotros. En lugar de llevarte con la familia Vallerand, podría cuidar de ti.
Ella se quedó rígida.
—Lali: ¿Para qué?
Él la estudió con sus intensos ojos miel al tiempo que una media sonrisa se dibujaba en sus labios.
—Peter: Te estoy dando la posibilidad de escoger. Podemos ir a cualquier parte del mundo. Hay lugares más exóticos y hermosos de lo que jamás podrías imaginar. Si te cansases de viajar, te montaría tu propio hogar; incluso dos o tres si lo deseas. Tendrías dinero para gastarlo en lo que quisieses. Lo único que te pediría a cambio es que no te negases a estar conmigo en la cama.
—Lali: ¿Y soportar más noches como la de ayer? —replicó ella, sintiéndose ultrajada.
—Peter: Puedo prometerte experiencias más agradables en el futuro.
—Lali: Me estás pidiendo que sea tu concubina—dijo ella con voz ahogada.
—Peter: Pues sí —respondió él secamente.

Ella lo miró con los ojos como platos.
—Lali: ¿Cómo puedes pensar que algo así puede interesarme? ¿Cómo puedes considerar siquiera esa posibilidad? Lo único que he deseado en mi vida es lo que quiere toda mujer, tener un marido e hijos, y un hogar tranquilo...
—Peter: ¿En serio? Pues anoche era otra cosa lo que querías.

Horrorizada, Lali reconoció la verdad de aquellas palabras. Había otra parte de su personalidad, algo que mantendría oculto para el resto de sus días. El la había obligado a descubrirlo.
—Lali: Me desagradas —dijo titubeante.
El sonrió.
—Lali: Te aprovechaste de mí —prosiguió ella—. Jamás me había comportado de ese modo y nunca me había sentido así respecto a mi marido. No puedes comprarme como si fuese una prostituta, tú... ¡monstruo insolente! Eres sucio, descuidado, bárbaro... ¡Desde luego eres repugnante! Sé exactamente quién eres y de dónde vienes. ¡Eres una rata de alcantarilla!
—Peter: ¿Eso significa que no?
Estaba tan airada que ni siquiera pudo contestar.

Él siguió sonriendo unos segundos, y después su expresión se hizo seria.
—Peter: Mírame.

Lali sintió que se le detenía el corazón: era la misma palabra que le había dicho hacía unas horas al calor de la pasión.
—Peter: He dicho que me mires, Lali.

A regañadientes, alzó la vista y obedeció.
—Peter: El dolor que sentías por tu marido tal vez sirvió como excusa la primera vez. Pero no la segunda.

Continuará...
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+15 y massssssssssssss.... :)

15 comentarios:

  1. Para mi que Peter tiene la re plata no?? porque tantas cosas que le ofrece, esconde algo de su pasado que me parece algo interesante... jajajja AMO las caritas de reacciones te lo juro!!! bueno por lo menos le es sincero (? jajajaja me encanto el cap muchas gracias por publicar tantos Daniiii MAS POR FAS @LuciaVega14

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  2. Lina (@Lina_AR12)10 de enero de 2013, 0:48

    Pobre Lali!Y él me intriga mucho!

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