CAPÍTULO 76

Mientras los hombres de Legare arrastraban a Lali por el corredor, una figura oscura salió de la nada. El brillo de un cuchillo surcó el aire y las brutales manos que la sujetaban se aflojaron y cayeron a un lado. Lali enmudeció de golpe. Estaba paralizada. De repente, las aguileñas facciones de Maxi así como sus lustrosos ojos negros se situaron frente a ella, que lo miró desconcertada y permitió que la apartase de los dos cuerpos que yacían en el suelo.

—Lali: ¿Maxi? —logró susurrar recuperando el habla—. Maxi, tienen a Peter ahí dentro... —Intentó detenerle y hacer que volviese sobre sus pasos, pero él siguió tirando de ella inexorablemente.

—Maxi: Rápido, rápido, no tardarán en aparecer —dijo.

—Lali: Sí, pero Peter...

—Maxi: No te preocupes por él.

En ese momento se oyó un atronador estallido proveniente de la celda, provocando que casi perdiesen el equilibrio. Las paredes y el suelo temblaron.

—Lali: ¿Qué ha sido eso?

Justo cuando Legare iba a clavarle el cuchillo a Peter, la pared que se extendía a su izquierda explotó, haciendo saltar centenares de astillas y llenándolo todo de humo y ceniza. La potencia de la explosión lanzó hacia atrás a los hombres que estaban más cerca dela pared. Aturdido, Peter quedó colgando de las cadenas. El zumbido de sus oídos le impedía oír cualquier sonido. El tiempo pasó con dislocada lentitud.

Durante unos segundos se quedó a oscuras, pero al poco fue consciente de los movimientos de los hombres que salían corriendo y caían por el suelo.

—Peter: Lali —farfulló, y alzó la cabeza atontado.

Varias caras familiares aparecieron delante de él. Lo descolgaron del gancho y lo sostuvieron mientras intentaba caminar, arrastrando las cadenas por el suelo. El mundo se estabilizó, y numerosos integrantes de su tripulación atravesaron el hueco que había quedado en la pared reventada. Entre ellos, Sans-Nez y Duffy.

—Peter: La mujer... —dijo.

—Está sana y salva, se la ha llevado Maxi.

Miró alrededor. Legare había desaparecido. Una vez liberado, Peter caminó cojeando entre los cuerpos diseminados por el suelo, ignorando el dolor que sentía en la pierna,

—Peter: Vico...

A Vico le había alcanzadola explosión. Peter buscó el pulso y comprobó que había muerto.

Peter se sorprendió al notar que, a pesar de haber cometido la peor de las traiciones, todavía podía sentir lástima por él. Quería gritar de furia, indignación y pena. Con un gesto dedicado le cerro los ojos. Luego se puso en pie y observó los laxos rasgos en una especie de trance. Entendía por qué Vico se había vuelto contra él. Después de todo lo que habían vivido juntos, Vico creyó que Peter lo traicionaba. No había tenido otra opción que unirse a las filas de Legare.

Habría permanecido allí largo rato, pero era consciente de que sus hombres lo observaban, esperando. Se volvió hacia ellos y tendió sus muñecas.

—Peter: Quitadme esto —dijo—. Legare organizará a sus hombres muy rápido... No disponemos de mucho tiempo. —Pusieron manos a la obra con los grilletes utilizando herramientas, golpeando en los pernos que los mantenían alrededor de sus muñecas—. Han volado todo el muro... —Peter sacudió la cabeza para despejarse—. Maldita sea, ¿cómo sabian que no estaría colgado contra esa pared?

Todos sonrieron.

—Esperábamos que no lo estuvieses —dijo Sans-Nez.

Los grilletes cayeron de sus magulladas manos.

—Peter: ¿Estan seguros que Maxi tiene a la mujer? —preguntó.

—Sí.

Todos lo miraron expectantes. Peter asumió el mando de inmediato y empezó a impartir órdenes. Mientras hablaba, su mente repasabala situación. Vico había muerto, Lali estaba en peligro y Maxi sabría Dios dónde estaría. Tenía que llevar a cabo lo planeado, pero con leves cambios. Antes de nada tenía que encontrar a Lali y asegurarse de que estaba a salvo.

—Peter: Se aproxima una flotilla dela marina. Ochobarcos o más —informó con rapidez—. Tomen los cañones de las dos baterías principales de la fortificación y disparen a los navíos piratas fondeados en el puerto que no hayan desmantelado. Los hombres de Legare intentarán tomar posiciones. No disparen a nada que luzca la bandera americana. Disparen a la taberna y a las santabárbaras. —Hizo una pausa antes de añadir con aspereza—: Yo iré en busca de Legare.

—Ándate con ojo, Peter —le advirtió Duffy—. Dispararemos donde nos has indicado y apuntaremos bien, pero si te interpones en la línea de fuego te dispararán.

Peter le echó un vistazo a su maltrecho cuerpo.

—Peter: No sé sí lo notaría —murmuró, e hizo un gesto para que se pusieran en marcha.

Duffy le tendió un cuchillo y un estoque. Peter enfundó el cuchillo en su bota y examinóla espada. Era un arma sencilla y bien equilibrada, con empuñadura corta y una cazoleta pasable.

Peter salió al corredor y los demás se dispusieron a cumplir las órdenes del capitán. Era consciente de que Duffy iba tras él, observándole. Peter se volvió y lo miró ala cara. Su cojera, apenas perceptible la mayoría del tiempo, era ahora muy pronunciada.

—Peter: ¿Qué sucede? —le espetó.

—Lo acompañaré en busca de Legare, capitán.

Peter lo escrutó con sus penetrantes ojos azules. Media cara estaba iluminada por la luz de las antorchas, la otra mitad en penumbra.

—Peter: No; lo haré solo. Ni siquiera el demonio podría detenerme.

Duffy asintió y se marchó, satisfecho con lo que había apreciado en el rostro de Peter.

Continuará...

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+15.... :D!!!